SALUDO A LOS COMPAÑEROS ANARQUISTAS ESPAÑOLES
Compañeros, compañeras, España sufre desde el 21 de
diciembre del 2011 las consecuencias del gobierno del Partido Popular, con
Mariano Rajoy a la cabeza.
Antes ya había
sufrido la pesada mano de Aznar y luego de Zapatero, solo por mencionar los más
recientes.
En México la
situación no es distinta: soportamos 70 años de dictadura priista (partido de
centro-derecha), luego una comedia democrática donde un ranchero fascista tomó
el timón del país, mismo que luego de seis años dio a Felipe Calderón, hijo de
un fundador del Partido Acción Nacional y falanguista de pura cepa.
En las elecciones
pasadas del 1 de julio resultó ganador Enrique Peña Nieto en medio de un sinfín
de compra de votos, favoritismo e imposición de las televisoras y medios de
comunicación; Enrique Peña Nieto el carnicero de Atenco que, ciertamente, no
hará nada mejor que sus antecesores. En un país con 77 millones de mexicanos
pobres de los ciento seis millones totales, estos angelitos demócratas se
gastaron ni más ni menos que trescientos veintiocho millones de pesos cada uno
de los cuatro candidatos en la campaña para las elecciones presidenciales,
cuando el salario mínimo del trabajador es de 66 míseros pesos al día.
El pueblo, y al decir
“El pueblo” me refiero al pueblo como concepto y no al pueblo de tal o cual
país, tiene una memoria muy corta: poco a poco se ha olvidado la represión de
la fascista valenciana Paulina Sánchez contra estudiantes; en México se han
olvidado también poco a poco de la represión contra estudiantes en Ayotzinapan,
donde dos estudiantes resultaron muertos a manos de paramilitares al servicio
del gobierno mexicano. Se han olvidado de las más de 20 compañeras violadas en
Atenco y la cruel, brutal represión sobre ese pueblo.
Ahora, parece que el
pueblo mexicano ha olvidado por un minuto los ataques a las libertades mínimas
(pues mientras haya Estado jamás podrán ser completas) por parte de Enrique
Peña Nieto al implementar un auténtico estado de sitio en Atenco, endeudar al
Estado de México con varios millones de pesos que hará pagar al pueblo
mexicano, y entregando el país a todos los grandes capitalistas que financiaron
su campaña.
Poco se reflexiona en
las masas populares sobre el verdadero carácter de las elecciones: se critica,
se insulta incluso, pero el fondo, la raíz del asunto, pocas veces es
discutido. Ese fondo, esa raíz, no es otra que el principio mismo de la
existencia del Estado.
Si yo me parase
delante de cualquiera de ustedes y les dijera “Te voy a dar un golpe. Pero como
soy tan bueno te dejo elegir con cual mano quieres el golpe” dos serían sus
respuestas.
1.- No eres bueno, en
tanto que de cualquier forma, elija izquierda o derecha, me quieres agredir. No
hay opción a ser o no golpeado; tan solo me dejas elegir la mano, pero no si
deseo o no ser golpeado.
2.- Como te atrevas a
tocarme mi respuesta será igualmente violenta. Como autodefensa ante un ataque,
tengo todo el derecho moral a defenderme.
Hablamos entonces de
que las elecciones no solamente son una mentira, sino una imposición camuflada
sobre todo el pueblo.
¿Por qué la gente
entonces no contesta a las elecciones con acciones, como por ejemplo huelgas
generales, con disturbios en las calles, con levantamientos populares como
ocurrían en la década de los 20’s en España, y en la década de los 1900’s en
México?
Nos tienen tan bien
adiestrados que eso se nos hace difícil siquiera de imaginar.
Si una familia
compuesta del padre, la madre, una hija y un hijo se decidieran a vivir
exclusivamente de sembrar la tierra y vivir de su trabajo, se repartirían los
cuatro las tareas del campo.
El uno se encargaría
de arar la tierra, en tanto la otra de acercar el agua, la otra de regar la
siembra y el otro de vigilar que esta no sea atacada por insectos y todos los
cuidados necesarios.
Pero si a la hora de
repartirse las tareas cada uno asumiera una tarea útil, en tanto el hijo, en
plenas condiciones para trabajar dijera: “Está bien, todos tienen tareas. La
mía será dormitar bajo la sombra de un árbol, contemplando plácidamente como
laboran ustedes” y encima a la hora de comer exigiera no una parte proporcional
del alimento, lo cual ya sería injusto, sino que exigiera dos terceras partes
de la cosecha, dejando a los demás apenas lo justo para malvivir, nuestros
sentimientos de la justicia social se despertarían, aprestándose a echar a
patadas a semejante vividor.
¿Por qué permite
entonces el gobierno sobre sus espaldas el pueblo, en España con el fascista,
descerebrado y vividor de Juan Carlos de Borbón, y en México con el borracho y
fascista de Felipe Calderón ahora, y con el analfabeto, asesino y represor de
Enrique Peña Nieto en unos meses? (mucho ojo, que los adjetivos antes dichos no
son insultos, es en realidad lo que son cada personaje).
¡Ah, compañero! No te
atrevas a cuestionar la autoridad.
Increíblemente, como
si se tratara de una película de ciencia ficción, los elementos más
inteligentes de la sociedad, aquellos que se cuestionan su entorno, son
tachados de anticuados. Son unos inadaptados, poco participativos,
antisociales, una especie de locos a los que la juventud “Cool” “Guay”
“Chévere” no acepta, que menos comprende aún.
No cuestiones,
obedece, acepta las reglas del juego. Si cometes el error de rebelarte, de
criticar, sufrirás las consecuencias de esta democracia que se basa en tu
ignorancia primero, en sus armas pagadas por ti mismo después.
La paz que tan lindo
cantan los demócratas de todas las pieles, desde los que están en el parlamento
hasta los “indignados” en las calles, es una paz que suelta un olor a panteón.
No puede, no debe haber paz mientras existen tantas desigualdades.
En México como en
España un reducido grupo de ladrones legisla “pacíficamente” leyes que fustigan
duramente la cansada espalda de los trabajadores. En México como en España
existe una enorme capa laboriosa despojada de prácticamente todo y un grupo
pequeño de gente que, amparada en las leyes cuyos puntales son las armas de la
policía y el ejército, explotan duramente a todos los que de verdad trabajan.
Por el momento,
entonces, enarbolar la bandera de la paz significa dejar que esos buitres del
poder nos sometan tranquilamente, sin obtener de nosotros ninguna respuesta más
allá de quejas que en nada ayudan a mejorar nuestras condiciones. En los
momentos actuales la bandera blanca de la paz debe ser puesta en el rincón para
mejores momentos. Ahora, debemos empuñar la bandera negra de la rebeldía y del
anarquismo y hacer la guerra sin cuartel a toda forma de Estado, de autoridad y
de capital, incluso aquellos que se ocultan tras la cortina del “compañerismo”
Nosotros, anarquistas
enemigos de toda forma de gobierno, incluida aquella que se disfraza de
“popular” o “socialista” tenemos el deber de acentuar los conflictos entre los
trabajadores y los explotadores. El papel de los anarquistas, como bien señaló
Bakunin, no es el de dirigir la revolución… sino de provocarla. Corresponde al
pueblo en su totalidad llevarla a cabo. Y los anarquistas estaremos ahí,
participando, luchando en primera línea, pero sin dirigir ni mandar nada.
En los momentos
actuales México y España viven contextos similares: allá tenemos el peligro
encarnado en Enrique Peña Nieto que ya ha demostrado que sirve a los intereses
de Carlos Salinas de Gortari, oscuro personaje que endeudó al pueblo mexicano
con una deuda de la que aún se sufre. Y con Salinas están todos los represores,
capitalistas y verdugos del pueblo mexicano. Su gobierno es en realidad el
regreso a la dictadura que vivió el pueblo mexicano durante 70 años, durante
los cuales se vivieron cosas tan horribles como los asesinatos de estudiantes
en 1968 y de 1971, el asesinato de indígenas en Aguas Blancas en 1995 en
Guerrero, de Acteal en 1997, todos ellos en gobiernos presididos por el Partido
Revolucionario Institucional; igualmente recordamos a los compañeros de Atenco
en 2004 y 2006, en Oaxaca en ese mismo año 2006, igualmente en estados
gobernados por el PRI.
El regreso del PRI al
gobierno significa el regreso de la dictadura, del sometimiento violento del
pueblo mexicano a los designios de un grupo de asesinos.
España tiene ahora un
panorama similar: pasó ya el trago amargo del gobierno de Aznar, le siguió
Zapatero sin ser ciertamente mejor que su antecesor. Y ahora, hace ya casi un
año, Rajoy y su partido de fascistas vienen socavando cada día más al pueblo
español.
El PRI en México, el
PP en España: dos nidos de ratas que están sometiendo a dos pueblos hermanos y
trabajadores.
Y es aquí cuando
debemos preguntarnos ¿Hasta cuándo, compañeros?
No cometamos el error
de pensar que, puesto que la lucha es larga “e inevitable”, debemos poner
solamente aquello que “esté en nuestras manos” para triunfar.
La revolución no
triunfará por alguna especie de fatalismo histórico, como afirman los
marxistas. La historia demuestra ampliamente que el Estado y el capital no
solamente no han muerto por sus propias contradicciones como afirmaban; han
encontrado muchas formas de rejuvenecerse, fortalecerse y continuar su
implacable marcha de explotación.
La revolución triunfa
cuando sus adeptos optan por la arma, no de la dialéctica, ni del materialismo
histórico, no del pacifismo, ni tampoco de la esperanza ni de la fe. La
revolución triunfa cuando, despojados de esos fantasmas que nos aletargan la
lucha, el pueblo se lanza con VOLUNTAD a cambiar su entorno.
Únicamente la
voluntad del pueblo por cambiar su condición social hará realidad la
transformación del mundo por la que luchamos. Compañero, compañera: nada te
caerá del cielo, ni tampoco será posible sin tu concurso: seremos dueños solamente
de aquello por lo que luchemos. ¿Qué es difícil? ¡Claro! En la vida todas las
cosas que valen la pena son las más difíciles de conseguir. Si aún no
participas del movimiento revolucionario que trata de abrirse paso en medio de
este caos en que el Estado ha convertido el mundo, te invito a que te unas a
las filas de la revolución. El sindicato, la federación, el grupo, el
colectivo, todos te esperan para luchar juntos.
… tranquilos compañeros.
No pretendo venir a
enseñarles nada: la historia de España está bastante nutrida de experiencias
revolucionarias de las cuales se puede aprender mucho.
Mi intención es
únicamente traerles el saludo fraternal de los anarquistas de la FAM,
acompañado de la solidaridad para la lucha que los anarquistas españoles
emprenden ahora contra el gobierno, como desde aquellos tiempos en que Fanelli
viniera a España a traer el mensaje anarquista de la rama bakuninista de la
Asociación Internacional de Trabajadores el 24 de noviembre de 1868.
Compañeros, aquí la
lucha no debe detenerse bajo ninguna circunstancia; en México tengan la
seguridad de que los anarquistas continuaremos igualmente la lucha contra toda
forma de Estado, venga de donde venga y se llame como se llame.
Reciban todos un
fraternal saludo.
Erick Benítez Martínez.
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