El verdadero terrorismo es el desahucio y el saqueo
Pringados hasta el cuello en múltiples escándalos de
financiación ilegal y sobresueldos ya conocidos en cada rincón del planeta,
manchados del sudor y la sangre de todas las personas que se suicidan por no
aguantar más la presión de un sistema asesino, de un régimen decadente y cruel
al servicio exclusivo de las grandes fortunas, de una casta política sin
vergüenza que machaca derechos constitucionales, hundiendo en la miseria a
millones de ciudadanos y ciudadanas víctimas de sus políticas inhumanas.
Estos mismos que apoyan el terrorismo financiero
internacional, que participan en ilegales guerras imperialistas y genocidas,
acusan ahora a personas honradas de ser violentas y tener vínculos con
ETA. Agotan el escaso rédito ciudadano
que les quedaba, tratando de criminalizar a un movimiento reconocido
internacionalmente como la PAH, un colectivo de gente luchadora que se enfrenta
al sistema y a su aparato represor para evitar los desahucios de personas humildes,
para que familias enteras no sean desalojadas de sus viviendas y condenadas a
la indigencia.
El PP a través de su
impresentable y antidemocrática Delegada del Gobierno en Madrid, Cristina
Cifuentes, comenzó esta semana santa su “escrache” particular, acusando a STOP
Desahucios de vínculos con la lucha armada.
Esta muñeca teñida de la oligarquía española, lanzó la piedra envenenada
de las acusaciones incriminatorias, para al día siguiente ser respaldada por la
dirección de su sobrecogido partido, en una huida hacia adelante sin
precedentes en la presunta democracia de un país destrozado, arruinado por un
gobierno que ya nadie quiere, ni siquiera los que lo votaron y le dieron la
mayoría absoluta.
Siguen mintiendo en todo y tratando de manipular a la sufrida
ciudadanía, colocando a una organización pacifista en el filo de la navaja del
terrorismo, con las consecuencias negativas que todo esto puede conllevar, como
futuras ilegalizaciones, persecución y represión policial a sus activistas.
Los que hemos sufrido
este tipo de represalias sabemos muy bien cómo se las gastan los esbirros del
poder, como son capaces de todo para anular y desprestigiar a los movimientos
populares, meter el miedo en el cuerpo a personas que luchan desinteresadamente
por una sociedad mejor. Sus métodos son
los mismos de siempre y no han cambiado el modus operandi desde la dictadura
franquista. La única diferencia es que
todavía no te meten un tiro en la nuca, sino que utilizan otras formas más
sutiles promovidas por sus voceros alitosicos, por los medios de comunicación
al servicio del régimen del recorte, la pobreza y el hambre.
Resulta llamativo como en un país donde los abundantes
escándalos de corrupción política y empresarial son la tónica general, utilizan
las denuncias para tratar de parar y amedrentar a organizaciones que defienden
derechos ciudadanos legítimos, movilizan a su guardia pretoriana de los cuerpos
represivos para aplacar cualquier contestación al genocidio social, a la
masacre ciudadana que están generando con sus vergonzosas políticas.
Este espectáculo bochornoso encabezado por un partido
inundado de mierda, avergüenza a millones de personas honradas, a los hijos y
las hijas de las familias desahuciadas, a la gente desempleada que han dejado
sin prestación, a los jubilados y jubiladas que tienen que pagarse sus costosas
medicinas, a los inmigrantes sin asistencia sanitaria, a los enfermos crónicos
que tienen que pagar de sus bolsillos las ambulancias, a los cientos de miles
de empleados y empleadas públicas despedidas a través de una Reforma Laboral
terrorista, aprobada por los mismos que ahora denuncian a un movimiento social
ejemplar.
Algunos de los que denuncian que se sienten perseguidos por
colectivos violentos, han coqueteado en el pasado e incluso en la actualidad,
con organizaciones próximas al terrorismo de la ultraderecha falangista,
responsable del asesinato, la desaparición y la tortura de más 300.000
republicanos y republicanas en todo el estado español. A pesar de estos datos estremecedores, denunciados
en tribunales internacionales de derechos humanos, desde el PP mantienen en sus
ayuntamientos las calles de los asesinos fascistas y todavía no han condenado
el franquismo, debido a que muchos de sus compromisarios son descendientes
directos y fueron estrechos colaboradores de la dictadura.
En cambio ahora se molestan porque les afean la conducta
públicamente y acusan de terroristas a personas honestas de la PAH ¿Dónde está
el verdadero terrorismo: en las movilizaciones pacíficas o en las políticas caciquiles
y cercenadoras de derechos?
Todavía no se ha
suicidado ningún diputado o senadora de este gobierno, siguen ganando millones
y enriqueciéndose ellos y su prole entre sueldazos, privatizaciones y otros
negocios vinculados al poder, mientras cada día aumenta el número de suicidios
de personas desesperadas, que no aguantan más los recortes y las presiones de
una banca usurera y mafiosa, que no ven salida a todo este dolor generado por
este sistema criminal y sus cómplices de los gobiernos del capital.
Ahora en el PP pretenden dar lastima, convertirse en
víctimas como en la época de los atentados de ETA, poner caras de corderitos
ante el matadero en sus ruedas de prensa, de pobrecitos politiquillos humildes
acosados, vilipendiados, insultados por personas víctimas de la ilegalidad de
la Ley hipotecaria, que ellos mismos pactaron con lobbies bancarios y
financieros en contra del interés general de la ciudadanía, un montaje
lucrativo perfecto que está costando un buen número de vidas humanas, junto con
el sufrimiento, el esclavismo de por vida con la banca, la enfermedad, la
ruina, la masacre familiar, una condena perpetua para financiar los delitos de
la delincuencia financiera.
Algunas diputadas de este partido del gobierno han utilizado
a sus hijos como escudos, para protegerse y dar penita mientras criminalizan a
los movimientos sociales, cuando lo que deberían hacer es explicarles porqué la
gente en la calle les llama lo que les llama y les insultan denunciando sus
prácticas caciquiles. Quizá no lo hagan
porque tengan miedo de que alguno de sus vástagos les salga honrado, que se
cuestione, que les eche algún día en cara todo el dolor que están generando
entre millones de personas humildes.
El ser cómplices del expolio de un país no puede salir
gratis y las acciones terroristas que llevan a cabo las entidades financieras
tampoco. Algún precio hay que pagar por
hacerse multimillonarios en pocos años de gobierno, privatizaciones,
sobresueldos y pelotazos. Los insultos
en la calle, los "escraches", la indignación ciudadana, las
movilizaciones sociales, son el costo de la codicia sin límites, del
hundimiento de un país para beneficio de unos pocos.
FRANCISCO
GONZALEZ TEJERA
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