El anarquismo en Chile
Si bien el anarquismo hoy en día se aparece como un fenómeno
político joven, y quizás por lo mismo, de alguna novedad para el movimiento
revolucionario post-dictadura, nuestra presencia se remonta a los inicios
mismos de las luchas sociales en este país. La historia del anarquismo es
indisociable del planteamiento de la cuestión social en Chile y de la formación
de las primeras asociaciones obreras, como fueron las sociedades en resistencia
y las mancomúnales. Así mismo la historia del anarquismo en nuestro país no
puede disociarse del escenario en el cual se desarrolló, es decir el Chile de
la segunda mitad del siglo XIX: un escenario de profundas injusticias sociales,
de un capitalismo en expansión alimentado principalmente por Capitales
británicos aliados a la burguesía nacional, que propiciaba un desarrollo
capitalista dependiente, con énfasis primordial en actividades mineras, como el
salitre, la plata y el carbón, así como también en el cobre y en el área
portuaria, la banca y el comercio. Los intereses de esta burguesía había
llevado a la ocurrencia de dos hechos de profundo significado histórico y de
gran dolor para nuestro pueblo: por un lado, a la brutal Guerra del Pacífico, y
por otro, a la no menos brutal "pacificación" de la Araucanía,
guerras en las cuales se mandó a morir al roto, sugestión patriotera mediante,
para beneficiar los bolsillos patronales. Estas guerras de expansión
capitalistas, dieron un impulso a la explotación salitrera en el norte, con la
incorporación de tierras bolivianas y peruanas, así como dieron nuevos bríos a
la agricultura con la incorporación de toda la zona de la Araucanía a la
República.
Como vemos, el carácter dependiente de nuestro desarrollo
hacía que coexistieran áreas de un importante desarrollo urbano e industrial
(recordemos que la primera central hidroeléctrica del país, Chivilingo, nace al
calor de la explotación del carbón en Lota), a la par que otras zonas del país,
que no presentaban interés para la burguesía inglesa y sus aliados chilenos,
quedaran relegadas a la marginalidad y al atraso económico y de
infraestructura, situación que será característica de nuestras repúblicas
"bananeras" latinoamericanas.
A la par que se da este proceso de expansión y acumulación
de Capitales, se da el proceso de proletarización de la población, la cual se
ve sometida a su condición fundamental de asalariada. Por un lado, se da el
proceso de proletarización en los centros urbanos e industriales, en los cuales
se aprecia el tránsito de los artesanos empobrecidos y desplazados a
proletarios, vale decir, a trabajadores asalariados y apatronados. Por otro, en
el campo, muchos campesinos comienzan a perder sus tierras por la creciente
concentración de los latifundistas, lo que lleva al peonaje y al huaso a un
constante proceso de "proletarización" campesino, así como a una
sistemática emigración a la ciudad y a los centros productivos (minas, puertos,
obras, etc....), donde engruesan las filas de el proletariado criollo. En el
campo, proceso semejante se vive por los mapuche, arrinconados en sus
reducciones y corridos por los colonos europeos; muchos de ellos terminan por
ir a las ciudades donde terminarán muchos incorporados a la actividad panadera.
En este marco nuevo que adopta la lucha de clases, las antiguas
organizaciones surgidas principalmente bajo el influjo de artesanos, que eran
las mutuales o sociedades de socorros mutuos comienzan a quedar obsoletas.
Estas organizaciones tenían por eje central la actividad asistencialista. Las
nuevas organizaciones que necesitaba la clase obrera, sin dejar de lado ciertas
prácticas asistencialistas (ayuda, educación) y de apoyo mutuo, sanas y
necesarias entre los oprimidos, cambiaban su eje principal del asistencialismo
a la lucha y el enfrentamiento a la clase patronal, que les condenaba a
condiciones de vida infrahumanas. Nacía así la conciencia del proletariado en
este país; se hacía consciente de que sus intereses de bienestar y libertad se
oponían a los intereses de quienes los explotaban para enriquecerse. Estas
organizaciones nuevas, que representarán los intereses de esta clase obrera,
serán las sociedades en resistencia y las mancomunales, precursoras de los
sindicatos en el país. Las primeras, tendrán por base a gremios, industrias y
áreas productivas; las segundas tendrán carácter similar, pero se asentarán en
un espacio territorial dado. Cabe destacar que no se trataba de fronteras
rígidas ni que estos tipos de organizaciones no se cruzaran en absoluto. Un
hecho destacable de estas primeras experiencias de organización de la clase
trabajadora, es que no se hacen sobre bases exclusivamente economicistas; se
establecen sobre bases clasistas, estableciendo como labor principal el
mejoramiento económico y moral de los trabajadores. No era raro, por tanto, que
estas organizaciones no fueran concebidas como mera herramienta de lucha contra
la patronal, sino también como auténticas universidades populares, en las
cuales estudiaban, se practicaba la solidaridad y donde prefiguraban el mundo
en el que querían vivir.
En este contexto de organización y de agitación, nacen los
primeros núcleos de actividad anarquista. A veces nacen como centros de
estudios (el Centro de Estudios "Rebelión", donde participaba el
notable activista y organizador Magno Espinosa, serán editores del primer
periódico declaradamente anarquista del país, "El Rebelde", en 1898),
otras veces como agrupaciones de carácter revolucionario (como la Unión
Socialista de 1897, de cierta influencia ácrata), otras veces en torno a
periódicos (a principios de siglo hay gran proliferación de prensa anarquista
como son el Rebelde, el Ácrata, la Campaña, la Agitación, La Antorcha, el Alba,
la Luz, etc....) y por último, aparecen decididamente como la orientación
mayoritaria indeterminados gremios (habrán gremios que durante largo tiempo
serán auténticos bastiones de las prácticas libertarias, como los estucadores,
pintores de brocha, zapateros, obreros gráficos, panaderos, estibadores,
etc....). Además, nacen en los principales centros industriales y productivos del
país. Estos núcleos anarquistas recibieron un importante estímulo con la visita
del notable anarquista italiano Pietro Gori al país el año 1900, donde
aprovechó de dar unas charlas y conferencias.
Las actividades de los anarquistas se desenvuelven en este
entonces, casi exclusivamente en el campo de la organización de sociedades en
resistencia y de las luchas en éstas, pasando a ser sector de punta en la lucha
reivindicativa por dotar a la clase obrera de condiciones dignas de existencia,
e intentando llevar esta acción reivindicativa al plano de las contradicciones
de fondo que dieran paso al elevamiento de la conciencia revolucionaria. Los
anarquistas propician el método de la acción directa, vale decir, la lucha
frontal llevada adelante por los mismos trabajadores contra la parte patronal y
tienen por principal arma de lucha la huelga, las cuales frecuentemente asumen
un carácter violento, dado el hostigamiento del Estado y su aparato represivo y
de la patronal y sus "guardias blancas" en contra de las justas
demandas de los trabajadores. Por lo general, las demandas obreras encontraban
por respuesta las balas policiales, militares o burguesas. Algunos ejemplos de
esto, son las matanzas emblemáticas acaecidas durante la huelga del puerto de
Valparaíso en 1903, en la que pierden en total la vida una cincuentena de
obreros, la Semana Roja de Santiago, en 1905, donde el pueblo se movilizó en
protesta por los precios de la carne, cayendo 250 compañeros, y la tristemente
célebre masacre de la Escuela Santa María, en 1907, donde pierden la vida 3600
obreros.
Por entonces, los anarquistas criollos no ven la necesidad
de establecer una organización político-revolucionaria anarquista, y pretenden
por el contrario, que las organizaciones sindicales asuman posiciones "partidarias"
propias de la organización político-revolucionaria. Esta concepción
anarco-sindicalista, que mezcla los roles de la organización de masas con los
de la organización política (lo que no equivale a decir que a las
organizaciones de masas no les corresponda asumir un rol revolucionario o
posiciones tales), permanecerá por largo tiempo, casi hasta nuestros días,
firmemente arraigada en el movimiento anarquista chileno.
Otra de las luchas características del anarquismo en nuestro
país, asumida también en gran medida desde las sociedades en resistencia, ha
sido la lucha anti-militarista, de hecho una de las primeras actividades
masivas convocadas por los anarquistas fue la protesta popular en contra del
establecimiento del Servicio Militar Obligatorio (en 1900).
Hacia 1905, se crea la primera tentativa de federar a
distintas sociedades en resistencia: Se forma la FTCh (Federación de
Trabajadores de Chile), la cual enfrenta una enconada agresión por parte del
Estado y de los capitalistas, y no dura mucho por razones de inexperiencia y de
agresión patronal. En esa tentativa, tiene un rol preponderante los
anarquistas, puntal revolucionario del incipiente movimiento sindical.
Este sello libertario y revolucionario impreso sobre las
agrupaciones obreras será un mérito que corresponderá primordialmente a los
ácratas. Nadie puede desmentir el inmenso y principal rol de los anarquistas en
la labor constructiva, reivindicativa y organizativa de las primeras
asociaciones de clase. Este rol sólo ha podido ser ocultado, forzando la
historia de varias maneras, por la historia "oficial" y por
historiadores comprometidos con ciertos proyectos partidarios lo cual les ha
impedido ver con objetividad este hecho.
A diferencia de otros rincones del continente en donde la propaganda
anarquista llega principalmente bajo el influjo de inmigrantes de origen
europeo (en EEUU con la inmigración alemana principalmente, y en Argentina
principalmente por los italianos, como botón de muestra) en Chile, la
propaganda anarquista de principios de siglo tiene por sujetos centrales a
agitadores locales, de la talla de Magno Espinosa, Luis Olea, Víctor Soto
Román, Esteban Cavieres, Carmen Herrera, Alejandro Escobar y Carvallo entre
tantos otros, cuyos trabajos hasta el día de hoy presentan gran interés. Si
bien esto no implica que no halla un Lombardozzi italiano organizando a los
trabajadores en Chile o a un Antonio Ramón Ramón haciendo justicia apuñaladas
(1914) en contra del general Silva Renard, quien había ordenado la matanza de
la escuela Santa María siete años antes. Sin embargo, crucial resultará para el
desarrollo de las ideas anarquistas en estas regiones, un intenso contacto con
el movimiento en otros rincones del planeta, como era el constante envío de
propaganda ácrata de Francia, España y Argentina (donde el movimiento se había
desarrollado antes).
EL ANARQUISMO EN CHILE -2ª PARTE (1907-1927)
Luego de la masacre de la Escuela Santa María de Iquique, en
1907, viene un lento período de recomposición del movimiento obrero y anarquista,
que fue duramente golpeada y sufrió de este modo un fuerte revés. En 1908, en
Antofagasta, en pleno corazón del norte, se agrupaba el Centro de Estudios
Sociales "Luz y Vida", que editará su órgano del mismo nombre hasta
1917, tribuna desde donde irradiará el pensamiento libertario. Entonces, el
anarquismo se recompondrá lentamente a partir de los gremios de su influencia,
con la fundación de centros de estudios sociales. Más tarde aparecerá, en 1911,
otro importante órgano anarquista en Valparaíso, esta vez, llamado "La
Batalla". Más tarde aparecerá "La Verba Roja" (1918), y un
sinnúmero de periódicos de gremios de influencia anarquista. Una vez más, será
la prensa anarquista su principal punto de encuentro.
Ya entrando en la década del ´10, se sostendrá un constante
repunte de los anarquistas y de su actividad organizativa. Pero lo más notable,
es que en esta época los anarquistas amplian su influencia más allá del
sindicalismo revolucionario. En 1914 organizan la "Liga de los
Arrendatarios", organización de carácter reivindicativo que llevará
adelante las demandas de los arrendatarios de conventillos, respecto a
cuestiones como los abusivos pagos de arriendo, las malas condiciones
higiénicas, el hacinamiento, etc..... Incluso, se realizarán masivas negativas
de pago de arriendos en protesta por las pésimas condiciones de vida. Por
tanto, podemos considerar a los anarquistas como precursores no sólo de la
organización sindical en nuestro país, sino que además, de las organizaciones
"poblacionales". También aumentará la influencia de los anarquistas
en las agrupaciones estudiantiles y hacia fines de esta década, la presencia
anarquista se hará sentir muy fuerte en la FECh (Federación de Estudiantes de
Chile, organización que agrupaba a los estudiantes universitarios y secundarios
de la época, que posteriormente será sólo organización de los estudiantes de la
U. de Chile), así como en la organización de una serie de grupos anarquistas
estudiantiles, siendo quizás unos de los bastiones más importantes, la Facultad
de Medicina de la Universidad de Chile, donde actuará el grupo Lux. A su vez,
en esta época verán su aparición una serie de agrupaciones que plantearán de
manera orgánica la emancipación de la mujer. Si bien este tema no era ajeno a
los y las anarquistas de principios de siglo, es en esta época que se forman
una serie de "Uniones Femeninas" que agruparán a las mujeres en la
lucha por igualar sus derechos con los hombres.
Pero la organización sindical seguirá siendo el lugar de
acción predilecto de los ácratas. De este modo se seguirán organizando las
sociedades en resistencia y comenzarán nuevamente a proliferar las huelgas por
las justas demandas de los obreros. Cuando en 1909 se funda la Gran Federación,
que luego será conocida como la FOCh (Federación Obrera de Chile) muchos
gremios de influencia anarquista participan en ella, pero aquí se manifiestan
las diferencias entre los trabajadores de influencia socialista de los
libertarios. Este hecho, hace que muchos anarquistas tomen distancia de la FOCh
y se alejen definitivamente cuando en 1912, con la formación del POS (Partido
Obrero Socialista), la FOCh quede como la cara sindical de esta agrupación
política. Las profundas diferencias entre las expresiones políticas de la clase
trabajadora, repercutirán en sus organizaciones sindicales. Los anarquistas
buscarían su camino propio para la unidad de las Sociedades en Resistencia. Ya
en 1911 los trabajadores del área de Magallanes habían formado la FOM
(Federación Obrera de Magallanes), donde coexistirán tendencias socialistas y
anarquistas, pero en donde la influencia de éstos últimos será progresivamente
mayor con el correr de la década, hasta llegar a ser una federación con
características definidamente libertarias. En 1913 se forma la FORCh, para
agrupar a las sociedades en resistencia de tendencia libertaria. Hacia fines de
1919, se llama a un gran Congreso Obrero en Santiago, donde asisten delegados
de múltiples ciudades del país (Talca, Concepción, Valparaíso, Corral,
Antofagasta, Iquique, etc....), aparte de los capitalinos, el que dará
nacimiento a la sección chilena de los IWW (Trabajadores Industriales del
Mundo- Industrial Workers of the World ), con sólidos principios clasistas y
que prenderá muy fuerte en todo el movimiento popular de la época. Su
declaración de principios comenzaba diciendo "Entre la clase trabajadora y
la clase patronal no hay nada en común", para terminar declarando que con
la organización industrial de los trabajadores se formaba la estructura de la
nueva sociedad dentro del cascarón de la vieja. Entre sus fines explícitos,
estaba la lucha en contra del Estado, del Capitalismo, del régimen del trabajo
asalariado y por combatir los prejuicios religiosos en las masas populares. Sus
métodos de lucha eran la acción directa, el boycott, la huelga y el sabotaje.
Planteaban la necesidad de llevar la lucha frontalmente en contra del sistema
capitalista. Entre sus órganos de difusión estarán "Acción Directa"
(Santiago), "El Proletario" (Talca), "Mar y Tierra"
(Valparaíso), entre otros menores o de gremios. Entre sus más destacados
dirigentes estarán Armando Triviño, el "milico" , quien será su
primer secretario general, Juan Onofre Chamorro, un destacado dirigente y
activista portuario del gremio de los estibadores, Juan Demarchi, obrero carpintero
de origen italiano que instruirá en la "cuestión social" al aún
adolescente Salvador Allende, Augusto Pinto, y los estudiantes Domingo Gómez
Rojas y Juan Gandulfo. No se puede pensar en ningún caso, que la creación de
este ente sindical, respondió a una copia mecánica a la experiencia de lucha de
los obreros en otros lugares del mundo; no, la creación de los IWW en Chile era
fruto de la maduración de la experiencia organizativa y de lucha propia de la
clase trabajadora en Chile desde fines del siglo pasado a través de las
sociedades en resistencia. Venía a coronar el proceso de trabajo sindical
comenzado por gente como Magno Espinoza y Luis Olea principiando el siglo.
Además, esta organización en Chile, representaba la necesaria convergencia de los
trabajadores en todo el mundo, sobre bases internacionalistas, para enfrentar a
un sistema global, como es el capitalismo. Consecuente con el
internacionalismo, esta organización participaba en 1925 en el segundo
congreso, en Amsterdam, de la nueva Asociación Internacional de Trabajadores de
corte anarcosindicalista, fundada en Berlín en 1922.
Si bien las disputas entre la FOCh y la IWW y los
anarquistas, muchas veces con fundamentos y otras por puro sectarismo (con el
que históricamente el socialismo atacó al comunismo anarquista), podían
entorpecer el avance del movimiento, en realidad en la práctica y en muchas
huelgas, las necesidades impuestas por la propia acción facilitaban la
coordinación efectiva entre las dos agrupaciones obreras. Del mismo modo,
existían espacios sociales en que anarquistas y la FOCh habían podido trabajar,
como la Asamblea Obrera de la Alimentación (1918), instancia en donde se
planteaban cuestiones urgentes del movimiento popular, como la carestía de la
vida.
Los anarquistas también pusieron fuertemente en práctica la
unidad obrero-estudiantil. Es así como el secretario de notas del Congreso de
1919 que originará la IWW, será el estudiante Domingo Gómez Rojas, y como
durante las huelgas estudiantiles por la Reforma Universitaria en 1922, donde
destacará el ácrata Moisés Cáceres, la IWW se pliega al movimiento. Podemos ver
también constantemente votos de "simpatía" en las asambleas de la
FECh, hacia los IWW y la FOM.
En 1926, se produce una escisión en el movimiento libertario
con la fundación de la FORCh, por iniciativa de los obreros gráficos y de un
pequeño grupo de gremios no representados en la IWW. Ello, por mayor afinidad
con el modelo de federación por gremios (modelo seguido por la FORA argentina),
así como producto de discusiones sectarias desde un mínimo grupo de anarquistas
"principistas" que sobreideologizaron la discusión y que se mantenían
en posturas puras, las cuales con el paso del tiempo, producirán un alejamiento
de los anarquistas de su base social de apoyo.
Las huelgas se sucedieron durante este período, sin que la
patronal se mostrará mucho más blanda que a comienzos de siglo en su trato a
los obreros "sublevados": en 1913 se produce en el puerto de
Valapraíso la "huelga del mono", en contra de la obligación a los
trabajadores ferroviarios de fotografiarse, ya que con esto se perseguía
reprimir a los activistas, en 1917 se declara huelga general de los protuarios,
en 1919 comienzan una serie de movimientos huelguísticos por las ocho horas de
trabajo, el mismo año en Puerto Natales durante la huelga de los trabajadores
del frigorífico Bories, se abre fuego a los huelguistas ocasionando muertes
("la comuna de Puerto Natales"), en 1920 los IWW llaman a una Huelga
General en la Capital por la jornada de ocho horas y en contra de la carestía
de la vida, en 1921 mueren 130 trabajadores de la oficina salitrera "San
Gregorio" víctimas de la represión a la huelga, en 1925 se produce la
matanza de obreros huelguistas en La Coruña, al sur de Iquique. Pero como fruto
de esta actividad huelguística, se consiguen importantes avances en las
condiciones de vida de los trabajadores: se logra la jornada de ocho horas, se
logra el descanso dominical, se logra la responsabilidad de la patronal por
accidentes de trabajo, se reglamenta el trabajo nocturno, entre otros logros,
pero por sobre todo se logra fortalecer la conciencia de los trabajadores, se
logra demostrar que la unidad, la organización y la lucha son las claves para
el triunfo y se logra poner en cuestión al mismísimo sistema capitalista en el
mundo obrero.
También hay dos hechos que en el anarquismo de esos años
marcan el alza del espíritu de luchas: el primero, en 1914, es el atentado de
Antonio Ramón R., quien ataca a puñaladas, sin darle muerte, al asesino de
Iquique general Silva Renard, responsable de la matanza de más de tres mil
obreros huelguistas en 1907. El otro hecho, es el asalto al Banco de Chile,
sucursal Mataderos, en 1925, por parte del connotado revolucionario español
Buenaventura Durruti, junto a un grupo de anarquistas chilenos, para financiar
la causa revolucionaria tanto en Chile, como en España.
Los anarquistas de este período también realizan dos
campañas internacionalistas de hondas repercusiones en el campo popular de ese
período: la campaña de defensa a la Revolución Rusa, la cual es entusiastamente
saludada por los anarquistas chilenos. Incluso, un titular de la "Verba
Roja" llega a decir que la dictadura del proletariado está en camino del
comunismo anárquico. Lamentablemente el posterior curso de los acontecimientos,
no tardará en disipar dudas sobre el carácter burocrático que adoptaba la
revolución, y en como el poder de los soviets, de genuina expresión de la clase
obrera y del campesinado ruso, pasaba a convertirse en el poder dictatorial del
partido bolchevique por sobre las masas populares. Esta evolución en la
pareciación de la revolución rusa, puede apreciarse claramente en el periódico
"Verba Roja". La otra campaña, es por la liberación de los
anarquistas italianos en EEUU, Sacco y Vanzetti, los cuales, pese a las grandes
protestas y a las campañas por su liberación en todo el mundo, mueren en la
silla eléctrica en 1927.
A medida que crece la influencia anarquista, comienza
también a crecer la represión hacia estos grupos revolucionarios que adquirían
una creciente influencia en el mundo popular. Así vemos en 1918 redactada una
ley de residencia que sirve como excusa para expulsar del país a múltiples
agitadores anarquistas de origen extranjero, pero de larga residencia en el
país, como Aquiles Lemire, Casimiro Barrios, etc. El mismo año se encarcela al
redactor del periódico anarquista "La Verba Roja", Julio Rebosio, por
negarse a hacer el Servicio Militar, el cual es sometido a terribles vejaciones
y torturas propias de épocas de la Inquisición. Vemos también múltiples
hallanamientos a locales obreros y acusaciones infundadas de
"dinamiteros" hacia los anarquistas criollos. En 1911 se realiza un
montaje policial en que, a fin de excusar la represión a los anarquistas, los
policías ponen dinamita en un convento. También entre 1923 y 1924 habrá una ola
de "hallazgos" fraudulentos de dinamita en las sedes de los IWW de
Iquique y Santiago, principalmente, lo que servirá para saquear esos locales y
reprimir a un movimiento por razones puramente políticas. Del mismo modo, en
1920, se realiza la famosa "Guerra de don Ladislao". Ladislao
Errázuriz, entonces Ministro de Guerra, ordena la movilización de tropas al
norte y monta un espectáculo de peligro de guerra con Bolivia y con Perú. Así
se logra crear un clima de fiebre patriotera que sirve para distraer a las
masas de la crítica situación social del país, y se utiliza el montaje para
justificar la represión a los anarquistas y a los IWW, acusados de estar
financiados comn el oro peruano. Se lleva entonces, adelante uno de los
procesos más injustos y vergonzosos en la historia del país, en que se saquea y
ataca el local de la FECh, de los IWW, se destruye la imprenta anarquista
Númen, se encarcela y tortura por centenares a los más destacados anarquistas
de la época (muchos compañeros tuvieron que pasar entonces a la
clandestinidad). Como resultado de este proceso, muere víctima de las torturas
el estudiante Domingo Gómez Rojas. También ese mismo año (1920) se produce el
incendio del local de la FOM en Punta Arenas (como coletazo de las matanzas de
obreros en la Patagonia Argentina) donde morirán 306 obreros. Esta ola
represiva acabará con el establecimiento de la dictadura de Ibáñez del Campo en
1927, momento en que el anarquismo será duramente reprimido, desarticulado,
muchos de sus activistas serán encarcelados, relegados, fusilados, torturados y
exiliados.
P.T.
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