Margaret Thatcher, la mujer que esclavizó el movimiento
obrero
Margaret Thatcher ha muerto de un infarto cerebral a los 87
años de edad. Once de ellos los pasó gobernando con mano implacable desde el
número 11 de Downing Street. Amiga de Augusto Pinochet, al que visitó durante
su exilio británico, fue fiel seguidora de las políticas neoliberales agresivas
de los Chicago Boys. La Dama de Hierro se ganó su apoyo a base de reprimir con
crueldad el movimiento obrero, llevar a Gran Bretaña a una guerra en una
pequeña isla contra Argentina y permitir que varios huelguistas murieran de
hambre sin atender sus peticiones en Irlanda del Norte. Sus reformas pusieron
los cimientos de la hegemonía económica continental que vive hoy el país, pero
sus habitantes lo pagaron caro, por la merma de derechos laborales y protección
social que padecieron.
La estela de Pinochet
La líder tory se
caracterizó por llevar a cabo unas políticas neoliberales muy ambiciosas de la
mano del pensamiento económico de Milton Friedman y Friedrich Hayek. Este
último llegó a mandarle una carta a la primera ministra para pedirle que
implementara en Gran Bretaña las políticas económicas que Pinochet estaba
llevando a cabo en Chile. Thatcher llegó a reconocerle a Hayek que esas
políticas no son compatibles con una democracia occidental, como explica Naomi
Klein en su libro La doctrina del Shock. A pesar de ello, la Dama de Hierro
encontró el modo de llevar a cabo en su país una serie de reformas neoliberales
de un calado desconocido hasta entonces en Europa.
“Parásitos”, por utilizar los servicios públicos
Thatcher era una
defensora a ultranza del individualismo. Consideraba que el individuo era
centro de la sociedad y el que debía proveerse de todo lo necesario para subsistir.
De hecho, la líder tory llegó a declarar que “no hay tal cosa como ‘la
sociedad’”. Thatcher consideraba la pobreza un defecto de la personalidad y
acusaba a los homeless de estar en su situación por propia responsabilidad,
pidiendo casas al estado sin hacer nada para cambiar su situación. Incluso,
llego a denominar como “parásitos” a todos aquellos ciudadanos que usaban los
servicios públicos. Es por esto que llegó a reducir en casi seis puntos los
programas sociales de ayuda. “Debemos respaldar a los trabajadores, no a los
gandules”, dijo Thatcher dentro de su campaña de criminalización contra los más
pobres, que Owen Jones recogió en su libro, Chavs, la demonización de la clase
obrera.
Viviendas caras y más indigentes
Una de las medidas
tomadas por Thatcher que definían su carácter liberal fue la venta de las
Council houses mediante el acta del Parlamento de 1980, denominada Housing Act.
Esta ley permitió a los especuladores enriquecerse con las viviendas sociales y
aumentó de manera significativa el número de indigentes y el precio de la
vivienda. Las desigualdades con Thatcher fueron otra de las situaciones que
aumentó hasta niveles desonocidos en Gran Bretaña. Cuando la Dama de Hierro
accedió al poder en 1979 el nivel de pobreza era del 13,4%. Cuando dejó el
gobierno en 1990, el índice alcanzaba el 22%.
Las privatizaciones y el movimiento obrero
Thatcher llevó a cabo
un proceso desnacionalizador sin precedentes. Su política agresiva de
privatizaciones llevó a bajar el peso del Estado en el PIB, en apenas cuatro
años (1979-1983), de un 10,5% a un 6,5%. En este tiempo, privatizó el 20% del
sector público británico, con empresas como la British Gas, British Telecom y
la distribución de aguas.
Huelgas masivas de mineros
Pero sin duda uno de
los sucesos que marcaron los 11 años de gobierno de Margaret Thatcher fue la
huelga de los mineros que comenzó en marzo de 1984 en la localidad de Brampton,
un reducto de izquierdas obrero en South Yorkshire. La empresa nacional anunció
el cierre de la mina de Cortonwood, pero los mineros no se creyeron las
promesas de recolocación del gobierno y se declararon en huelga. Los de
Brampton pidieron el apoyo del resto de zonas mineras y los trabajadores de
Yorkshire, Escocia, Gales del Sur, Kent, Durham y Northumberland se unieron al
paro.
Erradicar los sindicatos
La huelga era la
oportunidad que Thatcher esperaba para erradicar el movimiento obrero y acabar
con los sindicatos, a los que consideraba una amenaza para el libre desarrollo
del individuo. La lucha de clases, como calificó el conflicto el líder sindical
Arthur Scargill, la ganó la Dama de Hierro después de casi un año de lucha.
Margaret Thatcher ha
muerto hoy, después de desatar los “perros de la codicia”, como expresó el
escritor Manuel Vicent.
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