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miércoles, 30 de enero de 2013

EL CATEDRATICO GARCIA RUA VUELVE A LA UNIVERSIDAD TRAS HABER SIDO EXPULSADO POR LA POLICIA FRANQUISTA HACE 50 AÑOS


El Catedrático García Rúa vuelve a la Universidad tras haber sido expulsado por la policía franquista hace 50 años

Las puertas de la Universidad de Oviedo se abrieron ayer para José Luis García Rúa, medio siglo después de su expulsión por la Policía franquista. El catedrático de Filosofía e histórico militante anarquista ofreció su visión de la Transición española en el Aula Magna de la Facultad de Derecho, ante un centenar de asistentes de todas las generaciones. «Ese período es sólo una etapa más del franquismo» sentenció durante su reencuentro con las aulas asturianas. Y añadió que «la actual corrupción generalizada es connatural al sistema, nacido sobre el solapamiento de pensamientos alternativos».

 García Rúa hizo suyo el famoso «como decíamos ayer» de Fray Luis de León al pasar por alto su polémica salida de la institución académica, en 1963, y centrarse en el orden del día como invitado a unas jornadas organizadas por el centro. «La Transición española fue una reforma hecha desde arriba, capitaneada por los estados mayores de los partidos políticos y al margen del pueblo», afirmó, durante su clase magistral. «Por eso, le hacía falta un certificado de democracia, garantizado por la ideología surgida en Estados Unidos que atribuye a este sistema un carácter de régimen término, es decir, que no puede transformarse ni evolucionar hacia otro», añadió. «En realidad, se construyó un modelo en el que los ciudadanos votan, los poderosos dirigen los votos y los votados obedecen a los poderosos», subrayó durante su conferencia, a la que acudieron el decano de Derecho, Benjamín Rivaya, y el vicerrector de Extensión Universitaria, Vicente Domínguez.

 El emérito por la Universidad de Granada desgranó los diferentes períodos del franquismo y se detuvo especialmente en el papel jugado por el Rey Juan Carlos, tanto en la dictadura como durante el golpe del 23-F. «Tenemos la obligación moral de elaborar tesis factibles sobre lo que ocurrió aquel día. La creencia de que este movimiento fue inducido por el Monarca para salir fortalecido porque sabía de antemano que iba a fracasar no es descabellada», dijo. «Vivimos en una democracia formal, iniciada con el proceso transicionista», apostilló.

 El pensador gijonés también fue crítico con los personajes y los hitos más significativos del proceso previo a la promulgación de la Constitución de 1978. «Adolfo Suárez fue el encargado de institucionalizar a las formaciones políticas y a los sindicatos como parte del Estado a través de importantes subvenciones», aseveró. Y calificó los Pactos de la Moncloa, que consiguieron un amplio consenso político en torno a cuestiones económicas y sociales, como «un ejercicio de fagocitación de la sociedad civil por parte del poder». «Desde entonces, las organizaciones quedaron supeditadas al sistema», remató.

 Tampoco se anduvo con paños calientes a la hora de calificar de «lavado de imagen del franquismo» la labor desarrollada durante los últimos años por numerosos historiadores y cineastas. «Era necesario que se olvidaran los 200.000 fusilamientos del fascismo denunciados por una convención internacional de abogados tras la Guerra Civil porque había que construir un nuevo proyecto desde el anterior», señaló. «Los aliados occidentales sentían la necesidad de introducir a España en un bloque compacto dentro de su organización globalizadora y España necesitaba el concurso exterior para su maltrecha economía», concluyó García Rúa, en su histórica vuelta a la Universidad asturiana.

 La Nueva España

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