EL TERROR COMUNISTA EN ESPAÑA
John Mac Govern
Del "poder de los trabajadores" a la "defensa
de la democracia"
El pueblo español ha conocido algunas de las más sombrías y
brutales experiencias de la historia, pero cabe preguntarse si ha pasado por
alguna más negra y cruel que la que atraviesa actualmente. Durante los últimos
17 meses ha vivido en un infierno en el que Franco hace el papel de diablo,
teniendo tras él a los terratenientes, capitalistas, banqueros, oficiales del
ejército y de la marina, curas; todos ellos decididos a todo precio a oponerse
a los cambios económicos y culturales, a defender sus privilegios y beneficios.
En su sanguinaria represión, estos tiranos españoles han tenido la ayuda de los
estados fascistas extranjeros, Alemania, Italia y Portugal, y de una multitud
de capitalistas reaccionarios de todos los países.
El coraje y la
organización de nuestros camaradas españoles, en su lucha contra Franco y sus
fuerzas bestiales, es, desde la Revolución rusa de 1917, la única luz que ha
brillado entre una larga serie de desastrosas derrotas sufridas por la clase
obrera. Se dice que, desde el 19 de julio de 1936, millón y medio de
trabajadores españoles y de niños han sido asesinados.
El Independent Labour
Party está al 100% junto a los trabajadores de España en su guerra por la
libertad humana. Hemos aplaudido cualquier respuesta favorable al llamamiento a
la batalla común, procediese de donde procediese.
Desde el inicio de la guerra ha habido varios cambios en el
gobierno español y en su política, a causa de presiones exteriores o
interiores.
Rusia ha aprovisionado con algún material militar al gobierno
español. Se reconoce abiertamente que, a cambio, ha colocado a algunos de sus
representantes en puestos esenciales, especialmente en el ejército y la
policía. Se reconoce también que los numerosos cambios ministeriales producidos
desde entonces se han debido, en gran medida, a las intrigas y amenazas de los
representantes comunistas en el gobierno, actuando a las órdenes de la
Internacional comunista.
Es innegable la masiva hostilidad de muchos trabajadores
españoles hacia la presencia de elementos burgueses y moderados en puestos
importantes del gobierno, y hacia el subsiguiente debilitamiento de las
conquistas revolucionarias de julio de 1936. El cambio de objetivo, la defensa
de la democracia en lugar de el poder de los trabajadores, ha provocado entre
los obreros un profundo resentimiento; sin embargo, este cambio ha tenido lugar
bajo la influencia de los republicanos burgueses, del ala derecha socialista y,
en particular, de los comunistas.
Se piensa
habitualmente que este cambio pretendía tranquilizar a los capitalismos francés
y británico. Se considera que Rusia está ansiosa de mejorar sus relaciones con
el gobierno británico para poder establecer una alianza militar. Rusia cree que
la mejor forma de lograrlo es ganarse la confianza del gobierno inglés
repudiando toda revolución social en España.
Para los obreros revolucionarios españoles, los de la CNT,
la FAI y el POUM, era difícil llevar abiertamente la lucha contra esta
peligrosa política. Veían muy bien que se les estaban arrebatando los frutos de
sus recientes conquistas, pero no querían dividir las fuerzas antifascistas y
debilitar así el frente militar, lo que habría facilitado la victoria de
Franco. Pese a toda su prudencia, en Mayo se produjo una resistencia espontánea
cuando los trabajadores de base salieron en Barcelona a la calle, rechazando
entregar sus armas y abandonar algunas posiciones clave. El POUM no organizó
está resistencia, pero, cuando se produjo, se colocó junto a los obreros.
Este fue el inicio de una acción comunista para desarmar a
todos los que se oponían a la política de la Internacional comunista en España.
El POUM fue disuelto y sus periódicos prohibidos.
Al comienzo de la guerra contra Franco el partido comunista
español era débil, pero el abastecimiento ruso de armas le dio una influencia y
una participación en el gobierno desproporcionada a sus verdaderas fuerzas. El
partido comunista tenía una débil militancia, pero pronto demostró que lo que
le faltaba de inteligencia era sobradamente compensado por el jesuitismo y una
atroz brutalidad.
Tras la resistencia de las jornadas de Mayo, reclamaron el
nombramiento de un comunista español, Burillo, como jefe de la policía de
Barcelona. Tan pronto como éste se instaló, también lo hizo la Cheka de la
Comintern, y comenzaron a producirse, de forma masiva, arrestos, secuestros,
torturas, desapariciones y asesinatos de los opositores a la política
comunista. Andrés Nin, ex-ministro de Justicia en el gobierno catalán y
secretario general del POUM, fue colocado de forma especial en el punto de mira
de la Cheka y demás ejecutores de los designios de la Comintern. Los comunistas
le acusaron de ser un espía fascista, fue detenido, trasladado a Madrid y
asesinado de forma odiosa.
Nin había sido una importante figura del partido comunista
español y tuvo mucha influencia en Moscú, pero defendió a Trotsky, repudió el
cambio de política de la Internacional Comunista y formó el POUM, por lo que
resultaba particularmente odioso para la Cheka.
En España, criticar la línea contrarevolucionaria del Frente
Popular y criticar a Moscú es poner en peligro la vida. Si se es miembro del
POUM; o simplemente se le defiende de las calumnias comunistas, eso resulta
suficiente para ser detenido y encarcelado. Actualmente, hay más de 3.000
combatientes antifascistas tras los muros de las prisiones españolas, siguiendo
las órdenes de la Comintern. Entre ellos están centenares de miembros del POUM,
incluidos sus dirigentes más conocidos, así como centenares de miembros de la
CNT y del ala izquierda de la UGT.
La larga mano de la Cheka ha llegado fuera de España. La
mujer de Joaquín Maurín, el dirigente del POUM que Franco tiene prisionero,
vive en París. Su casa fue asaltada por los comunistas franceses. Invadieron su
apartamento, cortaron su teléfono, cerraron las puertas con llave y se pusieron
a rebuscar entre sus documentos y libros. La Cheka, a las órdenes de Moscú,
actúa incluso en Francia.
¿Por qué hemos ido a España?
El ILP y el Buró Internacional de partidos socialistas
revolucionarios han enviado tres delegaciones sucesivas a España para reclamar
la liberación o un proceso público para los revolucionarios encarcelados.
Fenner Brockway participó en la primera delegación, en julio; se le prometió un
próximo proceso público para los dirigentes del POUM. James Maxton estuvo en
España en agosto, con la segunda delegación; obtuvo la liberación de algunos
prisioneros y, de nuevo, la promesa de un cercano juicio a los dirigentes.
Pero, a finales de noviembre, aún no había noticias del proceso y estábamos muy
inquietos, no sólo por que continuaban los encarcelamientos, sino también por
nuevas desapariciones y por las amenazas de muerte contra Pabón, el famoso
abogado español que se había encargado de la defensa de los dirigentes del
POUM. Se amontonaban las pruebas de la ferocidad de la Cheka.
Por tanto, se decidió enviar una nueva delegación a
Barcelona y se pidió al profesor Félicien Challaye, de la Universidad de París,
y a mi mismo que asumiésemos esa tarea. Nuestra misión consistía en visitar a
los miembros del gobierno para presionarles en el sentido de que liberasen a
los dirigentes del POUM o pusiesen ya en marcha el proceso; también debíamos
reclamar una amnistía para todos los presos antifascistas, investigar las
condiciones de vida de los prisioneros y verificar si las ferocidades y los
asesinatos que se atribuían a la Cheka de la Comintern eran ciertas. Además del
objetivo humanitaria, también pensábamos que una amnistía y el poner fin a las
operaciones de la Cheka reforzarían el frente de la clase obrera contra Franco
y sus aliados italianos y alemanes.
Partimos hacia Barcelona decididos a hacer todo lo posible
para lograr la libertad de los prisioneros antifascistas, impulsar la unidad de
la clase obrera y ayudar a la lucha contra el capitalismo fascista en España y
en el mundo entero.
La destrucción del Frente Obrero por los comunistas
Los comunistas denuncian siempre al POUM, a la CNT y a Largo
Caballero, dirigente de la izquierda de la UGT, como causantes de la división
del frente antifascista y de debilitar la lucha militar contra Franco. Todo lo
contrario. La Comintern y los comunistas españoles a las órdenes de Moscú son
quienes han quebrado el frente único de los trabajadores y saboteado la lucha
militar. Es fácil de demostrar.
Al comienzo, la unidad era magnífica. Pese a profundas
diferencias teóricas, sindicalistas, socialistas, anarquistas, comunistas y
socialistas revolucionarios del POUM estaban juntos. Combatieron, codo con
codo, a los fascistas, formaron las milicias obreras coordinadas por un Consejo
militar único, en el que se había realizado la unidad de mando para combatir en
un frente común contra Franco.
Todas las fracciones de la clase obrera estaban
representadas en el gobierno. Fue la Comintern quien destruyó esa unidad. Envió
instrucciones para que el POUM fuese excluido del gobierno, lo que las otras
fracciones de la clase obrera consintieron... por amor a las armas rusas.
Después, fueron excluidas del gobierno de CNT y UGT, y las filas de UGT fueron
escisionadas de arriba a abajo por las maniobras comunistas. Ahora, los
movimientos obreros masivos están fuera del gobierno y hay entre ellos una
intenta amargura contra los comunistas.
La única manera de restablecer la unidad antifascista en
España en oponerse a la política comunista, liberar a los presos de las otras
secciones de la clase obrera y animar así a todas ellas a implicarse totalmente
y con todas las responsabilidades en la lucha.
Los comunistas son los principales responsables del
debilitamiento de la lucha militar. Rechazaron que se enviasen armas al Frente
de Aragón, porque las fuerzas antifascistas que allí combatían estaban formadas
por miembros de la CNT y del POUM. Si se les hubiese dado las armas adecuadas,
este ejército antifascista llevaría meses en Zaragoza, la presión sobre Madrid
habría sido aliviada y los fascistas no habrían logrado apoderarse del País
Vasco y de Asturias. Ahora se reconoce que ese fue el gran error estratégico de
la guerra. Los comunistas sacrificaron la guerra a su hostilidad política
contra la CNT y el POUM.
Los comunistas debilitaron la lucha militar de otras muchas
maneras: la ruptura del Frente obrero creó necesariamente una disminución de la
solidaridad y del entusiasmo en el ejército; por otra parte, los oficiales
burgueses en número creciente impuestos por los comunistas resultaron ser mucho
peores que los oficiales obreros de las milicias obreras. Málaga, Santander y
Bilbao lo demostraron.
Reconocemos plenamente la importancia de las armas rusas y
de la Brigada internacional, pero el precio pagado ha sido demasiado caro, por
los efectos desastrosos que tuvo la ruptura de la unidad y el sectarismo
militar del que los comunistas son responsables.
Por ese motivo, al ir a España nuestro objetivo iba más allá
de la liberación de los trabajadores antifascistas encarcelados, pues queríamos
contribuir también a la unión de todas las fuerzas obreras contra Franco y al
restablecimiento de condiciones que permitiesen un esfuerzo militar común para
derrotar al fascismo.
NUESTRAS VISITAS
Con el Ministro de Justicia
Nuestra primera visita en Barcelona fue al Ministro de
Justicia, Irujo. Hablamos abiertamente sobre una amnistía para los
antifascistas encarcelados. El ministro, católico vasco, muy enemigo del
fascismo, nos escuchó con gran simpatía. Nos indicó que, poco tiempo antes, el
gobierno se había planteado una amnistía y que todos los ministros, salvo los
dos comunistas, habían estado de acuerdo en liberar a todos los presos
realmente antifascistas. Por el contrario, los comunistas estaban violentamente
en contra de cualquier liberación, y, dado que el partido comunista pertenecía
al Frente Popular, no era fácil actuar sin su consentimiento.
Irujo añadió que, sin embargo, "a pesar de la oposición
comunista", el gobierno se preparaba a soltar a los prisioneros lentamente,
uno a uno, cuando el 21 de noviembre tuvo lugar una gran manifestación de la
CNT y de los militantes socialistas ante la prisión de Valencia, amenazando con
echar las puertas abajo si no se liberaba a los presos. Entonces, añadió el
ministro siguiendo la fórmula habitual de todos los gobiernos, "Queríamos
actuar, pero no queríamos hacerlo bajo la amenaza de la violencia".
Igualmente, plantee el tema del posible canje de Joaquín
Maurín por un prisionero fascista, pues Maurín no sólo era dirigente del POUM
sino también miembro del Parlamento. Es prisionero de Franco desde agosto de
1936, y actualmente se encuentra en una prisión militar de Zaragoza. Yo tenía
una lista de fascistas importantes que se encontraban en las cárceles
gubernamentales y sugerí uno de ellos, Lucia, que también era miembro de las
Cortés, podría ser canjeado por Maurín. Irujo replicó que el gobierno había
hablado recientemente de ello, y que solamente se habían opuesto los
comunistas. Sin embargo, me autorizó a dirigirme al Ministro de Asuntos
Exteriores británico de parte del gobierno español, solicitándole que hiciese
las gestiones necesarias. Me dijo también que mantendría su palabra.
Tras mi retorno a Inglaterra, llegó la noticia de que el
gobierno español había dado a la Cruz roja internacional una lista de
prisioneros fascistas que podían ser canjeados por Maurín, lo que conforma la
promesa de Irujo.
Preguntamos también si era cierto que una hermana de Díaz,
secretario del PCE, había sido canjeada por un fascista. Nos respondió que los
miembros comunistas del gobierno habían insistido en que fuesen canjeadas la
hermana y la madre de Díaz; de hecho, ambas fueron canjeadas a cambio de dos
importantes jefes fascistas que estaban en las cárceles gubernamentales.
Irujo nos aseguró que él estaba a fondo "por la
libertad" y que haría todo lo posible para conseguir una amnistía general.
Él y su hermano, que asistía a la entrevista como su secretario particular,
protestaron enérgicamente contra la mentira comunista de que Nin o cualquier
otro líder del POUM hubiesen tenido relaciones con Franco.
Solicitamos visitar las cárceles de Barcelona. Se nos
entregó una carta oficial del director de prisiones autorizándonos a entrar en
cualquier cárcel y permitiéndonos visitar a Julia Landau en el Hospital general
de Barcelona, donde había sido transferida tras 11 días de huelga de hambre en
la cárcel de mujeres y cuyo marido, antifascista alemán que había prestado
grandes servicios en la lucha contra Hitler, había sido asesinado por los comunistas.
En la cárcel modelo
El 28 de noviembre fuimos a la Cárcel modelo de Barcelona y
presentamos nuestras autorizaciones al director de la cárcel de hombres. Fue
muy cortés y nos llevó junto al médico de la prisión. Se nos dijo que había
1500 prisioneros, de los que 500 eran antifascistas, 500 fascistas y 500
comunes.
Como era domingo y hora de visita, nos encontramos en
presencia de 500-600 visitantes pidiendo ver a sus amigos. Como corresponde,
los presos de izquierda estaban en el ala izquierda de la cárcel. Entramos en
una sala muy grande, a través de una inmensa puerta de hierro de 6 metros de
ancho y 3,5 metros de alto. Los presos se habían enterado de que íbamos a
llegar y nos dieron una calurosa bienvenida.
El problema era quién iba a comenzar a contarnos las
brutalidades cometidas por la Cheka contra ellos, antes de entrar en esta
cárcel. Un preso italiano nos hizo una notable descripción de las torturas que
le habían sido infligidas en una celda subterránea. Fue atado al muro, las
manos encima de la cabeza, con dos guardas colocados a ambos lados y con
bayoneta en el fusil, mientras que un joven oficial de la Cheka apuntaba, con
la mano derecha, un revolver hacia su pecho, sosteniendo unos papeles en la
mano izquierda. El oficial le sometió a un interrogatorio de tercer grado,
pretendiendo que su documentación era falsa y conminándole a revelar dónde
podrían estar algunos de sus camaradas, bajo la amenaza de matarle y arrojar su
cuerpo a una cloaca que pasaba por al celda. Fue sometido a esta tortura,
durante cinco o seis horas diarias, hasta que, finalmente, se le transfirió a
la Modelo.
Challaye y yo hablamos también con un francés que había
pertenecido al ejército francés y que había abandonado su situación para venir
a combatir al fascismo en España. Había sido nombrado oficial en el ejército
español gubernamental y combatió en el frente de Madrid durante más de 5 meses.
La única razón que le había llevado hasta la Cárcel modelo era que había
expresado francamente su opinión sobre la Comintern y los métodos de la Cheka.
Me dio una espléndida impresión. Sufría como un ultraje espantoso llevar más de
4 meses en prisión: "Que se me haga un proceso si he cometido alguna
falta, y si no, que se me ponga en libertad".
Había muchos prisioneros que había sido heridos combatiendo
contra Franco, y que, sin embargo, ¡estaban en prisión acusados de ser aliados
de Franco! Nuestra delegación muy recibida especialmente bien por los presos
del POUM, y pasamos una hora en la celda de Gironella, en la que se encontraban
varios presos más.
En esta prisión había una verdadera internacional de presos,
procedentes de Francia, Grecia, Alemania, Italia, Austria, Bélgica, Holanda,
Suiza, América y España. Todos ellos nos insistieron en que diéramos a conocer
las brutalidades de la Cheka, con sus torturas, su "tercer grado" y
sus asesinatos de militantes socialistas que luchaban en España.
Cuando resolvimos abandonar la cárcel, hubo un movimiento
espontáneo de todo el mundo hacia la puerta. Los presos cantaron dos himnos de
la CNT, seguidos de La Internacional y de gritos a favor de la CNT, de la FAI y
del POUM. El delegado del ILP fue especial objeto del reconocimiento
internacional; finalmente, hubo gritos de "¡Abajo la Cheka de la
Comintern!" y violentos abucheos contra ella. Resultaba muy emocionante
ver a los 500 presos antifascistas, jóvenes en su mayoría, llenando las
galerías, las escaleras y la sala, con el puño cerrado, la mirada brillante, la
cabeza alzada en actitud de desafío. Lo último que vimos fue a centenares de
hombres aplaudiendo, al otro lado de la inmensa puerta de hierro, símbolo de la
Cheka del Comintern. Por esos medios pretendían suprimir el movimiento
revolucionario en España con el propósito de remplazar la consigna "poder
obrero" por la de "Democracia burguesa". La Internacional
comunista y su organización de asesinos están haciendo nacer un odio formidable
contra ellos. Un día, estallará la tempestad y destruirá su espantoso
gangsterismo. Será un desastre para todos los que hayan participado en él.
El director y el médico no habían visto nunca a los presos
tan emocionados y temían una revuelta, por lo que se nos pidió dirigirnos
tranquilamente hacia la oficina. En el camino, nos encontramos con Aurelio
Fernández, ex-jefe de policía de Barcelona (CNT), que nos contó que llevaba
tres meses y medio en la cárcel. Un año antes, John Mac Nair y yo habíamos sido
muy bien sido recibidos por él en Barcelona, pero ahora estaba en la cárcel por
voluntad de su sucesor comunista, Burillo. El pretexto para la detención fue la
desaparición y muerte de un oficial de policía durante su período al frente de
la policía.
En la cárcel de mujeres
Nuestra siguiente visita fue al Hospital general, donde
Julia Landau estaba prisionera y enferma a causa de su huelga de hambre.
Llevaba encarcelada más de 5 meses, durante los que su marido había sido
secuestrado por la Cheka, torturado y asesinado. Pese a todo, la encontramos
llena de combatividad. estaba orgullosa de su lucha contra la Comintern y la
Cheka. Era una mujer pequeña, de metro y medio de alto y unos 45 kilos de peso,
pero llena de coraje y energía. Julia tenía a su lado dos guardias armados y
nadie podía verla sin autorización.
Julia había escapado con su marido del terror hitleriano y
se había refugiado en París. Ambos tenían un pasado de heroísmo en la lucha
antifascista. Cuando estalló la guerra civil española, fueron a España para
ayudar, en la medida que fuera posible, a la derrota de Franco. Cuando Julia
fue detenida por la Cheka, logró prevenir a su marido, lo que le permitió
escapar, pero en los días siguientes muchas víctimas fueron sometidas a tortura
y al tercer grado para, bajo amenaza de muerte, obligarles a revelar donde se
ocultaba Kurt Landau. Un comunista alemán, cuyo nombre poseo, era uno de los oficiales
de la Cheka del Comintern y, tal y como hemos sabido por un preso que la
sufrió, decía "Es preciso que cojamos a Kurt Landau y que le matemos, pues
es un opositor a la Comintern y al Frente Popular, un trotskysta del
POUM". Finalmente, Kurt fue descubierto, secuestrado y matado por orden de
la banda de asesinos de Moscú.
Habíamos planteado el caso de Julia al ministro de Justicia.
Éste nos dijo que la había visitado en prisión, la había disuadido de hacer
huelga de hambre y la había informado francamente de que su marido había
muerto. El ministro la liberó al día siguiente de nuestra visita, pero ella se
encontró en una difícil situación, pues los comunistas le habían robado toda su
documentación y su pasaporte, sus certificados de nacimiento y de matrimonio,
como hacen siempre. A petición nuestra, recibió nuevos documentos oficiales, al
igual que otra camarada alemana, Else Homberger, que, pese a tener un pasado de
cinco años y medio de lucha obrera en España, había estado encarcelado 5 meses,
uno de ellos en la prisión secreta de la Cheka que describiré más tarde. Su
marido estaba en el frente, y fue expulsado a Francia cuando vino a visitar a
su mujer.
En la cárcel de mujeres, que visitamos inmediatamente, vimos
un grupo muy variado de presas antifascistas, que estaban mezcladas con las
presas comunes. Entre ellas había una familia de tres personas: madre, hija y
nuera. El marido de esta última estaba en el frente y ella le había avisado de
que se quedase allí, ya que su vida estaría en peligro si volvía. Era una joven
alemana, Erika Jilpen, encinta de 6 meses. Llevaba más de 6 meses en la cárcel
por el solo hecho de ser, como otras presas, miembro del POUM.
Tuve una larga conversación con la doctora Carlotta
Margulin, una alemana que hablaba muy bien el inglés. Estaba en España desde
hace 4 años, y más de 5 meses en prisión. Se había encargado del primer tren
sanitario en el Frente de Aragón y, después, del Hospital Maurín; se había
adherido al POUM, por lo que fue detenida. Durante las primeras semanas, había
estado en la cárcel secreta de la Cheka, donde se la sometió al tercer grado
durante cinco horas y media. Fue a ella a quien el oficial de la Cheka de la
Comintern dijo que Kurt Landau debía ser asesinado. La doctora Margulin fue
amenazada varias veces antes de ser transferida a la cárcel de mujeres. Me
alegra decir que, tras mi retorno a Londres, supe que había sido liberada.
Con otros dos ministros
Visitamos al ministro del Interior Zugazagoitia, del ala
derecha del socialismo. Hablamos dos horas con él. Deploraba la desaparición de
Andrés Nin y Kurt Landau, y nos aseguró que se estaba llevando a cabo una
enérgica investigación. Reconoció abiertamente que la acusación de que los
líderes del POUM estaban relacionados con Franco era una calumnia.
Yo le preguntaba: "¿Cómo es posible que Aurelio
Fernández, de la CNT, jefe de policía bajo el gobierno precedente, esté en
prisión por la desaparición de un oficial, mientras que está en libertad
Burillo, jefe comunista de la policía cuando desaparecieron Andrés Nin, Kurt
Landau, Erwin Wolf, Marc Rhein, Georges Tioli y otros"? El ministro no
pudo explicarlo. Como respuesta a una pregunta sobre el poder de la Cheka, nos
dijo: "¿Qué queréis? Hemos recibido ayuda de Rusia y, a cambio, hemos
tenido que permitirles algunas cosas que no nos gustan". Nos prometió
acelerar para todos los presos verdaderamente antifascistas.
Hicimos también una visita a Miravitlles, ministro de
Propaganda. Vimos nuevas filmaciones de un ataque sobre Madrid y de las
ofensivas sobre Belchite y Aragón, y mantuvimos una larga conversación con él,
que deploraba la muerte de su amigo Andrés Nin y nos contó que cuando éste fue
detenido él telefoneó a varios ministros para alzarse contra la hipótesis de
que Nin tuviera cualquier relación o simpatía hacia Franco. Pensaba que había
sido un error apoyar la resistencia de Mayo, pero decía que se trataba de un
conflicto interno entre antifascistas y que no había duda de que Nin y algunos
otros habían sido asesinados.
En la cárcel secreta de la Cheka
Nuestra última visita fue a la cárcel secreta de la Cheka.
Varios buenos camaradas nos habían advertido de la existencia de esta cárcel.
Presos que habían estado allí nos habían contado como dormían sobre el suelo,
hombres y mujeres en la misma celda, vigilados por guardianes y sin luz. Yo no
podía olvidar el relato del camarada italiano sobre las torturas que sufrió en
la celda por la que pasaba una cloaca. Cuando nos acercábamos a esta prisión,
no podía dejar de preguntarme: "¿Cuántos seres humanos han sido torturados
y asesinados por la moderna Inquisición?".
Tras subir los peldaños que llevan a la entrada de la
prisión, encontramos el camino cortado por dos guardias armados con fusiles y
con la bayoneta calada. Presentamos nuestra autorización del director de
prisiones y del ministerio de Justicia para visitar las cárceles, y ellos
dijeron algo hacia el interior. Apareció un oficial, que miró nuestras
autorizaciones con evidente desprecio. Nos indicó que no recibía órdenes del
director de prisiones o del ministerio de Justicia, pues no eran sus jefes. le
preguntamos que quién era entonces su jefe, y nos dio una dirección, la del
cuartel general de la Cheka. Su rechazo a permitirnos visitar la cárcel y ver a
los presos era total y definitivo.
Debo añadir que este oficial, así como sus guardias armados,
nos dieron, tanto a Challaye como a mí, una impresión mucho peor que los
oficiales que habíamos visto hasta entonces, pues tenían todas las
características de los gangsteres.
Nos trasladamos al cuartel general de la Cheka, en la Puerta
del Ángel 24. Entramos en un patio y por un pasillo llegamos a una habitación
interior que tenía toda la pinta de un lugar de detención. Observamos que sobre
la mesa había numerosos libros rusos de propaganda y periódicos comunistas, así
como algunos otros libros y periódicos.
Tras una corta espeta, entró una joven que nos preguntó qué
queríamos. No ocultó que sabía quienes éramos y que había sido avisada de
nuestra llegada desde la cárcel. Tomó los documentos que nos autorizaban a
visitar las prisiones, y en seguida aparecieron dos hombres jóvenes que no eran
españoles. Nuestro intérprete, conocedor de muchos idiomas y países, estaba
convencido de que uno era ruso y otro alemán.
El ruso nos informó de que no podíamos ver el interior de la
prisión ni hablar con los presos. Contesté que teníamos autorizaciones del
director de prisiones y del ministro de Justicia, y preguntamos que si nuestro
interlocutor era acaso más poderoso que el gobierno, añadiendo que si se nos
negaba la entrada estaríamos obligados a sacar las conclusiones pertinentes.
Los dos oficiales fueron turbados evidentemente por esta
directa respuesta y se retiraron a hablar entre ellos o a pedir órdenes. Cuando
reaparecieron, se repitió la negativa, ante lo que ya sólo nos quedaba el
retirarnos, pero antes de hacerlo preguntamos si podíamos telefonear al
ministro de Justicia. La respuesta fue: "No, lo haremos nosotros".
pasaron 10 minutos y se nos informó de que Irujo no estaba en su oficina, pero que
su secretario nos rogaba que no insistiésemos en visitar la prisión.
Era un desafío directo al gobierno. Hasta entonces, teníamos
la intención de abandonar Barcelona ese mismo día, pero, dadas las
circunstancias, decidimos quedarnos y comprobar quién sería el vencedor: el
Gobierno o la Cheka.
A la mañana siguiente, telefoneamos al ministro de Justicia
e informamos a su secretario de que no habíamos podido ver a los presos. Nos
contestó: "No debéis dejar Barcelona con la impresión de que el gobierno
no tiene esa cárcel bajo su control. Si queréis que nos encarguemos de ello, os
garantizamos que podréis entrar en ella". Durante algunas horas, pensamos
que, pese a todo, el ministro tenía esa cárcel bajo su control, pero cuando,
tal y como se nos había indicado, telefoneamos a su oficina a las 12,30, el
secretario nos contestó que no había tenido éxito. Estaba claro que el ministro
de Justicia no era capaz de obtener el permiso de la Cheka. Se nos prometió que
harían un nuevo esfuerzo y quedamos en telefonear al día siguiente, pero cuando
lo hicimos nos dijeron que se estaban haciendo cambios en la prisión y que eso
dificultaba las visitas. Pedí entonces ver a los presos en la puerta de la
prisión, especialmente a Georges Kopp, Eva Sitting y algunos otros. Pero no tuve
éxito.
La máscara había caído. Habíamos levantado el velo y
demostrado dónde residía el verdadero poder. Los ministros querían, pero no
podían. La Cheka no quería, y era ella quien podía. Nos dimos cuenta de que si
insistíamos más podríamos estar nosotros mismos en peligro.
CONCLUSIONES
Hay dos brigadas internacionales
Rusia ha comprado España. A cambio de las armas de la ayuda
rusa, la Comintern ha recibido un poder tiránico que utiliza para encarcelar,
torturas y matar a los socialistas que no aceptan la línea comunista. Hay dos
brigadas internacionales en España: una, la que combate en los campos de
batalla y que ha sido constituida por el movimiento socialista internacional;
la otra, es una Cheka internacional formada por gangsteres a las órdenes de la
Comintern y procedentes muy particularmente de Alemania e Italia. Lenin decía
en otra ocasión: "Los jefes tienen generalmente pasaportes en sus
bolsillos, pero como no hay bastantes pasaportes los militantes de base deben
quedarse en el interior, frente al enemigo". Los funcionarios comunistas
alemanes e italianos que han escapado de Hitler y Mussolini han adoptado ahora
los mismos feroces métodos del fascismo.
La Cheka comienza por destruir la autoridad moral de todo
dirigente obrero honorable, difamándole; después actúa por medio de
detenciones, secuestros, torturas y asesinatos. Las víctimas de esta asociación
de criminales yacen actualmente en Barcelona, en Valencia y en Madrid. ¿Dónde
están Andrés Nin, Erwin Wolff, Marc Rhein, Georges Tioli y tantos otros? ¿Dónde
están todos los buenos camaradas que han desaparecido en las ciudades de
España?
Una carta significativa
¿Por qué Benito Pabón, el famoso abogado español, ha tenido
que abandonar España, atravesar Francia y embarcarse hacia Filipinas? Dejemos
hablar a Pabón:
"Es muy difícil para quien parte tan activa tomó, como
me sucede, en los acontecimientos de España desde el 19 de julio, romper sin
esfuerzo supremo todas las ligaduras afectivas, nacidas a través de esta
actuación. Había puesto en ella tal dosis de cordialidad que hasta el momento
-¡caso raro!- tenía la seguridad de no haberme creado un solo enemigo. He
repetido hasta la saciedad, en todas mis conversaciones con las diferentes
organizaciones antifascistas, en todas las reuniones y en todos mis discursos,
que estaba firmemente convencido de que una lealtad mutua, una unidad de acción
y de objetivo eran lo único que podría darnos la victoria...
Sin embargo -he aquí lo extremadamente doloroso-, el afán de
hegemonía de ciertos sectores y destacadísimamente del comunista, ha hecho que
donde se debió llegar a una armonía y compenetración perfectas, sólo existían
odios, desavenencias y luchas sordas e intestinas que acabarán por dar al
traste, ayudados por notorios errores de gobierno, con la capacidad de
resistencia de nuestra retaguardia.
El hecho es que, a causa en gran parte de la ayuda real y
efectiva dada por Rusia a la guerra, el partido comunista gobierna hoy como le
place los destinos de la España republicana. Si no va más lejos en la destrucción
de los demás grupos políticos es solamente porque, por el momento, esto no le
parece deseable ni ventajoso. En efecto, todavía debe mantener ciertas
apariencias, tanto en España como en el extranjero.
Y esta hegemonía del Partido Comunista supone, y los hechos
de demuestran, la implantación de los métodos políticos característicos de
Rusia. La desaparición y asesinato de Nin fue un síntoma alarmante y trágico.
La organización comunista, con la complicidad de sectores de la Dirección
general de Seguridad, burlando la buena fe del señor Zugazagoitia -tan buen
periodista como detestable ministro de la Gobernación-, lo secuestró y asesinó.
Y no bastándole con esto, inventó el burdo cuento, muy apropiado para niños o
idiotas, de haber sido arrebatado a la policía por una organización fascista,
con la que el ex-secretario de la Internacional Sindical Roja -según ellos,
estaba de perfecto acuerdo. Lanzados por este camino, los secuestros se repiten
y poniendo empeño en acabar con todos los que no se someten a sus propósitos,
los comunistas usan no ya sólo la violencia, sino lo que aún es más repugnante:
de todos los resortes que Maquiavelo pudiera soñar como empleados contra los
enemigos de los dueños del poder. La vida, la libertad y la honra, el prestigio
de cualquiera por muy alto que esté, no merece el menor respeto. A diestro y
siniestro, falsificando si es preciso documentos e inventando historias, lanzan
las excomuniones calificando de traidores o de espías a los hombres de más
clara historia revolucionaria[...]
He tomado mi decisión, pero antes de alejarme de España he
creído un deber dar estas explicaciones. No fue el menor motivo, en mis dudas
sobre el retorno a Valencia, el afán de defender a los compañeros de ustedes,
militantes del POUM, sometidos al más injusto y absurdo de los procesos. no fue
la menor entre las razones que me hicieron dudar. Si estuviese convencido de
que quedarme en España daría algunas garantías a vuestros camaradas, no habría
dudado en quedarme, incluso contra mis propios intereses. Desgraciadamente he
de confesarles que conociendo a fondo la situación, todo mi esfuerzo, es decir,
todo lo que se me había de permitir, lo considero inútil y lleno de riesgos.
Recientemente, en la España antifascista se ha adoptado una
teoría más abracadabrante que todas las que hubiésemos creído posibles durante
el período más despótico de la monarquía. Es la teoría de que un abogado que
defiende una causa puede, por esa sola razón, ser acusado de complicidad con
los actos de que son acusados sus clientes. Esa ha sido, en efecto, la
explicación dada para la detención y encarcelamiento de algunos abogados bien
conocidos. La prensa comunista formula claramente la opinión de que, siendo yo
el abogado del POUM, era por tanto un traidor, un espía y un amigo de Franco,
como se acusaba de serlo a mis clientes. En semejante atmósfera, en la que las
calumnias son inventadas y las falsedades establecidas de un día para otro,
¿podéis decirme que garantías podía tener de que mi papel de abogado defensor no
se habría trocado en el de acusado, sin ninguna posibilidad de defenderme
contra todas las calumnias que hubiesen querido descargar sobre mi cabeza?[...]
Desde aquí y desde cualquier lugar fuera de España, estoy
dispuesto a ayudaros informando sobre los verdaderos hechos de este proceso. He
abandonado todo, me voy completamente desilusionado. Yo descargo mi corazón
ante vosotros, lleno de tristeza por haber abandonado un país en el que he
trabajado con lealtad para tratar de remediar, en la medida de mis fuerzas, las
injusticias de las que sufre nuestro pueblo" (Carta de Benito Pabón a la
comisión ejecutiva clandestina del POUM).
¿Terrorismo del Comintern o Libertad socialista?
Moscú querría cerrar todas las bocas, encadenar todos los
miembros y reducir, en el mundo entero, a cada militante a mero maniquí. Moscú
compra y corrompe a los dirigentes en cada país, y gasta sumas considerables en
su propaganda. Esta traición será pagada a un precio terrible y, contra ella,
se está forjando en cada país una enorme hostilidad. Los amigos de Rusia están
horrorizados por los asesinatos masivos que se cometen. Comenzamos a entender
las razones por las que Trotsky y sus partidarios desterrados y mortalmente
amenazados.
Estoy profundamente convencido, por el estudio y la
experiencia de la política comunista, de que ayudar a que los comunistas
obtengan algún lugar en el movimiento obrero es una criminal locura. Por mi
parte, no puedo excusar ni defender sus actuaciones: el honor humano exige que
se denuncie su conducta bestial.
Si el socialismo significase lo que Moscú pretende imponer,
yo no sería socialista. El socialismo por el que yo milito debe dar libertad y
no tiranía a los trabajadores. Yo denunciaré todas las tiranías. Los
trabajadores de Gran Bretaña deben escoger entre el terror del Comintern y la
Libertad socialista. Sé muy bien cuál será su opción cuando lo sepan.
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