La noche del pasado lunes, el francotirador salió de nuevo a cazar y acabó con la vida de un perro caniche que se asomaba desde un balcón del número 1 de la céntrica calle Villalobos. Un solo tiro bastó para matar al animal. Entre los ojos, como un profesional, mientras la dueña descansaba en una silla al lado suya.
La Policía Nacional busca a este asesino de perros, que en el último año se ha cobrado ya a tiros la vida de dos mascotas en la misma calle Villalobos. El último se llamaba 'Neri' y pertenecía a Carmen González, una mujer de 84 años que vive sola y fue testigo de cómo su animal de compañía caía fulminado tras un sonido de disparos. La dueña recordaba el asesinato ayer, aún afectada por la pérdida del animal: «Eran las diez menos cuarto de la noche, cuando mi vecina lo trajo de dar una vuelta, porque yo no puedo sacarlo; me senté con ella en el salón y Neri se asomó al balcón como todos los días. Entonces sonó un disparo y el perro cayó muerto», recordaba Carmen, a la que una vecina le regaló el perrito hace seis años para que le hiciera compañía. Ella, sin embargo, desde que se rompió la cadera, apenas pudo cuidarlo: «Fue él el que avisó a las vecinas cuando me caí», recuerda esta anciana, que no se explica quién pudo querer asesinar a su mascota, pues nunca ha tenido problemas con el resto del inmueble debido a sus ladridos: «Los vecinos, sobre todo los niños, estaban locos con él; de día sí ladraba, pero de noche lo tenía más callado que en misa». De hecho, tras la muerte, su casa se llenó de vecinos que se interesaron por lo sucedido y acompañaron a la mujer a la comisaría.
«Una ya no se puede fiar ni en su propia casa», concluye Carmen, que recuerda que la bala que mató al animal pudo haberla dañado a ella, sentada junto al animal cuando ocurrió todo, o a «alguno de los niños que viven en el edificio». «La Policía me ha dicho que le dispararon con un proyectil importante, no sé cuál, pero no era una escopeta de perdigones», explica la anciana.
Un caso similar
Carmen no es la única preocupada por el suceso. Varios vecinos de la calle manifestaban ayer también su inquietud, no sólo por la muerte de animales, sino porque «haya algún loco suelto con una escopeta, pegando tiros en la calle».
La muerte de 'Neri' es, para colmo, la segunda en las mismas circunstancias en poco tiempo. Hace medio año, otro perro de pequeño tamaño era abatido de un tiro cuando se asomaba a un balcón, en un edificio que dista apenas una veintena de metros de la vivienda en la que vive Carmen González. La dueña de aquel perro, sin embargo, no denunció la muerte, ni le hizo la autopsia al animal. Pero el lunes, la Policía también le tomó declaración sobre su caso, para averiguar si quien lo mató puede tratarse de la misma persona.
«Al principio creímos que era alguien que disparaba desde una azotea», explica un inquilino del mismo bloque. «Un agente me dijo, en todo caso, que es un profesional con puntería, pues al último perro le disparó entre los ojos».
Disparos en la plaza Mina
El de la calle Villalobos no es, sin embargo, el primer 'francotirador' buscado por la Policía Nacional en Cádiz. Sin ir más lejos, a mediados del pasado mes de junio se detuvo a tres veinteañeros que, apostados en una azotea del número 14 de la plaza Mina, se dedicaron durante varias tardes a disparar contra los turistas que se sentaban en las terrazas de la zona. «Como un juego, para asustar a la gente», declararon ante el juez de guardia, tras ser arrestados. Sin embargo, en uno de estas 'bromas' los jóvenes llegaron a acertar en la espalda a un turista alemán que visitaba la ciudad.
Le dieron muy cerca de la columna vertebral, donde se le quedó alojado uno de los balines de punta afilada utilizados por los jóvenes, pero pudo ser dado de alta. Para disparar, los francotiradores 'amateurs' utilizaban un rifle largo con mira telescópica y hasta un silenciador, que les fueron decomisados.
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