TODOS LOS GOBERNANTES SON ILEGÍTIMOS
¿Alguna vez te has puesto en la piel de alguno de nuestros
gobernantes?
¿Te has imaginado a ti mismo siendo el máximo mandatario de
un país?
¿Crees que se trata de personas como tú, con acceso al mismo
nivel de información?
No es necesario que te imagines a gobernantes de grandes
potencias.
Un país de tamaño y poder medio te puede servir como
ejemplo.
Debes saber que cuando alguien accede al gobierno, tiene
acceso a informaciones de primera mano, de carácter militar, político,
tecnológico, financiero e industrial que ninguno de nosotros podemos ni tan
solo imaginar.
Enormes volúmenes de información procedentes de los
servicios secretos, policiales y de inteligencia, mucho mas completos y
exhaustivos de los que nunca ningún gobierno llegará a reconocer públicamente.
¿De veras crees que tu presidente no sabe nada de lo que
sucede en las cloacas del mundo financiero, político, económico, social e
industrial?
Sería propio de un ingenuo, por no decir directamente, de un
necio, pensar que no tiene acceso a tales informaciones, ¿no crees?.
Y no solo eso.
En la mayoría de los casos lo saben incluso antes de acceder
al poder, cuando tan solo forman parte de los órganos directivos de su partido
político o son simples jefes del partido de la oposición.
Sí, saben todo lo que sucede, en mayor o menor medida.
En mayor o menor grado de detalle.
Y puedes tener por bien seguro que albergan una imagen clara
y bastante fidedigna del nivel de corrupción, maldad y degradación que vive nuestro
mundo:
-Porque saben perfectamente que la economía mundial está
completamente manipulada por grandes poderes financieros
-Que grupos de personas poderosas se reúnen en secreto y
deciden ilegalmente el futuro del mundo
-Que estos grupos arruinan países enteros y llevan a
millones de inocentes a la muerte y a la desesperación obteniendo inmensos
beneficios con ello
-Que todos los gobiernos están subyugados a estos grupos
-Que la crisis actual ha sido prefabricada para llevarnos a
un nuevo modelo económico y social en el que la población perderá gran parte de
sus derechos
-Que las guerras del tercer mundo están promovidas por
grandes corporaciones para saquear los recursos naturales de esos países
-Que el terrorismo internacional esta financiado por conglomerados
económicos occidentales y actúa directamente a sus órdenes
-Que ningún soldado muere jamás por la patria, la ideología
o la religión, sino por el negocio de esas élites
-Que tras cada bombardeo se oculta un negocio
-Que muchos de los peores ataques terroristas son ataques de
falsa bandera ordenados por jefes de estado contra su propia población
-Que las grandes farmacéuticas experimentan sus productos
impunemente en África
-Que los transgénicos envenenan nuestros cultivos y nuestros
cuerpos
-Que los plásticos y otros químicos nos intoxican y merman
nuestra capacidad reproductiva.
-Que los grandes medios de comunicación están manipulados y
mienten sistemáticamente
-Que existen energías libres y limpias que son ocultadas a
la población por las grandes corporaciones energéticas
-Que la energía nuclear es de todo menos segura y que no se
tiene ningún control sobre sus consecuencias a largo plazo
-Que la obsolescencia programada es un sistema insostenible
que acabará agotando los recursos del planeta
-Saben perfectamente que la mayoría de países colaboran
desde hace años en el espionaje masivo hacia su población
-Que podrían garantizar el acceso a la vivienda a todos los
ciudadanos, pero no lo hacen porque seria un mal negocio
-Que toda la población mundial podría alimentarse sin
problemas y que cada año se destruyen miles de toneladas de alimentos para que
no baje su precio
-Y ante todo saben que cuando gobiernan tienen que obedecer
a estos poderes en la sombra y colaborar con ellos activamente en su política
de robos y crímenes masivos.
Y llegados a este punto, surge la gran pregunta:
¿Qué tipo de personas nos gobiernan?
Si tú tuvieras conocimiento de todas estas barbaridades,
¿cómo te sentirías?
¿Podrías dormir por la noche sabiendo que eres partícipe, por
acción o por omisión de todos estos abusos y crímenes?
Aunque tú fueras inocente,
¿Podrías mirar a los ojos a los otros gobernantes, sabiendo
lo que están haciendo? ¿Podrías encajar su mano como si nada y saludar a cámara
con una patética mueca forzada, como hace tu presidente cuando acude a una
cumbre internacional o a una reunión bilateral?
¿Podrías mirar a los ojos a los votantes y a las personas
que te aclaman y te estrechan la mano en los mítines?
¿Podrías mirar a los ojos a tus propios hijos o a tus
propios padres?
¿Podrías mirarte ni tan solo en el espejo?
Pues ellos lo hacen.
Y sonríen.
De hecho, parece que disfrutan con ello.
Todos y cada uno de los altos gobernantes del planeta.
Obsérvalos con atención.
No se les ve carcomidos por el remordimiento.
No parecen torturados por conocer esos secretos oscuros y
terribles y que causan tanto dolor y destrucción alrededor del planeta.
Ni tan solo parecen cansados…eso es que deben dormir bien
por las noches.
¿Te vas haciendo una imagen del tipo de personas que nos
gobiernan?
¿De todos ellos, con independencia del país o del supuesto
color político o ideológico?
Pregúntate una cosa…si supieras todo lo que ellos saben, si
te vieras obligado por la fuerza a actuar como ellos actúan, ¿No se te pasaría
por la cabeza hacer alguna cosa al respecto?
¿No se te pasaría por la cabeza incluso algo tan ingenuo
como convocar una rueda de prensa por sorpresa y denunciar públicamente todo lo
que está sucediendo en el mundo?
¿Te has preguntado qué acontecería si de repente, un alto
gobernante mundial, en una rueda de prensa en directo ante las cámaras de todo
el mundo, dijera que está harto de fingir y desvelara, ni que fuera en fugaces
titulares, muchos de los espantosos secretos de los que tiene conocimiento?
¿Acaso no seria un impacto planetario?
¿No causaría un auténtico terremoto en la opinión pública
que nos llevaría a un nuevo estado de conciencia sobre la realidad de las
cosas?
¿No habría un antes y un después de ese momento histórico,
en el cual ese mandatario se erigiría como único y gran protagonista, para
satisfacción de su ego?
¿No se transformaría en un paladín por la verdad y la
justicia que dejaría una marca indeleble en el mundo de la política y quizás en
los libros de historia?
Y al fin y al cabo ¿Qué le podría suceder? ¿Qué los medios
de comunicación lo descalificaran públicamente y que sus oponentes políticos lo
tildaran de loco y enajenado mental?
¿Qué sería lo máximo que le podrían hacer?
¿Matarlo a él y a toda su familia?
¿Y acaso eso no le convertiría en un héroe y en un símbolo y
potenciaría la veracidad de sus revelaciones?
Pregúntate,
¿Cuanta gente con ideales y con convicciones ha arriesgado
su vida y la de los suyos a lo largo de la historia?
¿Cuantos centenares de miles, incluso millones de personas,
han luchado por la verdad, por la libertad y por la justicia y se han
enfrentado a la opresión aún sabiendo que ellos y los suyos sufrirían las mas
duras represalias?
Eso nos demuestra que nuestros gobernantes, son, como
mínimo, unos vulgares cobardes.
Y en todo caso, si no llegan a denunciar todas esas
injusticias mientras están en el gobierno, debemos preguntarnos: ¿Porque
tampoco lo hacen cuando lo abandonan?
¿O cuando abandonan el mundo de la política?
¿Por qué ni tan solo revelan la verdad cuando están en su
lecho de muerte o cuando siendo unos ancianos escriben alguna de sus falseadas
y vomitivas autobiografías y ya no tienen nada que perder?
Todo esto nos da pistas bastante claras sobre el tipo de
personas con las que estamos tratando, ¿No?
Quizás la excusa que pongan todos estos gobernantes para no
realizar actos tan heroicos y altruistas es el miedo a las represalias que
podrían sufrir por parte de esos poderosos grupos que lo gobiernan todo entre
bambalinas.
El miedo por lo que les pueda suceder a ellos mismos y a sus
seres amados.
Un miedo que sería de lo más razonable, ciertamente.
Sin embargo, este razonamiento nos aboca a una conclusión
bastante obvia…
Y es que si tuvieran la conciencia suficiente como para no
querer ser partícipes de tanta maldad y al mismo tiempo temieran tanto por sus
seres queridos, entonces la única salida lógica que les quedaría seria
abandonar el gobierno.
Renunciar irrevocablemente al poder.
Pero curiosamente, eso no lo hacen nunca.
Jamás.
Y eso solo puede significar una cosa: que sus ansias de
poder son superiores a su conciencia.
Y que sus ansias de poder son superiores al amor que puedan
sentir por los “suyos”.
¿O es que acaso hemos visto alguna vez a un gobernante
sacrificando su carrera política, a la que debe entregar la totalidad de su
tiempo y de su energía, por estar con sus hijos y su esposa y darles el cariño
y el amor que necesitan?
Como vemos, todos los caminos llevan a una misma conclusión.
Estamos gobernados por auténticos malnacidos.
Sin excepción.
Con las gradaciones que cada uno considere oportunas,
prisionero de sus filias y fobias ideológicas y personales.
Pero lo cierto es que estamos gobernados por una nutrida
selección de seres ruines, perversos y miserables, sin excepción alguna.
El gobierno de los peores.
Y si lo razonamos con un mínimo de espíritu crítico, veremos
que ésta no es una conclusión tan visceral como pueda parecer a primera vista.
Pues el sistema, por su propia dinámica de funcionamiento,
se encarga de establecer los filtros necesarios para fomentar que solo accedan
al poder los malvados y las personas sin escrúpulos ni empatía hacia los demás.
Supongamos a alguien con conciencia, que constantemente está
pensando en el bien común; alguien comprensivo y dispuesto a sacrificarse por
ayudar a los que le rodean; alguien que siempre piense en el bienestar de los
otros, por encima de sus propios intereses personales.
Y ahora situémosle en un entorno altamente competitivo, como
una gran empresa o un partido político, en el que todos los miembros conspiran
y luchan por acaparar el máximo poder y ocupar la mejor posición.
¿De verdad crees que alguien con estas características puede
llegar a ocupar un alto cargo?
¿De veras?
¿Quién adquiere la mejor posición en un entorno competitivo?
Obviamente, el que compite mejor.
Y en el caso concreto de un partido político, el que
conspira mejor; el que traiciona mejor; el que corrompe mejor a los demás para
escalar posiciones; el que tiene mayor capacidad para derrotar a sus opositores
por la vía que sea necesaria.
Jamás alcanza el poder alguien con ideales puros; jamás
alcanza el poder alguien bondadoso y generoso capaz de renunciar a sus propios
intereses en alas del bien común.
Ni tan solo lo alcanza el más inteligente o el mejor
preparado.
Lo alcanza siempre el que tiene menos escrúpulos y barreras
morales a la hora de utilizar todas las armas a su abasto para alzarse con el
poder.
Y esto no es así por una extraña y oscura conspiración.
Es por la mera lógica interna y competitiva del sistema.
Por esta simple razón, lógica y casi mecánica, el mundo está
literalmente gobernado por los peores.
Por el escalafón más bajo de la especie humana.
Por los más egoístas, los más insensibles, los más cobardes,
los más hipócritas, los más traidores, los más ambiciosos, los más malvados…
Y esta es una razón moral por la que todos nuestros
gobernantes son ilegítimos.
Pero aún hay una razón que va más allá de la siempre voluble
y opinable moral.
Y esa razón es que nuestros gobernantes, simple y
llanamente, no cumplen con sus obligaciones.
No cumplen con el deber que les ha sido encomendado.
Porque en un sistema democrático, un gobernante es un
ciudadano que es elegido por los demás ciudadanos para administrar los bienes
del Estado, que pertenecen a toda la comunidad y que tiene la obligación de
garantizar siempre el bien común y de velar por el bienestar, la prosperidad y
la felicidad del pueblo.
Esa es la única función que legitima el ejercicio de un
gobernante.
Y cuando un gobernante miente a los ciudadanos, cuando no
dice la verdad sobre los delitos y crímenes que se están cometiendo en contra
de todos ellos y oculta información al respecto, pierde toda legitimidad para
seguir ocupando su cargo.
Porqué no está cumpliendo con su deber de servir al pueblo,
del que emana toda soberanía.
Llegados aquí, el subterfugio que siempre exponen nuestros
sucios gobernantes para arrogarse la legitimidad siempre es el mismo: la
legitimidad del gobierno procede de las urnas y no puede ser discutida por
ninguna otra vía.
Es decir, según ellos, lo que les legitima tan solo es el
procedimiento por el que han sido elegidos, las elecciones democráticas y su
resultado y no el cumplimiento o incumplimiento de la función que les ha sido
encargada.
Un razonamiento tan absurdo que a todos los ciudadanos se
nos tendría que caer la cara de vergüenza por tolerarlo.
Podemos afirmar que nuestros gobernantes utilizan el sistema
legal como una telaraña en la que la ciudadanía se ve atrapada e inmovilizada y
que les sirve a ellos de base sobre la cual moverse libremente para devorarnos
y robarnos tanto como les plazca.
Así pues, en conclusión, nuestros gobernantes no cumplen
ninguno de los requisitos que pueden legitimarles.
Moralmente son los seres mas reprobables e inmorales de la
especie y por si fuera poco, no cumplen con la función de servicio que les ha
sido encomendada.
Por estas razones, TODOS LOS GOBERNANTES DEL MUNDO SON
ILEGÍTIMOS.
Espero que seas plenamente consciente de ello la próxima vez
que veas a tu estimado presidente riéndose de ti por la televisión…
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