¿Podrían desaparecer UGT y CCOO?
Luis Osorio
Asturbulla, 11-04-2013
(la foto no pertenece al articulo) Todo parece indicar que
estas organizaciones experimentan un progresivo alejamiento de la vida y las
preocupaciones de la clase obrera y los asalariados
Tal vez alguien puede
considerar el titulo anterior muy “catastrofista”, o incluso abstracto. Por
tanto sería bueno matizarlo. Es evidente que UGT y CCOO pueden mantenerse
durante mucho tiempo como simples aparatos financiados por las distintas
instituciones de las Administraciones Publicas. La pregunta hace referencia
concretamente a la posibilidad de que UGT y CCOO pierdan, o reduzcan
sensiblemente, la gran capacidad de movilización y convocatoria que han tenido
hasta el momento presente, entre los trabajadores y la mayoría de la población.
En las últimas elecciones sindicales estas dos
organizaciones obtuvieron más del 75% de la totalidad de los delegados
sindicales. En los últimos años las mayores movilizaciones contaron con su
respaldo, quizás con algunas excepciones en el caso de Euskadi, con LAB y
ELA-STV, o en Galicia con la CIGA.
El pasado 14 de
noviembre, durante su tercera convocatoria de Huelga General, asistimos a
manifestaciones multitudinarias, que causaron sensación en toda Europa. Pero
ese día también vimos como cuando los dirigentes de dichas organizaciones,
tomaban la palabra, al final de las mismas, la actitud de la abrumadora mayoría
de los asistentes, era de ignorancia total hacia los mismos. Los trabajadores
habían acudido para protestar contra esta brutal política de austeridad que
esta atacando nuestros salarios reales y nuestros empleos, nuestros salarios
indirectos( Estado de bienestar) y nuestros salarios diferidos (pensiones),
pero no esperaban nada del discurso y las ideas de los dirigentes
sindicales..Probablemente valoraban muchísimo más la existencia de estas
organizaciones sindicales históricas, tradicionales (UGT cumple este año 125
años), que fueron construidas con grandes sacrificios por nuestros padres y nuestros
abuelos, algunos pagaron incluso con su vida bajo el franquismo para
defenderlas, que el discurso y la política de sus dirigentes.
Los dirigentes
sindicales organizaron la llamada Cumbre Social, y la presentaron como una
especie de alianza con otros movimientos sociales, que impulsaría un Referéndum
contra el gobierno. Nunca más se supo del referéndum, y las movilizaciones
intersectoriales más numerosas que se han celebrado desde noviembre han tenido
lugar al margen de dichas estructuras. Probablemente por primera vez en años,
se puede decir que las movilizaciones del 23 de febrero convocadas por la
convergencia de las diferentes Mareas, y otras organizaciones políticas y
sociales de izquierda, sin participación de los sindicatos, alcanzaron un éxito
sin precedentes, un éxito de participación ciudadana que para nada desmerece lo
sucedido el pasado 14 de noviembre. Por tanto se empieza a hablar de la
posibilidad de movilizar a grandes sectores de la población sin necesidad de
participación de los sindicatos..por primera vez. Esto no quiere decir que de
momento, se pueda plantear, con garantías de éxito, una nueva Huelga general
sin la participación de UGT y CCOO, pero si grandes movilizaciones como las
referidas del pasado 23 de febrero... que deberían ser motivo de análisis por
sus dirigentes: La critica a sus políticas, claramente por la izquierda, va en
aumento. La sensación de que los dirigentes de UGT y CCOO quieren organizar
Huelgas Generales simplemente para mantener su “espacio”, pero de ninguna manera
quieren plantear una lucha seria en el terreno político y sindical, contra la
política del gobierno, también es una idea que se abre paso en muchos y amplios
sectores de los activistas y la población.
Después de cinco años
de crisis económica sin precedentes, la afiliación a estas organizaciones no
solo no ha aumentado sino que ha disminuido; la vida interna de las mismas
sigue siendo escasa. Los debates que inevitablemente están teniendo lugar entre
capas a cada paso más importantes de activistas y trabajadores tienen escaso
reflejo dentro de dichas organizaciones. No parece que surjan distintos puntos
de vista dentro, que reflejen las posiciones de distintos sectores de la clase
obrera, sino que más bien parece producirse un cierre de filas en torno a los
aparatos de las mismas. Todo parece indicar que estas organizaciones
experimentan un progresivo alejamiento de la vida y las preocupaciones de la
clase obrera y los asalariados. Si surgen conflictos en su seno, son debidos a
temas burocráticos, de poder, de influencia, y casi siempre alejados de los
problemas más perentorios de la mayoría de los trabajadores. Hay numerosos
síntomas que demuestran que el enorme capital acumulado por estas
organizaciones, puede estar siendo malgastado, debido a su política o su falta
de política, a su actitud ambigua en relación con el gobierno. Parecen
oponerse, pero no demasiado. Convocan Huelgas, pero no con el objetivo de
cambiar la política de este gobierno, sino mas bien, de controlar el movimiento
y evitar que el conjunto de los trabajadores llegue a la conclusión que tiene
que organizarse, que no basta la movilización por importante que esta sea, si
quiere ganar las batallas contra la salvaje política de austeridad impuesta por
el gobierno del PP, y por la Troika (BCE, CE, FMI).
Todo esto sucede
cuando la última Reforma Laboral, mas bien habría que decir Contrarreforma, del
Gobierno del PP, reduce notablemente su margen de maniobra, su capacidad para
representar a los trabajadores, ya que reduce el papel de la negociación
colectiva y de los convenios superiores al nivel de empresa, y ataca hasta los
mas mínimos derechos de los trabajadores, conquistados desde la transición.
Ataca tan salvajemente los derechos de los trabajadores, que la interlocución
sindical queda notablemente reducida. En esas circunstancias, su anterior
política de pactos y consenso, que desarrollaron durante mas de 25 años, se ve
muy debilitada. La patronal, quizás con la excepción de las grandes empresas,
no negocia, no pacta, simplemente impone su ataque salvaje. En las grandes
empresas los sindicatos se limitan a refrendar los ataques al salario, al
empleo y a las condiciones de trabajo, sobre todo en las multinacionales del
automóvil, bajo el chantaje patronal de llevarse el trabajo a otra parte. Por
tanto desde el punto de vista institucional, sobre todo desde el punto de vista
de la representación sindical y la negociación colectiva, su papel se está
viendo muy reducido.
En el periodo
anterior de bonanza económica, aunque sobre bases ficticias, los sindicatos
capitalizaban las mejoras salariales y sociales que se lograban en los
convenios. Esto contribuyo a que los trabajadores les viesen como algo útil.
Pero ahora se está llevando a cabo el mayor ataque a nuestros salarios que se
recuerda en décadas, se reducen nuestros empleos y los que se quedan en las
empresas, trabajan a ritmos muy superiores con el fin de incrementar la
productividad. Las pequeñas empresas se quedan huérfanas, e incapaces de
enfrentarse a los ataques de la patronal. Los trabajadores de las PYMES se
sienten abandonados, y todas las iniciativas de coordinación, unificación y
centralización de las luchas, se están haciendo no solo al margen de los
aparatos sindicales, sino con su manifiesta oposición. A veces parece que ponen
mas tesón en luchar contra dichas iniciativas que contra el gobierno y la
patronal…
Precisamente ahora,
en pleno desarrollo de la política de austeridad y recortes, que lo que
necesitarían los trabajadores, más que nunca, son sindicatos combativos, que organicen
a los trabajadores, que encaucen sus ideas y desarrollen sus debates, los
aparatos de UGT y CCOO siguen empeñados en dedicarse a prestar “servicios”, y
actuar como OFICINAS de Representación. Ahora que su única posibilidad de
acercamiento a los trabajadores seria ponerse al frente de la movilización y
organización de los trabajadores, empezando por sus capas más activas, siguen
empeñados en mirarse el ombligo y llevar a cabo un cierre de filas, como ha
sucedido en el reciente congreso de CCOO,y sucederá muy probablemente en el
congreso que UGT va a celebrar del 10 al 13 de abril. Cuanto más demandan los
trabajadores esa función de las organizaciones sindicales, mas se empeñan estas
en negarla.
Pero lo que es
innegable, lo que es inevitable, es que si, como es previsible, la crisis
continua, e incluso se profundiza, millones de trabajadores sacaran la
conclusión de su experiencia, que necesitan organizaciones sindicales fuertes
para enfrentarse a la patronal y a su gobierno. Pero en esa tesitura no está
nada claro que, si las cosas siguen así, puedan expresarse a través de UGT y
CCOO, cuando esto suceda, es decir cuando los trabajadores puedan sacar la
conclusión e la necesidad de organizarse.
Estas organizaciones
sindicales canalizaron la radicalización de los trabajadores en los años 70.
Recién legalizados
hacia la mitad de 1977, en dos años se habían convertido en organizaciones de
millones de afiliados, que buscaban alternativas de lucha y movilización. La
fiesta duro poco..ya que entraron en los famosos Pactos de la Moncloa, se
cambio ajuste salarial por una hipotética “consolidación de la democracia”, y
pasaron a convertirse en un freno importante del movimiento. La recesión del 79
al 82, muy profunda, con importantes aumentos del paro, influyo negativamente
en el desarrollo del movimiento obrero. De cualquier manera las organizaciones
sindicales conservaban un enorme prestigio. En el 86 CCOO se opuso al primer
ajuste de las pensiones puesto en marcha por Felipe González mediante la
convocatoria de una Huelga General. UGT no apoyo, por su dependencia del
Gobierno PSOE, pero en el 88, el 14 de diciembre ambas organizaciones
convocaron una de las huelgas generales más exitosas, sino la que más de la
democracia. La economía empezaba a recuperarse, los beneficios empresariales
también y Solchaga insistía en el ajuste salarial y social. Los trabajadores no
lo consintieron..Exigieron su parte en el crecimiento de la tarta, después de
años de duros ajustes y ataques a su nivel de vida. Y lo consiguieron…lo que
también fortaleció a los sindicatos.
Sin embargo en las
políticas neoliberales uno de los pilares era reducir a la mínima expresión la
fuerza y la capacidad de movilización de los sindicatos. Asi lo hizo Reagan
cuando destruyo el sindicato de los controladores aéreos en Estados Unidos y
despidió a 12000 trabajadores, o la Sra. Thacher, cuando derroto a los mineros
ingleses en el 85, y ataco brutalmente a las Trade Unions británicas. Los
sindicatos empiezan a perder afiliación., como reflejo de los comienzos del
debilitamiento del movimiento obrero. Las tradiciones de organización, lucha y
movilización sufren un cierto revés, la burguesía en su ánimo de debilitar a
los sindicatos o bien los destroza como Reagan, o bien trata de alejarlos de
las fabricas, del sindicalismo de combate, sustituirlo por el eufemístico
sindicalismo de servicios. Este proceso se facilito en algunos países como el
nuestro con una generosa financiación por parte de las Administraciones
Publicas. Aunque no dispongo de los datos de CCOO, si puedo afirmar que en UGT,
el dinero ingresado por las cuotas de sus afiliados, no supera a penas el 5% de
sus ingresos. Creo que el proceso en CCOO sigue líneas parecidas, aunque
probablemente no llegue a esos niveles alarmantes. Evidentemente sería un error
afirmar que la dependencia extraordinaria en su financiación de las
organizaciones sindicales, es la única explicación, ni siquiera la explicación
fundamental, en este proceso de transformación de unos sindicatos parcialmente
combativos en los 70, incluso en momentos de los 80, en organizaciones
totalmente burocratizadas, y desprestigiadas ante los ojos de sectores muy
importantes de la población. Pero también es un error afirmar que todo lo
referente a la financiación de los sindicatos, con sus lacras y su repercusión
social, no ha jugado ningún papel en este proceso.
En estos momentos la
sociedad está totalmente sensibilizada hacia los procesos de corrupción que se
manifiestan en las distintas esferas de la política , de las administraciones,
y de la sociedad. ¿Son los sindicatos ajenos a estos procesos de corrupción?
Para cualquier organización de trabajadores, sea esta un
partido político o un sindicato, una financiación limpia y trasparente, es
siempre una garantía de su independencia política. Estamos asistiendo al Caso
Bárcenas, en el que si algo parece claro es que los grandes empresarios de este
país dieron cantidad de millones de euros a este partido a cambio de Contratos
millonarios de las Administraciones Publicas. Asistimos a todo tipo de
problemas en la financiación de otros partidos políticos de la izquierda como
el PSOE, en el Caso Filesa…
En la historia del
movimiento obrero desde Lenin, que planteo aquello de que “ningún representante
obrero debería de ganar más que el sueldo de un obrero cualificado”, siempre se
le ha dado enorme importancia a la trasparencia de la financiación de las
organizaciones y al nivel de vida de los dirigentes obreros.
En los últimos años
además de las numerosas subvenciones recibidas de las Administraciones
Publicas, tanto nacionales como europeas, hemos asistido a constantes
denuncias, rumores y artículos, que ponían en tela de juicio que la actuación
de los sindicatos en la tramitación de los ERE,s y en la gestión de las enormes
cantidades recibidas para gestionar la formación, fuesen legales, éticas,
limpias y trasparentes.
El escándalo de los
ERE,s en Andalucía ha estallado. Efectivamente esta subjudice, la Juez Alaya
acusa a los sindicatos UGT y CCOO de percibir 4,2 millones en sobre comisiones,
pagados por la consultora VITALIA. Dicha Juez dice que en la parte del sumario
que continua secreto, hay mucha información… En la última semana tanto Méndez
como Toxo, se han referido a esta situación. Ninguno de los dos ha negado
tajantemente estas acusaciones… Parece ser que las consultoras Vitalia y
Uniter, “han pagado las comisiones de los ERE andaluces a las corredurías de
seguros Atlantis e ITG, adscritas a las centrales nacionales y no a las
regionales.” (El Pais 6-4-2013). En la misma información se dice que “En 2009,
un año antes de que estallara el escándalo, CCOO paralizo una investigación
interna que buscaba aclarar las irregularidades detectadas en los ERE. La
sección de textil y químicas (FITEGA) de Málaga propuso informar a la ejecutiva
regional sobre posibles fraudes. Pero el sindicato freno en seco la iniciativa
bajo la amenaza de expulsar a la ejecutiva malagueña y sustituirla por una
gestora” (noticia citada).
Todo parece indicar que escándalos como este no ayudan nada
a fortalecer el prestigio de los sindicatos. En la encuesta de Metroscopia
“Barómetro de Confianza Institucional”, en el apartado de Los sindicatos se
dice que de 100 personas encuestadas, 26 les aprueban y 70 les desaprueban.
Evidentemente somos conscientes que una parte de esta crítica es por parte de
la derecha, por parte de aquellos sectores, que les gustaría que los
sindicatos, lejos de fortalecerse, desaparecieran, y también es cierto, que
tienen una aprobación mayor que los obispos, la patronal, el parlamento, el Gobierno,
los bancos y los partidos políticos, todas ellas instituciones terriblemente
desprestigiadas. A los bancos solo los aprueban 8 de cada 100.. Pero este
resultado demuestra el progresivo deterioro de su imagen y de su influencia en
los últimos años..
De cualquier manera
el tema que más comentarios suscita, que más criticas concita en las Redes
sociales, es la utilización, presuntamente fraudulenta, que los sindicatos
hacen de los numerosos fondos recibidos para la formación no reglada. Dichos
fondos totalizan miles de millones de euros, recibidos del Fondo Social
Europeo, de las cuotas de empresarios y trabajadores y también de los
Presupuestos Generales del Estado y otras Administraciones Publicas. Por
supuesto todos estos fondos recibidos no afectan exclusivamente a UGT y a CCOO,
sino que se reparten entre las distintas patronales, empezando por la CEOE, y
la práctica totalidad de las Organizaciones sindicales que existen en este
país.
La pregunta que surge
siempre es si, inevitablemente, el hecho de recibir fuertes subvenciones de las
Administraciones Publicas, condiciona la política a seguir por las direcciones
de los sindicatos de clase. La respuesta debería ser que no necesariamente. De
hecho yo viví una experiencia en sentido contrario en la lucha de los
estudiantes de 1986. Alfredo Pérez Rubalcaba se reunió con Juan Ignacio Ramos,
a la sazón principal líder de la organización para amenazarle con cortar
cualquier fondo , cualquier subvención al Sindicato de Estudiantes. Rubalcaba
dijo que no estaba dispuesto a pagar “pirañas que le coman los cojones”. Al día
siguiente, sin embargo la dirección de los estudiantes denuncio el burdo
chantaje, y pidió financiación a los estudiantes y demás sectores para
continuar las luchas. Pero mucho me temo que esta no ha sido la práctica de las
direcciones sindicales en los últimos veinte años. Mas bien la contraria. Los
gobiernos han utilizado las subvenciones para condicionar la política de los
dirigentes sindicales, y estos han acabado envueltos en la maraña de presiones
cruzadas de las Administraciones y determinados sectores de los aparatos, lo
que les llevo a adoptar una política sindical a cada paso más dependiente del
Aparato del Estado y cada día mas alejada de los intereses y necesidades de la
clase obrera. Conocemos numerosos ejemplos en los que se firmaron convenios,
contra la mayoría expresa de los trabajadores, simplemente porque las
Administraciones condicionaban la firma y la consiguiente subvención a la paz
social. La burocratización, las expulsiones las querellas, llevaron a muchos de
los mejores trabajadores a alejarse de las organizaciones sindicales, y a la
dirección de los mismos a apoyarse en una red clientelar que lo último que le
interesaba eran las reivindicaciones de los trabajadores y las tradiciones del
sindicalismo de clase.
La derecha y sus
gobiernos, al mismo tiempo que financiaban a las Centrales sindicales, ponían
en marcha campañas de desprestigio de las mismas, utilizando precisamente para
ello argumentos relativos a su financiación y a su burocratización. Hay
sectores de la derecha mediática que usan constantemente la financiación
espuria de los sindicatos y su falta de transparencia para desde la caverna
mediática de la ultraderecha, no solamente desacreditar a los sindicatos, sino
al mismo tiempo a bogar por su debilitamiento, e incluso por su desaparición.
El gran capital siempre ha tenido una doble táctica con las organizaciones
sindicales,: utilizar y desprestigiar. Ahora que debido a su política, su
prestigio ha bajado mucho, tratan a toda costa de ningunearlas, reducir su
papel a la mínima expresión, como ha sucedido en la última contrarreforma del
gobierno de Rajoy.
Que esa falta de
transparencia existe, es algo evidente, que la financiación de los sindicatos
es presumiblemente muy opaca, es de dominio público, que en el entorno de los
sindicatos, abundan los nichos de corrupción, también es algo muy probable y
que seguramente una investigación en toda regla demostraría palmariamente. Los
ERES, han sacado a la luz a un Señor llamado Juan Lanzas, que según Mendez
abandono la UGT en 2002. Muy probablemente en el entorno de UGT hay bastantes
personajes que siguen patrones similares.
Yo en mi condición de
sindicalista de UGT, y trabajador asistí en Noviembre de 2010 al Congreso de UPTA-España,
la organización que dirige Sebastián Reyna, antiguo Tesorero de UGT, en la
época de PSV, y que continúo en el cargo bajo la dirección de Candido Mendez,
hasta que fue procesado, y al final absuelto. Pues bien en dicho congreso
sucedió algo que me pareció insólito. La Comisión Revisora de Cuentas,
obviamente presidida por un hombre de confianza del Secretario General, obvio
cualquier informe, cualquier rendición de cuentas al Pleno del Congreso. ¿Acaso
actuaciones así no le llevan a uno a plantearse si las cuentas reflejan
realmente la “imagen fiel” de la organización?. Actuaciones así impiden
totalmente el control democrático que los trabajadores deben de tener siempre y
en todo momento sobre los dirigentes de sus organizaciones, y socaban totalmente
la democracia interna en el sindicato.
Estas prácticas
repelen profundamente a cualquier luchador obrero, a cualquier trabajador
honrado y de ninguna manera contribuyen al fortalecimiento de las
organizaciones sindicales. Al contrario ayudan a las campañas de desprestigio
de la burguesía.
Sería muy importante
que el próximo 41 Congreso de la UGT que se reúne en Madrid, del 10 al 13 de
abril, pusiese en marcha un proceso que concluyese con la limpieza de los
establos de Augias de la UGT. Pero parece que Candido Mendez va a continuar.
Lleva 19 años al frente de la organización. Parece ser que vino para calmar las
aguas de PSV, y a fe mía que lo logro. Hoy UGT tiene una estructura de
negocios, empresas y clientelar, cuyos principales exponentes, dominan
totalmente la organización. La continuidad de Mendez, presumiblemente es la
condicion sine qua non para la continuidad del sindicato de intereses. Sin duda
la clase obrera de este país ha pagado un precio: Hoy en UGT reina la paz de
los cementerios, son excepciones los debates de ideas, y aunque el liderazgo de
Mendez no se haya distinguido en estos 19 años por la aportación de cualquier
idea o iniciativa interesante-parece que fue suya la idea de ir a visitar a
Merkel para protestar por los malos modales de Rajoy-sino mas bien se haya
distinguido por ser un oscuro hombre del aparato, y en su haber haya que poner
el más bajo nivel de afiliación de la UGT en años, y seguramente el menor
prestigio de la organización en décadas, parece que nadie objetara su
continuidad. Por tanto ¿Hasta cuando la paz de los cementerios dentro de UGT?
Sería interesante que dijese a cuánto asciende el nivel de
cuotas de la UGT, en proporción a sus gastos, para que comprobásemos hasta qué
punto la financiación del sindicato descansa en ingresos ajenos totalmente a
los afiliados, a los trabajadores, situación que hace más difícil una política
de independencia de clase, y que en las condiciones actuales podría ser o
convertirse en una cuestión de vida o muerte.
Precisamente por eso
acabaremos planteándonos de nuevo la pregunta inicial ¿Qué futuro tienen los
sindicatos, qué futuro tiene la UGT?
En un momento u otro,
cientos de miles de trabajadores se plantearan la necesidad de afiliarse a
sindicatos que les ofrezcan un marco de lucha y combate contra los salvajes
ataques del gran capital en un contexto de crisis capitalista. Pero no está
escrito que inevitablemente se expresaran a través de UGT y CCOO. Si continua
“la paz de los cementerios” eso puede contribuir a alejar a esos trabajadores
de dichas organizaciones, si el aparato sigue protagonizando esos cierres de
filas espectaculares, para salvar sus intereses, sin importarle lo que sucede
con la clase obrera, llegara un momento en el que los trabajadores busquen
otras vías de expresión, al margen de dichas organizaciones, particularmente de
la UGT. Evidentemente con los datos que tenemos, deberíamos de huir de
planteamientos rotundos, pero la evolución que están tomando los
acontecimientos nos lleva a plantear esa posibilidad muy seriamente.
Luis Osorio,
Economista, exsindicalista de UGT.
Rebelión
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