LA CORTE DE LOS MILAGROS
A María Fátima Báñez, ministra de Empleo y del Falso Nueve,
le fallaron todas las previsiones. El esfuerzo titánico puesto por esta mujer,
que no cobra el SMI, para solucionar el “drama de los desempleados” no ha sido
suficiente o ha sido erróneo.
Cuando su partido
pensó en ella para el Restablecimiento de la Confianza, se sabía su acumulada
experiencia en las sacristías. Así todo se limitaba a rezar. Pero los asuntos
se tuercen cuando se reza en el camino equivocado. Poco después de tomar el
Ministerio mandó a varios subsecretarios de Estado por aquellos lugares de
mayor influencia ante lo divino, ya que la solución al problema del desempleo
incluso a dios se le había ido de las manos: debían pagar misas, rosarios,
novenas, extorsionar a las cofradías y subvencionar el reparto de
vírgenes-maleta por las casas. Lo que fuera necesario con tal de no pasar de
los cinco millones de Sin Trabajo. Ella misma fue a rezar a la Virgen del
Rocío, pero a ésta le rezan muchos y el pobre tarugo policromado no debe dar
para más. Algún monaguillo sugirió a la ministra que quizá había
incompatibilidad entre las vírgenes, pues son muy suyas y no conceden favores a
cualquiera. Así que los desajustes en la Encuesta de Población Inactiva podrían
ser achacables a los celos, a que alguna virgen dijera “ah no, a mí que no me
vengan con esas si al mismo tiempo están rezando a otra”. Así, acabemos, no
bajan las cifras de paro.
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