Nota de prensa sobre Mercadona
Ya Guy Debord nos hablaba en su “Sociedad del Espectáculo”
de un mundo atrofiado e incapaz de hacer análisis y solo susceptible a la
excitación de la publicidad que llegan por los medios de comunicación de masas,
debido a la sustitución de la representación a todo lo que fue realidad, y la
colonización de la mercancía sobre la vida social.
Solo de semejante
patraña se puede lograr la convicción de que una empresa, en este caso
Mercadona, nos venden la moto de ser la empresa que ha conseguido contratar a
6.500 trabajadores en estos tiempos de crisis.
¿Fuente de algún organismo objetivo o al menos ministerial?
O más interesante todavía: ¿datos de despidos y de sus características? No hay
nada, ¿acaso temen unas cifras multiplicadas por el doble a su sacrosanta nota
publicitaria de “los 6.500”?
Durante muchos
años nos vendieron el cuento de Mercadona como el supermercado más barato. Hoy
en día sabemos que eso no es así, por múltiples estudios, entre ellos, los de
la propia OCU. No citaremos cuáles son los más baratas, no vamos a hacer
publicidad de otras empresas que, a fin de cuentas, son también otros explotadores que no se cortan lo más mínimo
en despedir a sus empleados ante cualquier motivo economicista, pero es obvio
que hay mucho mito sobre la empresa de Juan Roig.
Pero lo que ocurre
en Mercadona ya es preocupante. El índice de conflictidad que hemos registrado
en nuestro sindicato es superior a cualquier supermercado que hayamos conocido,
y hemos tenido presencia sindical en varios de ellos. En algunos casos hay
hasta reincidencia, como es el ejemplo del delegado sindical de CNT en el
centro de Loja, donde fue despedido hace 4 años, en el que tras un largo
conflicto sindical, tuvieron que ser los jueces del Tribunal Superior los que
reconociesen el despido nulo. No hablamos de despido injusto que eso hasta lo
reconocieron los jueces en Granada. Hace apenas unos meses Mercadona volvió a
despedir a nuestro compañero en semejantes circunstancias, iniciándose nuevamente
un conflicto sindical, bajo las mismas excusas falsas y en grandes cantidades
para esconder la realidad de la condición de luchador sindical de nuestro
compañero. Los jueces en Granada siguen en la misma línea de hace 4 años,
reconociendo el despido improcedente e injusto, pero no el nulo (que es
distinto y no se reconoce aún cuando se tenga en razón en el ámbito jurídico
laboral, tan solo en el penal), a la espera de lo que se podrá hacer en el
recurso, donde hasta nuestro compañero y el sindicato ya se cansan un poco ante
la poca firmeza de la ley española en la protección del empleo.
Recientemente el
sindicato ha asumido un conflicto que se da a menudo en Mercadona: una
trabajadora, ya veterana, despedida acusada de robar... ¡1,19 euros! A uno se
le ocurre qué se le pasa a alguien en la cabeza para que en una acusación, sea
falsa o real, no le dé el dinero, y fin de la historia. Que por lo demás, uno
sabrá distinguir entre hurto y robo. Y también, cómo una empresa asume un
papel, que se supone que es de un juez, al determinar si alguien es culpable o
inocente. Porque facultar a la empresa el poder de la violación de ese
reconocimiento internacional consistente en que alguien es inocente hasta que
se demuestre lo contrario, es dar un poder que algunos poderes ejecutivos de
algunos países del mundo han sido condenados por violación de derechos humanos.
Y aquí en España, aquí en Granada, está pasando. No solo con esta trabajadora,
sino con muchas trabajadoras. De hecho entre los meses de mayo y julio de 2012
escuchamos noticias de familiares de ese mismo centro o ligados a ese centro de
tres casos semejantes, por no mencionar los despidos por otras causas
igualmente sospechosas.
En el caso que
hemos asumido, el de Conchi, se trata sin dudas de una simple trampa que se
realiza cuando un trabajador empieza a cobrar “bastante” plus de antigüedad (un
complemento salarial que tienen casi todas las empresas de este país) o tiene
alguna característica que le hace poco interesante y hasta hostil a la empresa
contra un empleado. Un error de caja, cometido por un compañero, sobre un
congelado que llevaba encima, sin esconder, la compañera (los trabajadores de
Mercadona acostumbran a comprar en su mismo centro al final de su jornada), fue
la causa de la acusación que ni entró en el debate ni en la discusión, sino en
la inmediata aparición del encargado para comunicarle que está despedida.
Desde entonces, recurrió al sindicato, que ha iniciado
nuevamente una campaña de boicot hasta el reconocimiento de las reivindicaciones
de nuestra compañera y de la situación vejatoria, falsa e insultante a la que
se vio sometida, a lo que algunos de los representantes de aquel centro de
Mercadona han aumentado con mentiras añadidas que han contado a algunos
clientes a fin de justificarse (tales como “es que no fue la primera vez que lo
hacía”; acusación falsa que nunca han dicho ni en el despido ni en ninguna otra
parte, tan sólo ahora, y que se contradice con el “10” que pusieron a Conchi en
Lealtad un mes antes de su despido), acusaciones que no se atreven a repetir
cuando, en las concentraciones, Conchi se encontraba delante de ellos,
normalmente avergonzados y conscientes de su infamia, a pesar de los intentos
de los concentrados en ver, al menos, su versión del tema.
Mientras tanto, ya
se ha celebrado el juicio y estamos a la espera de la sentencia. Quedó amargo
el sabor de las prisas de la jueza durante el juicio, donde ni se molestó en
escuchar a nuestra parte, prometiendo leer los escritos, todo porque la jueza
intentó presionar a la trabajadora a aceptar la oferta de Mercadona, oferta que
no se puede aceptar por ser sólo tres duros y por no reconocer la infamia que
han realizado contra nuestra compañera. Es desalentador que una jueza, antes de
un juicio, no considere estas cuestiones de simple justicia, y que se dedique a
celebrar un juicio de mala gana y hasta intentando “castigar” a la trabajadora
por no aceptar su consejo. Confiamos que tras el desaire se limite a dictar
sentencia con total profesionalidad, porque el despido injusto y la falsedad de
las acusaciones es algo obvio que vio hasta la propia policía in situ durante
las concentraciones.
Irregularidades e
injusticias que, nos tememos, no terminarán con nuestra compañera Conchi, sino
que se repetirán en esta empresa mientras las personas no sean conscientes de
la realidad, los clientes actúen con responsabilidad en su consumo y los medios
de comunicación sigan cogiendo sin más el dinero de anuncios a cambio de no
anunciar ciertas noticias o versiones de lo que pasa. Como dijo alguno,
libertad de prensa sí, pero también libertad de veracidad. Porque por ahora,
nadie ha dicho que lo que haya dicho Conchi, o Tato (nuestro compañero delegado
en Loja) sea mentira, sino sencillamente ignorarles o decirles que podría haber
sido peor y fin de la historia. Pero el fin de la historia continúa con nuevos
despìdos y con las familias de estos en peligro o directamente destrozadas, y
no hay fin. Pero eso, ¿a quién le importa?
CNT-AIT Granada
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