PELIGRO: UN
POLITICO EN EL CONSEJO
La salida de Iñaki Urdangarín del Consejo de Administración
de Telefónica Internacional por su imputación en el caso Nóos ha vuelto a poner
sobre la mesa esta semana la peligrosa relación que existe entre la política y
la empresa. Una relación que iba en aumento en las compañías que cotizan en el
Ibex 35 hasta este año, cuando la dimisión de Rodrigo Rato y el órgano rector en
pleno de la intervenida Bankia (y sus participadas), ha dejado por el camino a
muchos expolíticos convertidos en administradores.
El expresidente del
Gobierno Felipe González es el político de mayor rango presente en los consejos
de administración de las 35 mayores empresas españolas. Lo fichó Gas Natural a
finales de 2010, pocos meses antes de que José María Aznar fuese contratado por
Endesa (en su caso en calidad de asesor externo). Más de una decena de
exministros ocupan los sillones de mando de otras tantas compañías del
selectivo: Abengoa (José Borrell), FCC (Marcelino Oreja), IAG (José Pedro Pérez
Llorca), Iberdrola (Ángel Acebes), OHL (Juan Miguel Villar Mir), Repsol (Luis
Carlos Croissier), Técnicas Reunidas (Javier Gómez Navarro)... y, en dos de
ellas, es por partida doble o triple, como en Banco Santander (Isabel Tocino,
Abel Matutes y Matías Rodríguez Inciarte) y en Red Eléctrica (Miguel Boyer y
Ángeles Amador).
¿Profesionales o
conseguidores?, su designación genera conflictos de interés
Algunas optan por
dirigentes de otros países, como Telefónica con el exministro brasileño Luis
Fernando Furlán o Repsol con el exviceministro Henri Philippe Reichstul,
también brasileño. En Gamesa, una comisaria europea (Benita Ferrero-Waldner) da
lustre al consejo. En IAG se trata de un exsecretario del Tesoro de Estados
Unidos (John Snow).
Pero hay mayor
profusión de ex altos cargos públicos de menor responsabilidad sentados en los
órganos de decisión de las empresas del Ibex. Abengoa, Abertis, Acerinox, ACS,
Amadeus, Banco Santander, BBVA, Enagás, Ferrovial, IAG, Indra y Red Eléctrica
han contratado a exsecretarios de Estado, antiguos subsecretarios, directores
generales y subdirectores. En Enagás hay tres administradores de este tipo.
La lista de ex
políticos consejeros es mucho más larga. Otra treintena de nombres que ocupan
hoy los sillones de mando de las compañías líderes españolas pasaron por la
Administración Pública estatal y autonómica, o fueron designados por ella para
presidir empresas e instituciones participadas, o ejercieron como dirigentes de
partidos políticos, como diputados o simplemente son familiares directos o
amigos de políticos. Y podían haber sido más si no se hubiese parado el
nombramiento del marido de María Dolores de Cospedal o del hermano de Álvaro
Nadal como consejeros de Red Eléctrica en marzo de este año. O si CaixaBank no
hubiese prescindido del alcalde de Banyoles como administrador.
La pregunta que
subyace en torno a la entrada de políticos en los órganos de decisión de las empresas
es si estas les contratan por su red de influencias o por su cualificación. Y
es aquí donde los especialistas distinguen entre unos consejeros y otros. “Si
se trata de políticos que antes trabajaron en el mundo privado, luego pasaron a
la función pública y después vuelven al sector privado, la evolución de su
carrera es buena y pueden aportar tanto en el ámbito público como en el
privado. En cambio, si su trayectoria profesional es solo política y ahora usan
esa plataforma para colocarse en el mundo de las finanzas, la fórmula puede ser
perversa, porque lo que se deduce es que lo que aporta a la empresa son
relaciones y eso puede derivar en conflicto de interés”, opina José Ramón Pin,
profesor de IESE. En los consejos del Ibex, “de la primera tipología hay pocos.
Son muchos más de la segunda”, matiza.
Francisco Longo,
secretario general de Esade, establece otro tipo de distinción. Habla de
políticos en activo y expolíticos. En su opinión, tiene poco sentido que
políticos en activo entren en los consejos de administración, como ha sucedido
en las cajas de ahorros, incluso cuando la participación pública en el capital
de las empresas es alta. En el caso de los altos cargos que han dejado de
serlo, “hay que conseguir un equilibrio aceptable. Cuando son buenos, tienen
experiencia de Gobierno, pueden aportar a las compañías privadas y
beneficiarlas. Pero tiene contraindicaciones. Puede ocurrir, y de hecho ocurre,
que se les designe por sus contactos en lugar de por sus cualidades”.
Para Juan Iranzo,
presidente del Club de Consejeros de España, los políticos aportan a los
consejos de administración “conocimiento, experiencia y capacidad de decisión.
Lo mismo que el resto de administradores”. Iranzo, miembro del politizado
consejo de Red Eléctrica, del que descarta opinar, defiende una interrelación
entre la vida política y empresarial, el trasvase de profesionales de un área a
la otra.
Algo que el
exministro Manuel Pimentel comparte, pero con matices, pues en su opinión los
políticos no solo deben esperar los dos años que fija la ley de
incompatibilidades para saltar a la esfera privada, sino “lo que aconseja la
prudencia, que es dejar pasar al menos tres o cuatro años”. Pimentel recomienda
tener cuidado con las compañías que solo buscan a ex altos cargos por sus
contactos o como conseguidores. Lo que, según el cazatalentos Carlos Alemany,
es lo más frecuente, ya que “existen políticos capaces, pero hasta ahora no han
demostrado gran capacidad en el ámbito público, y muchos de ellos no han tenido
nada que ver con la gestión”.
El hombre mejor pagado del mundo
Si hay un expolítico
que acapare sillones en consejos de administración ese es Josep Piqué i Camps.
Sin embargo, ejerce su poder fuera de las empresas del Ibex 35. Solo en lo que
va de año, el actual presidente no ejecutivo de Vueling ha sumado tres nuevos
asientos en los órganos de decisión de compañías cotizadas integrantes del
mercado continuo. Ha entrado en calidad de independiente en EADS (como
representante de la SEPI), también en Ezentis y en la constructora Grupo San
José. Y el pasado julio abandonó la presidencia de Bodaclik, que ha reducido
los miembros de su consejo de administración a cinco como consecuencia del plan
de austeridad que ha acometido una vez superada su salida al Mercado Alternativo
Bursátil (MAB).
El que fuera ministro
de Industria y Energía, de Asuntos Exteriores, de Ciencia y Tecnología y
Portavoz del Gobierno del PP entre 1996 y 2003, es consejero también de Applus
Technologies, de GVC Gaesco, de Tradisa; preside la consultora Pangea XXI y
figura en los consejos asesores de Seat, Reparalia, AT Kearney, Specer Stuart,
UPS, ING España y Abertis, entre otras sociedades.
Aún hay más. Piqué
preside el Círculo de Economía y la Fundación Consejo España-Japón; asesora a
los Gobiernos de Bulgaria e Indonesia y también es consejero de la Cámara de
Comercio de Uzbekistán y presidente de honor de la Cámara de Comercio
Corea-España, constituida el pasado mes de junio. ¿Alguien da más?
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