CARTA A LA SEÑORA DE COSPEDAL
Soy nieta del holocausto nazi y hago escrache
Señora de Cospedal,
Su afirmación de que
los ciudadanos que hacemos escrache somos como los nazis es muy ofensiva y una
seria falta de respeto. Si no ha estudiado la historia de Europa del siglo XX
le animo a hacerlo sin demora. Pero primero quiero que conozca los nombres de
algunos de mis familiares que fueron asesinados (la mayoría gaseados) por los
nazis: Kürt Gefäll de 38 años; Elsa Gefäll, de 63 años; Rosa Gefäll, de 72
años; Matilde Gefäll, de 67 años; mi tío abuelo Anton Gefäll, de 49 años; mi
bisabuela Pauline Feil, ciega de 88 años, y mi tía abuela Hermina “Mina”
Gefäll, de 66 años, que cuidaba de su madre Pauline en su pequeño piso de
Viena.
Tengo una postal de
julio de 1942 que la tía Mina consiguió mandar a su hermano, mi abuelo, Willy
Gefeall, que vivía en Madrid, desde el Centro de Detención de Viena antes de
ser deportada al campo de concentración de Izbica, en Polonia, donde fue
asesinada. En la postal dice: “Querido Willy, aquí hace frío y niebla. No te
preocupes sobre adónde nos van a llevar. Ya te mandaremos noticias en cuanto
lleguemos. Con cariño, Mina”. Obviamente, mi abuelo no recibió más postales de
sus hermanos o de su madre.
Lo que sí hizo mi
abuelo fue dedicar los últimos años de su vida, desde su despacho en la oficina
de patentes donde trabajaba en Madrid, a falsificar pasaportes y sacar a judíos
de Europa por Portugal a Estados Unidos. Sin que lo supiera nadie, ni su propia
familia. Durante esos años en Madrid, mi abuelo Willy recibió numerosas visitas
de la Gestapo, de la unidad que Hitler tenía en Madrid colaborando con Franco.
La Gestapo no pudo demostrar las actividades de mi abuelo que vivía en el
privilegiado barrio de Salamanca y que estaba casado con mi abuela, que creía
que Franco era la salvación para España.
Los ciudadanos que
hacemos escrache llevamos años dedicados a frenar las injusticias y el aumento
de las desigualdades que su partido y otros llevan a cabo contra los ciudadanos
más indefensos y con menos recursos: los recortes y cambios en las políticas de
sanidad y educación (que afectan en especial a los inmigrantes, a los que se
quita el acceso a la sanidad), la alta tasa de paro -que es el resultado
directo de las “reformas” laborales-, los jóvenes que se tienen que ir a otros
países a encontrar trabajo, los grandes dependientes que ya no reciben ayuda
para sus cuidados básicos, el alto porcentaje de niños desnutridos, la gente
que se está quedando sin casa (una familia cada 15 minutos) y mucha gente que
se está suicidando por desesperación.
Ante esta situación
de desmantelamiento de la sociedad que ustedes están llevando a cabo, que
algunas personas peguemos una pegatina en la puerta de su casa es, en realidad,
un gesto demasiado discreto.
Cuando decida usted
leer la historia de Europa, le recomiendo que preste especial atención a las
políticas del Tercer Reich, partido que fue elegido democráticamente, antes del
holocausto y, como creo que usted es católica, la próxima vez que vaya a la
iglesia, le pido que encienda una vela en honor a Mina, a Pauline, a Rosa y a
tantas personas más.
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