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lunes, 4 de febrero de 2013

FALLECE A LOS 102 AÑOS UNO DE LOS ULTIMOS SUPERVVIENTES DE MAUTHAUSEN


Fallece a los 102 años uno de los últimos supervivientes españoles de Mauthausen

 Uno de los españoles supervivientes del campo de concentración de Mauthausen, Antonio Ballesta, ha fallecido a los 102 años de edad en su casa de Alicante, donde hace unos meses concedió una entrevista a Efe cargada de recuerdos y sentimientos.

 Antonio Ballesta, que estuvo recluido en Mauthausen entre 1941 y 1945, falleció el pasado fin de semana "rodeado del amor que toda la familia siempre le ha brindado", según ha apuntado este lunes a Efe uno de sus hermanos, Juan Ballesta.

 Aquejado de una insuficiencia renal y de alguna otra dolencia propia de la edad, de las que, según Juan, "ni siquiera se quejaba", las cenizas de Antonio Ballesta serán enterradas esta tarde en el cementerio de Alicante, tras el funeral celebrado esta mañana.

 Su muerte se intuía en el seno de la familia, pues "con 102 años de edad la lógica manda", ha afirmado su hermano, de 84 años, quien ha asegurado que "hasta el propio Antonio ya la pedía".

 Luchar por un nuevo día

 "Aunque estaba hastiado de la vida, siempre decía que cada amanecer era un obsequio y había que pelear ese nuevo día", ha señalado Juan, quien junto a Antonio conformaban una familia de once hermanos, de los que cuatro aún se aferran a la vida.

 Según Juan, su hermano era "la guía y el espejo" para toda su familia, "y un ejemplo de lucha, valores y de supervivencia para el conjunto de la sociedad".

 Hace unos meses el propio Antonio abrió a Efe las puertas de su casa, una humilde vivienda ubicada en el barrio alicantino de San Blas, para hablar, reflexionar y recordar su extensa vida, si bien su paso por el campo de Mauthausen centró sus recuerdos y sentimientos.

 Al mismo tiempo que mostraba documentos que atesoran su terrible estancia en "aquel lugar -decía- ausente de humanidad", Antonio aseguró que prefería olvidar a odiar, pero remarcaba la importancia de que este episodio atroz no muriera en la memoria de la sociedad.

 Tras combatir con el ejército republicano y refugiarse en un campo de exiliados en Francia, "un mal día" las autoridades galas le comunicaron, como a otros muchos, que no podían seguir allí, que "si querían podían enrolarse en la Legión francesa, formar parte de los batallones de trabajadores de la línea Maginot -fortificación defensiva en la frontera con Alemania- o buscar trabajo".

 Ballesta, que optó por lo segundo, fue apresado por los alemanes cuando éstos invadieron Francia y conducido días después a Mauthausen, donde durante cuatro años vio "caer a muchos" y sufrió severos castigos, algunos "por el simple hecho -recordaba- de no saber decir bien su número en alemán".

 Su vida en el infieron alemán

 "Siempre intenté situarme en medio de los pelotones de trabajo para evitar que me golpearan", sostenía Antonio en su entrevista, en la que dio cuenta de una lucidez mental extraordinaria mientras hablaba de forma muy pausada.

 Entre los muchos episodios vividos en el campo de concentración, la tristeza de este alicantino afloró cuando comentó y lamentó la perdida de Raúl, su mejor amigo en aquel infierno.

 Su hermana, compañera de piso en sus últimos años, aseguró, a la vez que este alicantino seguía mostrando documentos y fotos, que Antonio hablaba más de los sufrimientos ajenos que de los suyos, como los trabajos forzados y la falta de alimentos.

 "Antonio subía la famosa escalera de Mauthausen, esa que siempre sale en la tele, casi desnudo y cargando sobre su espalda ladrillos", aseveró.

 Merced a las cartas que remitió desde el campo de concentración, cuando "yo pensaba -decía- que las tiraban al retrete", su familia supo que seguía vivo... hasta los 102 años de edad.

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