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domingo, 24 de febrero de 2013

IMPUNIDAD: NO SOLO HELLIN TAMBIEN MATUTE


Impunidad: no sólo Hellín, también Matute

8la foto no es del articulo) Nos hemos quedado profundamente escandalizados al saber, por un reportaje publicado por el diario El País, que Emilio Hellín Moro, militante de la extrema derecha condenado en 1982 a 43 años de cárcel por el brutal asesinato de Yolanda González en 1980, ha cambiado de nombre y asesora desde hace mucho tiempo a la Guardia Civil.

 Constituye una muestra de la impunidad con la que se resolvieron muchos asuntos de enorme gravedad en la transición. Entre otros el 23-F, con generosas penas a los implicados y sin que se sepan todos los nombres e interioridades de la intentona golpista.

 Pero este no es el único casotan triste como vergonzoso. Les apunto otro, seguramente escasamente conocido fuera de Canarias y dentro de las Islas solo rememorado por los que, por edad, nos tocó vivir el final del franquismo y el comienzo de la andadura democrática.

 Torturas

 Me refiero al asesinato del obrero Antonio González Ramos, militante de CCOO y del PUCC,  a manos y piernas del comisario José Matute. Este, experto en artes marciales, se cebó con Antonio hasta matarlo a golpes en la sede de la comisaría de policía de Santa Cruz de Tenerife, el 29 de octubre de 1975. Luego trataron de ocultar el crimen, diciendo que González Ramos se había lanzado fuera del coche policial en un traslado, al igual que hacían con los tiros al aire que causaban numerosos muertos y heridos.

 Otros militantes de la izquierda canaria de entonces, alguno ocupando hoy escaño en el Senado, también fueron víctimas de las palizas del  ultraviolento comisario, aunque con mejor fortuna que Antonio.

 Posteriormente, Matute huyó a Venezuela pensando que no corrían buenos tiempos para los torturadores en plena efervescencia democrática. Pero regresó tras la amnistía de 1977.

 Dirección General

 El periodista Julián Ayala recuerda que el comisario se reincorporó a la policía y que “para más escarnio, uno de sus últimos destinos en la Dirección General de Seguridad, en Madrid, fue en el departamento de elaboración y custodia de los datos de las personas detenidas”. Y, no puedo ocultarlo ni olvidarlo, el nombramiento fue realizado por un Ministerio del Interior socialista.

 No serían los únicos casos de muertes impunes en el Archipiélago. En el mes de septiembre de 1976 fallecía tiroteado por la policía el joven tinerfeño Bartolomé García Lorenzo. Los hechos sucedieron en su casa del barrio de Somosierra, en Santa Cruz de Tenerife. La policía argumentó que lo había confundido con ‘el Rubio’ (con el que no guardaba parecido alguno, por cierto), un delincuente posteriormente condenado por el secuestro y muerte del industrial Eufemiano Fuentes.

 Más tarde, en diciembre de 1977, el estudiante grancanario Javier Fernández Quesada, murió por una bala disparada por un guardia civil en el campus de la Universidad de La Laguna. Lo conté en este post: ’12 de diciembre, crimen impune’ http://wp.me/p1SYpM-eD

 En ninguno de los tres casos relatados, los de Antonio, Bartolomé o Javier, sus responsables padecieron condena alguna. La transición no ha sido tan ejemplar como nos la han querido pintar. Ni mucho menos.

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