Vallejo Nájera, el siquiatra que creó el fundamenteo
científico, el 'gen rojo', del robo de niños durante el franquismo
"Hace pocas fechas el periódico Diagonal ha editado el
libro Niños robados. De la represión franquista al negocio de la periodista e
integrante del colectivo editor del periódico María José Esteso Poves.(...)
En el libro aparece una versión reducida del prólogo que he
escrito, que versa sobre la figura e ideas de Antonio Vallejo-Nájera,
psiquiatra sobre cuyos pensamiento se asienta las bases ideológicas de la
desaparición durante el franquismo y que sobrevive al mismo. Desapariciones que
se extienden hasta los años ’90 del siglo XX (...)
Todos los regímenes políticos se sustentan en concreciones
ideológicas o ideas que dan sentido a todo lo que hacen. Catalogar a
determinados regímenes políticos como “dementes” o “locos” es una inconcreción
que solo beneficia a la barbarie y la justifica.
En este contexto hay que analizar el franquismo. Porque el
franquismo parte de unas concepciones ideológicas y de formación claras que
hace que se entienda, pero nunca se justifique, toda su barbarie. (...)
Uno de los baluartes más importantes del franquismo fue la
Iglesia católica. La Iglesia le dio un fundamento religioso a todo un régimen,
así como una historia de represión que en la Inquisición tenía el mejor
ejemplo.
Porque la idea de exterminio del enemigo que Franco y el
franquismo presentó y desarrollaron
tenía una base de carácter inquisitorial innegable. Sin ir más lejos, la
Iglesia franquista siempre presentó la Guerra Civil como una “Cruzada” contra
los que consideraba sus enemigos: masones, comunistas, librepensadores,
anarquistas, republicanos, etc.
Lo que políticamente se vino a llamar la “Anti España”. Los
herejes de ayer eran los enemigos de hoy y de siempre de una España
oscurantista y que negaba el desarrollo y el progreso.
Y, tal como sucedió en la Alemana nazi, fue la ciencia
médica la que mayor contribuyó a desarrollar tendencias pseudo-científicas, que
intentaba concretar la segregación y la diferencia biológica entre las
personas. Personajes como Juan José López Ibor o F.J. Cortezo (...)
Pero de todos ellos hay que destacar a Antonio Vallejo
Nájera. Porque Vallejo Nájera explica muchas cuestiones ideológicas del
franquismo. Pero también porque es un psiquiatra que no crece al amparo del
propio régimen franquista, si que sus teorías son anteriores y se completan
perfectamente con las disposiciones que necesitaba el ejercito sublevado de
Francisco Franco. (...)
Y es en Alemania donde Vallejo Nájera conoce de primera mano
muchas de las teorías, aun embrionarias, que después los nazis pusieron en
práctica en la década de 1930. Aun así las teorías biopsíquicas ya habían sido
desarrolladas por el italiano Cesare Lombroso y su antropometría a la hora de
catalogar la criminalidad en determinadas tendencias de la izquierda, sobre
todo hacia el anarquismo. (...)
Pero Vallejo Nájera no cita en ningún momento a Lombroso. Si
por el contrario al alemán Ernest Kretschmer, donde relaciona directamente la
constitución del individuo en la predisposición de padecer enfermedades
mentales.
Algo que esta muy en boga en la época pero que los
totalitarismo europeos los fomentaron.
A pesar de que Antonio Vallejo Nájera fue el jefe de los
Servicios Psiquiátricos Militares durante el periodo franquista, la mayoría de
sus posiciones psiquiátricas las desarrolló durante la Segunda República
española. Así deja constancia en las revistas de la época.
En 1932 Vallejo Nájera publica en Acción Española un
artículo sobre la esterilización eugénesica, donde hace toda una apología a la
esterilización de deficientes mentales, poniendo ejemplos, como en algunos
Estados norteamericanos, donde se desarrolla.
E incluso Vallejo Nágera lo justifica por el apoyo que tiene
incluso en la Iglesia católica: “En 1927 aparece una obra del sacerdote
católico doctor Mayer, que levanta extraordinario revuelo, por defender que la
Iglesia católica nada opone a la esterilización de determinados psicópatas”[1].
Pone ejemplo históricos para apoyar su idea así como concepciones filosóficas y
políticas.
En esos momentos Vallejo Nájera ya tiene la completa
convicción que las personas defensores de ideales como el marxismo, el
anarquismo o de la igualdad y libertad tienen una patología que les lleva a
defender tales circunstancias. Para tal afirmación el propio Vallejo Nájera se
basa en el caso de Aurora Rodríguez Carballeira y el parricidio que comete
sobre su hija Hildegart. Hildegart era una de las más prometedoras figuras de
la izquierda durante la Republica.
Su madre la había concebido solo y exclusivamente para
trabajar la emancipación de la mujer. A más puro estilo Frankenstein, Aurora
fue moldeando a Hildegart en la línea que pretendía. Pero Hildegart se fue
separando paulatinamente de su madre. Una independencia que Aurora nunca acepto
y que la llevó a asesinarla el 9 de junio de 1933 en Madrid.
Algo que causó una gran consternación en los círculos
izquierdistas de la época. Vallejo Nájera asistió al juicio contra Aurora y
tuvo conocimiento de todo lo relaciona con este caso, pues Aurora fue recluida
en el sanatorio de Ciempozuelos que dirigía Vallejo Nájera desde 1930.
Un caso que para Vallejo Nájera era la evidencia de la
paranoia y enfermedad mental que podría significar declararse anarquista o
defensor de las teorías de la izquierda. (...)
De reconocida militancia derechista, Vallejo Nájera apoya
desde el principio la sublevación militar contra República. Y como miembro del
cuerpo militar se convierte en Jefe de los Servicios Psiquiátricos Militares.
Allí es donde Vallejo Nájera desarrolla, a través de distintos textos, teorías
psiquiátricas cercanas a los postulados nazis a la hora de catalogar las
enfermedades mentales.
Vallejo Nájera experimentó con una serie de prisioneros
republicanos. Estudió a prisioneros de la Brigadas Internacionales y a un grupo
de mujeres que habían sido capturadas en 1937 tras la toma de Málaga por las
tropas sublevadas. Estos estudios le valen a Vallejo Nájera para publicar un
artículo titulado Psiquismo del fanatismo marxista y un texto titulado La
locura en la guerra. Psicopatología de la guerra española, ambos publicados en
1939.
Vallejo Nájera establece en estos textos al marxista como un
débil mental. Y aquí marxista hay que entenderlo en una visión amplia, donde
dentro del vocabulario franquista aglutina a todas las tendencias políticas que
se opusieron al golpe militar de Franco. Vallejo Nájera afirmaba cosas como las
siguientes en sus trabajos: “La idea de las íntimas relaciones entre marxismo e
inferioridad mental ya la habíamos expuesto anteriormente en otros trabajos.
La comprobación de nuestra hipótesis tiene enorme trascendencia
político-social, pues si militan en el marxismo de preferencia psicópatas
antisociales, como es nuestra idea, la segregación de estos sujetos desde la
infancia, podría liberar a la sociedad de plaga tan terrible”[2]
Aquí Vallejo Nájera habla de segregación por motivos
ideológicos. Una cuestión que será la base para el posterior robo de niños que
se desarrolló durante la dictadura franquista y que incluso la trascendió.
Junto al negocio creado alrededor de estos casos, había una fuerte convicción ideológica
de segregación social de aquellos que consideraban asociales.
Por ello afirma que
existía un “gen rojo” que portaba todos estos inconvenientes sociales. Un “gen
rojo” que podría ser aplacado o curado, si desde el principio se segrega a
aquellos que ya no tienen cura de los que todavía están por formar. Es decir,
la separación de los hijos de los “rojos” de sus progenitores.
Y en este aspecto entraría la visión que tiene de la mujer
de izquierdas el propio Vallejo Nájera. En los estudios que hace sobre las
presas malagueñas escribe los siguiente: Coméntese que en la revolución
comunista española han participado las mujeres altamente en la criminalidad y
que no han dudado en alistarse como milicianas para combatir en los frentes (…)
muriendo muchas de ellas en el parapeto y alguna al pie de la ametralladora que
manejaba con rara habilidad (…)
Son características
del sexo femenino la labilidad psíquicas, la debilidad del equilibrio mental,
la menor resistencia a las influencias ambientales, la inseguridad del control
sobre la personalidad y la tendencia a la impulsividad, cualidades psicológicas
que en circunstancias excepcionales pueden acarrear consecuencias patológicas y
anormalidad en la conducta social (…)
Aunque la mujer suele ser de carácter apacible, dulce,
bondadoso y pacífico ello se debe a los frenos sociales que sobre ella obran,
ya que el psiquismo femenino tiene muchos puntos de contacto con el infantil y
animal”[3].
Considerando a la mujer como una menor de edad y cercana al
animalismo, Vallejo Nájera ve imposible la crianza de un niño para una mujer
que se cataloga como “roja”. Por ello cuando habla de la “higiene mental en la
post guerra” uno de los puntos es sobre educación, donde Vallejo Nájera afirma:
“Educación sexual nacional adecuada a los intereses raciales (…) (para)
conseguir sobre el medio ambiente social de la postguerra una purificación
psíquica a fondo”[4].
Y es precisamente en esa post guerra donde el franquismo,
junto al exterminio al que son sometidos los derrotados en la Guerra Civil,
comienza el robo de niños. Junto a ese negocio hay una perfecta disposición
ideológica y de base pseudo-científica para hacerlo, donde no solo participa el
Ejército, sino también Iglesia.
Vallejo Nájera se presenta así como el mejor exponente de
todo ese desarrollo con sus trabajos. Algo que no se puede pasar por alto pues
es fundamental para el entendimiento de la tragedia que significo el robo de
niños. Una más dentro del régimen franquista."
(Federación
estatal de foros por la memoria, Julián Vadillo, 2 de julio de 2012)
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