NEW YORK TIMES: "EL REY ESPAÑOL ESTÁ RODEADO DE UN
ENRARECIDO MUNDO DE NEGOCIOS"
Mientras el pasado sábado miles de policías trataban de
aplastar a otros tantos manifestantes en las céntricas calles madrileñas, uno
de los periódicos más importantes e influyentes de los Estados Unidos, el New
York Times, publicada un extenso reportaje en el que su autor apuntaba con lujo
de detalles aspectos todavía desconocidos por los electores norteamericanos de
la imagen del rey Juan Carlos de Borbón. El origen de su fortuna, el
"enrarecido mundo de los negocios" que lo rodea, sus presuntas
relaciones extramaritales con una rubia y joven princesa alemana, sus yates,
colección de automóviles…
Lo que pretendía ser un viaje triunfal a través de los
centros neurálgicos de las finanzas, la política y los medios de comunicación
de los Estados Unidos terminó convirtiéndose en un estrepitoso fracaso. Nos
estamos refiriendo, obviamente, al recientísimo periplo estadounidense del rey
Juan Carlos y del presidente Rajoy. El viaje real y presidencial estaba
enmarcado en una operación de "lavado" de la imagen de España en los
mercados norteamericanos, así como en los ámbitos de la política y la industria
mediática del Imperio. En la terminología oficial se trataba de reforzar lo que
los representantes oficiosos del gobierno ultraconservador del PP denominan
eufemísticamente "la marca España". Para ello, además de la
entrevista con el ex presidente Bill Clinton, la casa real programó un
encuentro con los consejos de redacción del New York Times y del Wall Street
Journal, dos periódicos de referencia en los círculos de la política
estadounidense. En el encuentro, el monarca explicó a la dirección del New York
Times -desde su peculiar punto de vista - la situación política económica y
social de España. Según los medios oficiales,
el rey pretendía convencerles de "la auténtica realidad del país", dejándoles claro
que, naturalmente, "sabremos salir de ésta".
LA OPERACIÓN DE LAVADO DE LA IMAGEN REAL
Al día siguiente de celebrarse el encuentro real con la
elite mediática norteamericana, las agencias de prensa españolas transmitieron
que "su Majestad había neutralizado
las imágenes negativas que con excesiva frecuencia aparecen en los medios de
comunicación extranjeros". En los despachos de prensa se trató de
enfatizar que la iniciativa del contacto con los grandes aparatos mediáticos
estadounidenses había partido del propio Palacio de la Zarzuela. Estaba claro
que la Casa Real preveía que - como ha sucedido de aquí para atrás - los
contactos periodísticos iban a resultar exitosos y, por tanto, el resultado
positivo de los mismos se los anotaría el propio monarca. Y había razones para
tal augurio, si se tiene en cuenta que en el pasado el establishment mediático estadounidense acogió al heredero
de Franco con elogios y amables descripciones.
AMASÓ UNA ENORME FORTUNA CUYO ORIGEN SE DESCONOCE
La conmoción y el
chasco se produjo el pasado sábado 29 de
septiembre, mientras en Madrid miles de
manifestantes eran aporreados duramente
por pertrechados destacamentos policiales. Ese día el New York Times
encabezó una sus páginas principales con un extenso artículo en el que se
interrogaba acerca de cuáles habían sido los procedimientos utilizados por el
rey de España para amasar su inmensa fortuna personal, valorada nada menos que
en la friolera de 2.300 millones de euros. Es decir, 382.687 millones de las
antiguas pesetas. El periódico no eludió
su asombro ante la magnitud de semejante patrimonio, teniendo en cuenta que Juan Carlos de Borbón
llegó a España con una mano atrás y otra delante, de acuerdo con lo que
describe el rotativo neoyorquino. El artículo resaltaba que la fortuna del
Rey es considerada en España un
hermético "secreto".
LA PRESUNTA AMANTE DEL MONARCA
Pero los ácidos
comentarios del New York Times no se redujeron a las cuestiones meramente
crematísticas del patrimonio de "Su Majestad". El conocido periódico
hizo también un recorrido a través de la casquivana biografía del monarca,
aludiendo con detalles a su presunta
amante, la princesa alemana Sra. Corinna
Sayn-Wittgenstein, con la que el Borbón
realizó su escandaloso viaje a Bostwana en el
famosísimo safari contra los elefantes. Según el rotativo norteamericano
la princesa Sayn-Wittgenstein califica al monarca como un "tesoro
nacional" pletórico de carisma. "Cuando él entra en una habitación -
mantiene la aristócrata germana - irradia calidez y carisma y se conecta con
todo el mundo. Nadie se salva de ella". La princesa rechaza - precisa el
rotativo estadounidense - que se haya beneficiado de alguna manera de su
asociación con Juan Carlos a través de un fondo de inversión", aunque
igualmente niega que sea su amante. "La Sra. Sayn-Wittgenstein considera al
rey como un amigo de la familia y describió su papel en otros viajes reales
como asesor estratégico para el Gobierno español a través de su compañía, los
Asociados Apollonia, que ofrece consejos sobre ofertas de alto nivel en Medio
Oriente", escribe el diario estadounidense.
EL "ENRARECIDO MUNDO DE LOS NEGOCIOS" QUE RODEA A
JUAN CARLOS
Según el New York Times el monarca español está rodeado por
"mundo enrarecido de contactos comerciales". El Rey puede aceptar
regalos en sus viajes "en nombre del Gobierno español", pero no existe una lista pública de los mismos. No
obstante -puntualiza el periódico- ha
recibido "yates, una casa en una isla y automóviles de lujo. Obsequios que
son criticados por los españoles en las redes sociales”. Dentro del clima de
ese "mundo enrarecido" que describe el diario neoyorquino, el
reportaje recuerda que el polémico viaje
a Botswana del monarca fue pagado por el magnate de la construcción sirio Mohamed Eyad Kayali, quien se desempeña
como asesor clave del príncipe Salman bin Abdulaziz Al Saud, el heredero de
Arabia Saudita, quien jugó un papel en la adjudicación del contrato de trenes
en ese país de Oriente Medio a una empresa española.
¿UNA MONARQUÍA ETERNA?
Finalmente, el diario norteamericano reproduce unas
afirmaciones del monarca en las que manifestaba que continuaría siendo rey de
España en tanto en cuanto los españoles lo desearan. "La monarquía
continuará siempre y cuando las personas la quieran", afirmó el rey. Se
trata, como es evidente, de una declaración hecha de cara a la galería. No
existe en las instituciones heredadas de la dictadura ningún mecanismo legal
que permita la sustitución de la monarquía por un régimen político libremente designado por los
españoles. La monarquía fue una forma de Estado instaurada por el dictador en
persona para que durara hasta el fin de los siglos, y los españoles nunca
tuvieron la oportunidad de pronunciarse, después de la muerte del general
golpista, sobre el sistema político bajo
el que deseaban vivir.
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