Faro Obrero
entrevista a Urbano Medranho
Faro Obreiro entrevista a Urbano Medranho, obrero jubilado
del astillero de Vulcano. Participó activamente en el septiembre rojo del 72.
Estuvo dos meses huido en los montes de A Lourinha y Baixo Minho. Posteriormente
estuvo dos años en prisión.
¿Cuando se inicia tu
compromiso político?
Entré en Vulcano en 1961, con 15 años. Al cabo de un mes ya
participé en las huelgas de 1961 por mejores salarios. En 1963 entró en el PC
de la mano de Rafael Caride Simón "Lucho" y de Salvador Peres.
Participó en la fundación de CCOO de Vigo. Con 18 años formó parte del Comité
de Empresa, como enlace sindical del Sindicato Vertical.
¿Vulcano era una
fábrica con larga tradición de lucha obrera?
Sin duda. Cuando llego yo aún sonaban los ecos de las
detenciones de toda una generación de sindicalistas vinculados al anarquismo,
pero la militancia del PC ya era hegemónica en el cuadro de personal. Vulcano
jugó un papel destacado en la fundación de CCOO de Vigo, en las asambleas clandestinas
de la Madroa y Candeán. En Vulcano, cada año teníamos 2 ó 3 semanas de huelga
para lograr incremento salarial. Fue mi forja de militante obrero y comunista.
¿Cómo fue la huelga
del 72?
El detonante fue un conflicto laboral en Citroën exigiendo semana
inglesa, de 44 horas. La dirección responde a la huelga parcial iniciada el
sábado 9 de septiembre con el despido de 9 trabajadores. Al día siguiente se
realizaba una asamblea obrera en A Madroa decidiendo no volver al trabajo hasta
la readmisión. La empresa responde con lock out.
El lunes 11 ya estábamos en huelga no sólo Vulcano, también
Barreras, Freire, Santo Domingo, Forjas del Miñor, Ascon, Censa, Álvarez,
Reyman, Refrey...la mayoría del proletariado vigués. En los días siguientes se
adhieren más empresas, inclusive de la comarca. Más de 30 mil trabajadoras y
trabajadores en huelga. La calle fue determinante con manifestaciones
permanentes, saltos y enfrentamientos con los grises. La BPS endurece sus
prácticas represivas. Individuos como Manolito Rivera juegan un papel
determinante en las torturas de las personas detenidas.
Nosotros salíamos de Vulcano en manifestación hasta el
Náutico, donde estaba la Delegación de Trabajo. Hacíamos asambleas y volvíamos
en manifestación. Por el camino todo eran palos con la policía.
Como en Citroën tenía peso el sindicato amarillo, una parte
de los obreros no se adherían. Las mujeres les lanzaban maíz a la salida.
A partir del 23 de septiembre la huelga comienza a remitir.
Finaliza el día 27. No se lograron de inmediato las principales
reivindicaciones, pero la conciencia obrera de Vigo cambió y a partir de ahí
todo fue diferente en el mejor sentido.
¿Como fue tu
detención y posterior prisión?
Después de la huelga fuimos despedidos 8 trabajadores de
Vulcano. Yo fue acusado por la policía de responsable de la huelga. Huyo y el
BOE publica orden de busca y captura. Estoy escondido por los montes de
Porrinho y Tui durante semanas. A veces como en casas de las y los vecinos y a
veces duermo en casa de un cura, hermano de mi padre, el párroco de Sam Joám de
Tabagom. Cuento con el apoyo de CCOO.
Después de dos meses huido decido entregarme. Después de
pasar tres meses en la inmunda prisión de Vigo -el actual MARCO- en febrero de
1973 me transfieren para Madrid, para la prisión de Carabanchel. Soy juzgado en
verano por el TOP y condenado a tres años de prisión. Paso dos años en la
cárcel: Carabanchel, Corunha, y Ponte-Vedra.
En Carabanchel participé en el motín contra la deficiente
alimentación y por mejores condiciones. La comida que nos daban estaba
literalmente podrida. Pasamos 12 días en huelga de hambre y ganamos.
¿A la salida de
prisión te incorporas de nuevo a Vulcano?
Sin, pero me costó mucho. La empresa no me quería. Ya habían
reincorporado al resto de despedidos. Se habían realizado huelgas por la
readmisión. Ellos sólo me ofrecían trabajar en una serrería de Vulcano en
Redondela, pero yo me negué rotundamente y finalmente conseguí volver a mi
puesto de carpintero naval.
¿Y tu militancia política y sindical?
A la salida de prisión solicito cuentas a CCOO. Sabía que
todas las semanas se realizaban colectas para ayudarme a mi y a mi familia, a
Tere y a mis hijos mayores, Leo y Abraám. Pero sólo llegaba una parte de lo
recogido.
Empiezo a darme cuenta de comportamientos que me desagradan.
Constato corrupción y actitudes oportunistas. Gente como Manel Barreras o
Porrinho de Vulcano llevan un tren de vida que no se podía mantener con sus
salarios. Denuncio en el seno del PC y de CCOO lo que veo, que están vendiendo
a la clase trabajadora renunciando a las reivindicaciones obreras, abandonando
lo que tanto nos costó ganar en la calle. Y me responden de forma muy gráfica
"Bano, a ti se te ha parado el reloj en prisión".
Me posiciono activamente contra el eurocomunismo y participo
en una escisión por la izquierda en el seno del PC.
¿Qué balance haces de aquella lucha, 40 años
después, y como analizas la actualidad?
Hoy luchamos por reivindicaciones y derechos similares.
Mejor dicho, por algunos derechos y conquistas que ya nosotros habíamos logrado
en 1972 y posteriormente fueron perdidas. Estamos peor que en la década de los
60. Las condiciones de trabajo y los salarios son peores que cuando yo comencé
a trabajar.
Casi todo lo que logramos mediante la lucha organizada se ha
perdido porque la clase obrera dejó de presionar a la patronal y los sindicatos
están vendidos. De hecho, no existe sindicalismo genuinamente de clase,
combativo.
Los sindicalistas de
hoy, en su inmensa mayoría, son tipos que viven de la clase trabajadora, están
subsidiados por el gobierno, cobran del erario público, tienen cientos de
liberados, lujosas sedes. Sólo pretenden conciliar, pactar. Ya no se convocan
huelgas para echar al gobierno fascista.
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