El desahuciado de Ciudad Naranco, trasladado de urgencia al
Hospital
Tras 64 días sin ingerir alimentos sólidos, el cuerpo de
Jorge Cordero dijo ayer basta. A última hora tuvo que ser traslado de urgencia
al Hospital Universitario Central de Asturias por el «deterioro general de su
organismo», informaron fuentes sanitarias. Tras más de dos meses en La
Escandalera, ante la sede de la entidad financiera que ejecutó, tras un primer
intento fallido, su desahucio por el impago de las cuotas hipotecarias el
pasado 27 de junio, el campamento montado con el apoyo de la plataforma Stop
Desahucios comenzó a ser desmontado anoche. Cordero inició su huelga de hambre
al día siguiente de que decenas de efectivos policiales vencieran la
resistencia de los ciudadanos que la plataforma había llamado en su ayuda, en
una batalla campal que se saldó con 20 detenidos. Reclamaba ahora a la entidad
que aceptase la dación en pago, porque tras su desalojo aún adueda más de
100.000 euros. Le entidad adujo que su caso no cumple los requisitos, pues su
proceso se arrastra desde hace años atrás y hay una sentencia firme que ejecutó
el juzgado.
Hace casi tres semanas, el doctor doctor Manuel López Tarín,
el médico que hacía el seguimiento de su evolución, alertó de que su estado de
salud comenzaba a ser inquitante. En los primeros 25 días de huelga, Cordero
había perdido ya 10 kilos de peso. Ayer, tras un nuevo reconocimiento y al
comprobar que la tensión arterial era anormalmente baja, le conminó a que
pusiese fin a su protesta.
Durante estos 64 días
en la plaza de La Escandalera, la plataforma en su apoyo reunió 3.600 firmas
que entregó a la entidad financiera. Cordero, en una carta que acompañaba las
rúbricas, reconocía que su situación «aun siendo estrictamente legal en el
marco vigente, resulta a todas luces injusta». Recordaba que había pagado sus cuotas
de forma puntual, hasta que una serie de impagos de clientes de su empresa de
transporte le llevaron a la quiebra.
El piso del que fue desahuciado, adquirido en 2006, era la
residencia de Cordero, su esposa y su bebé de cinco meses cuando entró la Policía.
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