PP y PSOE convierten el Ayuntamiento de Madrid en refugio de
enchufados
PP y PSOE han convertido el Ayuntamiento de Madrid en una de
las plazas más deseadas para los cachorros de sus respectivos partidos. Con
sueldos que, en algunos casos, superan los de un diputado electo del Congreso,
con un trabajo discreto y relativamente cómodo y, sobre todo, sin ningún
criterio de selección muy exigente más allá del amiguismo y el enchufe de
turno. El Palacio de Cibeles y las dependencias de la Casa de la Villa son,
junto con las Juntas municipales de distrito, un coladero de hermanos, hijos y
“funcionarios” de partido colocados en puestos de confianza y libre designación
cuya remuneración alcanza, en el mejor de los casos, los 50.434 euros brutos al
año.
La lista resulta en algunos casos tan escandalosa que hasta
a la propia Ana Botella, que ha aborrecido en público de los jóvenes que se
afilian a las Nuevas Generaciones para ascender en el escalafón de los partidos
“en vez de dedicar tiempo a formarse”, le resulta difícil de justificar sin que
se le salten los colores. Tal y como le pasó la semana pasada ante la retahíla
de nombres que le fue presentado el concejal de UPyD, David Ortega, en el
último pleno de control. Pero lo cierto es que se trata de una costumbre profundamente
arraigada en la política municipal de la capital en la que el PSOE de Jaime
Lissavetzky tampoco puede sacar pecho ni promover la bandera de la
regeneración. Como ha publicado este diario, el Ayuntamiento es el que paga, de
hecho, el sueldo de la jefa de prensa de Tomás Gómez, líder de la oposición en
la Asamblea de la Comunidad de Madrid, y quien ha colocado a su mano derecha,
Ana Sánchez Varela, en la nómina del Consistorio para ahorrar ese sueldo a las
maltrechas arcas del partido en la capital. Pero no es el único caso en las
filas socialistas.
El Ayuntamiento tiene en nómina a 41 asesores, dos en cada
uno de los 21 distritos en los que se divide la capital, menos en uno, y todos
nombrados a dedo por el color político que gobierna en Madrid desde la época de
José María Álvarez del Manzano. Según UPyD, el coste de toda esta cohorte de
asesores y ayudantes alcanza los 2 millones de euros en plena época de recortes
en todas y cada una de las partidas del presupuesto municipal. En cada distrito,
hay un consejero técnico (50.434 euros anuales) y un asesor técnico (37.000
euros) que se eligen, rigurosamente, por la lógica interna de los partidos y a
medias entre el concejal y el presidente del PP del distrito si es que ambos
cargos no confluyen en la misma persona. La crisis ha obligado a reducir a 41
los 65 asesores que había hasta el año pasado en la etapa de Alberto Ruíz
Gallardón. Ana Botella ha recortado también el número total de asesores
eventuales y de confianza que heredó de Gallardón de 301 a 213.
En uno de esos distritos, en el de Moratalaz, sigue
trabajando como consejero técnico Ángel Carromero, vicesecretario general de
Nuevas Generaciones de Madrid, a las órdenes de la concejala Begoña Larrainzar.
El retorno a su puesto de trabajo tras su infierno en Cuba no ha sido,
precisamente, un camino de rosas. Más del 50% de los funcionarios de ese
distrito han avalado un escrito dirigido a la alcaldesa en el que condenan su
vuelta a la Junta Municipal porque supone “un desprecio” hacia su trabajo, ya
que están sufriendo “recortes” y “no se reponen vacantes” de personal
municipal.
En la Junta Municipal de Arganzuela, con un suelo de 42.776
euros al año y con un puesto de “asesor técnico” está colocada la nuera de la
concejal presidenta del distrito, Carmen Rodríguez Flores, casada con José
María Montesinos García-Mesa. ¿Los criterios de selección? Ana Botella tampoco
fue capaz de dar una respuesta muy convincente al líder de UPyD en Madrid y se
limitó a describir las funciones que desempeñan dichos asesores.
Los vínculos familiares llegan incluso hasta la mismísima
lideresa del PP madrileño, Esperanza Aguirre. Una de sus tres hermanas,
Cristina Aguirre, de 38 años, fue fichada el año pasado como asesora de la
concejala del distrito de Hortaleza, Almudena Maillo, que fue, a su vez,
asesora, en su día, de la ex presidenta de la Comunidad de Madrid. El sueldo de
la hermana pequeña de Aguirre, tal y como se publicó el año pasado, alcanza los
46.625 euros, aproximadamente la mitad que el de la concejal. En otros casos,
las conexiones son aún más burdas. La concejal presidenta de Ciudad Lineal,
Elena Sánchez Gallar, emplea a la esposa de su propio hijo.
Gabriela González de Castejón, la hija de la diputada
nacional y portavoz adjunta del PP, Beatriz Rodríguez Salmones, desempeña el
cargo de consejera técnica en el distrito de Retiro a razón de otros 50.434
euros. Juan Francisco Iniesta, ex presidente de Nuevas Generaciones de
Chamartín trabaja como asesor en ese mismo distrito, exactamente la misma
situación que la del presidente de Nuevas Generaciones de Fuencarral. Maria
Prado Bodas González, asesora en el distrito de Moncloa, está casada, a su vez,
con el concejal del distrito de Usera, Jesús Moreno.
John Medcalf, hijo de Elvira Rodríguez, presidenta de la
CNMV, desempeña funciones de asesor en el grupo municipal del PP con otros
tantos nombres vinculados estrechamente a la familia política como Adela Ruiz
García, exmujer de Antonio Beteta, secretario de Estado de Administraciones
Públicas; Francisco Jiménez Becerril, hijo del concejal del PP asesinado por
ETA; Begoña Lucas López, hija de Juan José Lucas, vicepresidente del Senado y
Alejandra Serrano, hija del diputado Tomás Serrano.
El PSOE, que no dirige ninguno de los distritos, apenas
tiene capacidad para designar a su equipo de confianza, pero, no por ello, es
ejemplo de mejores prácticas ni de menos endogamia. El caso más llamativo es el
de Susana Martínez Espinosa, que ocupa un puesto de libre designación como
administrativa en el grupo municipal socialista. Susana es la hermana de la
concejala Noelia Martínez Espinosa, secretaria de Migración y Cooperación del
PSM.
En otros casos, según denuncian fuentes internas del propio
grupo municipal, estos puestos de confianza han sido utilizados por Tomás Gómez
para premiar lealtades o cobijar a empleados que no puede colocar en la nómina
del PSM.
Así, como premio a la fidelidad han entrado el acalde de
Robregordo, Óscar Monterrubio, que figuraba en las listas a la Asamblea y que,
al no haber conseguido su escaño, ha terminado en las dependencias del
Ayuntamiento como consejero técnico.
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