No a los recortes, no a los rectores
Hay que tener mucha cara dura. El pasado miércoles 5 de
diciembre el rector de la Universidad Carlos III de Madrid, Daniel Peña Sánchez
de Rivera y Bambolla, envió un correo a todos los trabajadores de la
Universidad invitándoles a una “acción conjunta”, la lectura de un comunicado
para “mostrar nuestro rechazo a los recortes presupuestarios que venimos
sufriendo y que se van a acentuar en los próximos Presupuestos Generales del
Estado.”
Entre los invitados a tan valeroso evento no estábamos, sin
embargo, los más de trescientos trabajadores precarios despedidos por él desde
enero de este año. Tampoco los cientos de empleados que desempeñan tareas
básicas y que están subcontratados por empresas de rapiña (Grupo Norte,
Soldene, Copy Red, Grupo Arturo, Clevisa, Viajes El Corte Inglés, etc.), ni los
becarios que hacen el trabajo de profesionales a cambio de 300 euros de mierda,
ni los estudiantes que se han tenido que ir de la universidad porque sus
familias no han podido afrontar la brutal subida de tasas que él mismo exigió
delante de los rectores de la CRUMA.
En la Sección Sindical de CNT en la Universidad Carlos III
habíamos conocido ya bastantes episodios de hipocresía de este señor que
desearía ser marqués, o conde. Ya le vimos prometiéndonos una reunión para
hablar de la readmisión de un compañero que nunca cumplió, le vimos enviando a
la Policía Nacional dentro del campus de Leganés para disolver un piquete
sindical, le vimos amenazándonos con denuncias por agresiones físicas y
verbales por defender nuestra dignidad de trabajadores solidarios, le vemos
todo el día pavoneándose con sus amigotes de empresas, bancos y mafias
políticas en actos protocolarios, conferencias y cenas de gala. Pero la
convocatoria de una concentración para protestar contra los recortes impuestos
por sus enemigos íntimos del PP ya supera con creces nuestras expectativas.
Convocar a sus trabajadores para lavarse públicamente la cara y las manos ante
los próximos despidos con los que va a poner en riesgo la vida de decenas de
familias el próximo 31 de diciembre, es algo que no estamos dispuestos a pasar
por alto.
Para los más legalistas, habría que recordar que la
autonomía universitaria, según el artículo 2 de la LO 6/2001, comprende “la
selección, formación y promoción del personal docente e investigador y de
administración y servicios, así como la determinación de las condiciones en que
han de desarrollar sus actividades, y la elaboración, aprobación y gestión de
sus presupuestos y la administración de sus bienes.” Es decir que, en la práctica,
las universidades públicas tienen plena potestad para contratar a su personal,
determinar sus condiciones de trabajo y elaborar sus presupuestos. O lo que es
lo mismo, si un equipo rector decide pensar verdaderamente en sus trabajadores
en vez de en sus ránquines o en sus farándulas, existen múltiples herramientas
para que nadie se quede en la calle.
Para los que todavía creen que la situación de precariedad
que estamos viviendo se debe a una crisis macroeconómica, no a una estafa a
todos los niveles (incluido el que tenemos más cerca), y que entre todos
tenemos que apretarnos el cinturón, les diríamos que sólo con lo que esta
universidad se gasta cada año en publicidad institucional, en el nuevo
campus-mercado de Puerta de Toledo, en complementos retributivos para
catedráticos, profesores titulares afines o cargos de alta gestión fuera de
convenio, en regalar dinero a empresas privadas a través de chanchullos
formales e informales, en subcontratar a trabajadores en vez de contratarlos
directamente o en organizar saraos donde los docentes se comportan como
patéticos empresarios o como flor y nata de la oligarquía local, sólo con ese
dinero habría más que suficiente para mantener los puestos de trabajo de todo
el personal y para reducir sensiblemente las matrículas que pagan los
estudiantes.
Para los más conscientes, no hace falta ni recordar que este
rector Daniel Peña y su equipo ha sido adalid de la mercantilización de nuestra
universidad, ha hecho todo lo posible por externalizar la mayor cantidad de
servicios, para precarizar el empleo,
por desprestigiar la docencia de materias que no tengan que ver con sus
ideales de competitividad y capitalismo salvaje. En definitiva, el rector
Daniel Peña y su equipo de ridículos han hecho todo lo que han podido por
vender nuestra universidad a los causantes de esta crisis.
¿Cómo es que las consecuencias predefinidas de ese modelo de
venta de la universidad le sorprenden ahora? ¿Cómo puede ser que las secciones
sindicales de CCOO y UGT en esta universidad le aplaudan el gesto? ¿Pero es que
nos han tomado por tontos?
Ahora que el partido favorito de quienes gobiernan esta
universidad, con sus puertas giratorias en ministerios y empresas públicas y
privadas, se apunta al festín de la lucha contra los recortes, los lameculos de
CCOO y UGT, los mismos que firmaron el Pensionazo, el aumento de la edad de
jubilación y consintieron una Reforma Laboral criminal cuando aquellos otros
gobernaban, les acompañan en sus “acciones de protesta”.
Menos mal que el movimiento de trabajadores y estudiantes
hartos de politicuchos de mierda y sindicalistas vendidos es cada vez más
grande y no se va a dejar tomar el pelo. Esta mañana la CNT ha querido aportar
su granito de arena impidiendo que se celebrase este acto hipócrita. Aunque varios
empleados de seguridad agredieron a nuestros compañeros a su llegada al patio
central del campus de Getafe, rompiéndoles su megáfono, nuestras voces fueron
más altas que las suyas y al final el rector y su comitiva de estómagos
agradecidos se tuvieron que meter dentro del edificio de Rectorado sin acabar
de leer su discurso. En muestra de su talante socialdemócrata, lo último que
dijo el rector antes de meterse en el edificio escoltado por sus agresivos
empleados de seguridad fue "sinvergüenza", dirigiéndose a nuestro
compañero recientemente despedido.
Por dignidad, por una universidad autogestionada y libre de
parásitos.
¡¡NO A LOS RECORTES, NO A LOS RECTORES!!
¡¡READMISIÓN COMPAÑEROS DESPEDIDOS!!
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