Carta de un trabajador sobre la explotación sufrida en Ribs
S. Sebastián de los Reyes
Tras mi experiencia laboral de mes y medio en el Restaurante
Ribs de San Sebastián de los Reyes, situado en la zona comercial Plaza Norte 2,
puedo afirmar que la empresa Foodstation S.L. explota a sus trabajadorxs y no
nos pagan las horas complementarias. El salario que me comunicaron en la
entrevista de selección, era de 275 euros brutos por un contrato indefinido
(con dos meses de periodo de prueba) de 12 horas semanales como ayudante de
camarero, aunque me advirtió el gerente que todxs lxs trabajadorxs hacíamos
todas las semanas algunas horas complementarias. Estas horas complementarias,
deben ser avisadas al trabajadorx con al menos siete días de antelación. Muchas
veces, del horario de la semana siguiente me enteraba un día antes, sino en la
misma semana y porque tenía que acudir al local a preocuparme de saber mi horario,
cuando lo coherente es que sea comunicado por la propia empresa.
En la nómina de septiembre del 2013, correspondiente al
primer medio mes que trabajé, advertí un salario que se correspondía con la
mitad del salario base, pero nada acerca de las horas complementarias que
trabajé. Se lo comuniqué al gerente del local, y tras hacerme cuentas con la
calculadora aceleradamente para que no me enterara de nada, concluyó que habría
sido una equivocación y que me las ingresarían en la nómina del próximo mes.
Durante el mes de octubre, fui escuchando directamente a mis compañerxs, que es
muy habitual que la empresa deba el salario de las horas complementarias, y que
las paguen con mucho retraso tras reclamarlas insistentemente, o te convenzan
para pagarte en horas libres. Entonces, es cuando me cuestioné si realmente
esas horas complementarias se me pagarían en la siguiente nómina, por lo que,
de no ser así, tendría que tomar alguna decisión al respecto. Fui sufriendo una
carga de trabajo progresivamente superior y abusiva, debido a la marcha de un
compañero y a las bajas de otrxs compañerxs. La empresa no contrató a nadie
más, y al final de ese mes realizaba yo solo la labor de llevar a las mesas del
restaurante (sesenta y cuatro concretamente) todos los platos que salían de
cocina, trabajo que para ser saldado satisfactoriamente, se necesitarían como
mínimo tres personas. La única “ayuda” que recibía era la del gerente del
local, que gradualmente, y bajo la excusa de que le “estresamos” demasiado, a
lo largo de dos fines de semana seguidos me fue hablando personalmente de
manera muy maleducada. Me faltaba en numerosas ocasiones el respeto, y
queriéndome tratar como si fuera un esclavo que debe hacer su trabajo a golpe
de gritos y palabras coercitivas. Y de veras, aunque parezca increíble, recibí
puntualmente ese trato sin ninguna clase de exageración, hechos que hasta mis
compañerxs me comentaron, a pesar de que inmediatamente me dí cuenta del abuso
de ese comportamiento. En varias ocasiones tras recordarle que merecía un trato
digno y no gritos ni faltas de educación, me entraron ganas de dejar el trabajo
en ese mismo instante.
Todo este cúmulo de factores, que me suponían cada vez mayor
presión psicológica, confluyeron con la inminente llegada de la nómina del primer
mes completo. Sospechando que no iban a pagarme las horas complementarias, y
cansado de que me explotaran cada vez más, acudí a asesorarme a mi sindicato de
la Federación Local de Madrid de C.N.T. Tomé la decisión inmediata de abandonar
este trabajo, debido a lo precario y abusivo de sus condiciones. Me presenté
ante el gerente el mismo día que recibí el pago de la nómina, ya que como
esperaba solo me habían pagado el salario base y no las horas complementarias,
por lo que presenté mi baja laboral en ese mismo momento. Rechacé seguir
trabajando en esas condiciones laborales porque no me pagaban las horas
complementarias que realizaba. Mi decisión no le sentó nada bien al gerente,
aunque en esta ocasión mantuvo las formas de educación -no sin soltar excusas
absurdas para justificar los impagos de esas horas-. Me advirtió que perdería
dinero (cosa totalmente falsa), me enseñó el cuadrante de horarios de las
semanas anteriores, y estuvimos corrigiéndolo y cotejándolo con mi recuento de
horas trabajadas, que llevaba convenientemente anotado.
Finalmente exigí que en mi finiquito apareciera el pago de
las 19 horas complementarias que la empresa me debía, cuatro días de vacaciones
correspondientes, y uno más por un día festivo que trabajé. De esta manera puse
fin a mi contrato con la empresa del Foodstation S.L., pero ahora me gustaría
advertir públicamente que esta empresa vende trabajo precario, explota,
manipula y no paga debidamente a sus trabajadorxs. No apoyes de ninguna manera,
ni vayas a consumir a los Restaurantes Ribs, y si eres trabajadorx en este
local, por favor, conciénciate y rebélate contra las injusticias empresariales.
Trabajador de Ribs de San Sebastán de los Reyes
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