Han transcurrido dos meses desde que el pasado 8 de julio, el concejal de Urbanismo de Conil, Francisco Alba, se viera implicado en un accidente de tráfico que acabó con un test de alcoholemia y un resultado positivo. Alba arrojó una tasa de 0,73 miligramos, tres veces más que el límite permitido, y no ha habido ninguna repercusión, ni tan siquiera legal. Tras la marejada que supuso la noticia publicada por LA VOZ, que llevó al Ayuntamiento a abrir una inesperada investigación interna para saber quién filtró la información, este medio ha accedido al atestado policial (242/10) y a las declaraciones de las víctimas del siniestro.
De la lectura íntegra de estos documentos se confirma un primer detalle ya apuntado por este medio cuando informó del accidente: el edil trató de disuadir a los agentes para que no le sometieran a la prueba, apelando a su cargo. Los funcionarios que elaboraron el atestado reflejaron de manera textual y entre comillas qué les dijo Francisco Alba, sin utilizar ni tan siquiera el estilo indirecto habitual en la redacción de estos informes policiales: «Venga poned que la máquina no funciona, ¿No podemos hacerlo de otra forma? ¿No sabéis quien soy? Tranquilos que si esto se queda así, nadie se va a enterar».
Los agentes hicieron caso omiso y procedieron a realizarle el test. En el atestado describen también cómo el edil hizo varios intentos fallidos de soplar, justificando esta falta de pericia por un problema de salud. Finalmente el alcoholímetro dictó sentencia: 0,73 mm.
Pero éste no es el único aspecto comprometedor que aparece plasmado en los documentos policiales que ya forman parte de las diligencias que se instruyen en un juzgado de Chiclana. Las dos personas que ocupaban el turismo que golpeó el vehículo de Alba declararon ante los agentes que el edil y una mujer que se identificó como amiga del concejal les propusieron que se autoinculparan. Esta vez en estilo indirecto, el agente que les tomó manifestación redactó: «que se declare culpable, que se había saltado un stop y que a cambio le compraría un coche nuevo». Esta afirmación la hizo el chico que conducía el turismo. La joven que le acompañaba ratificó esa proposición y aseguró que incluso se la habían hecho en presencia de sus padres, que acudieron alertados por el siniestro. La mujer de la que hablan las víctimas, cuyo nombre y apellidos aparecen en el atestado, se trata de una amiga del concejal, al menos así se identificó, que fue avisada por Francisco Alba nada más ocurrir el accidente.
Este periódico se puso en contacto con el edil de Urbanismo para conocer qué versión tenía de los hechos y si estaba de acuerdo con el contenido del atestado que habían elaborado los agentes. Francisco Alba aseguró desconocer en qué estado está su procedimiento, que él no había firmado ningún documento y sólo expresó su disconformidad con la primera noticia publicada por este medio. «Yo nunca fui detenido. Quiero que rectifiquéis en ese extremo» Del resto del polémico atestado, ni palabra. Alba tuvo que acudir a dependencias policiales tras el resultado del test. Allí no prestó declaración y cuando concluyó la redacción de las diligencias, pudo regresar a su casa.
Días después fue citado para un juicio rápido en los juzgados de Chiclana. Los delitos contra la seguridad del tráfico suelen resolverse a través de estos procedimientos. Como hiciera Neira, lo habitual es que el imputado reconozca los hechos y así obtenga una rebaja sustancial en la pena final. Sin embargo las diligencias urgentes 92/10 se han convertido en las previas 1048/10. La vista fue suspendida porque faltaba documentación relativa al accidente. El juez decidió que la causa sea tramitada por un procedimiento ordinario y será un juzgado de lo Penal quien dicte sentencia.
fuente: lavozdigital
No hay comentarios:
Publicar un comentario