Benedicto XVI encubrió a un pederasta de EEUU
El Papa Benedicto XVI, por aquel entonces todavía cardenal
Joseph Ratzinger, encubrió, junto con las máximas autoridades del Vaticano, a
un reverendo de Wisconsin (EEUU) que entre 1950 y 1974 abusó sexualmente de
unos 200 menores sordos, según publicó ayer en su portada el diario The New
York Times.
Ante el escándalo protagonizado por el ya fallecido
reverendo Lawrence Murphy, el Vaticano aseguró ayer que la Congregación para la
Doctrina de la Fe, presidida por Ratzinger entre 1981 y 2005, "no fue
informada" sobre los abusos sexuales del padre Murphy "hasta 20 años
después" de su marcha del instituto Saint Johnpara niños sordos.
Es lo que argumentó el portavoz del Papa, Federico Lombardi,
que no explicó por qué Ratzinger, entonces máximo responsable vaticano de
juzgar abusos pederastas, tardó nueve meses en contestar a la carta que le
envió el 17 de julio de 1996 el arzobispo de Mil-waukee (Wisconsin)
advirtiéndole sobre el caso.
Caso omiso a las advertencias
La correspondencia interna de los responsables clericales de
Wisconsin muestra que Ratzinger hizo caso omiso de las advertencias de los
arzobispos que le informaban de los abusos cometidos por Murphy y no contestó
hasta el 24 de marzo de 1997. El entonces secretario de Ratzinger y número dos
de la Congregación, el cardenal Tarcisio Bertone, respondió a la misiva
invitando a la diócesis estadounidense a iniciar un proceso contra Murphy y
recomendándole, entre otras cosas, discreción.
Ese proceso secreto podría haber acabado con la expulsión de
Murphy del sacerdocio. No obstante, Ratzinger volvió a intervenir, parándolo
todo, después de que Murphy le escribiera personalmente diciéndole que se había
arrepentido y estaba enfermo.
"Sólo quiero vivir el tiempo que me queda en la
dignidad de mi sacerdocio", escribió el cura poco antes de su muerte.
"Solicito su bondadosa ayuda en este asunto", rogó. Murphy murió en
1998, a la edad de 72 años, sin ser sancionado ni juzgado por la Iglesia. Fue
enterrado vestido con su hábito sacerdotal.
En vez de tomar medidas disciplinarias, Murphy fue
transferido a otra parroquia, al norte de Wisconsin, donde pasó sus últimos 24
años de vida, trabajando con niños en colegios, iglesias parroquiales y un
centro de detención juvenil.
Los testimonios de sus víctimas cuentan cómo el cura abusó
de ellos en su oficina, en su coche y en sus dormitorios. Arthur Budzinski, que
ahora tiene 61 años, contó al diario como abusó de él cuando tenía 12: "Si
hubiera sido un tipo mezquino, me hubiera alejado, pero era tan simpático, tan
comprensivo, sabía que estaba mal, pero no podía creerlo".
Budzinski y otros alumnos sordos pasaron 30 años intentando
denunciar la situación e incluso reapartieron panfletos a la puerta de la
catedral de Milwaukee. Un amigo de Budzinski, Gary Smith, declaró al periódico
que Murphy abusó de él en 50 o 60 ocasiones.
Abusos sin remordimientos
Finalmente, en 1993, el arzobispo de Milwaukee, Rembert
Weakland, respondió a sus demandas y contrató a un asistente social para que
investigara el asunto. Tras pasar cuatro días con Murphy, este declaró que el
cura había, sin duda, cometido los abusos y que además no sentía ningún
remordimiento por ello.
Aun así, el arzobispo tardó otros tres años en denunciar el
caso. En una carta urgente a Ratzinger, Weakland advirtió de que el asunto
podía convertirse "en un auténtico escándalo en el futuro". Incluso
visitó el Vaticano para pedir que este rompiera su silencio, pero no sirvió de
nada.
El portavoz del Papa, Lombardi, justificó ayer su actitud
del siguiente modo: "Visto que el Padre Murphy era anciano, su salud era
precaria, vivía en aislamiento y no se habían producido nuevas acusaciones en
los últimos 20 años, la Congregación para la Doctrina de la Fe tomó en
consideración la restricción al padre Murphy de su ministerio y pidió que aceptase
la responsabilidad de sus graves actos".
Respuesta "inaceptable"
Las víctimas de los abusos sexuales de sacerdotes en EEUU
tildaron ayer de "inaceptable" la respuesta del Vaticano al
escándalo.
La Red de Supervivientes de abusos de sacerdotes (SNAP)
improvisó ayer una protesta ante la plaza de San Pedro para denunciar el
silencio del Vaticano ante los abusos. La policía les requisó todos los
documentos entre ellos, las copias de las misivas cruzadas entre el Vaticano y
la diócesis de Mil-waukee y unas fotos de Ratzinger y Bertone y les retuvo
durante dos horas y media en una comisaría.
"Qué ironía, las víctimas hemos sido interrogadas por
la policía, mientras que Murphy no tuvo que responder nunca de sus
abusos", se lamentó ayer Peter Isely, de SNAP, en conversación con
Público.
"La actuación de Ratzinger compromete seriamente su
liderazgo al frente de la Iglesia", añadió Isely. Las víctimas piden
"que se abran todos los archivos del Vaticano" y que el Papa ordene
que todos los curas involucrados sean apartados de su ministerio sacerdotal y
entregados a la Justicia.
El cardenal José Saraiva Martins, alto cargo vaticano,
defendió ayer al Papa y aseguró que hay "una maquinación" contra la
Iglesia. "No digo de la masonería, pero sí que hay un ataque programado
que utiliza la pedofilia como pretexto", arguyó. Asimismo, justificó la
cultura del silencio predominante porque hasta ahora la comunidad católica ha
considerado que "los trapos sucios se lavan en familia".
LOsservatore Romano, el periódico del Vaticano, acusa a los
medios como The New York Times de "descuidar los hechos y forzar
interpretaciones para difundir una imagen de la Iglesia católica como si fuera
la única responsable de los abusos sexuales, imagen que no se corresponde con
la realidad. Y que sirve al evidente e innoble intento de llegar a golpear, a
toda costa, a Benedicto XVI y a sus más estrechos colaboradores".
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