El Catedrático García Rúa vuelve a la Universidad tras haber
sido expulsado por la policía franquista hace 50 años
Las puertas de la Universidad de Oviedo se abrieron ayer
para José Luis García Rúa, medio siglo después de su expulsión por la Policía franquista.
El catedrático de Filosofía e histórico militante anarquista ofreció su visión
de la Transición española en el Aula Magna de la Facultad de Derecho, ante un
centenar de asistentes de todas las generaciones. «Ese período es sólo una
etapa más del franquismo» sentenció durante su reencuentro con las aulas
asturianas. Y añadió que «la actual corrupción generalizada es connatural al
sistema, nacido sobre el solapamiento de pensamientos alternativos».
García Rúa hizo suyo
el famoso «como decíamos ayer» de Fray Luis de León al pasar por alto su
polémica salida de la institución académica, en 1963, y centrarse en el orden
del día como invitado a unas jornadas organizadas por el centro. «La Transición
española fue una reforma hecha desde arriba, capitaneada por los estados
mayores de los partidos políticos y al margen del pueblo», afirmó, durante su
clase magistral. «Por eso, le hacía falta un certificado de democracia,
garantizado por la ideología surgida en Estados Unidos que atribuye a este
sistema un carácter de régimen término, es decir, que no puede transformarse ni
evolucionar hacia otro», añadió. «En realidad, se construyó un modelo en el que
los ciudadanos votan, los poderosos dirigen los votos y los votados obedecen a
los poderosos», subrayó durante su conferencia, a la que acudieron el decano de
Derecho, Benjamín Rivaya, y el vicerrector de Extensión Universitaria, Vicente
Domínguez.
El emérito por la
Universidad de Granada desgranó los diferentes períodos del franquismo y se
detuvo especialmente en el papel jugado por el Rey Juan Carlos, tanto en la
dictadura como durante el golpe del 23-F. «Tenemos la obligación moral de
elaborar tesis factibles sobre lo que ocurrió aquel día. La creencia de que
este movimiento fue inducido por el Monarca para salir fortalecido porque sabía
de antemano que iba a fracasar no es descabellada», dijo. «Vivimos en una
democracia formal, iniciada con el proceso transicionista», apostilló.
El pensador gijonés
también fue crítico con los personajes y los hitos más significativos del
proceso previo a la promulgación de la Constitución de 1978. «Adolfo Suárez fue
el encargado de institucionalizar a las formaciones políticas y a los
sindicatos como parte del Estado a través de importantes subvenciones»,
aseveró. Y calificó los Pactos de la Moncloa, que consiguieron un amplio
consenso político en torno a cuestiones económicas y sociales, como «un
ejercicio de fagocitación de la sociedad civil por parte del poder». «Desde
entonces, las organizaciones quedaron supeditadas al sistema», remató.
Tampoco se anduvo con
paños calientes a la hora de calificar de «lavado de imagen del franquismo» la
labor desarrollada durante los últimos años por numerosos historiadores y
cineastas. «Era necesario que se olvidaran los 200.000 fusilamientos del
fascismo denunciados por una convención internacional de abogados tras la
Guerra Civil porque había que construir un nuevo proyecto desde el anterior»,
señaló. «Los aliados occidentales sentían la necesidad de introducir a España
en un bloque compacto dentro de su organización globalizadora y España
necesitaba el concurso exterior para su maltrecha economía», concluyó García
Rúa, en su histórica vuelta a la Universidad asturiana.
La Nueva España
No hay comentarios:
Publicar un comentario