MAGONISTAS E INDÍGENAS JUNTOS EN LA REVUELTA
Se ve pues, que el pueblo mexicano es apto para llegar al
comunismo, porque lo ha practicado, al menos en parte, desde hace siglos.
Ricardo Flores Magón.
La lucha que desde siglos atrás venían impulsando los grupos
étnicos, su tenaz resistencia, así como la costumbre comunitaria, sin duda
tienen una fuerte presencia en el pensamiento y acción magonistas. El
porfirismo fue sacudido y derribado, a ello los pueblos indígenas contribuyeron
de manera decisiva.
A principios de siglo, el último grado en la escala de la
explotación del trabajador mexicano lo ocupaba la población india: indios eran
los peones en las haciendas, también había muchos indios en las minas, o en la
construcción de vías del ferrocarril.
Numerosas acciones del Partido Liberal Mexicano están
íntimamente vinculadas al pensamiento y a las formas de lucha de los pueblos
indios. En proclamas, circulares, artículos, programas, movilizaciones, está presente
el reclamo indígena. Losmagonistas, muchos de ellos indígenas o muy ligados a
los pueblos indios, demandaron la restitución del territorio comunal y se
lanzaron a través de la expropiación y la revuelta a la recuperación de
tierras.
Los Magón fueron muy influenciados no sólo por don Teodoro,
aquel representante comunal de pueblos del Distrito de Teotitlán del Camino;
sino también por Palomares, Kankun, Donaciano Pérez y muchos otros que llevaban
sangre india; ellos hicieron que el magonismo fuera parte de la tradición del
socialismo comunalista mexicano.
Muchos de los magonistas, reivindicaron las formas de lucha
de los indios, por eso sus escritos están impregnados de demandas y reclamos
indigenas.
El ideal socialista de los magonistas identificaban la
representación asamblearia, los trabajos comunitarios y el goce de la tierra en
común, como formas antiguas, propias a los pueblos indios, las cuales
representaban una alternativa revolucionaria.
En el Programa del Partido Liberal Mexicano de 1906 se presentan
como reclamos, dos de las demandas más sentidas por los pueblos indios: la
restitución de tierras y el respeto al municipio.
Ricardo Flores Magón en sus escritos identifica directamente
la costumbre indigena con su propuesta de sociedad libertaria, alternativa al
derrumbe porfirista.
Para él la revolución debía garantizar al pueblo el derecho
de vivir, y que sólo la revolución social podria poner en las manos de todos,
hombres y mujeres, la tierra, la fuente de vida. Y el bienestar y la libertad sólo
se lograrían suprimiendo todo tipo de amos.La necesidad social más urgente de
México es la dignificación de la raza ...
En sus escritos de 1911, Ricardo señala que los indígenas
mexicanos al tomar las tierras de las haciendas, con el fusil en la mano y
trabajándolas en común, están realizando una gran transformación social y
económica. Contra lo que los socialistas doctrinarios afirmaban, Flores Magón
señala que los bandidos, que tanto espantaban a los burgueses, no necesitaban
leer a Kropotkin o a Marx para hacer la revolución social. En Regeneración,
Ricardo escribe:
Hemos corrido la palabra a nuestros hermanos de las
diferentes tribus indígenas que habían sido despojados de sus tierras, para que
tomen inmediata posesión de ellas. Nuestras fuerzas los apoyarán en su obra
reivindicatoria ...
El pueblo mexicano es apto para el comunismo, porque lo vive
y lo ha vivido; los calpullis, las tierras comunales, los tequios y faenas, los
mecanismos de representación de las tribus, de las comunidades, la férrea resistencia
autóctona imponen su sello en el discurso y acción magonistas.
Los magonistas denuncian despojos y persecuciones, se
integran a las reuniones, a las juntas conspirativas, a los grupos armados, se
vinculan a la revuelta indígena.
No dejan de resultarnos conocidas las palabras de Felipe
Carrillo Puerto:
Estamos tomando esas tierras comunales de las propiedades de
los hacendados ... esas tierras no se dan a ningún individuo. Los mayas son un
pueblo comunitario con una gran responsabilidad de grupo. Las tierras son
comunes y pertenecen a la comunidad.
Los magonistas se ligaron estrechamente a las luchas de los
pueblos máyas, yaquis, zoque-popolucas, zapotecas, nahuas y a los indios de la
Baja California.
En ese sentido, el magonismo se inserta en una vieja
tradición socialista, que muchas veces se manifiesta a través de una memoria
oral, que recoge el espíritu del comunalismo indígena, el cual sin lugar a
dudas, se presenta como un fuerte obstáculo al desarrollo de un modelo
capitalista expoliador de todo tipo de riqueza, uniformador, centralista y
occidental.
El grito de ¡Viva Tierra y Libertad! que conmovió diferentes
regiones del territorio mexicano, también hizo temblar a caciques,
terratenientes y jefes políticos, quienes bajo la protección de don Porfirio
habían cercado pueblos enteros, saqueado sus maderas y engordado sus cuentas
bancarias con la sangre, sudor y lágrimas de los trabajadores indios.
La vinculación del magonismo con la lucha indígena crea en
gran parte, las condiciones para que, vía la lucha armada, los campesinos
indígenas recobren tierras o eviten el despojo de ellas.
Ya por estos tiempos empezaron a entrar allá en Milpa Alta
ciertas personas llamadas otomíes y zapotecos ... Cuando andaban los zapatistas
se oían lenguas diferentes.
Doña Luz Jiménez.
Los delegados de la Junta Organizadora del Partido Liberal
Mexicano recorrieron todo el país, llevando acuerdos e informaciones, mientras
el grupo que permaneció en los Estados Unidos establecía por correspondencia
contacto con los liberales, que en muchos lugares del país mantenían viva la
resistencia. Muchos meses antes de los levantamientos de 1906, la Junta había
ya establecido fuertes vInculos con las luchas indígenas.
El Partido Liberal Mexicano dividió militarmente al país en
cinco zonas; Regeneración, el periódico de combate del cual se llegaron a
editar más de treinta mil ejemplares, circulaba en muchas regiones del país.
Algún viajero recuerda la atención con que un centenar de indígenas de la
Tarahumara escuchaban la lectura de un ejemplar de Regeneración.
Hilario C. Salas invitaba en popoluca a la rebelión; en
Yucatán los grupos magonistas impulsaban la guerra en los pueblos mayas.
Abelardo Beave, recorría las sierras de Oaxaca, hablando a los indios sobre la
revuelta que se preparaba, lo mismo hicieron otrosmagonistas entre los
chontales de Tabasco y los yaquis de Sonora.
Cuando Ricardo Flores Magón señalaba que el sur nunca había
tolerado a los tiranos, sólo podia referirse a la gran tradición comunitaria
que había caracterizado a los pueblos indígenas de esa región de México. Y que
no sólo se refería al trabajo sino también a la lucha armada.
En Morelos, un calpuleque de Anenecuilco acordó con los
mayores que había llegado el tiempo de la rebelión, iniciando asi la gesta
zapatista. Los magonistas con simpatía profunda establecieron nexos: muchos de
ellos se fundieron a las luchas de las huestes surianas, al combate de los
calzonudos que habían bajado de la sierra para hacerse justicia.
Los indios de México contribuyeron de manera decisiva a que
la revolución se radicalizara, los magonistas promoverán constantemente la
alianza con los movimientos indígenas, que vieron en la revuelta el único
camino para defender su derecho. De ese modo, tal vez ignorándolo, preparaban
el terreno para que fuera de provecho esa gran tormenta que venia: la
revolución social.
Vientos magonistas en el norte del Istmo.
En la porción noroeste del Istmo de Tehuantepec, se ubicaban
los cantones de Acayucan, Minatitlán y los Tuxtlas, en el Estado de Veracruz; y
el cantón de Huimanguillo, en la Chontalpa tabasqueña. Allí el movimiento
magonista y la tradicional lucha indigena se fundieron, para dar lugar a uno de
los procesos de revuelta antiporfiristas más radicales y profundos.
Esta región ha sido habitada desde antiguo por comunidades
de las etnias zoque, popoluca, nahua y chontal, las cuales son poseedoras de
tierras y bosques ricos en maderas tropicales.
Estos indígenas ya enfrentaban los despojos y las
arbitrariedades desde muchos años antes que, en un pueblo de la Mixteca
oaxaqueña, naciera Hilario C. Salas, quien sería uno de los principales
instigadores de la revuelta que en 1906 desmintió en los hechos, la paz social
pregonada por los tecnócratas porfiristas.
Después de numerosos proyectos, el porfirismo hace posible
el viejo sueño de comunicar a través del FF. CC. el Océano Pacífico con el
Golfo de México.
La realización de este proyecto fue concesionada a la
empresa inglesa Pearson and Son LTD., con cuyo propietario el dictador Díaz
llevaba excelente relación.
El desarrollo de los puertos de Salina Cruz y México
(Coatzacoalcos), así como la construcción del ferrocarril nacional de
Tehuantepec, agudizó de manera violenta el despojo de tierras y bosques a las
comunidades de esta región.
El mismo Pearson, sólo en el ex-cantón de Minatitlán acaparó
un poco menos de cuarenta y dos mil hectáreas, otros extranjeros hicieron lo
mismo con cientos de miles de hectáreas, destacándose la empresa deslindadora
norteamericana Mexican Land and Co. De pronto las selvas, antiguo patrimonio
comunal de los pueblos indígenas del Istmo de Tehuantepec, fueron medidas,
amojonadas y registradas como propiedad de extranjeros o de nacionales muy
ligados a la dictadura, tal sería el caso de más de ciento treinta y tres mil
hectáreas que Romero Rubio, suegro de don Porfirio vende a Pearson.
Los bosques de maderas tropicales próximos a los ríos, a las
vías o ai mar, fueron materialmente arrasados; en pocos años se instalaron
monterías donde se extraían la caoba y el cedro; los bosques proveyeron de
durmientes al ferrocarril, sin que este saqueo beneficiara a los antiguos
dueños del recurso.
De ese modo, los indígenas no sólo sufrieron el despojo de
sus recursos y la imposición de formas de trabajo esclavo, sino también la
imposición de autoridades y de medidas represivas; quien protestaba era enviado
a las selvas de Quintana Roo, al cercano Valle Nacional o bien, asesinado por
los rurales -del cuerpo rural del sur de Veracruz surgiría el siniestro
Francisco Cárdenas, asesino de Madero y Pino Suárez.
Esta situación de despojo y violencia contra la población
indígena había creado las condiciones de descontento que permitirían el
desarrollo de una respuesta masiva y violenta a lo que representaba la
dictadura porfirista.
Cuando en 1904, hace su aparición en esta región el delegado
en Veracruz del Partido Liberal Mexicano, los indígenas realizaban gestiones
legales para recuperar lo que se les había despojado. En la tradición oral de
los pueblos zoque-popoluca continúa vivo el recuerdo de los movimientos
reivindicadores de principios de siglo.
Santiago Martínez Hernández, popoluca de Loma Larga,
Veracruz, contó a los maestros Rufino y Emilio Pascual, hablantes de la misma
lengua, su recuerdo:
Al terminar el siglo XIX y a principios de este siglo las
comunidades aledañas de la Sierra de San Pedro Soteapan promovieron gestiones
para definir sus límites territoriales y recuperar las tierras arrebatadas,
mientras estaban en estas gestiones se declaró la propaganda y organización del
gran Partido Liberal Mexicano iniciado por los hermanos Flores Magón y otros
correligionarios.
Don Santiago relata:
Cuando don Hilario C. Salas llegó a San Pedro Soteapan los
indigenas de la sierra estaban muy indignados porque los habían despojado de
sus terrenos.
En los años de 1904 y 1905 se fundan clubes liberales en
Chinameca y Puerto México, formados principalmente por trabajadores del
ferrocarril Nacional de Tehuantepec.
Del club liberal Vicente Guerrero, en Chinameca, provendrían
los encabezados Cándido Donato Padua y Enrique Novoa, quienes jugarían un
importante papel en los sucesos posteriores.
Enrique Novoa fue colaborador de Regeneración, en sus
escritos reclamaba tierras comunales despojadas.
Durante 1905 y 1906, los magonistas desarrollan un intenso
trabajo de propaganda y de relación con representantes y comunidades indigenas.
Don Hilario C. Salas era el delegado de la Junta
Organizadora del gran Partido Liberal Mexicano en el Estado de Veracruz. Tenia
contacto con varios compañeros de la región. En los últimos dias del año de
1905 recorrió toda la región de la Sierra de San Pedro Soteapan, recuerda. don
Santiago Martínez Hernández.
Ante la expansión creciente de las propiedades de los
Pearson, de la Veracruz Land and Cattle Co. quienes en poco tiempo se
apoderaron de más de ciento setenta y cinco mil hectáreas comunales, los
pueblos indios cansados ya de gestiones legales, tuvieron gran entusiasmo por
la causa liberal. Debido a ello, cuando en septiembre de 1906 circula en la
región la Proclama a la Nación -donde el Partido Liberal Mexicano llama a la
lucha armada-, Albino R. Valencia, Rosendo A. Zapata, Donato Pascual, Cayetano
Francisco, Hilario C. Gutiérrez, Donaciano Pérez y otros cientos de indígenas
preparan sus armas, para apoderarse de Puerto México, Acayucan, Minatitlán,
Pajapan, Ixhuatlán Soteapan y Mecayapan.
Los indígenas sabían que había llegado el momento de
recurrir a la revuelta para detener el proceso de expansión y despojo de los
terratenientes.
El 28 de septiembre ocupan Soteapan, Mecayapan y Pajapan.
Un millar de indígenas traban violentos combates el 30 de
septiembre en Acayucan, son derrotados y se repliegan a la serranía; el 4 de
octubre aún se lucha en las cercanías de Soteapan, allí los federales son
vencidos, pese a los refuerzos recibidos desde Juchitán.
En toda la región hubo revueltas que duraron algunos días
antes de ser sofocadas. Se levantaron gentes de Acayucan, Soteapan, Loma Larga,
Oluta, Hueyapan, Ixjuapan, San Juan Evangelista, Cuilona, Ocosotepec, Comoapan,
Tecamichapan, Coacotla, Coapiloloya, Ixhuatlán y varias comunidades más.
El levantamiento de septiembre-octubre de 1906, no prosperó.
Más de cuatrocientos insurrectos son enviados a San Juan de Ulúa, y sus pueblos
incendiados. Otros permanecieron escondidos o algunos alzados en pequeños
grupos; las comunidades continuaron sus trámites legales y en Ixhuatlán siguió
la lucha contra el cacique Nicasio L. Rosaldo, encabezada por Daniel P.
Gavilla.
Salas y Padua permanecen en la región trabajando con mucha
discreción, huyendo en ocasiones ante el acoso de los cuerpos represivos; pero
a pesar del cerco, logran dar impulso a la lucha. Hilario C. Salas sale de la
región en 1906, llevando el aviso de rebelión a los Estados de Tlaxcala, Puebla
y Oaxaca; para ello, se relaciona con trabajadores textiles y campesinos
indígenas. Uno de ellos es Domingo Arenas, nahua que años después sería jefe
zapatista en la región de los volcanes.
Mientras tanto, Cándido Donato Padua intensifica su
agitación en la Sierra de Soteapan, entrando en relación con el rebelde chontal
Ignacio Gutiérrez, ambos son nombrados Coroneles del ejército mexicano.
En agosto de 1910, el famoso bandido Santana Rodríguez
Palafox, acepta ser designado delegado especial y comandante militar del
Partido Liberal Mexicano.
En octubre de 1910, Padua rescata a sesenta yaquis; por su parte
Santanón y su gente enfrentan a los rurales en Amamaloya, Veracruz, donde murió
el 17 de octubre. En enero de 1911 Pédua ataca la estación de Chinameca, luego
se dirige hacia Tabasco y se une al grupo de Ignacio Gutiérrez quien llevaba
varios años preparando la lucha armada.
En febrero de 1911, Salas fue encarcelado en la Ciudad de
México. por órdenes de Francisco I. Madero. cumpliendo disposiciones del
gobierno maderista, la hacienda de Corral Nuevo se expandió sobre terrenos
comunales, esta situación mantuvo en revuelta a los pueblos indígenas del sur
de Veracruz, varios años después de que en 1914 fuera asesinado don Hilario.
Padua participó en varios enfrentamientos en el Estado de
Tabasco, en uno de los cuales resultó gravemente herido.
Con la derrota de la revolución fueron vencidas las
reivindicaciones de los pueblos indígenas del sur de Veracruz; tendrían que
llegar los años cuarenta y cincuenta para que éstos fueran restituídos, vía
dotación de ejidos, de sus tierras comunales. La mayoría de los participantes
murieron pobres. Cándido Donato Padua, fue de los fundadores de la Federación
Anarquista de México en los años cuarentas y murió esparciendo un mensaje de
lucha radical.
Recientemente, en 1985. veinte mil indígenas nahuas de
Pajapan, lograron frenar, después de encarcelamientos y enfrentamientos, la
política de despojo que instaura el gobierno mexicano, en este caso a través de
PEMEX.
Como en la memoria de los indigenas del sur de Veracruz no
ha muerto la gesta magonista, tampoco ha terminado la lucha de los pueblos
indigenas del Istmo que es una región donde la apoteosis petrolera invita a la
revuelta.
La Oaxaca indigena se levanta.
En el Estado de Oaxaca el impacto de la modernización
capitalista se agudiza con la construcción de los ferrocarriles Nacional de
Tehuantepec y el Mexicano del Sur. Numerosas comunidades indigenas enfrentaron
durante el porfiriato el despojo de compañías deslindadoras extranjeras; en ese
entonces, la mineria cobra un auge importante. Oaxaca ocupa el cuarto lugar a
nivel nacional en lo que se refiere a inversión extranjera.
El despotismo de gobernadores y la terrible corrupción de
que hacían gala los jefes políticos, van a crear el terreno fértil para que
Oaxaca, Estado mayoritariamente indígena, mire cómo se levantan las banderas
magonistas.
El primer club liberal se fundó en 1900, impulsado por Don
Retumbo Odriozola en la población de Cuicatlán. Pronto surgirían nuevos grupos
liberales en todo el Estado.
Los jóvenes magonistas Adolfo C. Gurrión, de Juchitán, y el
tehuano Plutarco Gallegos, fundan en 1906 el periódico La Semecracia, desde
donde dirigirán severas criticas y denuncias en contra de los gobernantes y sus
injusticias.
También entran en contacto con el Partido Liberal Mexicano
el mihuatleco Aguilar, quien participó en el levantamiento de Juquila, en 1896;
el ojiteco Sebastián Ortíz, quién habrá de levantarse en armas en enero de
1911; y el ingeniero Angel Barrios, cuyo nombre de batalla será Abelardo Beave,
este aguerrido luchador se entrevistó con Ricardo Flores Magón, y al paso de
los años llegaría a ser general zapatista.
Pronto los precursores magonistas en Oaxaca serán
perseguidos, y muchos de ellos encarcelados en las mazmorras de San Juan de
Ulúa. Faustino G. Olivera, de Etla, seguirá denunciando en 1907 y 1908 a través
de La Voz de la Justicia los desmanes porfiristas. Adolfo C. Gurrión saldrá del
Estado en 1907, para luego regresar a su natal Istmo de Tehuantepec, donde
negociará la amnistta de quinientos indios zapotecos. Estos habían participado
en la revuelta por la autodeterminación comunitaria que el Che Gómez encabezó
en 1911. Adolfo será asesinado en agosto de 1913 por esbirros militares,
acusado de rebelarse, allá por los rumbos de Tehuantepec.
A partir de 1910, en diferentes regiones del Estado, los
indígenas se levantan para recuperar tierras y tirar jefes políticos. Por su
parte, los zapatistas operan largamente en Oaxaca, sobre todo en la región
mixteca; algunos magonistas habrán de integrarse a las huestes de Zapata
llevando el grito de ¡Viva tierra y libertad!
Los yaquis ondean la bandera roja.
Luego de la ejecución del jefe Tetabiate, en julio de 1901,
los yaquis en medio de una guerra de exterminio escuchan la palabra del
temastián Tascaichola; aquella voz triste e indignada los incita a continuar la
guerra santa por la tierra. Corresponde a Opodepe y Sibalaume encabezar la
lucha guerrillera de los yaquis. En 1908 el delegado del Partido Liberal
Mexicano en los Estados de Baja California y Sonora, es el indio Fernando
Palomares; la alianza con el jefe Sibalaume se establece de manera natural, ese
mismo año el Partido Liberal Mexicano también hará alianzas con los tarahumaras
insurrectos que encabeza Santa Pérez.
El 31 de agosto de 1911, quinientos yaquis tomarán por
asalto el cuartel federal en Pitahaya, Sonora, la bandera roja que plantaron
allí, tenia dos palabras inscritas: Tierra y Libertad.
Ricardo Flores Magón informa del éxito que alcanza la flecha
Regeneración usada por los yaquis: a una simple flecha se le ponía en la punta dinamita
o nitroglicerina: los estragos que causaba entre los federales eran graves.
La guerra del yaqui terminará oficialmente hasta 1929; más
de cincuenta años continuos de guerra, casi lograron hacer realidad el viejo
sueño de los militares porfiristas: exterminar a la fiera.
Los magonistas aterrorizan a la casta divina.
En el norte de Yucatán, a principios del siglo XX, existía
la esclavitud, el periodista norteamericano John Kenneth Turner describe esa
inhumana situación fincada en el control de la explotación del henequén (ki).
Al sur de la península, los mayas insumisos seguían teniendo como capital a la
vieja Xbatab, en el corazón del reino de la Cruz Parlante.
Los grupos liberales distribuyeron el Programa de 1906 en el
norte de Yucatán y se preparan para la revuelta armada; realizan una gran
campaña de agitación, que incluye la explosión de bombas en Tepich, Acanceh y
otros pueblos mayas; en 1910 se levantan en armas en Valladolid. Este
movimiento es derrotado y decenas de magonistas padecerán la cárcel, tres de
ellos serán ejecutados, sus nombres: Ramírez Bonilla, Kankun y Albertos.
Ya en el periodo armado se destacarán Rafael Gamboa, (a) El
Ravachol, y Felipe Carrillo Puerto, (a) Yaax Ich, quienes habrán de fundar el
Partido Socialista del Sureste.
Felipe Carrillo Puerto, de origen motuleño, tradujo al maya
la Constitución de 1857 e intervino en apoyo de comunidades mayas, como Kaxatah
y Dzununcan; de oficio ferrocarrilero y pequeño comerciante, luego de trabajar
en la zona liberada de Morelos, regresa a Yucatán y es electo gobernador.
En 1918 dará impulso a un gran proceso de recomunalización
que le habrá de costar la vida. Para Carrillo Puerto el socialismo se basaba en
el pasado comunalista maya, pues consideraba que:
Nadie es propietario exclusivo de la tierra, como nadie lo
es de la luz ni del aire.
También señala:
Yucatán es maya ... Nuestro pueblo tiene una larga historia,
una tradición rica, una memoria tenaz ...
Este luchador apasionado amará más allá de la muerte a su
Peregrina y al pueblo maya.
Para el Partido Socialista del Sureste, la primera meta fue
redistribuir las tierras comunales, o ejidos, a los indígenas. La apropiación
de la tierra por las comunidades indígenas fue la principal contribución de los
viejos liberales a la revolución.
Los campesinos dicen basta y lo demuestran con los hechos.
¡Nemi Zapata! ¡Nemi Zapata! Nian ca namotata; ayemo miqui.
¡Nemi Zapata!.
A partir de junio de 1910, se inician de manera ascendente
los levantamientos revolucionarios que en 1911 determinarian la caida de
Porfirio Diaz.
La situación de guerra que impera en tierras mexicanas
impide la comunicación entre los magonistas, muchos quedan aislados y se
integran a los ejércitos campesinos-
Después de la toma de Guadalupe, Chihuahua, que en 1911 hace
el ejército libertario encabezado por Prisciliano Silva, losmagonistas tendrán
como enemigo principal al maderismo, este hecho dividiria profundamente al
Partido Liberal Mexicano.
Los magonistas lograron controlar por cinco meses una amplia
zona de la Baja California Norte; mantuvieron durante más de dos años grupos
armados operando en los Estados del norte del pais. A partir de 1912 se agudiza
el proceso de incomunicación del núcleo del Partido Liberal Mexicano que reside
en los Estados Unidos y los magonistas que en México, armas en mano, luchan por
tierra y libertad.
En 1913, el magonista Antonio de P. Araujo entra en
negociaciones con Zapata y éste propone que Regeneración se publique en
Morelos, zona liberada. Los magonistas Barrios, Rangel, Diaz Soto y Gama entre
muchos otros, participan activamente dentro de los ejércitos zapatistas
compuestos fundamentalmente por indigenas nahuas, mixtecos, amuzgos, otomies,
etc. La presencia de los magonistas imprimirá su huella al zapatismo.
Ricardo Flores Magón, a través de articulos publicados en
Regeneración principalmente en los años de 1914 y 1915 se lanza constantemente
en la defensa del zapatismo, en el cual ve, a diferencia del villismo, la
materialización del ideal revolucionario.
En el norte del país, las milicias magonistas, se habían
integrado a los ejércitos campesinos que encabezaban Lucio Blanco y los
hermanos Arrieta, quienes fueron los primeros en tomar las tierras de las
haciendas y repartirlas entre los peones.
Los trastornos en la comunicación entre el núcleo magonista
que resistía en el norte y los revolucionarios de México, fueron agudizados con
la constante persecución y encarcelamiento de muchos de los primeros.
La Junta Organizadora del Partido Liberal Mexicano difundirá
a través de sus publicaciones denuncias en contra de los gobiernos de Madero,
Huerta y Carranza, por lo cual éstos solicitarán al gobierno norteamericano que
persiga a los bandidos magonistas.
En un contexto de guerra mundial, y de un ascenso
generalizado de las luchas reivindicatorias de los pueblos del mundo, el núcleo
del Partido Liberal Mexicano en Estados Unidos, dirigirá una exhortiva a la
revolución mundial y expresará abiertamente su apoyo a los rebeldes que en
Texas, Oklahoma y otros Estados de la Unión Americana se levantan en armas en
contra de su gobierno.
Para Ricardo Flores Magón el triunfo de la revolución
mexicana estaba ligado necesariamente a la revuelta mundial, incluyendo a la
revolución norteamericana, bien sabia que los grandes capitalistas de los Estados
Unidos y su ejército jamás permitirían que su vecino del sur consolidara un
proceso revolucionario.
Ricardo Flores Magón, fue asesinado en una cárcel
norteamericana. Los magonistas sobrevivientes persistieron en su lucha hasta
que la muerte les arrancó el último soplo de vida, congruentes con aquella
proclama de 1914:
Ahora a trabajar con el mismo brío de antes, hasta morir o
vencer. ¡Viva Tierra y Libertad!
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