La factoría de Altadis, uno de los iconos industriales de la Bahía de Cádiz, se pierde en el aire como el humo de un cigarro. La compañía cerrará el próximo 18 de diciembre su planta de preparación de liga y adelanta en dos semanas el cerrojazo. A partir de enero de 2010, sólo quedará abierta la planta de tabaco expandido y los almacenes. La plantilla pasará entonces de 290 a 67 trabajadores, más veinte que abandonarán en verano. Se prejubilan 186.
El cierre de la segunda línea de producción de Cádiz forma parte del plan estratégico implantado a mediados de 2008 tras la compra de Altadis por la inglesa Imperial Tobacco. Los británicos pusieron en marcha un proyecto de reordenación y ajuste que ha salpicado directamente a las cinco plantas españolas de Altadis. El plan de integración afecta a 830 trabajadores y conlleva el cierre de la factoría de Alicante, el ajuste de las de Cádiz y Palazuelos (Cáceres) y el mantenimiento de Logroño y Santander como grandes centros productores de la península.
Las dos compañías iniciaron hace un año el proceso de integración. La planta gaditana pactó el cierre paulatino de dos de sus tres líneas de producción, así como la prejubilación de unos 207 trabajadores de más de 52 años.
La compañía echó el cierre el pasado junio de la planta gaditana de tabaco reconstituido y medio centenar de empleados abandonó definitivamente las instalaciones del recinto fiscal de Zona Franca. En esa planta se manipulaba el polvo de tabaco que se obtenía de cortar las hojas. El segundo paso era añadirle glucosa y aditivos hasta quedar en una fina lamina.
La segunda línea de producción que cierra el próximo viernes, la de preparación de liga, es la que se encargaba de cortar, precisamente, las laminas anteriores y añadirlas a las ligas de tabaco de las distintas marcas. Carmen Pérez, una de las 67 personas que seguirá en enero en la factoría de Cádiz, aclara que «el humo que salía de las chimeneas de Altadis se ha terminado con el cierre de esta segunda planta». Según Carmen, la factoría gaditana se queda como centro logístico de Imperial Tobacco. Es decir, guardará en sus almacenes el tabaco que llega de fuera para su transformación en las plantas de Logroño y Santander y enviará a estas mismas plantas la liga que se elabore en la Bahía.
Sin embargo, la plantilla de Altadis puede darse con un canto en los dientes, ya que l compañía ha establecido un plan de prejubilaciones y recolocación en otros destinos para sus empleados. Sin embargo, la incertidumbre planea ahora sobre los 200 trabajadores de la industria auxiliar que trabajan a diario en los terrenos de Altadis de Zona Franca.
Juan Antonio García tiene 48 años, de los que 21 se los ha pasado en la fábrica gaditana de Altadis como empleado de mantenimiento. Ayer terminaba su turno de trabajo con un mal presagio: «la fábrica cierra y aquí nadie dice nada». Juan Antonio forma parte de esa legión de trabajadores que no está en la nómina de Altadis pero que sólo ha trabajado para la compañía tabaquera. «Los de Altadis están contentos porque se prejubilan y cobrarán su paro, pero nosotros ¿qué..?». Asegura que la empresa de limpieza a la que pertenece, Araca, no ha comentado nada sobre el futuro de su plantilla
José Luis Butrón tiene 47 años, tres hijos y una hipoteca que trata de pagar con los 800 euros que cobra al mes por mantener Altadis como una patena. Está intranquilo y teme que el cierre de la factoría signifique el final de su etapa laboral como empleado de mantenimiento.
Imperial Tobacco lazó una OPA sobre Altadis en enero de 2008 y a mediados de año pagó 12.800 millones de euros por la tabacalera hispano-francesa. Los ingleses iniciaban entonces un duro plan de optimización de los recursos y una fuerte reordenación de los planes de producción, ventas y márketing del grupo. La unión de Altadis a Imperial ha obligado a cerrar 6 de las 58 factorías que tiene repartidas por Europa.
Pese a todo, la historia de la Tabacalera española ha estado íntimamente ligada a la historia de Cádiz. Su fábrica estaba situada en la calle Plocia, en lo que hoy es el Palacio de Congresos. En 1985, la Tabacalera anuncia su salida de Cádiz pero una negociación 'in extremis' la lleva a cambiar de opinión. Cede al Ayuntamiento el solar de Plocia y se asienta en los terrenos aledaños a la dársena de Zona Franca, justo a la entrada de Cádiz por el puente Carranza. La nueva planta entra a pleno rendimiento en 1988 con tres líneas de producción, almacenes y la fábrica de puros.
El declive de la factoría gaditana comienza en 1993, cuando la plantilla se reduce de 1.157 trabajadores a 1.050. El segundo expediente de regulación de empleo tiene lugar en 1995, cuando la plantilla se queda con 940, el siguiente, en 1995, que pasa a tener 750. Pero el momento más delicado tiene lugar en 2005, cuando la compañía cierra la planta de fabricación de puros y prejubila a 167 trabajadores. El último jarro de agua fría se recibió en junio de 2008 cuando Imperial Tobacco compra Altadis y anuncia un plan de reajuste que afecta en Cádiz a unos 236 trabajadores y conlleva el cierre de dos líneas de producción.
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