HIMNO Hijos del
pueblo
y esa injusticia no puede seguir,
si tu existencia es un mundo de penas
antes que esclavo prefiere morir.
Esos burgueses, asaz egoístas,
que así desprecian la Humanidad,
serán barridos por los anarquistas
al fuerte grito de libertad.
Rojo pendón,
no más sufrir,
la explotación
ha de sucumbir.
Levántate, pueblo leal,
al grito de revolución social.
Vindicación
no hay que pedir;
sólo la unión
la podrá exigir.
Nuestro pavés
no romperás.
Torpe burgués.
¡Atrás! ¡Atrás!
Los corazones obreros que laten
por nuestra causa, felices serán;
si entusiasmados y unidos combaten,
de la victoria la palma obtendrán.
Los proletarios a la burguesía
han de tratarla con altivez,
y combatirla también a porfía
por su malvada estupidez.
Rojo pendón,
no más sufrir,
la explotación
ha de sucumbir.
Levántate, pueblo leal,
al grito de revolución social.
Vindicación
no hay que pedir;
sólo la unión
la podrá exigir.
Nuestro pavés
no romperás.
Torpe burgués.
¡Atrás! ¡Atrás!
Este himno fue presentado al Segundo Certamen Socialista
(Barcelona, 1889) por su autor, que ocultó su nombre tras las siglas R.C.R. El
Certamen fue muy importante para la evolución y enriquecimiento teórico del
anarquismo hispano. Hijos del Pueblo se convertiría en el himno favorito de los
anarquistas de lengua española.
Años más tarde, alguien lo dota de una nueva letra, por
considerar que la anterior "es poco revolucionaria": Salud,
proletarios: llegó el gran día; / dejemos los antros de la explotación, / no
ser más esclavos de la burguesía, / dejemos suspensa la producción. / ¡Iguales
derechos e iguales deberes / tenga por norma la sociedad, / y sobre la Tierra
los humanos seres / vivan felices en fraternidad! // Trabajador, / no más
sufrir. / El opresor / ha de sucumbir. / A derrocar / al capital, / al grito de
revolución social. / Acracia al fin / triunfará. / Bello jardín / la Tierra
será. / Todo lo vil / a eliminar. / Pueblo viril, / ¡Luchar! ¡Luchar! // No más
supremacía de dioses y reyes, / no más de tiranos la vil opresión; / y vallas,
fronteras, gobiernos y leyes / derrúmbense al paso de la rebelión. / Formemos
un mundo de paz y armonía / do libres imperen artes y amor, / viviendo la libre
anarquía... / Natura brinda en su rica labor. // Trabajador, (etc.)
En los años de la Segunda República se compuso una nueva
letra: Hijo del pueblo, te oprimen cadenas, / y esa injusticia no puede seguir;
/ si tu existencia es un mundo de penas / antes que esclavo prefiere morir. /
En la batalla, la hiena fascista / por nuestro esfuerzo sucumbirá; y el pueblo
entero, con los anarquistas, / hará que triunfe la libertad. // Trabajador, no
más sufrir, / el opresor ha de sucumbir. / Levántate, pueblo leal, / al grito
de revolución social. / Fuerte unidad de fe y de acción / producirá la
revolución. / Nuestro pendón uno ha de ser: / sólo en la unión está el vencer.
Periódico Tierra y Libertad
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