¿Quién hizo la tierra? Los creyentes dicen: Dios. Los que
creemos en la vida eterna de la materia decimos: nadie la hizo.
¿Quién hizo la
tierra? Los creyentes dicen: Dios. Los que creemos en la vida eterna de la
materia decimos: nadie la hizo.
Pero nadie dice que la Tierra fue hecha por la burguesía que
la retiene en su poder. En ninguna parte consta que la Tierra fue creada por
esos señores barrigones que dicen que es suya. ¿Con qué derecho, pues, se
atreve la burguesía a retener para su casta lo que, según las religiones, fue
hecho por Dios, o, según los materialistas, no fue hecho por nadie?
La tierra debe ser para todos, como para todos es el aire,
el calor solar, el agua, todo lo que la naturaleza nos brinda. ¿Qué haríais si
de la noche a la mañana se decretase un impuesto, esto es, una renta por el
aire que respiráis y el calor y la luz del sol de que os aprovecháis?
Indudablemente que vuestra indignación tomaría proporciones de rebelión y que
os lanzaríais enfurecidos contra los bandidos que tal impuesto decretasen. Y,
haríais eso, precisamente porque comprendéis que el aire y lo demás son bienes
naturales, forman parte del patrimonio común a todos los seres vivientes.
Sin embargo, cuando se trata de ese otro bien natural: la
tierra, véis casi con naturalidad que los que la poseen os cobren renta por
aprovecharos de ella, cuando la tomáis en alquiler, o que se os pague a ración
de hambre cuando la trabajáis para el amo.
Tan injusto es el adueñarse de la tierra para tener en
constante dependencia a los pobres, como injusto sería el adueñarse del aire y
de la luz, si eso pudiera hacerse.
Por eso los liberales enarbolamos la Bandera Roja y gritamos
¡Viva Tierra y Libertad!
¿Quién hizo la espléndida maquinaria que admiramos, los
túneles que atraviesan las montañas, los muelles donde atracan los barcos, en
pocas palabras, quién hizo todo lo que contribuye a hacer agradable y bella la
vida de las clases privilegiadas? Todo lo que vemos, todo lo que constituye la
riqueza social, es el producto de muchas generaciones de trabajadores que han
dejado sus huesos en las minas, que han dejado su sangre en los campos, que han
acortado su vida en el taller, en la fábrica, en todos los lugares de
explotación, en el laboratorio, en el taller del artista, etc., etc., dejando
cada generación laboriosa a la siguiente el desarrollo y perfección de lo ya
creado.
Si todo lo que constituye la riqueza ha sido creado por
generaciones de trabajadores, de sabios, de artistas, de investigadores, de
inventores de todo género, ¿con qué derecho se declara dueño de todo ello un
reducido número de capitalistas? ¿Pusieron ellos su inteligencia y sus brazos
para crear esa riqueza? ¡NO!
Por eso los liberales decimos que, puesto que la riqueza es
el producto del esfuerzo y de la inteligencia de nuestros antepasados
trabajadores y de los trabajadores presentes, todo debe ser para todos en
común.
Y como la clase privilegiada no quiere devolver a los
trabajadores lo que les ha robado, y la Autoridad apoya el latrocinio de la
burguesía, gritamos indignados: ¡Muera la Autoridad! ¡Mueran los Ricos!
Ricardo Flores Magón
(De Regeneración, 30 de septiembre de 1911).
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