Altadis consuma hoy en Cádiz el Expediente de Regulación de Empleo que puso en marcha tras ser absorbida por la multinacional inglesa Imperial Tobacco. La planta gaditana pierde a la segunda remesa de compañeros afectados por el plan industrial que la compañía británica acordó con los sindicatos el pasado mes de marzo. Los primeros 53 salieron en junio y ahora toca a otros 137. En total, 190 trabajadores expulsados del mercado laboral con 51 y 52 años -según el grupo de actividad, técnicos administrativos u operarios- y que pasan a engrosar la larga factura de prejubilados del Instituto Nacional de la Seguridad Social en la provincia.Es el sexto ERE. Media docena de reestructuraciones, una cada tres o cuatro años. Sin tiempo para respirar, el complejo tabaquero ha sido cercenado sucesivamente hasta quedarse con sólo 88 almas, 21 de ellas suspendidas en una especie de limbo temporal durante seis meses, el periodo suficiente para alcanzar la edad de corte de la reestructuración y seguir el mismo camino que sus compañeros. Mientras tanto, serán los encargados de recoger las cenizas ayudando en el desmantelamiento de la Planta de Preparación de Ligas (PPL), la segunda línea de producción que cerrará este año tras la de procesamiento de tabaco reconstituido. Además, otros tres empleados pertenecientes a la sección administrativa han optado por el traslado a la fábrica de Logroño, potenciada en esta última reestructuración al absorber la producción de cigarrillos de Alicante -que dejará de funcionar también este mismo año-. Son los únicos que, por su menor edad, no entraban en el ERE de Imperial Tobacco y la movilidad geográfica era su única alternativa al despido, según explicó el delegado estatal de CCOO en Altadis, el gaditano Manuel Pérez.El Centro Industrial Tabaquero de Cádiz, heredero de una tradición de dos siglos y medio -el primer registro es de 1741-, se quedará así el próximo año con sólo 67 trabajadores y una única línea de producción, la de tabaco expandido, dedicada a dar mayor volumen al producto. Además, Imperial Tobacco mantiene, por supuesto, los almacenes, de más de 38.500 metros cuadrados, pertenecientes al recinto interior Zona Franca y beneficiados, por lo tanto, por rebajas arancelarias. Paradójicamente, o más bien representativamente, estos depósitos, y los de Puntales pertenecientes a Logista -cedidos a la ciudad- han tenido una intensa actividad en los últimos meses, según describió el delegado de CCOO, ya que la compañía utiliza estos almacenes para un "juego logístico" de concentración y redistribución a otros centros tanto nacionales (Logroño) como internacionales (Francia).La organización carece además de capacidad comercial y conlleva un nivel de gestión mínimo. Atrás, muy atrás, queda la administración de un complejo que entró en funcionamiento en el año 1989 con 1.157 personas y cuatro centros: la fábrica de cigarros (cerrada en 2005) y tres plantas de preparación de ligas y procesamiento de tabaco reconstituido y expandido. Sólo ha sobrevivido la última y funcionará a tres turnos, por lo que en la factoría difícilmente coincidirán más de 25 personas. Un paraíso excesivo en una ciudad como Cádiz.
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