Entraron los bárbaros. Cádiz y el 18 de julio de 1936
Cádiz 18 de julio 1936 declaración de guerra en la Plaza de
San Juan de Dios Este artículo lo escribió, un viejo militante de la CNT-AIT de
Cádiz, que ya nos dejó y se publicó por jóvenes Anarcosindicalistas de la
CNT-AIT de Cádiz, que éran miembros de un Ateneo Libertario “Ateneo de Estudios
Sociales “ Fermín Salvochea”. Estos recuerdos se publicaron en Julio de 1979 en
una revista de la cuál se editaron varios números que se llamaba “Germinal”. No
podíamos dejar de dedicarles unas líneas a los hechos ocurridos en esta Ciudad
en aquellas fechas luctuosas del mes de Julio del 36 que dicho sea de paso.-
veníamos denunciando desde hacia tiempo en nuestra prensa Confederal y
Libertaria, como en todos los actos públicos, lo que el fascismo y las derechas
reaccionarias venían preparando contra la República y el pueblo en General.
Desde el primer momento de la sublevación, los hombres mas
representativos de la U.G.T. y de la C.N.T., igualmente de los partidos
políticos de izquierda, se personaron en el Gobierno Civil, para entrevistarse
con el Gobernador Civil de la provincia, Don Mariano Zapico. Se le planteó la
urgente necesidad a la situación creada por las fuerzas sublevadas, que se les
entregaran algunas armas a los hombres mas responsables de las dos Centrales
Sindicales, y también a los representantes de los partidos de Izquierda,
teniendo en cuenta que, en ese mismo edificio se hallaban las armas
intervenidas por la aduana del alijo descubierto en un barco cargado de carbón
en este puerto, destinadas a los elementos falangistas y de derechas. El señor
Zapico, desgraciadamente para el y para todos, confió más en la palabra de
“honor” dada por el General López Pinto que en la de los hombres que en
aquellos momentos críticos estaban dispuestos de verdad a defender la República
con todas sus consecuencias.
Las buenas y asustadizas palabras del Señor Zapico no
convencieron a los allí reunidos que trataron por todos los medios de
convencerle de su grave error, error que mas tarde pagaría con su vida y
también de las demás personas que desde el primer momento trataron de ayudarle
a él y al régimen que en ese momento representaba. Mas tarde, el Señor Zapico
sería fusilado en el Castillo de Santa Catalina en compañía de unos hombres que
en todo momento fueron leales a la República: El Teniente Coronel de
Carabineros, D. Leoncio Jaso Paz, D. Antonio Yañez, Capitán de la Guardia de
Asalto, y el telegrafista de servicio del Gobierno Civil, Parrilla Asensio,
socialista y muy querido por todos nosotros y por todos sus amigos y
compañeros.
El 18 de Julio de 1.936, sobre las 15 horas, el ejército
sale a la calle. Son el Regimiento de Artillería y el de Infantería declarando
el estado de Guerra. Mientras unos de los contingentes leían y fijaban los
bandos, otros más numeroso, rodearon el Gobierno Civil. Documento de defunción
de Carmen Mora, a consecuencia de enfermedad: "pasado por las armas"
Desde el Paseo de Canalejas, unos y otros por la Plaza de España disparaban
contra dicho edificio, obligando al Señor Zapico a entregarse, e igualmente, a
todos los que con él se encontraban dentro de dicho edificio. Todos los
paisanos fueron detenidos y conducidos a la prisión provincial y al
“Miraflores” barco carbonero que se encontraba fondeado en la bahía. El
personal militar, al Castillo de Santa Catalina. El público que se encontraba
en aquellos alrededores en aquellos momentos, silvaron y abuchearon fuertemente
al ejercito, mientras seguían los disparos contra el pueblo.
Desde las cinco de la tarde del 18, hasta el medio día del
19, los grupos de trabajadores estuvieron hostigando a las fuerzas sublevadas,
ya reforzadas con un Tabó de Regulares, que por la mañana fue desembarcado en
el muelle por el “Churruca” ( en el momento de salir a la mar, se uniría a la
escuadra leal a la República ), frente a este gran contingente, mas los dos
Regimientos de guarnición provistos de fusiles, ametralladoras, cañones y
bombas de mano, un puñado de trabajadores y algunos hombres más leales a la
República tuvieron el valor de enfrentarse a ellos con unas cuantas pistolas y
escasa munición; algunas de estas armas fueron cedidas o quitadas a los
guardias de asaltos o municipales. Defendiendo Correos y Telégrafos, había un
grupo de hombres, cuatro guardias de asalto y dos guardias civiles que según
ellos se encontraban allí contra su voluntad, en su declaración esa misma
mañana, cuando fue tomado el edificio por las fuerzas Africanas.
En compañía de estas fuerzas, venía el General Varela, un
oficial de la guardia civil, algunos militares más y unos cuantos falangistas
no conocidos por nosotros. Mientras el General Varela y sus acompañantes
insultaban a los guardias de asalto, nosotros en el departamento de
transmisiones, nos pusimos unos babis de los telegrafistas francos de servicio
y con ellos pudimos burlar la vigilancia de los moros y ganar la calle. Ya en
ella marchamos hacia Puerto Chico con dirección al campo del Sur. Igualmente,
los compañeros que durante la noche del 18 y la mañana del 19 ocupaban, las
azoteas del café de la Marina, la del economato Gades, la de los Gallegos y
otras mas de dicha plaza, pudieron salir de ellas saltando de una azotea a otra
ganando las casas de la calle Libertad. El primer muerto de aquella lucha
desigual, fué el compañero José Bonat del ramo de la madera, que caería en la
acera del café Moderno frente a los puestos de churros de un disparo en la
cabeza hecho desde un balcón. La lucha aislada, de hostigamiento seguiría desde
los distintos barrios de la ciudad, principalmente, el barrio de Santa María
donde ninguna fuerza se atrevía a entrar. Y a pesar de las amenazas de aplicar
la muerte a todos los trabajadores que no se presentaran al trabajo, la huelga
general se mantuvo ocho días.
Se establecieron rigurosos controles falangistas en todas
las salidas de Cádiz, tanto por mar cómo por tierra. Los soldados de los
cuarteles de Santa Elena y San Roque, no dejaban de disparar a las azoteas y
calles del barrio desde donde se hostigaba constantemente. Ya desde los
primeros días se estableció en el casino Gaditano el cuartel y checa de los
falangistas donde se metía a todos los detenidos y eran sometidos a los mas
horrendos tormentos y torturas por un puñado de señoritos crapulosos y
degenerados. En el Aero Club y en el comedor vasco, con domicilio en la calle
Ancha era donde se reunian unos cuantos fascistas de baja catadura moral que
todo los dias confeccionaban las listas de los hombres que se encontraban
detenidos en la prisión o en el barco Miraflores para ser sacados por la noche
y asesinarlos, bien en los fosos o en otros sitios de la ciudad, tales como la
plaza de Toros, La Puerta de la Caleta, las tapias del Hospicio.
Muchos de estos fusilamientos se hacían en pleno día para
aterrorizar a todo el pueblo, y en muchos de ellos, se obligaba a
presenciarlos. Pero lo que jamás podrá olvidar ni perdonar el pueblo de Cádiz,
fue aquel grupo de hienas sanguinarias mandadas y dirigidas por el célebre
ladrón y estafador profesional PULCELL, bien conocido en los medios policiales
y habitual inquilino de la cárcel de Cádiz, a este sujeto se le daría carta
blanca para violar los domicilios y sacar de ellos a cientos de trabajadores y
antifascistas para asesinarlos en mitad de la calle. Con este forajido iban una
cuadrilla con los mismos instintos perversos que él, sin olvidar los hermanos Guerra
Castillo, González, practicante de la fábrica de tabacos Miguel Moya,
portuario, que se dedicaba todos los años a colocar los palos del Corpus,
Fernando Sánchez operario de la Fábrica de Tabacos, algunos de estos perros son
bien conocidos por aquellos compañeros que tuvieron la desgracia de habitar en
algunas de las bodegas del Miraflores donde eran insultados todos los días e
incluso se les negaba el agua ¿ Quien no recuerda también a Lahera, Quirell,
Parodi, Venancio, y aquel tullido y perverso Quintero, fiscal de esta Audiencia
¿. La cobardía de Quintero la demostró también al denunciar como rojo a su
propio compañero, también fiscal señor Franco, que viviría aquellos días
momentos muy delicados hasta que fue puesto mas tarde en libertad al quedar demostrado,
que las acusaciones que se le hicieron por este reptil eran falsas.
El azote de sangre de aquellos primeros meses, sembrarían el
miedo y el terror en esta ciudad, donde todos los detenidos y asesinados eran
conocidos como honrados trabajadores. Se cumplirían con creces, las palabras
del general Varela: “ En Cádiz, no dejaremos ni un solo republicano ni nadie
que huela a izquierda con vida ”. Los asesinatos sembrarían de luto esta
ciudad, entre los cientos de compañeros muertos por la barbarie falangista,
sólo nombramos los que en estos momentos recordamos: Clemente Galés, Emilio
Cabezuelo, Juan Ríos, Emilio Castilla, José Carrascal, Vicente Ballester, los
hermanos Alvarado Quirós, Manuel López ( el Madri ), Antonio Carrero, Cebada,
Sergio, Califor nia, José López Pedroza, Antonio Mila Ruiz, José Durante,
Fernando Vargas ( El Bombo ), Julio Fernández, Julio Vázquez, Antonio Peña,
Rogelio Millán, Paco López, Juan Rueda, José Ruiz, Mejías, José Ramírez,
Severiano, ( este compañero dejó nueve hijos ), Melchor, Emilio Castilla y José
Arias. También a otros apreciables amigos de UGT., Socialistas, Comunistas y
Republicanos con los cuales nos unía una leal amistad, como fueron, Juan
Castillo ( también dejó nueve hijos ),El Lápiz, Peña, Bernardino, Norberto
Iglesias, Fernando Péculo, Calvo Cuadrado, Aguado de Miguel, López Giraldez,
Barraza, Corripio, Dueña, Barras Artes, Biondi, Azcárate, Moles, Manuel de la
Pinta, Camerino, Pinto, Florentino Revuelta, Miranda de Saldí, Juan Moreno.
La lista sería interminable cuarenta y tres son para
nosotros muchos años, pero todos ellos estarán siempre en nuestros
pensamientos. Hoy desde estas líneas le rendimos un profundo y leal recuerdo a
todos ellos y a los demás antifascistas que fueron vilmente asesinados por la hiena
fascista, y que supieron morir fieles a sus ideales que siempre deben estar en
nuestro pensamiento y en toda la clase trabajadora de esta ciudad. Nosotros,
con toda confianza esperamos que, estas nuevas promociones que hoy militan en
las organizaciones obreras, dignifiquen con su conducta y su fidelidad a sus
ideales, el recuerdo de todos los compañeros que lucharon y fueron inmolados
por una sociedad Libre y Humana.
Nosotros, los Libertarios, que no tenemos que rectificar
nada de nuestra limpia y fiel trayectoria bajo la enseña roja y negra de la
Libertad, estaremos siempre igual que aquellos compañeros, a darlo todo cuando
de defender a la clase trabajadora en sus justas y legítimas reivindicaciones
se trate. ¡ Compañeros! No olvidemos ni un solo momento, que, nuestra
emancipación y nuestra verdadera y autentica Libertad dependerá siempre de
nuestra propia lucha.
RECUERDO A TOD@S L@S COMPAÑER@S QUE NOS DEJARON PARA
SIEMPRE. J.L.M.