Alternativa pedagógica de CNT en 1976
(la foto no pertenece al articulo) Para nadie medianamente
interesado en el anarquismo es un secreto que la educación ha sido uno de los
ámbitos de elaboración teórica y de actuación práctica en los que el movimiento
libertario ha estado más activo. Convencidos desde siempre de que la explotación
no responde exclusivamente a causas materiales y de que la emancipación
personal es el primer paso para la Revolución Social, los anarquistas han
puesto en pie distintas iniciativas educativas y culturales y han desarrollado
una teoría pedagógica libertaria que ha crecido al calor de reflexiones y
debates. Esa tradición se vio reforzada en el caso de la CNT que, al salir de
su forzada clandestinidad después de la muerte del general Franco, encontró
amplio eco entre los jóvenes estudiantes y profesores, que en elevada
proporción contribuyeron a su reconstrucción. Fruto de esta renovada tradición
fue la concreción, en muy pocos meses, de una alternativa pedagógica cenetista
de la que ofrecemos un extracto elaborado por el Sindicato de Enseñanza de Madrid
en junio de 1976, menos de seis meses después de la reorganización de la
confederación anarcosindicalista.
POR UN APRENDIZAJE
LIBERTARIO EN UNA SOCIEDAD AUTOGESTIONADA
Declaración del Sindicato de Enseñanza de la CNT-Federación
Local de Madrid. (Este documento es un resumen, colectivamente elaborado, para
su difusión y discusión máxima, del Manifiesto fundacional de nuestro
Sindicato, titulado igualmente “Por un aprendizaje libertario”.
I.- Crítica del
sistema de enseñanza y de sus “alternativas” autoritarias
Las polémicas en torno al actual sistema de enseñanza no
suelen atacar la coacción educativa misma; simplemente discuten si esta
coacción debe apoyarse en el poder privado del Capital, o bien en el poder
monopolista del Estado. Pero en ningún caso se cuestiona la obligatoriedad de
esa enseñanza, concebida como sistema cerrado de instituciones diferenciadas
respecto al resto de la actividad social, en las que se exclusiviza
oficialmente el proceso de aprendizaje. La pasividad del enseñado y el autoritarismo
del enseñante, la competitividad de los exámenes, la evaluación
culpabilizadora, la sumisión del individuo a las reglas disciplinarias del
sistema obligatorio, los privilegios de las titulaciones burocráticas, la
centralización de los programas, el aislamiento físico de los centros
educativos respecto de la comunidad natural, la uniformización de horarios,
cursos y asignaturas, el divorcio entre actividad corporal e intelectual, la
especialización de por vida, la mercantilización de los saberes, la subordinación
de la ciencia y la tecnología al productivismo desarrollista… todo cuanto hace
del sistema de enseñanza mismo un totalitarismo reproductor de los hábitos de
obediencia, todo eso no es realmente cuestionado por los diversos intentos
(autocalificados de “democráticos” y/o socialistas) de racionalizar las
siguientes etapas históricas y “necesarias” del proceso de explotación y
dominación.
Los anarcosindicalistas no queremos “mejorar” ni
“racionalizar” las instituciones educativas, no queremos extender su ámbito ni
su eficacia; por el contrario, la CNT lucha por devolver el libre proceso de
aprendizaje a las comunidades naturales, por acabar con esas instituciones que
tienen secuestrado el proceso de conocimiento y disolverlas en todas las
actividades de la vida social, en una sociedad no ya autoritaria, sino
autogestionada y federativa por la que luchamos.
Basta plantearse las funciones específicas de cada
institución escolar para comprender la necesidad de su desaparición como vía de
liberación del proceso de aprendizaje individual y colectivo. Es preciso
preguntarse: ¿Qué es y a qué sirve la educación? La usurpación del proceso de
elaboración de conocimientos, experiencias, intuiciones, por el que el
individuo se inserta armónicamente en el mundo y en el medio social, mediante
una institución especializada, la escuela (sostenida por el Estado junto con la
familia como instituciones que perpetúan la funcionalidad autoritaria del
sistema clasista), produce como resultado lógico la transformación del aprendizaje
en “educación”: la persona, de ser activo capaz de desarrollar sus propias
posibilidades, pasa a convertirse en receptor pasivo que se ve obligado a
asimilar todo aquello que el sistema quiere que asimile. Al interiorizarse en
el “enseñado” la mítica consideración de los centros de enseñanza, homologados
como tales por el Estado, como únicos centros donde es posible recibir
enseñanzas beneficiosas para el individuo y la sociedad, la cuestión central ya
no es: qué aprender, cómo aprender, dónde aprender, etc., sino: qué “enseñar”,
cómo “enseñar”, dónde “enseñar”, etc.
Veamos en concreto la funcionalidad de las principales
instituciones escolares:
¿PARA QUÉ SIRVE LA
ENSEÑANZA PREESCOLAR, CUYA EXTENSIÓN OBLIGATORIA PRETENDEN LAS ALTERNATIVAS
AUTORITARIAS AL ACTUAL SISTEMA DE DISCRIMINACIÓN CLASISTA?
En unos casos (ciertas “guarderías laborales”) para
“aparcar” a los niños de modo que sus padres puedan ser sometidos a la
explotación como mano de obra; en otros casos (aquellos “jardines de infancia”
que pretenden preocuparse del desarrollo psicológico, social y educativo del
niño) para preparar ya, desde los primeros y decisivos años, la primera
selectividad, la adaptación privilegiada de unas minorías cuyos padres pueden
costear el exorbitante precio de acceso a instituciones discriminatorias y
elitistas. En cualquier caso, la enseñanza preescolar sirve para someter a los
niños al mundo autoritario y agresivo de los adultos, como respuesta del
sistema a la crisis creciente de la familia, ya arcaica en cuanto a institución
básica de socialización reproductora; sirve también para expropiar y atribuir a
especialistas el cuidado de los niños, que antes asumía la comunidad entera.
¿PARA QUE SIRVE EL
PERIODO DE ESCOLARIZACION OBLIGATORIA?
Para Imponer en la totalidad de la población -aunque con
intensidades variables según discriminaciones clasistas- las normas
fundamentales del capitalismo estatal: reproducción de la dualidad padres-hijos
en la polarización profesores-alumnos; que dará paso a patronos-asalariados,
gobernantes-gobernados… etc.; estratificación y jerarquización de los seres
humanos, agravadas en las centros privados respecto a los estatales; papel
policíaco del profesor, que ha de juzgar constantemente como delincuente de
indisciplina a todo aprendiz, especialmente al someterle al rito sadomasoquista
de los exámenes; obediencia a los “superiores”, competencia y agresión hacia
los compañeros, descarga autoritaria sobre los "inferiores";
repetición de dogmas incuestionables ajenos y pre elaborados en textos,
mientras se va relegando como despreciable la experimentación personal,
justificando así la sucesiva delegación de toda practica directa en los
especialistas de turno (políticos, militares, médicos, técnicos…), parcelación
de conocimientos que abonará la creación de cuerpos parasitarios de
especialistas, programación mecánica de tiempos y ritmos, con rígidos horarios
en que los paréntesis del "recreo" van habituando a la organización
de la semana laboral, aislamiento represivo del espacio y actitudes, en que la
actividad natural se proscribe o se controla al servicio de la obediencia… El
niño se convierte en escolar más o menos adaptado al sistema (y para los
inadaptados reincidentes, existen otras instituciones de
"reinserción"…) una vez que está ya precondicionado a prescindir de
sus impulsos naturales e individuales y aceptar los abstractos y genéricos que
le son exteriormente impuestos; y especialmente cuando ha adquirido el hábito
del consumo compulsivo, empezando por los títulos…
El presente concreto es así sacrificado siempre a un
"mañana" incierto, impuesto por los adultos. Pero la consecuencia más
triste de este proceso educativo es que el mismo tedio causado por el
autoritarismo intrínseco a la enseñanza suele esterilizar la curiosidad natural
del estudiante hasta castrar su propia capacidad de aprendizaje.
¿PARA QUE SIRVE EL
INTENTO DE UNA EXTENSIÓN CRECIENTE DE ESTA "INDUSTRIA DE LA
ENSEÑANZA"?
Las fábricas de producción escolar discriminan sus materias
primas -según las exigencias del mercado- con la doble titulación de
Certificado de Estudios Primarios o de Graduado Escolar, ya culpabilizado el
"enseñado" como futura mercancía, por las evaluaciones
“autoritarias”.
Siempre según la demanda de un sistema cada vez más
tecnificado, se tiende a prolongar el tratamiento de la materia prima,
bifurcada ya en las "masas" de la Formación Profesional y las
"elites" del BUP: la brutal separación entre un Bachillerato cada vez
más técnico y abstracto, concebido como antesala de los privilegios universitarios,
y una Formación Profesional prematuramente especializada, consagra la
supeditación clasista del trabajo manual al intelectual, y fomenta el tipo de
competitividad que requiere la producción del sistema capitalista. El producto
educativo, con su correspondiente título, pregona su cotización en el mercado
de trabajo, en función de su mayor elaboración, es decir, del número de años
que ha durado su producción como memorizador de conocimientos (y su
interiorización disciplinaria de la sumisión, que es el principal mensaje del
proceso de enseñanza); y a su vez, la mercancía escolar se inserta en el
sistema, contribuyendo con su especialización productivista a la reproducción y
mayor rendimiento del sistema mismo.
¿PARA QUÉ SIRVE LA
UNIVERSIDAD?
Desde sus orígenes medievales, esta institución se dedica a
perpetuar la selección de elites dirigentes y la ideología del sistema; a
secuestrar el conocimiento científico para ponerlo al servicio del poder; a
separar la cultura de la vida; a culminar, en fin, un sistema educativo cada
vez más burocrático, en que el desarrollo de cada individuo viene constreñido
por la especialización productivista, verdadera condena de por vida a una misma
tarea, y por la interiorización misma de los valores y actitudes oficialmente planificados.
Los productos universitarios atienden a las necesidades
técnicas más sofisticadas de la dirección y reproducción del capital y el
estado, pero también la perpetuación del propio sistema educativo como
manipuladores titulados del proceso escolar.
Esta cadena de alienaciones se cierra cuando vemos, en las
"alternativas" autoritarias y democrático-centralistas de los
aspirantes a detentar el poder político, propugnar que sea el Estado
("legitimizado" además a través de la delegación desmovilizadora en
la representación electoral, partitocrática o parlamentaria) el que defina el
"supremo interés nacional" al que debe sacrificarse el individuo, el
que asuma el control total del proceso educativo; el que en definitiva consagra
en nombre de la Ciencia la expropiación cultural de los individuos y de las
comunidades naturales, para que la educación no sea ya recreación del grupo,
sino de las instituciones mediadoras. Es lógico pues que estas supuestas
"alternativas" se reafirmen en la funcionalidad del aparato escolar y
refuercen sus esquemas organizativos a costa de los principios teóricamente
proclamados; se parte así de la "descentralización" para acabar
proponiendo más estatalización; de la autogestión de los centros para propugnar
la rigurosa planificación de sus actividades; de la "libertad de
enseñanza", para reivindicar el "cuerpo único de enseñantes",
guardianes de los sometidos a un "ciclo único” y obligatorio. Es evidente,
una vez más, que a la libertad sólo se va por caminos de libertad, que las
"vías" autoritarias conducen siempre al autoritarismo.
II.- Por una
alternativa libertaria de aprendizaje en un contexto autogestionario
Las únicas propuestas auténticamente realistas son las que
tienen en cuenta que la realidad cambia constantemente y que su previsión y
planificación en etapas es siempre irreal. Aquí nos limitamos pues a
sugerencias colectivas que en realidad sólo significan que las propias
comunidades serán las únicas que elaboren en cada momento su actividad social y
vital y su propio proceso de aprendizaje, sin mediación alguna.
Frente a la imposición obligatoria de que precisan todas las
instituciones educativas jerarquizadas, buscamos el aprendizaje voluntario,
abierto y permanente, no sometido a institución alguna. Aprender es una práctica
continua de acción directa, de re-creación constantemente de uno mismo y del
entorno.
En el contexto social antiautoritario y descentralizado por
el que lucha la CNT, la verdadera escuela es la vida: el aprendizaje no puede
aislarse de las comunidades naturales donde se desenvuelve el individuo. El
trabajo colectivo en proyectos socialmente útiles, artísticamente recreativos y
científicamente estimulantes para el entorno social y natural; ese es el medio
en que es posible un aprendizaje individual, libre y creador.
Propugnamos la autogestión educativa, es decir, la
realización del aprendizaje individual y colectivo directamente controlado por
los grupos y comunidades naturales, sin tutela estatal ni expropiación privada
alguna: asociaciones de barrio, colectivos de producción, sindicatos, grupos de
individuos cuya fuerza unificadora sea la creatividad y el contrato social
libremente aceptado por todos sus miembros. La autogestión resolverá así el
dilema esquizofrénico entre escuela privada y escuela estatal; por una parte se
opone a la uniformidad y a la burocratización crecientes que promueve la
estatalización de la enseñanza, pero requiere, en cambio, una auténtica
socialización del aprendizaje, es decir, la participación pública e
igualitaria, asumida por la comunidad, en la explicación, la pregunta y la
re-creación del entorno, sin lucro privado ni especialistas privilegiados
mediadores; a través de la federación de grupos y de su intercambio solidario
de recursos, se preservará la diversidad de formas locales y naturales y se
suspenderá la parcelación geográfica del aprendizaje. De esta manera, la tarea
educativa dejará de justificar y reforzar tanto al capitalismo privado como a
la burocracia estatal.
Nuestro objetivo es devolver a todos los individuos y sus
comunidades naturales el derecho humano vital que es la elaboración del proceso
cultural entre todos, sin privilegios de ningún tipo.
El aprendizaje que queremos se basa en la unión indisoluble
de trabajo e investigación, de juego y reflexión, de teoría y práctica, de
actividad manual e intelectual, de experiencia erótica y catártica; frente a
las disociaciones clasistas, productivas y castrantes reivindicamos aquella
"educación integral e igualitaria" defendida por la Primera
Internacional (a cuyo mensaje responden los orígenes de nuestra CNT) como
condición indispensable de la autoemancipación obrera. De esta manera, la ciencia
y la técnica estarán conjugadas con el trabajo y la libre experimentación de
todos y cada uno.
Concebimos este aprendizaje libertario, basado en el propio
criterio tanto como en la mutua ayuda, no para evaluar y acentuar las
diferencias sociales existentes, sino para estimular la diversidad y la
creatividad de todos: esa riqueza de diferencias individuales se opone al
uniformismo de la producción en cadena, y es un valor inalienable de la
humanidad. La iniciativa personal y no el juicio de la autoridad, debe guiar el
aprendizaje de cada individuo: así se acabará también con el papel autoritario
que se asigna al enseñante en la educación clasista, y con la sadomasoquista
distinción entre “enseñantes” y “enseñados”.
El “maestro”, en esta perspectiva, nunca será “especialista
de la enseñanza”, sino todo aquel que sienta la necesidad de recuperar o
enriquecer su curiosidad hacia el mundo (lo que en consecuencia no le
distinguirá del "estudiante", que a su vez desaparecerá como sujeto
pasivo de la enseñanza), conviniendo sin limitación de tiempo con otros
adultos, niños y jóvenes, respetando las diversas formas de comunicación y
organización, desarrollando una influencia mutua y libre entre el aprendizaje
infantil, juvenil y adulto.
Frente a todo totalitarismo ideológico y a todo
confesionalismo educativo, pero también frente a la “libertad de enseñanza”
concebida como “derecho” clasista a la manipulación del aprendizaje por los
poderes de todo tipo, los anarcosindicalistas defendemos la libre expresión y
crítica constante de una pluralidad de ideas, de manera que cada individuo
pueda re-hacer siempre su propia concepción del mundo y de la vida, y
cuestionar toda cultura establecida; de esta manera, el aprendizaje permanente
de los individuos se convierte en el medio por el que una sociedad
autogestionada, que reencuentre la dimensión humana desfigurada por el actual
sistema estatal-capitalista de explotación de la humanidad y de la naturaleza,
se cuestiona y se re-crea constantemente a sí misma.
III.- El Sindicato de
Enseñanza de la CNT y sus objetivos de lucha contra la educación
institucionalizada y por un aprendizaje libertario.
Concebimos nuestro Sindicato de Enseñanza como una
organización que alumbre ya la estructura de la sociedad autogestionaria y
federativa. Por ello, y para acabar con los detentadores de una cultura
especializada, nuestro Sindicato impulsa la organización en cada centro de
enseñanza de toda persona directamente afectada por la actividad educativa y
que comparta las concepciones del anarcosindicalismo propugnadas por la CNT, ya
sea profesor, estudiante, puericultor, psicólogo, investigador, o trabajador
que contribuye a la limpieza, administración o financiación de los centros
(incluimos en este punto a los padres que con su trabajo costean directamente
la enseñanza, tanto estatal como privada, de sus hijos). Nos oponemos, pues, a
la compartimentalización clasista y estamental de los movimientos de
“enseñantes”, de “estudiantes”, de “personal no docente”, de “"padres de
alumnos”, etc.
Nuestra organización abarca también a todas aquellas
personas sensibilizadas por estos problemas, a las que el carácter opresivo del
actual sistema de enseñanza les ha llevado a marginarse de él y a ensayar
practicas alternativas de aprendizaje.
Esta organización de los anarcosindicalistas en el actual
sistema de enseñanza responde a nuestra concepción autogestionaria del proceso
revolucionario, que se nutre tanto de las luchas de los damnificados por la
enseñanza, para acabar con el clasismo, el autoritarismo y el tedio de los
actuales centros educativos, como de la creatividad y las experiencias de
aprendizaje libertario, ya sean auténticas alternativas “desde dentro”, o ya
voluntariamente desde fuera del actual sistema de enseñanza y al margen de su
control.
El Sindicato de Enseñanza de la CNT denuncia las funciones
clasistas burocráticas de los actuales centros de enseñanza mediante la acción
directa (la práctica inmediata para imponer soluciones alternativas, y la no
distinción entre medios y objetivos). Las asambleas son el único órgano
decisorio del sindicalismo autónomo, cuya soberanía no admite delegación a
institución mediadora alguna.
Consecuente con su tarea de crear conciencia colectiva de
que la cultura ha sido secuestrada de manos de la colectividad y usada contra
ella, la CNT se opone a perpetuar los diversos corporativismos existentes en el
actual sistema educativo. Toda lucha revolucionaria en la enseñanza debe
incorporar la lucha por la destrucción del sistema mismo de enseñanza, en
cuanto institución diferenciada; así como la lucha por un aprendizaje libre, y
en particular la desaparición de los cuerpos profesorales y tecnocráticos,
única garantía de la desaparición de su opuesto dialéctico: el estudiante en
cuanto materia prima del complejo industrial educativo.
Nuestra actividad por
la emancipación social, en cuanto grupo de individuos vinculados actualmente al
sistema educativo, adopta los siguientes objetivos inmediatos de lucha contra:
- todo intento de mantener o agravar las diferencias y
estratos sociales.
- la manipulación educativa de los niños en una edad en que
son física y mentalmente incapaces de defenderse de las imposiciones adultas.
- todo el proceso de selectividad, intrínseco a cualquier
sistema de enseñanza institucionalizada, que hoy se inicia en la preescolar y
culmina en la universidad, compartimentos estancos y autoritarios a extinguir.
- la parcelación del aprendizaje en cursos, asignaturas,
horarios, programas, y toda la ritualización de la actividad escolar.
-el sistema de exámenes y demás imposiciones educativas.
- las titulaciones y su jerarquización de privilegios.
- la apropiación y el lucro patronal o estatal sobre el
aprendizaje.
- las tasas, matrículas, becas y demás formas de
comercialización monopolística y discriminatoria del proceso de aprendizaje.
- el aislamiento académico de la investigación científica
respecto al trabajo colectivo, y en general del saber respecto a la vida.
- las acumulaciones competitivas de “currículum”.
- los cuerpos de funcionarios y las oposiciones estatales
como forma de selección laboral.
- los salarios de miseria y la explotación intensiva,
especialmente para la mujer, utilizada como mano de obra auxiliar de las
funciones educativas, en general, y de las actuales tareas de subordinadas de
limpieza, mantenimiento y administración, en particular.
- las diferencias salariales y de función de los
trabajadores en la industria de la enseñanza.
- el autoritarismo y los ceremoniales elitistas y represivos
del aparato escolar y académico.
- los confesionalismos ideológicos y todo tipo de
dogmatismos.
- la separación física y cultural entre los centros
educativos y las comunidades naturales.
El Sindicato de
Enseñanza de la CNT lucha, en cambio, por:
- la devolución de las tareas de aprendizaje a sus auténticos
protagonistas: los individuos, los grupos naturales y sus libres federaciones.
- la integración de la actividad corporal e intelectual.
- la redistribución igualitaria de los recursos sociales.
- la unidad de todos los afectados por el sistema de enseñanza
institucional para emanciparse del mismo.
- la plena libertad individual, cultural y sindical.
- la crítica constante de toda concepción establecida.
- la continua experimentación de nuevas formas de
aprendizaje, vinculadas al entorno social y natural, y basadas en el juego, el
arte, el respeto al individuo y el apoyo mutuo.
- por la abolición de la venta del trabajo a cambio de un
salario, y de toda comercialización de alumno y del saber como mercancías.
El Sindicato de Enseñanza de la CNT estimulará la formación
de sus militantes en estos objetivos revolucionarios y contribuirá a extender
las tareas del aprendizaje libertario entre los anarcosindicalistas y entre
todos los trabajadores.
Desde esta perspectiva, el Sindicato de Enseñanza no tiene sentido
en sí mismo, sino como una rama más de lucha, coordinada con los trabajadores
de otras industrias de la Confederación Nacional del Trabajo y en la Asociación
Internacional de Trabajadores, para la recuperación de los recursos económicos
y naturales (secuestrados por el Capital y el Estado) por comunidades
igualitarias, autogestionadas y libremente federadas.
En el camino hacia el aprendizaje libertario en una sociedad
autogestionada los militantes del Sindicato de Enseñanza de la CNT proponemos y
aceptamos acciones unitarias con todos aquellos que propugnen también la
autoemancipación de las comunidades naturales y la devolución a estos grupos de
su propia elaboración cultural y de aprendizaje.
CNT (Federación Local de Madrid). Sindicato de Enseñanza.
Junio de 1976
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