Cristiano, cómprate un mono
(la foto no pertenece al articulo) El paro crece, sube el
IVA, bajan los salarios y no sabemos si nos rescatan o nos ahogan, pero el
patio anda revuelto dándole vueltas a las razones por las que Cristiano Ronaldo
no es feliz. Vaya memez. Este estupendo y repeinado futbolista se comporta como
un niño consentido, caprichoso y engreído que coge una rabieta cada vez que las
cosas no son como él quisiera que fueran.
Lo dijo el pasado domingo y se ha montado una remolina que
lleva días llenando páginas de periódico, ocupando horas de programación
radiofónica y abriendo informativos de televisión que especulan sobre la razón
de su desconsuelo, interpretan cada palabra que dice y cada tweet que cuelga en
la red, y escrutan si sonríe o tiene el gesto mohíno. Como dice el cantar:
Aquel que nunca fue cosa/ y que cosa llega a ser, / quiere ser tan grande cosa/
que no hay cosa para él.
Dicen que el que dinero no da la felicidad, pero seguro que
a CR le ayuda a alcanzarla. Lo que no hace feliz es la pobreza y la necesidad.
Que se lo digan a los seis millones de parados, a los jóvenes que no pueden
emanciparse y continúan en casa de sus padres, a los padres que tienen
dificultades para comprar los libros de texto de sus hijos, a los
universitarios que tienen que emigrar porque en su país se desprecia su formación,
o les explotan con sueldos de miseria que no se corresponden con su valía.
Ellos sí que tienen razones para estar no ya tristes, sino indignados y
desesperados ante un futuro negro. Y habrá que repetirlo tantas veces como sea
necesario para combatir a tantos cínicos que justifican la desgracia ajena .
CR no sufre estos problemas. Le vale con pegar patadas a un
balón para ganar millones de euros. Tiene esa suerte, de modo que no nos
pongamos a hacerle mimos ni le prestemos tanta atención cuando hay mucha gente
que tiene cosas interesantes e inteligentes que decir, muchos casos de
corrupción por descubrir y mucha mentira política que denunciar. Si está
triste, que se compre un mono que le haga reír.
Quienes tanto se ocupan y preocupan por la felicidad de CR
tal vez no sepan que la ley le permite tributar al tipo fijo del 24,75% durante 6 años, lo mismo que un trabajador
con un sueldo bruto anual de 17.707,20 euros; lo que se llama fiscalidad
progresiva. Y ni siquiera es él quien paga los impuestos (las estrellas
negocian sus sueldos en neto), sino el club que lo contrata, que es el
beneficiario último de una fiscalidad tan ventajosa. La crisis económica no
existe para él, pero está triste. Que se vaya a hacer puñetas.
Hay quien justifica su salario y el de otras estrellas del
fútbol por los beneficios que genera, pero olvida que no revierten en la
comunidad, como sí lo hacen las retenciones del trabajo de los ciudadanos. Se
benefician sus clubes, que llenan los estadio, venden camisetas y comparten derechos
de imagen. Clubes que pese a sus desembolsos de decenas de miles millones de
euros para fichar rutilantes jugadores deben 762 millones de euros a Hacienda y
otros 10,6 millones a la Seguridad Social; pero el circo no puede parar.
Muchas estrellas del deporte mueven su dinero a través de
complejas tramas societarias que conducen a paraísos fiscales, y fijan su
residencia en países de baja fiscalidad. Los ciudadanos les idolatran y las
autoridades políticas y deportivos ensalzan sus valores, les conceden distinciones
y los presentan como ejemplos a imitar. Lo son sin duda en lo deportivo, pero
no son ciudadanos ejemplares.
Como dijo el poeta clásico Claudio Claudiano: “Nada hay más
intratable que el hombre de baja condición cuando se encumbra”. Es lo que le
ocurre a CR, y por eso me da lo mismo su tristeza.
Nota a pie de página: Un vídeo personal de la concejala de
los Los Yébenes (Toledo) Olvido Hormigos en el que aparece masturbándose, y que
fue colgado sin su consentimiento en la red, ha sido esta semana objeto de
escarnio, hasta el punto de que la edil presentó su dimisión y se vió obligada
poco menos que a justificarse ("no he cometido ningún delito", llegó
a decir). El pasado jueves, durante un pleno del ayuntamiento, la concejal fue
recibida por los vecinos presentes a gritos de "puta",
"zorra" y "sinvergüenza". Hormigos, como cualquier persona,
es muy libre de hacer lo que quiera en su intimidad, sin que nadie tenga
derecho a inmiscuirse en ella, y mucho menos a juzgarla. Cada uno vive el sexo
como quiere. Si una becaria hacía felaciones al presidente Bill Clinton en la
Casa Blanca ¡durante su jornada laboral!, a qué tanto rasgarse las vestiduras y
tanta mojigatería. Lo que tendría que avergonzarnos es el machismo de barra de
cuartel de este país.
Hasta el próximo fin
de semana.
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