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jueves, 12 de noviembre de 2009

Regularización a la carta viviendas en Chiclana



La Gerencia Municipal de Urbanismo de Chiclana ya no sabe qué hacer para que los propietarios paguen lo mínimo por regularizar y urbanizar sus casas ilegales.
En el día de ayer, la edil del área, Cándida Verdier, explicó un poco mejor algunas de las posibilidades que se barajan para ello, y que pasan por la obtención de créditos blandos en entidades bancarias, la ampliación del plazo para ejecutar las obras o la contratación individual de las mismas.
Precisamente este último punto es uno de los más novedosos. Según explicó la edil socialista, «Urbanismo no tiene ningún inconveniente en que los propietarios participen en el proceso de adjudicación de las obras».
Dicho de otra forma, en los próximos años los vecinos de forma individual o aglutinados en juntas de propietarios o cualquier otra entidad legal podrán «proponer que los trabajos sean ejecutados por una empresa u otra, buscando el menor precio». Esto se hace pensando en la generación de puestos de trabajo que tendrán las miles de actuaciones de derribo, construcción o retranqueo que habrá que hacer en un municipio con tanta mano de obra en la construcción como es el de Chiclana.
Además, la medida dará posibilidades a los propietarios de viviendas sin licencia para que las legalicen «a un coste menor».
Ampliación de los plazos
Desde el Consistorio se trabaja también en otra de las propuestas de colectivos de afectados, y que pasarían por ampliar los plazos de los periodos de pago del proceso. «Estamos estudiando todas las posibilidades financieras posibles, siempre que sean viables y no supongan un endeudamiento para el Ayuntamiento», apuntó Verdier.
Entre estas están la puesta en marcha de un canon en los recibos de basura o agua para que los denominados ilegales puedan pagar poco a poco su regularización.
Estas facilidades no tienen aún confirmación jurídica, y estarán sujetas a un control de la GMU, que deberá aprobar un proyecto de urbanización básico para cada obra. A partir de ahí serán los propios vecinos quienes decidan si quieren un tipo de farolas u otro, y quienes deban correr con los gastos derivados de esos trabajos.

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