Enric Barberà Tomás fusilado en Alicante
El 16 de septiembre de 1942 es fusilado en Alicante
(Alacantí, Valencia) el anarquista y anarcosindicalista Enrique Barberá Tomás,
conocido como Carrasca. Había nacido el 11 de abril de 1908 en Alcoy (Alcoyano,
Valencia). Después de hacer los estudios primarios en Agres (Condado,
Valencia), donde habían nacido sus padres, entró a trabajar en una fábrica de
sombreros en Alcoy y, cuando ésta cerró, como camarero en un café, momento en
que se afilió a la Confederación Nacional del Trabajo (CNT), llegando a ser
delegado sindical en su empresa. Anarquista de la tendencia naturista y
vegetariana, creó una sociedad anarconaturista que disponía de una pequeña
biblioteca y donde se organizaban excursiones, cursos, conferencias, audiciones
musicales, etc. En un lugar alcoyano llamado Los Canalones, los miembros de la
sociedad, a golpe de pico, hicieron una explanada, construyeron una presa en el
arroyo y montaron un trampolín en la roca, además de plantar árboles frutales y
flores, convirtiendo el paraje en un idílico vergel donde practicar el
naturismo. También fue un entusiasta de la gimnasia y del deporte, ejerciendo
de profesor de educación física y consiguiendo una extraordinaria resistencia
física, comparable a la resistencia de una carrasca, de ahí el mote. Fue íntimo
amigo del militante anarconaturista y escritor alcoyano Agustín Belda
Carbonell. En julio de 1931 participó en un mitin con Ángel Ferrer, Mira y
otros. Durante los años republicanos, con Rafael Martí, fue el animador del
Sindicato de Oficios Varios (SOD) de la CNT alcoyana. En enero de 1932 fue
delegado por SOD de Alcoy al Pleno Regional confederal y en julio de 1934 en el
Pleno Nacional de la Federación Sindicalista Libertaria (FSL). A raíz del
levantamiento fascista de julio de 1936, se hizo miliciano de la Columna
Alcoyana que partió el 7 de agosto de 1936 hacia el frente de Córdoba, para
luchar en las zonas de Pedro Abad, Espejo, Castro del Río y Cerro Muriano.
Cuando regresó a Alcoy, fue nombrado vicepresidente de la Consejería de
Avituallamiento del Ayuntamiento, cargo que ejerció hasta su movilización para
combatir el frente de Levante. Después de hacer un curso en la Academia Militar
de Bétera (Valencia, Valencia), fue nombrado teniente del Ejército republicano
y el 15 de enero de 1939 capitán de la 82 Brigada Mixta. En marzo de 1939, con
el triunfo fascista, se encontraba de permiso en Alcoy donde su compañera Francisca
Llorens, ante el peligro de una detención, le animó a huir, lo que rehusó
argumentando que no había hecho nada malo y que la Lo único que se le podía
reprochar era haber ido al frente. Después de unos días en Valencia en casa de
un amigo, volvió a Alcoy, donde fue reconocido, detenido y encerrado en la
cárcel valenciana de la cartuja de Porta Coeli. Más tarde fue trasladado a
Alcoy y luego en Alicante. El 6 de junio de 1941 fue juzgado en consejo de
guerra acusado de varios delitos (participación en el ataque del cuartel de
Alcoy, simulacro de ejecución de una persona, organización de la Columna
Alcoyana confederal y haber dado conformidad a la ejecución de seis personas de
derechas en la población cordobesa de Pedro Abad) y, a pesar de varios testigos
favorables, condenado a muerte. Tras un nuevo juicio de apelación el 5 de
septiembre de 1942 en Alicante, donde testigos del exculpar - como el del
seminarista Antonio García Sánchez, al que Barberà había salvado la vida -, su
condena de muerte fue reafirmada. Entre el 5 de junio de 1941 y el 14 de
septiembre de 1942 escribió clandestinamente, usando papel higiénico, un diario
en su celda de la prisión de Banalua de Alicante, donde describe con crudeza
las sacas, la angustia de las familias de los presos, el sufrimiento de los
condenados, etc. Enrique Barberá Tomás fue fusilado el 16 de septiembre de 1942
en Alicante (Alacantí, Valencia) y enterrado en el cementerio de esta ciudad -
veinte años más tarde sus restos fueron trasladados al Cementerio Municipal de
Alcoy. El diario llegó a su viuda disimulado a fardo de su compañero y la
escondió en una botella herméticamente cerrada que enterró por miedo a
represalias. En 1994 este diario fue transcrito y publicado modestamente en
Alcoy para su hija Marcela y en 2003, gracias al interés de la escritora Rosa
Montero, publicado en Barcelona por la editorial RBA bajo el título Estampas de
luz. Diario de un condenado a muerte (1941-1942).
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