El vertido de fuel del mercante 'Shenzhen' a la bahía de Algeciras arrastra consecuencias no sólo medioambientales. Los 150 trabajadores de la plantilla de Cernaval, el astillero en cuyo dique seco ha quedado inmovilizado por orden judicial el buque, muestran su preocupación ya que ven peligrar sus puestos: ‘Cernaval no se cierra’, reclamaron hoy.
Según explicó un representante de la plantilla, «estamos preocupados porque los barcos (tres hasta el momento) se están desviando a los astilleros de Gibraltar, pedimos una solución». "La empresa nos ha dicho que en pocos días podemos perder el trabajo», apunta Gázquez, quien reconoce que «el astillero está limpio y dispuesto para recibir barcos pero no tenemos autorizaciones».
En estos momentos, la situación es más complicada desde el punto administrativo que desde ningún otro. Manuel Piedra, director general del astillero, confirmó que la Consejería de Medio Ambiente ya les ha dado autorización para vaciar las 90.000 toneladas de agua al mar que permanecían en el interior del dique.
Pero faltan, según explicó el director de Cernaval, al menos tres meses para acabar con las tareas de limpieza, aunque ya es posible recibir barcos para reparaciones. Sin embargo, no es posible hasta que las cuatro partes implicadas en el suceso (remocaldores, prácticos, armador y astillero) no se pongan de acuerdo. Mientras tanto Cernaval explicó, «sin ánimo de bucar culpables», lo ocurrido el día de autos, a través de las grabaciones y fotografías realizadas. Piedra subrayó que su compañía «no se arrepiente de lo que hizo», actuar como refugio del buque, «pese a que la aseguradora del barco nos dijo que habría sido mejor dejar el fuel en la Bahía, que se limpia muy bien en las playas».
Por su parte, el capitán Rogelio Garcés dejó claro que era evidente la existencia de «errores en la maniobra», aunque, según él, «habría que conocer los cuadernos de bitácora y otros informes», pero las imágenes dejan claro que «el barco tocó el muelle en la izquierda y que estaba enfilado a 22 metros de proa y 28 de costado, cuando lo ideal es que esa distancia sea de 25 metros», por lo que concluyó, sin culpar a nadie, que «la maniobra ha fallado».
Según explicó un representante de la plantilla, «estamos preocupados porque los barcos (tres hasta el momento) se están desviando a los astilleros de Gibraltar, pedimos una solución». "La empresa nos ha dicho que en pocos días podemos perder el trabajo», apunta Gázquez, quien reconoce que «el astillero está limpio y dispuesto para recibir barcos pero no tenemos autorizaciones».
En estos momentos, la situación es más complicada desde el punto administrativo que desde ningún otro. Manuel Piedra, director general del astillero, confirmó que la Consejería de Medio Ambiente ya les ha dado autorización para vaciar las 90.000 toneladas de agua al mar que permanecían en el interior del dique.
Pero faltan, según explicó el director de Cernaval, al menos tres meses para acabar con las tareas de limpieza, aunque ya es posible recibir barcos para reparaciones. Sin embargo, no es posible hasta que las cuatro partes implicadas en el suceso (remocaldores, prácticos, armador y astillero) no se pongan de acuerdo. Mientras tanto Cernaval explicó, «sin ánimo de bucar culpables», lo ocurrido el día de autos, a través de las grabaciones y fotografías realizadas. Piedra subrayó que su compañía «no se arrepiente de lo que hizo», actuar como refugio del buque, «pese a que la aseguradora del barco nos dijo que habría sido mejor dejar el fuel en la Bahía, que se limpia muy bien en las playas».
Por su parte, el capitán Rogelio Garcés dejó claro que era evidente la existencia de «errores en la maniobra», aunque, según él, «habría que conocer los cuadernos de bitácora y otros informes», pero las imágenes dejan claro que «el barco tocó el muelle en la izquierda y que estaba enfilado a 22 metros de proa y 28 de costado, cuando lo ideal es que esa distancia sea de 25 metros», por lo que concluyó, sin culpar a nadie, que «la maniobra ha fallado».
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