HOMENAJE A VÍCTOR JARA
SANTIAGO
Un hombre y una mujer por las calzadas
caminan
Y de soslayo se miran
Suave casi sin querer.
Les parece que mil ojos les examinen
sus vidas
Atesoran cual cerrojos
En el alma sus heridas.
Son como niños perdidos, como si a
nadie importaran
Carne y dolor, desposeídos,
Sin manos que los cuidaran.
En cada esquina un lacayo y un
confidente al que ampara
Llenos de odio sin desmayo
Antes de hablar te disparan.
Persiguen siempre al acecho los
ideales más preciados
Quienes construyen derechos
Gravemente torturados.
Una radio clandestina, una guitarra
rasgada
Una voz inconfundible
A su Amanda recordaba.
Con panfletos por las calles llaman a
las barricadas
Los recelos son terribles
La lucha muy complicada.
Pendiente de las esquinas con su papel
en las manos
Preguntan a las vecinas
Por primos y por hermanos.
Los milicos llegan raudos por una
calle cercana
Excusando los saludos
Saltaron por la ventana.
Sin tiempo y acorralados por la
incierta retirada
Cogiéndose de las manos
Víctor le dijo a su amada:
Llegó la hora compañera de fijar
nuestras miradas
De mostrar la bandera
De nuestras vidas honradas!
Cantando sobre sus penas en su eco que
no escuchaba
El fragor de las
cadenas
A su amada se llevaba.
Una vez detenido preso en el estadio
Le rompieron los dedos
Y su lengua cortaron.
Después cuarenta tiros desmembraron su
vida
Que con saña tiraron
En terrenos baldíos.
Hoy por fin condenaron a los crueles
verdugos
Tras cuarenta y cinco años
A cárcel y vergüenza.
Tú vives con tu pueblo amigo Víctor
Jara
Y en millones de obreros
Que te esperan al Alba.
Y ten siempre presente: que te
recuerda Amanda.
Néstor Volin
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