Último día de la Semana Trágica
El domingo 1 de
agosto de 1909, con el enmudecimiento definitivo de escopetas y de pistolas,
las autoridades dan por terminados los hechos insurgentes que se habían
producido durante toda la semana en Barcelona (Cataluña ). Por la mañana, todas
las líneas de tranvías funcionaron. El alcalde de Barcelona, Joan Coll Pujol,
publicó un bando anunciando que, tras una reunión celebrada entre los
representantes del Ayuntamiento de Barcelona y los de las principales corporaciones
económicas y sociales barcelonesas, al día siguiente los comercios y las
fábricas podrían volver abrir con total normalidad. Las iglesias que no habían
sido destruidas celebraron misas y en algunas cantaron a solemnes Te Deum.
Incluso las floristas de la Rambla abrieron sus paradas. Los diarios publicaron
un resumen de los hechos, todos los mismo, redactado por los directores de El
Liberal y La Veu de Catalunya y pactado con el capitán general, Luis de
Santiago Menescau. Por la noche, una manifestación de mujeres recorrió la
ciudad pidiendo la libertad de los detenidos. Algunos dirigentes de la rebelión
y unas 2.000 personas implicadas en los hechos o que no querían ser
incorporados en el Ejército, veían que la derrota revolucionaria era un hecho,
abandonaron precipitadamente la ciudad. El gobernador Ángel Ossorio y Gallardo,
a quien formalmente se le aceptó la dimisión el 6 de agosto, abandonó su
escondite del Tibidabo y embarcó casi a escondidas hacia Valencia. Al día
siguiente, inicio de una nueva semana laboral, los obreros volvieron sin ningún
tipo de desorden a sus puestos de trabajo y la mayoría de los patrones pagaron
el semanal no trabajada. La huelga convocada por los socialistas en todo el
Estado por aquel 2 de agosto había sido abortada con la detención de los
dirigentes los días anteriores y ni siquiera se habló. También ese mismo día se
realizó el primer consejo de guerra sumarísimo, donde Ramon holgada Aznar fue
condenado a cadena perpetua por rebelión militar. El balance global de muertos
durante los hechos de la Semana Trágica subió a 106 civiles, ocho miembros de
las fuerzas de orden y tres religiosos. En cuanto a los daños materiales, de
las 58 iglesias que había en Barcelona, se quemaron 21 y cinco se entregaron
para que los vecinos del barrio o milicias carlistas intentaron protegerlas,
por otra parte, de los 75 conventos fueron quemados 30. El nuevo gobernador
civil, Evaristo Crespo Azorín, suspendió los periódicos nacionalistas
catalanes, los lerrouxistas y los anarquistas; también clausuró las sociedades
y los centros obreros. Durante agosto serán encarcelados 990 rebeldes de los
más de 2.500 detenidos en enormes redadas policiales. A los procesados se les
imputó dos tipos de delito: por un lado, el hecho de portar armas y participar
en la construcción de barricadas, así como los ataques contra los servicios
públicos o transportes, fue considerado como delito de rebelión militar, es
decir, delito de sedición, y estos casos fueron juzgados por tribunales
militares, por otra parte, el saqueo o incendio de conventos, así como los
ataques al clero, fueron clasificados como delitos comunes y juzgados por los
tribunales civiles. La justicia militar procesó 1.725 personas - 214 en
rebeldía - en un total de 739 causas diferentes; se sobreseyó los cargos contra
469 personas, mientras que 584 fueron absueltas; las condenas a muerte fueron
17, pero sólo se ejecutaron cinco personas (Josep Miquel Baró, Antoni Malet
Pujol, Eugenio del Hoyo, Ramon Clemente García y Frances Ferrer Guardia) y las
otras 15 fueron conmutadas por cadena perpetua, condena que fue impuesta a un
total de 59 insurgentes. Unas 200 personas sospechosas de anarquismo fueron
expulsadas a más de 300 kilómetros de Barcelona (en Alzira, Teruel, Siétamo,
Puebla de Híjar, Almudévar, Ayerbe, Huesca, etc.) Y 40 extranjeros (20 de ellos
franceses) fueron desterrados en el extranjero. El sindicato Solidaridad
Obrera, pese a no haber patrocinado la huelga oficialmente, vio clausurado su
domicilio social y su periódico Solidaridad Obrera prohibido, bajo la acusación
de haber instigado la rebelión de acuerdo con la Confederación General del
Trabajo (CGT) francesa y la masonería internacional, la represión llevará
también una importante disminución de sus militantes, que pasarán de 15.000 en
toda Cataluña a sólo 4.418. En agosto también se cerrarán 94 escuelas laicas,
20 escuelas privadas (neutros) y 34 centros de «ideas avanzadas» de toda la
provincia. Las consecuencias políticas de la Semana Trágica no serán ni la
República ni la Anarquía, sino un modesto cambio de gobierno: el 21 de octubre
caerá el conservador mallorquín Antonio Maura Montaner bajo la consigna «Maura
no».
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