Millones en ayudas públicas para un coche eléctrico han
servido para pagar sueldos de 26.000 euros mensuales y autoalquileres de
327.000
Hiriko, unos números de escándalo
Millones en ayudas
públicas para un coche eléctrico han servido para pagar sueldos de 26.000 euros
mensuales y autoalquileres de 327.000
Sorprende la despreocupación de los partidos sobre cómo se
gasta el dinero público.
La Fiscalía de Álava
ha puesto a la Policía Judicial a desentrañar las cuentas del proyecto.
El sueño
automovilístico que el PNV diseñó hace unos pocos años para Álava ha terminado
en el banquillo de los acusados. El martes 22 quedó visto para sentencia el
juicio para dirimir si la quiebra de una de las aventuras que impulsaron los
jeltzales –la empresa Epsilon Euskadi– se hizo o no conforme a lo que establece
la ley. Si la juez de lo mercantil atiende a lo expuesto en la vista oral por
la Fiscalía, la Abogacía del Estado y la administración concursal, que tuvieron
durísimas palabras contra quienes concibieron –el Gobierno de Ibarretxe– y
desarrollaron el proyecto, Joan Villadelprat, máximo responsable de la firma,
puede terminar inhabilitado por un buen periodo de tiempo. Eso, por un lado.
El fiscal jefe de Álava, Iosu Izaguirre, tiene abiertas
diligencias penales contra él y contra quien fue uno de sus más directos
colaboradores, Mark Phillip Payne, por la presunta comisión de un delito de
alzamiento de bienes. Ambos declararán como imputados el 22 de noviembre
próximo en Vitoria.
El globo
económico-político-deportivo que el PNV empezó a hinchar hace una década tenía
tres patas. La primera era Epsilon, o el anhelo de contar con un monoplaza
'made in Euskadi' que compitiera con Ferrari, Red Bull o McLaren en el gran
circo de la Fórmula 1. La segunda era Hiriko, el proyecto para hacer un coche
eléctrico urbano. Cerraba el círculo Arakamendi, un parque del motor en el
extrarradio de Vitoria. Eso sí, no en cualquier finca de la inmensa y semivacía
llanada; tenía que ser en terrenos de la base militar de Araka.
De tres, cero
De tres, cero. Tanto
Epsilon como Hiriko como Arakamendi son, a día de hoy, pasado. Un pasado más
bien lamentable en algunos casos, que sorprende que los partidos no hayan tenido
el más mínimo deseo de indagar; sobre todo, por las ingentes cantidades de
dinero público que se han tragado.
Así, el parque del motor no pasó nunca de ser más que un
colorido folleto electoral en rojo, verde y blanco. Epsilon ha derivado de
sueño en una pesadilla empresarial que ha consumido la friolera de 45 millones
de euros –casi 7.600 millones de las antiguas pesetas– en ayudas y subvenciones
públicas, cantidad de la que aún está por ver qué se puede recuperar. Hiriko
acaba de despedir a los aproximadamente 25 técnicos que trabajaban en el
proyecto y ha echado también la persiana.
Pocas iniciativas
empresariales habrán gozado de más publicidad en los últimos años en Euskadi
que el coche eléctrico. Y menos aún habrán tenido unos impulsores de tanta,
digamos, notoriedad. De una parte, un conocido grupo de empresarios alaveses
reunido en Afypaida inicialmente para promover un circuito de carreras, una
vieja idea de la extinta Unidad Alavesa que, como tantos otros proyectos en
este territorio, nunca se llevó a efecto. De otra, un centro de innovación con
sede en Bermeo, denominado Denokinn, que en este momento tiene proyectos en
marcha en Zierbena, Santurtzi y Barakaldo.
En ambos colectivos varios nombres con un denominador común:
su militancia y/o su cercanía al partido que preside Andoni Ortuzar. Al frente
de Afypaida está Jesús Echave, un empresario que se ha dedicado a múltiples
negocios, desde las canteras a la comunicación, y que fue miembro del anterior
consejo de administración de Kutxabank en representación, claro, del PNV. El
secretario de la asociación es Iñigo Antía, exconcejal jeltzale de Vitoria,
estrecho colaborador del expresidente del ABB Iñaki Gerenabarrena y exconsejero
de Batzokia, la sociedad que se encarga de las sedes sociales peneuvistas. En
Denokinn, otro alderdikide: Luis Miguel Macías, exviceconsejero de Pesca del
Gobierno vasco con Gerenabarrena.
Con semejantes impulsores resulta cualquier cosa menos
extraño que el PNV se esforzara al máximo en conseguir generosas ayudas y subvenciones
públicas para el proyecto Hiriko, exactamente igual que hizo con Epsilon. Si la
iniciativa de Villadelprat se tragó casi 45 millones –más de la mitad, fondos
del Estado–, el coche eléctrico recibió entre 2010 y 2011 14.750.000 euros de
Madrid. A esta suma hay que añadir casi otros dos millones más de dinero
público vasco y alavés.
¿Cómo encontró tamaña receptividad Hiriko en Madrid? El
proyecto tenía un evidente atractivo, que la crisis ha marchitado. Pero fueron,
sobre todo, razones políticas. Las ayudas al coche fueron algunas de las
numerosas facturas que el PNV giró y cobró al moribundo Gobierno socialista de
Zapatero para no dejarle caer.
Casi 17 millones de
ayudas públicas y ¿qué inversión privada? Afypaida hablaba hace unas semanas de
tres. Extrabajadores del proyecto Hiriko sostienen, sin embargo, que los
empresarios pidieron sendos créditos de dos y un millón de euros, pero que
luego habrían ido amortizando con las ayudas que llegaban de Madrid.
Pero las cuentas que los promotores del Hiriko entregaron
hace algunas semanas a la Justicia antes de llegar a un acuerdo con sus
extrabajadores arrojan algunos números para el escándalo. Y es que, por
ejemplo, el exdirector de Mercedes Armando Gaspar ha percibido la friolera de
441.000 euros por dieciséis meses de trabajo y un anticipo previo, lo que
supone una nada despreciable nómina mensual de casi 26.000 euros de media.
Tampoco a Echave le ha ido mal. Una de sus empresas,
Universal Araba, se ha embolsado de Hiriko casi 328.000 euros por alquilarle
las oficinas en las que se ha diseñado el coche y por algunas plazas de garaje.
Medios inmobiliarios consultados por este periódico estiman que la renta supera
bastante el precio de mercado en esa zona y por esas características.
Además, ahora que Hiriko ha bajado la persiana, Echave se ha
quedado con unas oficinas totalmente equipadas y no de obra como se encontraban
antes del autoalquiler. Y es que otra firma del empresario, Lanbide, ha cobrado
370.000 euros por acondicionar y limpiar durante estos tres años los locales.
4,2 millones para Denokinn
Las cuentas, que la
Policía Judicial escruta a instancias de la Fiscalía, aportan otras cifras
extremadamente llamativas. La que más, sin duda, los 4,2 millones de euros
–nada menos que 700 millones de las antiguas pesetas– que se ha embolsado
Denokinn, según los libros entregados a la Justicia.
Macías explicó a EL CORREO que parte de ese dinero es el
canon que Denokinn tuvo que abonar al MIT de Massachussets por el prototipo
inicial del coche eléctrico. Según fuentes de los trabajadores, fueron
exactamente 1,2 millones de dólares (870.000 euros). El resto sería el pago a
Denokinn por hacer el plan de negocio y encargarse de la coordinación, además
de por retribuir a un par de ingenieros de Boston que estuvieron un par de
meses en Vitoria. Todo un pelotazo.
Las ayudas oficiales
al proyecto también sirvieron, al parecer, para que Afypaida hiciera un
cuantioso préstamo a otra empresa propiedad de los mismos socios, Circuito del
Norte. El préstamo fue devuelto en su totalidad con posterioridad.
Mientras los principales activos de Epsilon –su sede en el
parque tecnológico de Miñano y un túnel del viento– parecen tener una venta
complicada, la situación de Hiriko es, o al menos puede ser, diferente. Todos
los desarrollos técnicos que se han conseguido en estos tres años de trabajo
podrían encontrar un comprador, posiblemente internacional, y convertir el
fracaso en un negocio redondo para sus promotores. Y financiado con fondos
públicos gracias al PNV.
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