El rey, su ayudante Armada y Múgica (PSOE) dieron el “golpe”
del 23-F contra Suárez, pero Tejero les salió rana y no aceptó la “lista de los
19”
La muerte del general Alfonso Armada, indultado por el
Gobierno del socialista Felipe González tras cumplir solo 6 años de los 30 a
los que fue condenado, no ha enterrado ni mucho menos la verdad histórica y
judicial sobre el golpe de Estado del 23-F. Cada vez más historiadores,
investigadores y testigos directos están desvelando que la asonada no se
produjo como la contaron sus protagonistas, sino que fue el propio rey Juan
Carlos, su ayudante desde 1955, Alfonso Armada (secretario de la Casa del
Príncipe Juan Carlos y después, cuando su jefe era ya el monarca, secretario
general de la Casa Real) y el dirigente socialista Enrique Múgica (PSOE)
quienes urdieron un “Gobierno de concentración” para derrocar a Adolfo Suárez.
El problema fue que el autor material, el coronel golpista Antonio Tejero, les
salió rana. Y además un operador de TVE dejó encendida una cámara que puso al
descubierto la opereta bufa. Para colmo, Armada no consiguió convencer a Tejero
de que se le invistiera allí mismo presidente del Gobierno junto con dirigentes
de AP, PSOE, PCE, “traidores” de UCD e independientes.
La médico del Congreso, doctora Carmen Echave, escuchó la
conversación Armada-Tejero tras una puerta contigua y anotó los nombres que
intentaban pactar. Los escribió en su propia agenda para no olvidarse. Es la
conocida “lista de los 19”, políticos y militares que, por fidelidad al rey,
odio a Adolfo Suárez, ambición o las tres cosas juntas, estaban dispuestos a
todo con tal de poder ocupar un sillón ministerial:
– Presidente: general
Alfonso Armada
– Vicepresidente para
Asuntos Políticos: Felipe González (PSOE)
– Vicepresidente para
Asuntos Económicos: J.M. López de Letona (Banca)
–Ministro de Asuntos
Exteriores: José María de Areilza (Coalición Democrática)
–Ministro de Defensa:
Manuel Fraga Iribarne (Alianza Popular)
–Ministro de
Justicia: Gregorio Peces-Barba (PSOE)
–Ministro de Hacienda:
Pío Cabanillas (UCD)
–Ministro del
Interior: general Manuel Saavedra Palmeiro
–Ministro de Obras
Públicas: José Luis Alvarez (UCD)
–Ministro de
Educación y Ciencia: Miguel Herrero de Miñón (UCD)
–Ministro de Trabajo:
Jordi Solé Tura (PCE)
–Ministro de
Industria: Agustín Rodríguez Sahagún (UCD)
–Ministro de
Comercio: Carlos Ferrer Salat (presidente de la CEOE)
–Ministro de Cultura:
Antonio Garrigues Walker (empresario)
–Ministro de
Economía: Ramón Tamames (PCE)
–Ministro de
Transportes y Comunicaciones: Javier Solana (PSOE)
–Ministro de
Autonomías y Regiones: general José Antonio Sáenz de Santamaría
–Ministro de Sanidad:
Enrique Múgica Herzog (PSOE)
–Ministro de
Información: Luis María Anson (presidente de la agencia Efe)
La fiabilidad del testimonio de la doctora Echave lo
corrobora la periodista Victoria Prego, especializada en la Transición, y lo
confirma el periodista Pablo Sebastián, que menciona como Fernando Alvarez de
Miranda (UCD) y Alejandro Rojas Marcos (Partido Andalucista) supieron que Felipe
González había dado el visto bueno a un “Gobierno de concentración nacional”:
“¿Por qué Felipe González -como lo recuerda Fernando Alvarez
de Miranda citando a Adolfo Suárez y lo
ha confirmado Alejandro Rojas Marcos- prefería un Gobierno de concentración
nacional presidido por un militar, como el que proponía Armada, en vez del
Gobierno de Suárez? ¿Qué pasó entre Armada y Tejero cuando el coronel de la
Guardia Civil con el que Armada había preparado el golpe, le negó a Armada su
entrada en el Congreso secuestrado porque al parecer la lista del gobierno que
traía el exgeneral incluía a socialistas y comunistas?”.
El coronel Martínez Inglés incluye en su libro “La
transición vigilada”, retirado del mercado a los 15 días, las únicas
declaraciones del general golpista Milans del Bosch sobre esos acontecimientos.
Habían coincidido en la misma prisión y el coronel le prometió no divulgarlas
hasta después de su muerte. Milans del Bosch dijo: “El rey quiso dar un golpe
de timón institucional, enderezar el proceso que se le escapaba de las manos y,
en esta ocasión, con el peligro que se cernía sobre su corona y con el temor de
que todo saltara por los aires, me autorizó actuar de acuerdo con las
instrucciones que recibiera de Armada”.
Afirma que después el general Armada siguió teniendo mucha
amistad con el rey, con quien hizo un pacto de silencio: “No acusó a su señor,
se calló y estuvo solamente cinco años en la cárcel, después lo indultaron. Sin
embargo, el general Milans, un hombre completamente distinto de Armada, no es
un hombre de Palacio sino un militar más puro, fue engañado y abandonado,
siguió en la cárcel durante nueve años”.
El periodista Jesús Cacho también investigó este asunto en
el libro “El negocio de la libertad’. Su colega Rafa Plaza afirma que Cacho lo
había entregado a la editorial Plaza y Janés del grupo Berstelsmann, pero le
dijeron que lo publicarían si mutilaba 50%. “No queremos problemas”, le
comentaron. Lo llevó entonces a la editorial Foca, y el libro ya va en la
undécima edición, con 90 mil ejemplares vendidos.
Cacho concluye que “el rey participó en el 23-F, y menciona
en el libro un informe escrito y firmado de puño y letra por el general Armada,
que confirma lo anterior, así como la carta que escribió antes del juicio, en
la cual el general le pide permiso al rey “por el honor de mis hijos y de mi
familia, para utilizar, durante el consejo de guerra, parte del contenido de
nuestra conversación, de la cual tengo nota puntual, mantenida días antes del
golpe, a la vuelta de los reyes del entierro de la reina Federica de Grecia”.
Otros tres testigos más, los coroneles Diego Camacho y
Alberto Perote, junto con el propio jefe de la Casa Real, Sabino Fernández
Campos, que fue despedido por el rey porque no admitía las continuas tropelías
del monarca y se las recriminaba, han dejado testimoniado lo que saben. Con
ellos habló o recabó su testimonio el catedrático Roberto Centeno:
“Los golpistas del 23-F fueron víctimas de la fatalidad: el
teniente coronel Tejero, encargado de la toma de las Cortes, se negó a obedecer
a Armada cuando supo que iba a formarse un Gobierno con socialistas y otras
izquierdas de nombre. En una entrevista radiada la pasada semana con el señor
Trevijano, el coronel Diego Camacho, del CESID, relató cómo sus jefes estaban
dentro del golpe y cómo lo apartaron cuando lo denunció ante su superior el
general Calderón, sin saber que formaba parte de la trama. Según este coronel,
el Rey dio marcha atrás cuando Armada le comunicó por teléfono que Tejero iba
por libre y no le obedecía”.
El tribunal de Estrasburgo condenó a España por su juicio al
coronel Perote, otro testigo incómodo
Estrasburgo condenó a España y el coronel Perote era
inocente
“Además, el hecho de que la radio y la televisión
continuaron transmitiendo, con un energúmeno pegando tiros al aire y el mundo
entero viéndolo en directo, hacía el “golpe de timón” absolutamente infumable a
nivel internacional”. En otra entrevista realizada en la COPE por César Vidal
al coronel Alberto Perote del CESID, que vivió en directo todo el asunto, al
preguntarle qué habría pasado si Tejero hubiera obedecido y las cámaras
hubieran sido desconectadas, su respuesta fue rotunda: “Armada habría salido
del Congreso investido como presidente del Gobierno”.
El jefe de la Casa Real, Sabino Fernández Campos, cuando fue
expulsado de su puesto por el Rey, le contó a Trevijano cómo en el libro de
visitas al monarca del día 11-F aparecía borrado el nombre de D. Alfonso de
Borbón y en su lugar se había puesto el del general Armada, que se presentó de
improviso en la Zarzuela, sin conocimiento de su capitán general. Y -continúa
el general Fernández Campos- “tratándome como si fuera un soldado”, ante mi
sorpresa me exigió: “dígale que estoy aquí y vera cómo me recibe (el Rey) en el
acto”, lo que efectivamente sucedió.
Fernández Campos le contó también a Trevijano que, a las
tres de la mañana del 24-F, ordenó a un capitán de servicio en la Zarzuela que
se presentara en la agencia EFE y retirara el cable enviado por el Rey a Miláns
del Bosch en el que le decía “que ya no podía dar marcha atrás”. Se refería a
la suspensión de la operación político-militar promovida por la Corona. Miláns
del Bosch, que ya había sacado los tanques a la calle, no obedece al Rey al
instante, por eso el mensaje del monarca en la televisión no puede emitirse
hasta la madrugada. En el 23-F los militares pagaron el pato, todos los
condenados menos uno eran militares, aunque en el golpe había mas civiles que
militares: “Y con una dignidad y una lealtad digna de mejor causa todos
mantuvieron la boca cerrada”
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