La resistencia cultural mapuche
Si hay un tema complejo de tratar, es ciertamente el que se
relaciona con la problemática mapuche, sobre todo porque tal realidad atraviesa
prácticamente toda la historia de lo que se conoce como Chile.
Ellos estaban aquí desde mucho antes. Pero de pronto todo
cambió de manera infausta. Emerge el dominador: conquista, colonia y la etapa
republicana del país. Es decir, han pasado los siglos y todavía no se encuentra una solución integral a las arbitrariedades y despojos espirituales y mensurables padecidos por un pueblo que posee títulos suficientes para persistir en sus demandas.
¿Por qué tendrían que tener confianza en un Estado que hasta el día de hoy no ha tenido la voluntad de reparar una deuda que se remonta ya muy atrás en el tiempo?
Las injusticias históricas no se desvanecen jamás, pues
ellas quedan impresas en el inconsciente colectivo de los grupos, comunidades o
culturas que las han sufrido. Están siempre allí, como un recordatorio de que
en algún momento la codicia de un poder extraño alteró las pautas ancestrales
de un pueblo que se relacionaba de manera armónica con su entono.
¿Con qué autoridad se irrumpe en un espacio y se arrasa con
cosmovisiones que en términos antropológicos son tan legítimas como otras y
dignas del máximo respeto?
¿Por qué no resistir en defensa de los fundamentos que le
brindan centro simbólico y material a una determinada cultura?
Por eso es muy grave cuando se pretende descalificar o
criminalizar las reivindicaciones históricas del mundo mapuche recurriendo a
simplificaciones burdas, caricaturas o prejuicios que no hacen sino ahondar más
la incomprensión general respecto de la mencionada problemática.
Los mapuche hoy luchan por territorio y por
autodeterminación, y todo indica que se mantendrán movilizados hasta que
alcancen logros significativos en lo que consideran aspectos no negociables de
sus exigencias.
Si en el actual paradigma se defiende casi como algo sagrado
y superior el derecho a la propiedad, entonces debería aplicarse esta misma
lógica para entregar al mapuche de este tiempo las grandes extensiones que les
fueron arrebatadas ayer a sus
antepasados con argucias y engaños que se encuentran debidamente comprobados y
documentados.
La sociedad debe abrirse a la diversidad cultural y acometer
la construcción de formas horizontales de convivencia entre todos los pueblos
que habitan este bello y austral lugar del planeta.
José Miguel Casanueva Werlinger
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