Hasta hace poco, Marina del Castillo, madrileña de 29 años, era una chica privilegiada. Azafata de vuelo, había logrado emanciparse y vivía en una de las mejores zonas de Madrid, en un piso amplio para ella sola. “Era un capricho caro, un lujo eso de vivir sola, pero entonces me lo podía costear”, recuerda. Hasta que este verano tuvo que decir adiós a su piso y a su holgada forma de vida. El motivo: aunque ella ha seguido trabajando, ya no cobra su sueldo. De eso hace seis meses. En ese periodo, Marina regresó a casa de su madre y ahora busca piso para compartir con unas amigas.Marina del Castillo fue contratada por la compañía aérea Air Comet en 2006, el mismo año en el que Gerardo Díaz Ferrán –uno de los dueños de la línea aérea– fue nombrado vicepresidente de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE). En 2007, Díaz Ferrán, madrileño de 67 años, fue elegido presidente de la patronal, tras 23 años de mandato del ya fallecido José María Cuevas. “Yo estaba orgullosa de que el dueño de la empresa para la que trabajo fuera el líder de los empresarios –cuenta Marina–. Creía que eso era una garantía para sus trabajadores, pero me equivoqué”.La plantilla de Air Comet no percibe su nómina desde agosto, y la dirección de la empresa alega problemas en su tesorería. De mil empleados que tenía la aerolínea de Díaz Ferrán a mediados de año, sólo quedan hoy 613. “La mayoría se ha ido al paro, donde, por lo menos, se cobra todos los meses –explica José Ramón Sánchez, portavoz del Comité de empresa de Air Comet–.
La empresa no ha pagado finiquitos.
El resto del personal estamos a la espera de que se declare la suspensión de pagos o de que se venda Air Comet, y así poder cobrar lo que se nos debe”.Esta semana es clave en el contencioso: si los trabajadores no perciben dos de las seis nóminas que se les adeudan, reiniciarán la huelga. La precaria situación por la que están pasando los empleados de esta aerolínea, fundada en 1996 por el Grupo Marsans –propiedad de Gerardo Díaz Ferrán y Gonzalo Pascual– , no tiene precedente en la historia de la aviación civil española. Nadia Gramegna, de 32 años, azafata de vuelo, aseguraba hace unos días a esta revista: “Sólo tengo 30 euros. Es lo único que me queda”. El sueldo medio de una azafata de Air Comet es de 2.300 euros al mes, cantidad en la que se incluyen las dietas y horas de vuelo. “Llevo cuatro años en esta compañía y jamás imaginé que esto podía pasar, y menos siendo el presidente de la CEOE el dueño de la empresa. Es vergonzoso que ningún político diga nada”, clama Nadia, de origen francés.
Pese a los cinco días de huelga de los empleados, hace dos semanas, se efectuaron los cuatro o cinco vuelos diarios de Air Comet, a destinos de Hispanoamérica; eso sí, con seis y siete horas de retraso. “Los retrasos no se debieron a nuestro paro –explica Esther Llorente, del comité de empresa–, sino a la tardanza en pagar el combustible y el cáterin necesarios para los vuelos”. Debido a las deudas de la compañía con sus proveedores, éstos exigen el pago previo. “Hasta que la empresa no realiza una transferencia bancaria con el importe de esos conceptos, el vuelo no sale”, dice Llorente, que reflexiona: “No hay dinero para pagar a los empleados, pero sí lo hay para pagar combustible. ¿Por qué Air Comet no cierra y asume sus deudas? ¿Qué interés hay en que siga operando pese a tener a la plantilla abandonada?”.Una extraña ventaPuede que sea una exitosa venta de Air Comet lo que persigan sus dueños al instar a sus empleados a que sigan trabajando. Hace unas semanas, en plena huelga de los trabajadores, Díaz Ferrán se comprometió a abonar parte de la deuda si abandonaban el paro. Incumplió su palabra. El pasado día 11 volvió a prometer lo mismo, este vez rubricando su compromiso en un documento redactado por el comité de huelga. “De lo que se trata es de que los aviones sigan volando –dice José Ramón Sánchez, del comité de empresa–. Es lo que más le importa. De la venta a Arnold Leonora [empresario holandés] no nos ha dado explicaciones. Creemos que es un cuento para seguir ganando tiempo”. De hecho, Aviación Civil está investigando los términos del proyecto de compra de Air Comet por parte de Leonora. El mayor activo de la aerolínea de Díaz Ferrán y Pascual son sus permisos para operar rutas a Hispanoamérica, licencias que obtuvo de la malograda aerolínea Air Madrid, en 2007. Cuenta con otro importante aliciente para los potenciales compradores: el encargo de 61 aviones que hizo hace dos años a Airbus. Air Comet fue la primera compañía española que adquirió derechos de compra del Airbus A380, el avión comercial más grande del mundo. Esas aeronaves tardan años en ser construidas y entregadas, por lo que el posible comprador de Air Comet tiene una gran ventaja sobre las aerolíneas de nueva creación.Mientras Air Comet suma deudas, sus empleados, también.
Eugenio Díaz es padre de una niña de cinco meses y su esposa está en el paro. Él trabaja como creativo en el departamento de publicidad de Air Comet. Comenzó a trabajar en febrero pasado y sólo ha cobrado un mes. “Hicimos la campaña turística para México, pero apareció la gripe A, y todo se fue al traste”, afirma Eugenio, que califica su situación y la de sus compañeros como “un limbo”: “No podemos irnos al paro, porque perderíamos todos los derechos. Ir a trabajar nos cuesta un dinero que no tenemos”.Marta Palomino, administrativa de ingeniería de Air Comet, también lo está pasando mal: “Estamos atados. Hay compañeros que se han ido para poder cobrar el paro. Pero eso es injusto, porque han perdido derechos y dinero. A mí me ayuda mi familia como puede. Me da vergüenza contar que trabajo sin cobrar”, admite Marta, que controla la seguridad de los aviones.Deudas e impagosSegún cifras que manejan los sindicatos, Air Comet debe 14 millones de euros a la Seguridad Social en concepto de las cuotas de los trabajadores. No es la única gran deuda de Díaz Ferrán, enfrentado al Gobierno de Rodríguez Zapatero por su petición, desde la CEOE, de reformar el mercado laboral, abaratando el despido. Caja Madrid le ha abierto un expediente por el impago de 26,5 millones de euros. El líder de los empresarios es consejero de la caja madrileña y el impago podría suponerle la expulsión del máximo órgano de gobierno de Caja Madrid. Todo parece complicársele a Gerardo Díaz Ferrán, dedicado al sector turístico desde hace cincuenta años, casi siempre en negocios con Gonzalo Pascual.Adrián Álvarez es uno de los empleados más jóvenes. Con 22 años es ayudante de TMA (Técnico de Mantenimiento de Aeronave). Su trabajo consiste en auxiliar a los oficiales del avión: en el drenaje del combustible, por ejemplo. “Entré en julio de 2008 y estaba muy contento hasta que dejamos de cobrar –dice Adrián–. Estudié un módulo en el instituto y este trabajo, en realidad, son prácticas que debo hacer para conseguir el título de oficial, pero aunque sea sólo un ayudante no me hace gracia que no me paguen. Tengo que hacer el trabajo sucio, como rellenar el aceite de los motores, pero tengo que hacerlo bien por la seguridad de los pasajeros”. Impagos de hipotecas y de alquileres, petición de ayuda a familiares… Este año, la Navidad no vuela con Air Comet.
fuente: Interviu
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