Ejecuciones en Jerez de anarquistas
El 10 de febrero de
1892 en la plaza Belén de Jerez (Cádiz, Andalucía, España) son ejecutados con
garrote por los verdugos de Madrid, Sevilla y Granada, los anarquistas Manuel
Fernández Reina (Busiqui), José Fernández Lamela, Manuel Silva Leal (El
Lebrijano) y Antonio Zarzuela Granja, víctimas de la represión surgida a raíz
de la revuelta campesina del mes anterior. El 8 de enero de 1892 estalló, al
grito «¡Viva la Revolución social», una insurrección campesina en Jerez,
rápidamente sofocada. Los dirigentes de este ensayo de colectivismo agrario en
fueron detenidos y torturados. Fue el ejecutor madrileño quien primero apretó
la tuerca en Busiqui, luego el sevillano hizo lo mismo con Lamela y, finalmente,
el granadino acabó con la vida de Zarzuela y de El Lebrijano. No llegó a quince
minutos el tiempo que pasó para que todo terminara. Luego, por ejemplo público,
los cadáveres permanecieron expuestos hasta al atardecer. Estas ejecuciones
provocarán la radicalización de las posturas de algunos grupos anarcocomunistas
partidarios de la línea de acción directa e individual. El atentado de Paulí
Pallàs, del 24 de septiembre de 1893, abrirá la dinámica de
represión-anarcoterrorisme-represión, que ya no se detendrá hasta los inicios
del siglo XX.
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