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martes, 30 de noviembre de 2010

Ricardo Flores Magón: Biografía y pensamiento

Nació el 16 de septiembre de 1874, en San Antonio Eloxochitlán, Oaxaca, México. Murió el 21 de noviembre de 1922 en la prisión de Leavenworth, Kansas, Estados Unidos.


Flores Magón exploró las obras e ideas de muchos anarquistas, examinó los escritos de la primera generación de filósofos anarquistas como Mijaíl Bakunin y Pierre-Joseph Proudhon, pero también se vio influenciado por sus comtemporaneos: Eliseo Reclus, Charles Malato, Errico Malatesta, Anselmo Lorenzo, Emma Goldman, Fernando Tarrida del Mármol y Max Stirner.

No obstante, puede decirse que fueron los trabajos de Piotr Kropotkin los que más influyeron en la construcción de su propia concepción del anarquismo. Flores Magón leyó igualmente a Marx y Henrik Ibsen.

Fue el ideólogo de la Revolución Mexicana, y del movimiento revolucionario mexicano del Partido Liberal Mexicano. Flores Magón editó Regeneración, publicación que causó la sublevación obrera contra la dictadura de Porfirio Díaz.

Al inicio de la Revolución Mexicana su líder Francisco I. Madero lo invitó a participar en el movimiento; sin embargo, Ricardo Flores Magón rechazó el ofrecimiento por considerar que la causa que encabezaba Madero era una rebelión burguesa carente de propuestas sociales. En los años siguientes tuvo contacto con los revolucionarios Francisco Villa y Emiliano Zapata sin aliarse con ellos.

Exiliado en Estados Unidos vuelve a publicar el periódico Regeneración y funda el Partido Liberal Mexicano en julio de 1906, junto con Juan Sarabia, Antonio I. Villarreal, Librado Rivera, Manuel Sarabia, Rosalío Bustamante y su hermano Enrique.

Entre los postulados del nuevo partido había ideas muy revolucionarias para aquella época tales como la supresión de la reelección, la supresión de la pena de muerte para presos políticos y comunes, la obligatoriedad de la enseñanza elemental hasta los 14 años, el establecimiento de un salario minimo, la expropiación de latifundios y tierras ociosas, así como regular las jornadas de trabajo.

Los anhelos plasmados en el programa del Partido Liberal Mexicano serían retomados por los hombres y mujeres que se levantaron en 1910 contra la larga dictadura del General Díaz e iniciaron la Revolución Mexicana, la primera del siglo XX. Actualmente los postulados del Partido Liberal Mexicano forman parte de la legislación mexicana.

Su movimiento encendió la imaginación de los anarquistas estadounidenses. En enero de 1911 organizó desde Los Ángeles, una sublevación en Baja California, se dice que con el fin de independizarla y establecer una república socialista, sin embargo algunos historiadores niegan tal versión, puesto que la península serviría de operaciones para extender la revolución a todo el país.

Después de varias escaramuzas armadas tomaron los rebeldes las nacientes poblaciones de Mexicali y Tijuana apoyados todo el tiempo por anarquistas de distintas nacionalidades, mayormente norteamericanos; ello dio motivo a que algunos escritores consideren a los Flores Magón "traidores a la Patria".

Los insurrectos a quienes el gobierno llamó filibusteros fueron derrotados por las fuerzas federales el 22 de junio de 1911 terminando así el sueño de establecer la primera república socialista del mundo.

La conquista del pan de Kropotkin, que él consideraba como una especie de biblia anarquista, sirvió de base teórica a las efímeras comunas revolucionarias de Baja California durante la revuelta magonista de 1911. Flores Magón vivió en los Estados Unidos desde 1904, la mitad del tiempo en prisión, conducido de una ciudad a otra.

En 1918 publicó junto con Librado Rivera un manifiesto dirigido a los anarquistas del mundo, manifiesto que motivó que ambos fueran encarcelados y sentenciados a 20 años de prisión acusado de sabotear el esfuerzo bélico de Estados Unidos, que en ese entonces participaba en la Primera Guerra Mundial.

Ricardo fue encarcelado en la Isla McNeil, estado de Washington, y ya muy enfermo fue trasladado a la prisión de Leavenworth, Kansas en donde falleció el 21 de noviembre de 1922; existen 3 versiones la primer oficial indica que fue un Paro Cardiaco, la segunda según su compañero Rivera dijo que había sido ahorcado, y la tercera fue apaleado por los custodios de la prisión.

Sus restos descansan en la Rotonda de los Personajes Ilustres en la Ciudad de México.

Pensamiento

Solidaridad. Este aspecto merece especial atención en el pensamiento de nuestro autor, ya que al sostener la doctrina del anarquismo, la solidaridad pasa a ser eje fundamental, motor de impulso para fundamentar el cambio social y estructurar la nueva sociedad basada en la fraternidad universal. Este importantísimo concepto lo define de la siguiente manera:

La solidaridad es fuerza. Se puede limpiar del dedo una gota de agua; pero se requiere la fuerza del arrecife para resistir el empuje del océano. La solidaridad es progreso, pues la vida significa evolución, y la solidaridad es condición de la vida. La solidaridad es armonía, cooperación entre los seres humanos, gravitación para los cuerpos celestes. ¿Qué es la luz solar? La solidaridad de los siete colores del arcoiris (Zertuche, 2000: 212).

Libertad. Para Flores Magón, la libertad es la aspiración máxima del hombre, aunque es preciso reconocer que la percibe de una manera abstracta, idealizada. Distingue entre libertad económica y libertad política: la libertad económica la define como la “posibilidad de vivir sin depender de nadie” (Flores Magón, 1993: 99), la entiende como la emancipación del trabajo explotado, teniendo como referente obligado la propiedad de la tierra, adquirida originalmente por medio de la violencia (Ibíd.: 11); por lo que respecta a “la libertad política requiere de la concurrencia de otra libertad para ser efectiva: esa libertad es económica” (Zertuche, 2000: 156). La concepción de libertad se ubica en nuestro pensador de una manera absoluta, aspira a “una libertad sin límites, como no sean los límites naturales, esto es, una libertad que no dañe la libertad de la especie” (Flores Magón, 1983: 106). Los ejecutores de la emancipación, de la liberación definitiva, serán los trabajadores (Zertuche, 2000: 233). Es importante hacer notar que esta idea de libertad a la que nos referimos, es la más elaborada y radical, ya que las aproximaciones iniciales que se encuentran es sus primeros escritos se refieren a una delimitación dentro de las posiciones del liberalismo clásico; a medida que radicaliza su análisis, profundiza también en esta importante idea.

La enajenación. La sociedad dividida en clases es la que genera la separación de hombre de la naturaleza, de su “estado originario”; aún así, para Flores Magón se deben hacer a un lado a aquellos que no sean aptos para la transformación revolucionaria de la sociedad. El revolucionario considera que la empresa del cambio social radical debe prescindir de los hombres que no sean capaces de darse cuenta de su propia opresión: “Que mueran borregos de esa naturaleza, está bien. No hacen falta hombres que son un obstáculo a los deseos de libertad de los individuos de su clase.” Y como si fuera un proceso de selección natural afirma que “son un lastre que nos hace caminar penosamente” (Ibíd.: 38-39), por lo que no se debe tener compasión ni derramar lágrima por ellos. Humanizar el trabajo es trabajar para satisfacer necesidades y no para enriquecer al patrón (Flores Magón, 1993: 53).

Postura gnoseológica. No hay en el pensamiento magonista referencias explícitas al problema del conocimiento a la manera tradicional, ni planteamientos concretos sobre abordamientos filosóficos clásicos, pero de su enfoque de la realidad se desprende su cercanía al empirismo, sin olvidar algunas referencias que plantea sobre la proyección que el hombre puede hacerse para transformar la realidad. “Los pueblos no entran a la razón con frases persuasivas, sino con hechos, y mejor cuando estos hechos son de aquellos que sacuden brutalmente las conciencias, que hieren de crueldad los sentimientos” (Flores Magón, 1983: 47). Es de destacar también, la positiva valoración que hace nuestro pensador sobre el filósofo y su labor, cuando reconoce que éste es capaz de ver más allá de lo aparente: “el filósofo, al leer las constituciones de los pueblos cultos, no puede menos que sonreir. La palabra ‘ciudadano’ es un sarcasmo, la palabra ‘libertad’ es una ironía” (Flores Magón, 1987: 239). Se ve pues, el reconocimiento de la filosofía como instrumento para llegar a la verdad. Asimismo, es de imprescindible importancia señalar su cercanía con la praxis marxista, con su preocupación por la separación insalvable entre el pensamiento y la práctica; por ejemplo cuando menciona: “Se piensa de un modo y se obra de otro distinto; ninguna relación hay entre el pensamiento y la acción” (Flores Magón, 1993: 88). Esta es la mejor muestra del fundamento que da base a su práctica revolucionaria, y que puede observarse a lo largo de toda su vida como alguien que encarnó su ideal, que siempre se comportó como pensó. ¿No es ésta la tarea del filósofo, como lo había señalado Marx, criticando a especulación filosófica? (Marx, s/f: 26).

El hombre y la naturaleza. Hay en Flores Magón una estrecha cercanía con el original “estado de naturaleza”, que proponen los filósofos ilustrados franceses. Esta idea permanece sobre todo en la etapa claramente anarquista, la retoma algunas veces incluso con nostalgia (Zertuche, 2000: 216). La relaciona también con las formas de vida de los pueblos indígenas que no tienen contacto con la desigualdad social de la moderna civilización.

La escuela. Acerca de la educación, considera el anarquista que la escuela desempeña el mismo papel que las demás instituciones en la sociedad de clases, que degradan a las masas llevándolas al servilismo: “las escuelas oficiales [burguesas, E.O.] educan al pueblo en el sentido de hacer de cada hombre un sostenedor del sistema actual” (Flores Magón, 1987: 240). Entiende que es necesaria una educación de distinto tipo, donde el objetivo no sea perpetuar la esclavitud asalariada. La educación, junto con la unión de los trabajadores será lo que rompa la cadena de explotación (Loc. cit.). Definitivamente este pensador no es un pedagogo, sin embargo, en sus relatos se percibe una clara intención didáctica, dirigida evidentemente hacia la educación proletaria para la revolución.

La mujer. Con respecto al género femenino, reivindica la igualdad en todos los aspectos. Incluso apela al matriarcado para demostrar la irracionalidad del sostenimiento de la dominación masculina como el orden ideal de vida. En muchos de sus artículos se expresa al mismo tiempo refiriéndose “al hombre y la mujer” (Zertuche, 2000: 236), lo que no puede ser considerado una insignificancia, dado el fuerte arraigo de la tradición patriarcal en la cultura mexicana, incluso hasta el día de hoy. Las reivindicaciones que sugiere a la mujer no se distinguen en lo esencial de las del hombre, ya que son dirigidas hacia la lucha por la emancipación: “Si el hombre es esclavo, vosotras lo sois también. La cadena no conoce sexos” (Flores Magón, 1987: 236). “Que cada hombre y cada mujer amen el ideal anarquista” (Zertuche, 2000: 129). Ésta es la línea cultivada por los anarquistas en la cuestión, y de hecho, la primera posición clasista del problema de la desigualdad femenina en el contexto capitalista.

La pareja. Con respecto a las relaciones amorosas de pareja, encontramos en nuestro autor una intención de dejar al margen las consideraciones materiales que se pudieran interponer en la sociedad capitalista, viviendo su relación con libertad y plenitud, ajenos a los prejuicios y vicios habituales. Esta referencia la podemos encontrar en una proyección de la sociedad ideal: “los jóvenes y las doncellas, cogidos de la mano y meciéndose rítmicamente” (Flores Magón, 1993: 130). Lo anterior implica el retomar la identificación sentimental y emocional como lo esencial en las relaciones de pareja, y no el característico interés económico de la sociedad contemporánea.

Los valores. En el terreno axiológico centra su análisis en la crítica al sostenimiento moral del capitalismo, en la degradación que trae al hombre el sistema económico-social, en su búsqueda por la satisfacción de los ideales de éxito material. Su concepción moral es histórica, sostiene que “la moral se ha venido modificando con la desaparición de algunas necesidades y el surgimiento de otras”. Distingue en la moral, como en otros aspectos, su carácter clasista, ubicando una moral liberadora (la impronta del revolucionario) y una conservadora, “que encierra la virtud en el círculo de la obediencia y la resignación” (Flores Magón, 1987: 180). Explica esta última a partir “de la desigualdad económica, fuente de toda esclavitud, moral y material” (Ibíd.: 387). Es importante esta caracterización materialista, ya que sus acercamientos formales a posiciones filosóficas de este tipo, más elaboradas –por ejemplo el materialismo dialéctico-, fueron muy superficiales. Considera que el padecimiento humano puede tener distintas manifestaciones en el oprimido, lo puede envilecer o despertarle sentimientos de rebelión (Flores Magón, 1993: 107). Hay referencias también en sus reflexiones de cierto estoicismo: “sacrifiquemos nuestro bienestar, nuestra libertad y aún nuestra vida” (Ibíd.: 109); todo en aras del ideal libertario. Considera que la ausencia de satisfactores materiales y espirituales es la razón por la que el hombre se aparta del deber ser; así, para este pensador “el bienestar por sí solo, obra benéficamente en la moralidad del individuo” (Ibíd.: 93]. Y en otro artículo menciona “que el bienestar y la libertad son fuentes de la bondad” (Ibíd.: 33). “La felicidad se consigue –dice- obteniendo la libertad económica por medio de la toma de posesión de la tierra y de la maquinaria de producción, para aprovechar todo en común” (Ibíd.: 41). Nuestro personaje es, sin duda, un ejemplo de prédica y práctica de sus ideales, para abordarlo desde el aspecto de su comportamiento moral. Como ejemplo de su rectitud y su entereza, tendría que ser mencionada toda su vida, ya que en ningún momento transgrede sus convicciones; a pesar de las graves penurias por las que atravesaba en el exilio, en la vida clandestina y en prisión; es la fortaleza moral la que le mantiene firme hasta el último momento. Esto se observa también cuando da respuesta al arrepentimiento que le solicitan para obtener su libertad, en una de sus cartas responde: “mi conciencia no me reprocha de haber hecho algo malo; y por lo tanto, arrepentirme de lo que estoy convencido ser justo, sería un crimen de mi parte; un crimen que mi conciencia jamás me perdonaría” (Ibíd.: 140). Es igualmente digno de mencionar la actitud que asume frente al favor concedido, aunque éste no pueda ser aceptado, en observancia de sus profundas convicciones.

Propuesta política. Identifica al Estado con el gobierno, rehusándose a toda gestión política, considerando la “acción directa” y centrándose sobre la lucha económica. En sus primeros textos podemos encontrar que el centro de su crítica a la injusticia se dirige al ataque solamente al porfirismo (Blanquel, 1985: 15) y, conforme su pensamiento se transforma, el blanco de sus punzantes palabras se orienta al sistema capitalista, a explicar la injusticia, la explotación y la opresión a partir de la estructura económico-social, lo que le acerca a las posiciones del socialismo. En el desarrollo de su pensamiento se puede palpar una evolución a partir del nacionalismo, de la lucha por los derechos de los mexicanos. Esto se puede apreciar en el Manifiesto de 1906 del Partido Liberal Mexicano; desplazándose a un internacionalismo, acorde con las posiciones clásicas del anarquismo y otras concepciones libertarias.

Concepción ideológica. La ideología de Ricardo Flores Magón es sin duda el anarquismo. Esta es su concepción política. Son obvias sus fuentes, mismas que él mismo cita, con respecto a Bakunin, Kropotkin y otros. Matizando las particularidades de su propuesta, se puede decir que es anarco-comunista, según él mismo se define; y además por la incorporación a las propuestas básicas del anarquismo (contra la autoridad, el capital y el clero), de algunas ideas de raigambre marxista (las clases y la lucha de clases, la propiedad privada como fundamento del capitalismo, el partido como instrumento organizativo, entre otras). De su ideología dice: “El anarquismo tiende al establecimiento de un orden social basado en la fraternidad y en el amor... El anarquismo aspira a establecer la paz para siempre entre todas las razas de la tierra, por medio de la supresión de esta fuente de todo mal: el derecho de propiedad privada” (Flores Magón, 1993: 138). Es de suma importancia la concepción anarquista de nuestro revolucionario, ya que se enmarca entre las posiciones más importantes de la escuela en mención, mereciéndose lugar como uno de los principales teóricos de esta propuesta.

Patriotismo. En general concibe al patriotismo dentro de la sociedad de clases como una herramienta de enajenación de masas, y en todo caso, como un mito que “se desvanece a la luz de la razón” (Flores Magón, 1983: 106). Distingue dos tipos de patriotismo: el burgués, que cataloga como irracional; y el que cataloga como amor a la tierra donde se nace, identificación con la comunidad (Flores Magón, 1993: 67). El primero es “la patria es de los burgueses... a ellos únicamente beneficia” (Ibíd.: 59). Al segundo lo llama patriotismo sano (Loc. cit.)

La iglesia. Concibe a la iglesia como apéndice del sistema de explotación, y que junto con él debe desaparecer. Compara a esta institución con un “nido de víboras” “que se enroscan en el corazón humano para infiltrar en él el veneno de la paciencia, de la mansedumbre, de la resignación” (Flores Magón, 1983: 36). Así el destino de esta institución es claro: “la iglesia como parte de ese sistema tendrá que perecer también” (Ibíd.: 33]. Concretamente sobre la idea de Dios, sólo tenemos referencias que hablan de usar esta idea como referente para perpetuar la dominación clasista. “Los sacerdotes –afirma- infun[den] temor a Dios, para que no piensen jamás en rebelarse”(Flores Magón, 1993: 109).

Ideas jurídicas. En este rubro apela a la “justicia natural”, en cuyo nombre “...tiene derecho todo ser humano... a vivir y a desarrollar su cuerpo y su inteligencia” (Ibíd.: 27). Para nuestro autor no debe haber confianza alguna en que por medios legales se pueda obtener la satisfacción de las necesidades inmediatas, y menos aún la libertad económica; a su manera de ver no es posible que un gobierno que se mantiene de la explotación de unos por otros, pueda ser la vía de la transformación. También aquí se puede observar un desarrollo desde las posiciones del liberalismo al anarquismo, donde ya no es posible recurrir a ninguna institución del régimen como instrumento de liberación. Su posición es tajante en este sentido.

Literatura. Flores Magón utiliza recursos literarios con fines didácticos de educación revolucionaria. Así se encuentran fábulas como “El mendrugo y el ladrón”, “Las dos tendencias”, “Las tres piedras” (Flores Magón, 1987: 370-371, 358), y su drama, “Tierra y Libertad”.

Progreso. Reconoce esta idea en un sentido ascendente. “Las ideas –menciona– de la humanidad varían siempre en un sentido de progreso” (Flores Magón, 1993: 8). Entendido como progreso capitalista lo descalifica, y cuestiona cómo este afán de dominación lleva a la humanidad a la guerra (Ibíd.: 105]. Hay en la concepción magonista una idea de progreso evolutivo, que se entiende naturalmente, como producto de su contacto con el positivismo que dominaba la educación en el México de principios del siglo XX. Sobre el desarrollo, se inclina más a un evolucionismo hacia la libertad, que a la idea del desarrollo dialéctico. Presenta, sin embargo, algunos referentes importantes que es necesario destacar, como por ejemplo: “En el universo nada es estable, todo cambia” (Blanquel, 1985: 104), sin olvidar algunas fuertes tendencias al mecanicismo: “La humanidad no pasó de la autocracia a la democracia por grados, sino en el acto” (Flores Magón, 1993: 121). En una de sus cartas finales manifiesta una evidente “fe en el progreso” (Zertuche, 2000: 212). Es preciso no pasar por alto que sus ideas, tanto acerca del progreso como en otros aspectos, no se definen desde una posición universalista abstracta, sino que hay una clara definición crítica y un señalamiento muy preciso con respecto a la manera en la cual la burguesía se apropia de esta falsa pretensión de universalidad (Flores Magón, 1993: 104).

Capitalismo. Frente al capitalismo presenta una sólida beligerancia, tanto desde el punto de vista material como espiritual, aunque no hay en sus textos referencia o análisis concienzudo de la economía en cuanto tal, en tanto ciencia; lo que presenta es en general una condena moral, percibiendo que es “el sistema económico vigente es malo e injusto” (Blanquel, 1985: 35). Como propuesta para un nuevo orden económico, se refiere a las comunidades indígenas en México, de quienes dice son anarquistas sin saberlo (Flores Magón, 1993: 63); contrapone la propiedad comunal a la propiedad privada en términos por demás generales, apelando únicamente al instinto bondadoso (Blanquel, 1985: 35) y libre del estado de naturaleza cancelado por la apropiación individual. En sus primeros textos se dirige particularmente contra el capitalismo extranjero.

Ideas sobre el industrialismo. Considera que el industrialismo es el espacio donde el hombre se deshumaniza, donde se pierde en definitiva el estado de naturaleza al que se refiere de manera recurrente en diversas partes de su obra.

Socialismo. Se identifica con la Revolución Socialista de Octubre, celebra el hecho de que los obreros rusos hayan tomado el destino en sus manos; aunque se muestra, como todo anarquista, receloso de la idea de que por medio de una dictadura –así sea la del proletariado-, pueda avanzar la humanidad hacia la igualdad y la libertad. Se impone aquí el principio ácrata. Distingue un socialismo autoritario de uno anarquista, obviamente inclinándose por éste último (Flores Magón, 1983: 71).

Comunismo. En este aspecto, Flores Magón sostiene que “el pueblo mexicano es apto para llegar al comunismo, porque lo ha practicado, al menos en parte, desde hace siglos, y eso explica por qué, aún cuando en su mayoría es analfabeto, comprende que mejor que tomar parte en farsas electorales para elevar verdugos, es preferible tomar posesión de la tierra, y la está tomando con grande escándalo de la ladrona burguesía” (Flores Magón, 1987). A su manera de ver, “en las rancherías se ha practicado el comunismo” (Ibíd.: 54). Es pertinente aclarar, que el comunismo al que se refiere no es del mismo tipo que el comunismo científico marxista, sino uno apoyado en las tesis anarquistas.

Indigenismo. Se puede considerar a Flores Magón como precursor de las reivindicaciones indigenistas, aunque no distingue con claridad un problema étnico, sino social (Saladino García, 1994: 96). Sus alusiones al tema son varias, desde las referencias a la trascendetal obra de Juárez (“el indio sublime, el indio inmenso”), hasta su apología de las formas de trabajo y organización de pueblos como el yaqui y el maya (Flores Magón, 1993: 35), conceptualizándolas como sociedades comunistas (Ibíd.: 63). Sin embargo, como se dijo arriba, no identifica un problema nítido y diferenciado en la situación indígena, sino como parte del problema de exclusión social en el que se ubica el proletariado y campesinado explotado y oprimido. La importancia en este rubro está en su consideración para la participación como agente de cambio social, ubicándolo a partir de su situación material (económico-social) y no sobrevalorándolo, como se observa en otros pensadores mexicanos y latinoamericanos.

Guerra. En sus referencias a la I Guerra Mundial, de la que tenía noticias en prisión, se desprende su postura frente a la guerra. Después de catalogarla como “carnicería insensata”, y “matadero”, menciona que al final puede traer algún bien:

Ella tiene que producir inmensos bienes a la humanidad, y en lugar de entregarnos a tristes reflexiones considerando tan sólo el dolor, las lágrimas, y la sangre, alegrémonos, regocijémonos de que tal hecatombe haya tenido lugar. La catástrofe mundial que contemplamos es un mal necesario. Los pueblos, envilecidos por la civilización burguesa, ya no se acordaban de que tenían derechos, y se hacía indispensable una sacudida formidable para despertarlos a la realidad de las cosas ( Ibíd.: 107).

Es radical su posición, como se observa, además se debe tener en cuenta que el método anarquista reivindica la violencia como medio eficaz para destruir la vieja sociedad y construir la nueva.

Paz. Cuestiona la concepción de paz en el régimen actual, denunciando el carácter clasista y opresivo que la sostiene. “La paz será una cosa deseable cuando exista la igualdad, porque mientras la desigualdad subsista, la paz será una bendición para el amo y sacrificio y fatiga para el trabajador” (Flores Magón, 1983: 82). Como en muchos otros puntos, distingue la concepción clasista que se tiene sobre el particular, asumiendo una clara actitud crítica, cualidad de filósofo que este pensador mantiene como constante.

El pensamiento de Ricardo Flores Magón contribuyó de manera relevante a la tradición emancipatoria en la que participan muchos de los intelectuales del siglo XX en Latinoamérica. Más aún, la obra de Flores Magón se entiende en directa correspondencia con las condiciones de explotación, opresión, y despotismo que la hicieron surgir. La obra de este pensador reacciona contra esa realidad de exclusión e injusticia, de inhumanidad. Critica con enorme lucidez la falsa humanidad de la que se habla desde las clases dominantes, reivindicando el derecho de combatir tal desigualdad. Este revolucionario, como es preciso identificarlo, lucha con la pluma, no pretende disertaciones teóricas o reflexiones puramente abstractas sobre la desigualad y la falta de libertad; sino que pone manos a la obra en la transformación práctica de esa realidad. En Flores Magón se advierte la actitud del filósofo que sagazmente descubre y va más allá de lo aparente, que cuestiona y problematiza sin prejuicio. Actitud que caracteriza a los filósofos comprometidos, a los pensadores que no sólo piensan la realidad, sino que dedican su vida a transformarla.

Para este autor, el hombre es un ser libre por naturaleza, estado del que ha sido despojado por la división clasista de la sociedad y la implantación de la propiedad privada. Buscando pues, la esencia humana, plantea la revolución social como vía de la transformación radical, llevada a cabo por los trabajadores (obreros, campesinos e indígenas, fundamentalmente), clase que ha sido la base en la que descansa la explotación. La esencia humana, concluimos, se encuentra para este autor en el reino de la libertad, estado al que hay que llegar mediante la lucha.

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