37 Años del asesinato de
Yolanda González
Tenía solo 19 años y toda la vida
por delante cuando, el 1 de febrero de 1980, miembros del partido de extrema
derecha Fuerza Nueva asesinaron a Yolanda Gonzalez Martín, estudiante y
militante socialista-revolucionaria. Ahora, cuando se cumplen treinta y cuatro
años del crimen cometido en plena transición democrática, el 3 de febrero de
2014 se va a celebrar un homenaje a la luchadora antifascista, en el Ateneo de
Madrid, con la proyección del documental “Yolanda en el país de los
estudiantes”, dirigido por Isabel Rodríguez y Lander Castro. Como escribe un
militante libertario, comentando el aniversario “ésta es una oportunidad más para no olvidar nuestro
pasado histórico más reciente y una oportunidad para recordar que con
legislaciones similares a la que quieren ‘regresarnos’ afloran comportamientos
y situaciones” como la que acabó con la vida de Yolanda González. Nada extraño,
por otra parte, cuando además estamos asistiendo en distintos países de Europa
a un crecimiento preocupante de la derecha más extrema, recalcitrante,
fundamentalista y asesina (el caso de Grecia o Alemania contra los
inmigrantes).
Yolanda González Martín era la
representante del Centro de Formación Profesional de Vallecas (Madrid) en la
Coordinadora de Estudiantes de Enseñanza Media. Se había trasladado a la
capital de España un año antes para iniciar estudios de electrónica en dicho
Instituto. Compaginaba sus tareas formativas, militancia política y estudiantil
con eventuales trabajos como empleada del hogar para tener autonomía financiera
respecto a su familia, que era de carácter obrera. Era militante del trotskista
Partido Socialista de los Trabajadores,1 un pequeño grupo político que no era
aún legal, que provenía de una escisión de la Liga Comunista Revolucionaria en
el otoño de 1979 denominada “Fracción Bolchevique“. A los 16 años se afilió a
las Juventudes Socialistas de España dentro de la corriente izquierda
socialista en su Bilbao natal, para evolucionar, posteriormente hacia el
trotskismo.
Yolanda González Martín fue
secuestrada a última hora de la tarde del día 1 de febrero de 1980 en su
domicilio, en la calle Tembleque (Barrio de Aluche) de Madrid, cuando se
hallaba sola en el “piso de estudiantes” que compartía con su novio y otra
compañera del PST, al que los secuestradores irrumpieron engañando a Yolanda
enseñando carnés falsos policías.
Al regresar a medianoche, su
novio encontró todo ordenado y las luces encendidas, pero no estaba ni Yolanda
ni la otra compañera. Pensó que estarían en alguna reunión tardía. Al
despertarse en la mañana del día 2 de febrero notó, extrañado, que el bolso,
cartera y DNI de Yolanda estaban en la mesa del salón, preocupado por si
hubiera sido detenida hizo varias gestiones telefónicas en instancias
policiales y judiciales de Madrid para averiguar su paradero, sin resultado. En
la misma mañana al regresar la compañera de piso y de partido, con dos amigos,
se encontró en el piso con policías de paisano registrando la vivienda. Fueron
llevados a la Dirección General de Seguridad donde fueron interrogados sobre
sus actividades políticas y su posible relación con ETA. El novio, por la
tarde, al acudir a la sede del partido le informaron sobre el fatal destino de
Yolanda. Al parecer, los secuestradores
se presentaron el día 1 por la mañana en la vivienda y al no encontrar a nadie
decidieron volver por la tarde-noche.
Yolanda González Martín fue
asesinada por los miembros de Fuerza Nueva Emilio Hellín Moro e Ignacio Abad
Velázquez, que contaron con la colaboración de varios sujetos más (José Ricardo
Prieto, Félix Pérez Ajero, Juan Carlos Rodas Crespo y David Martínez). Juan
Carlos Rodas Crespo (que era agente de la Policía Nacional anteriormente
Policía Armada, posteriormente denominado Cuerpo Nacional de Policía, CNP ),
participó en la vigilancia del exterior de la vivienda junto a otros cómplices,
mientras Emilio Hellín Moro e Ignacio Abad Velázquez subían para secuestrarla.
Al enterarse de su muerte al día siguiente, por la prensa, Juan Carlos Rodas
Crespo sorprendido, y arrepentido por el resultado final de lo que creía era un
simple interrogatorio, denunció los hechos ante sus superiores policiales de
Getafe, lo que aceleró las investigaciones y la resolución del caso.
Emilio Hellín Moro e Ignacio Abad
Velázquez tras engañar a Yolanda exhibiendo enseñas policiales falsas,
reducirla, y registrar de forma rápida las habitaciones (temerosos de que los
otros inquilinos de la vivienda ingresaran de forma sorpresiva), la
secuestraron y fue llevada en el automóvil de Emilio Hellín Moro por ambos,
siendo maltratada e interrogada por el camino, hasta el lugar de su asesinato,
donde una vez bajada del vehículo fue disparada, con una pistola P-38 Walther,
calibre 9 milímetros Parabellum por Emilio Hellín Moro dos veces a unos 70-80
centímetros en la cabeza (región temporal derecha, con sendos orificios de
salida en la región occipital izquierda), y rematada por Ignacio Abad Velázquez
con otro disparo (cara externa del antebrazo derecho, con orificio de entrada y
salida que posteriormente produjo contusión erosiva en la mama izquierda) con
una pistola Star calibre 9 milímetros Parabellum, estando aún con vida, según
relata la sentencia condenatoria. El cadáver de Yolanda fue encontrado por dos
trabajadores en torno a las 9 de la mañana del día 2 de febrero de 1980 en un
camino cercano al kilómetro 3 de la carretera que une Alcorcón con San Martín
de Valdeiglesias(Madrid).
En el momento del hallazgo del
cadáver, Yolanda vestía debajo de su jersey una camiseta blanca con el escudo
de las siete provincias vascas y una medalla con el lauburu, lo que llevó a la
policía a determinar que el crimen tenía connotaciones políticas.
Los autores del asesinato lo
justificaron diciendo que Yolanda pertenecía a un comando de ETA, en Madrid y
como venganza por el asesinato a primera hora de la mañana del día 1 de febrero
de 1980 de 6 Guardias Civiles en
Ispáster en un atentado de ETA. Unas acusaciones absurdas e imposibles
ya que el PST al que pertenecía Yolanda González Martín no formaba parte de la
izquierda abertzale y sus postulados no eran nacionalistas sino
internacionalistas y rechazaba explícitamente la violencia de ETA.
El asesinato fue reivindicado por
Emilio Hellín mediante un télex enviado a la agencia EFE, firmado por el
denominado “Grupo 41″ del Batallón Vasco Español con estas palabras:“El
Batallón Vasco Español, grupo operativo-militar, reivindica el arresto,
secuestro y ejecución de Yolanda González Martín, natural de Deusto, integrante
del comando de ETA, rama estudiantil-IASI-, del que también forman parte otras
dos personas con domicilio en Madrid y que utilizan como tapadera y acción de
masas a grupos políticos de ideología trotskista y maoísta, donde se amparan
sus actividades.
Por una España grande, libre y
única.
¡Arriba España!”.
La Audiencia Nacional procesó
(1980), juzgó, sentenció y condenó (1982) por dicho acto criminal a: Emilio
Hellín Moro, Ignacio Abad Velázquez, José Ricardo Prieto, Félix Pérez Ajero,
Juan Carlos Rodas, y David Martínez Loza, a diversas penas según su implicación
penal, bajo el Código Penal vigente en su momento, en los hechos enjuiciados:
•Emilio Hellín Moro (algo más de
43 años de condena), asesinato, allanamiento de morada, detención ilegal, depósito
de armas de guerra, armas de defensa, municiones, tenencia de explosivos,
falsificación de DNI, uso público de nombre supuesto.
•Ignacio Abad Velázquez (algo más
de 28 años de condena), asesinato, allanamiento de morada, detención ilegal,
tenencia ilícita de armas.
•Félix Pérez Ajero (algo más de 6
años de condena), allanamiento de morada, detención ilegal, tenencia ilícita de
armas.
•José Ricardo Prieto (algo más de
6 años de condena), allanamiento de morada, detención ilegal, tenencia de
explosivos.
•David Martínez Loza (algo más de
6 años de condena), inducción de allanamiento de morada, detención ilegal. Era
en el momento de la comisión del delito Jefe Nacional de Seguridad de Fuerza
Nueva.
•Juan Carlos Rodas (3 meses de
condena), allanamiento de morada, detención ilegal. La levedad de la condena se
debe a su colaboración con la justicia.
El Tribunal, sin embargo, no
quiso condenarles por asociación ilícita o banda armada, aduciendo que para
ello se necesitaban requisitos tales
como mayor número de integrantes, jerarquía orgánica, y otros. Las penas
impuestas fueron superiores a las que pedía el Ministerio Fiscal y las
acusaciones particulares. Las condenas fueron impuestas por la sala 1 de lo
Penal de la Audiencia Nacional.
En 2013 se divulgó que Emilio
Hellín habría estado trabajando para los Cuerpos y Fuerzas Generales de la
Seguridad y del Estado en técnicas de espionaje y rastreo informático con los
diversos gobiernos de la democracia. Según manifestó después el interesado, no
se trataba Emilio Hellín, fallecido en 2008, sino Luis Enrique Hellín, su
hermano. Sin embargo, en 1996 habría cambiado su nombre como refleja el acta de
nacimiento. El Ministerio del Interior confirma la contratación de sus
servicios para instruir a los policías en diferentes cursos desde 2006 a 2011.
El diario Público (fuente Europa Press) informó de que cuatro agentes de la
sección de Nuevas Tecnologías de la Policía Científica de la Ertzaintza
asistieron a un curso impartido por dicha empresa en Madrid en el año 2008. Para
Asier González, hermano de Yolanda, Emilio Hellín daba cursos a policías por la
pervivencia del franquismo en las instituciones españolas. En junio de 2013,
pasados tres meses después de conocerse la noticia la respuesta del Ministerio
del Interior seguía siendo el silencio.