LEY UNIVERSAL INVIOLABLE
Lamentablemente, resabios del
ayer reaparecen cada cierto tiempo de distintas maneras, generando desconfianza
respecto de las bases éticas y morales en las cuales se sustenta la actual
convivencia nacional. Y ello constituye una pésima señal desde el punto de
vista del esfuerzo que corresponde realizar en el país en torno a la verdadera
promoción y profundización de los
valores democráticos.
Algo aconteció en parte de la sociedad chilena que posibilitó el que se
produjeran hechos tan condenables como las conocidas y sistemáticas violaciones
a los derechos humanos, generalmente en contra de compatriotas que se
encontraban en la más completa indefensión.
Por eso es que resulta más que inapropiado y preocupante el que
nostálgicos del pasado pretendan ensalzar un período evidentemente traumático
de la historia patria, como si lo ocurrido en aquel momento se pudiera levantar
nuevamente como un paradigma a seguir.
Nada más lejos de la realidad, porque no puede pasarse por alto que
muchos de los problemas que hoy afectan gravemente a los chilenos tienen su
origen nada menos que en las medidas que se aplicaron durante la extensa
dictadura militar (y también civil).
En política es absolutamente legítimo que las personas puedan exhibir
diferentes posiciones ideológicas. Pero otra cosa muy distinta, y por las
razones que ello sea así, es que se cubran con velos para no enfrentar algún
día el inmenso dolor que padecieron
muchos chilenos como consecuencia de las infaustas circunstancias que se
vivieron en este austral territorio del mundo.
Desde siempre, ni los contextos ni nada justifican las violaciones a los
derechos humanos; ni ayer, ni hoy, ni mañana. Y eso es válido tanto aquí como
en todos los rincones del planeta. Se trata de una ley espiritual universal que
nadie debe quebrantar jamás.
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