¿Por qué siempre los anarquistas?
Una nueva oleada de criminalización al anarquismo se
orquesta desde hace un tiempo por parte de la policía, los mass media y la
clase política. Su objetivo, como siempre, es sacralizar la democracia mediante
el miedo y dinamitar la lucha revolucionaria; los medios para conseguirlo son,
como siempre, el desconocimiento, la tergiversación, la espectacularización y,
en algunos casos, la inutilidad de algunos periodistas con el mismo rigor que
una adivina de feria. Los dos últimos casos han sido los supuestos hechos
acaecidos en Ciudad Universitaria el 20N y la detención de cinco anarquistas
acusados de la colocación de una bomba en la basílica del Pilar.
Abrir periódicos y ver constantemente al anarquismo
identificado con la violencia ultraizquierdista en noticias y artículos de
opinión con nulo contraste (confusión de hechos, convocantes e incluso
tronchantes afirmaciones como que el anarquismo utiliza los métodos de Al
Qaeda), simplemente relatando lo que la policía quiere que se relate. Vivir en
las calles despliegues policiales desmesurados que parecen más un teatro y que
tienen el fin de que aquél que pase sin saber qué ha ocurrido sienta miedo de
los que se encuentran siendo identificados/as y detenidos/as. Un miedo que no
sólo provoca el aislamiento de los/as que sufren la represión, lo cual facilita
dicha represión, sino que incapacita, inhabilita y hace que acabemos delegando
en quienes prometen protegernos. Es por ello que la clase política se suma al
espectáculo, corriendo a condenarlo con firmeza sin saber qué ha pasado, pero
sabiendo muy bien que eso le pone medallas demócratas en el pecho ante la
población. Si de paso pueden hablar de algo que no sea las cuentas b de su
partido o que las reformas del Código Penal y la Ley de Seguridad Ciudadana den
una vuelta de tuerca más al marco legal en el que se va a desarrollar la brutal
represión estatal, mejor que mejor.
No hay mejor manera que constatar la criminalización hacia
los grupos que luchan por una revolución personal y social que destruya los
cimientos de esta sociedad delegacionista y autoritaria que ver cómo son
tratados los fascistas. El desconocimiento y la propagación del mismo, como
decíamos, sale rentable. Todas las noticias nos hablan de cinco chavales
agredidos en la Facultad de Derecho que son “de derechas pero no franquistas”.
Sin embargo, de forma deliberada se obvia que la Facultad de Derecho ha sido en
los últimos años centro de operaciones de la extrema derecha y neonazi.
Aquellos militantes de diversos colectivos de izquierda en la Universidad y de
la propia Facultad de Derecho lo saben bien. En esta facultad han convivido
durante años varias asociaciones como Teoría y Praxis o Disenso, fuertemente
ligadas a movimientos neonazis madrileños desde los años 90 y a grupos que
utilizan la táctica confusionista de recuperar eslóganes típicos de la
izquierda, como Bases Autónomas, de reconocida militancia fascista. La
complicidad institucional es evidente. En los últimos años, la llamada
asociación Foro-Universitario ha servido como lugar de concentración de
fascistas, más ligados a la extrema derecha franquista (esta asociación colgó
una pancarta en la Facultad que rezaba “pasaremos como en el 39”, se
promocionan actividades vinculadas al revisionismo histórico y al negacionismo
de los genocidios franquista y nazis, mantienen relación con organizaciones
carlistas y vinculadas a la extrema derecha, como la Asociación Francisco
Franco, y sus miembros dieron apoyo en las elecciones a Rector, a Iturmendi,
ilustre personaje que afirmaba cosas como “las mujeres vienen a la Universidad
a buscar marido, entre otros ejemplos) además de conexiones con otras
organizaciones de corte neonazi.
En la Universidad en general, dos agrupaciones neonazis se
disputan el terreno político. Liga Joven (LJ), juventudes del partido MSR
(Movimiento Social Republicano), que utiliza la vieja táctica confusionista de
adoptar mensajes propios de la izquierda (incluso del anarquismo) para meter de
tapadillo sus mensajes racistas y nacionalistas; y Respuesta Estudiantil (RE)
proveniente de una escisión de Democracia Nacional (partido que organizaba la
marcha racista en el barrio de Usera donde fue asesinado Carlos Palomino), y
que intenta imitar a grupúsculos fascistas italianos, que tratan de
introducirse en las movilizaciones estudiantiles en Italia.
Su estrategia se está centrando en intentar sumarse como
bloque a las movilizaciones estudiantiles de los últimos meses y compaginar sus
mensajes racistas y nacionalistas con el típico populismo fascista haciendo
gala de luchar “contra los recortes”. En Madrid, tanto RE como LJ, fueron
expulsados ante la presión de los estudiantes y solidarios cuando los neonazis
trataban de acercase a las marchas estudiantiles, siendo escoltados por la
policía ante lo que se les venía encima. Esto se ha repetido en varias
ciudades, como Sevilla o Elche, donde los neonazis de RE fueron expulsados y
días más tarde, miembros del Sindicato anarcosindicalista CNT-AIT fueron
detenidos por esto acusados de “vulnerar el derecho de manifestación”.
En los campus universitarios madrileños, los nazis se dejan
ver públicamente en fechas clave, como huelgas de carácter general o del sector
de la enseñanza. En la Universidad Autónoma en la pasada huelga de la enseñanza
del mes de octubre, conocidos miembros de Respuesta Estudiantil (con
asociación-tapadera también en la Facultad de Derecho de la UAM), amenazaron de
muerte machete en mano a un pequeño grupo de estudiantes huelguistas. En la
UAM, se vienen repitiendo situaciones similares en los últimos años, con clara
complicidad entre las instituciones universitarias y los fascistas. En la UCM,
por su parte, los neonazis de Liga Joven protagonizan de vez en cuando
excursiones nocturnas de 20 personas para pegar carteles, y si se tiene la mala
suerte de que algún estudiante o trabajador del Campus comprometido
políticamente sea reconocido por estos energúmenos, llegan las agresiones. Agresiones
que se repiten ocasionalmente en acciones relámpago de miembros de Liga Joven
que entran en las Facultades -a mediados del mes de noviembre irrumpieron en la
Facultad de Historia, homenajeando a los dos miembros asesinados del partido
neonazi griego Amanecer Dorado-, se hacen la foto, agreden a aquellos que les
plantan cara y se van con el rabo entre las piernas. El punto culmen fue el
pasado sábado 16 de noviembre, cuando Liga Joven realizó un patético desfile
(su manifestación del año), por Ciudad Universitaria (en sábado por la tarde).
La respuesta antifascista se organizó rápido y contó con la presencia de 150
personas que en la entrada de la Facultad de Farmacia, fueron encerrados por la
seguridad de la Complutense, al mando del Rector, y las más de 20 lecheras de
antidusturbios, para ser retenidos, identificados y cacheados.
La connivencia del Estado, la clase política en general, los
mass media, el Rector de la UCM (en el último caso en particular), con estos
grupos fascistas al defenderlos, criminalizar la lucha contra ellos y
esconderlos ocultando su verdadera ideología nos es más que obvia. La oleada
mediática anti-anarquista no son valores de respeto a quienes piensan
diferente, tal y como abanderan los altavoces del régimen y defensores de los
valores democráticos, son los valores de la obediencia, de la disciplina al
sistema vigente, por eso no hay ninguna queja de las agresiones fascistas sino
que se ven, no sólo obviadas, sino deliberadamente ocultadas. Así todos salen
ganando: la democracia condena a los que luchan por un sistema horizontal,
libre e igualitario, saliendo reforzada y, además, se protege a la extrema
derecha, que trata de reorganizarse nuevamente, siendo un brazo directo y sin
tapujos dentro de la democrática gestión del Estado de Derecho de la represión
y la opresión.
Periodistas y políticos no dudan en cargar contra la
“violencia” como concepto abstracto. Detrás de esto, hay un interés manifiesto
en el Estado de desligitimar cualquier intento de los oprimidos por defenderse
de las agresiones de un sistema que ostenta el monopolio de la violencia. ¿Cómo
pueden hablar de “violencia” aquellos que cuentan con todas las pistolas, las
bombas y los ejércitos? ¿Cómo hablan de “violencia” aquellos que fabrican armas
de muerte y fomentan las guerras en todo el mundo? ¿Cómo pueden hablar de
violencia aquellos que encierran y silencian a centenares de miles de personas
por su condición de pobres en cárceles o centros de internamiento de
extranjeros (CIEs)? ¿Aquellos que nos obligan a vender nuestra fuerza de
trabajo para enriquecer a unos pocos, bajo la amenaza del paro y la miseria,
hablan de “violencia”? ¿Cómo hablan de “violencia” cuando nuestra vida es
dirigida desde que nacemos, cuando aprendemos, cuando vamos en el metro, cuando
una cámara nos graba o policías vigilan el buen orden de su sistema? ¿Cómo
pueden hablar de “violencia”, cuando los medios de comunicación silencian por
su peso mediático cualquier voz disidente, quedando aplastada por la ignorancia
y el “ruido” de la sociedad del espectáculo? ¿Mientras desahucian de sus casas
a las personas, mientras golpean o torturan en las comisarías, mientras
arrastran a las personas a la tristeza y a la desesperación, llegando a ser
preferible la muerte, que continuar aguantando las condiciones de miserias
moral y material? ¿Cómo hablan de “violencia” aquellos dirigentes, gestores y
defensores de la sociedad del Estado y el Capital y su mundo lleno de muerte y
miseria?
Vivir en un Estado policial como el nuestro no sólo implica
tener constantemente policía en la calle, implica un control de las personas
que va más allá del físico, implica un control social, ideológico, vivir en el
miedo mediante la criminalización constante a “lo otro”. Racismo, xenofobia,
sexismo, homofobia… ésas son las bases de nuestra sociedad: el miedo que lleva
a ensalzar una democracia que se disfraza de respeto pero que no es más que una
autoridad para gestionar mejor ese racismo, ese sexismo… ese miedo.
Seguiremos luchando, a través la acción directa -aquella acción
que hacen los propios implicados en sus problemáticas de forma colectiva y
solidaria, sin delegar en nadie, ni rectores, ni decanos, ni delegados de junta
de facultad, ni jueces, liberados sindicales o políticos-. El anarquismo
siempre les ha sido un enemigo muy útil y por eso, como podemos ver también en
cómo habla del anarquismo cualquier libro de texto, se ha esforzado en
mantenerlo como un temible desconocido a lo largo de la historia. Y, como
siempre en la historia, seguiremos luchando los anarquistas contra el Capital y
contra cualquier forma de Estado.
¡Jueces, policía, políticos, fascistas y periodistas, no
podréis con nosotros/as!
Contra la criminalización y la represión, ¡Libertad
anarquistas presos/as! ¡Viva la anarquía!
JUVENTUDES LIBERTARIAS DE MADRID – FEDERACIÓN IBÉRICA DE
JUVENTUDES LIBERTARIAS (F.I.J.L.)
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