Segundo día de la
Semana Trágica en Barcelona
El martes 27 de julio
de 1909 en Barcelona (Cataluña), dentro de los hechos encuadrados en la llamada
Semana Trágica, se caracteriza por la quema de iglesias y de conventos. De
buena mañana algunos mercados y algunas tiendas abrieron para abastecer a la población,
pero pronto cerraron. El silencio informativo era total en Barcelona y la
sensación de vacío de autoridad bastante extendida. Sobre las nueve de la
mañana la residencia de los Maristas fue atacada y el hermano Lycarión
(Francisco Benjamín Mey), director del Patronato Obrero de San José, murió.
También fue atacada la comisaría de Les Drassanes ya media mañana la
construcción de barricadas con adoquines, somieres, rejas y tapas del
alcantarillado, con un protagonismo de las mujeres notable, se generalizó por
todas partes - se llegaron a construir 76. Mientras, en Madrid, Juan de la
Cierva Peñafiel, ministro de Gobernación, que desde un primer momento sostuvo
la tesis insurreccionalista de la huelga, declaró que el movimiento barcelonés
tenía un carácter claramente separatista, así ni los políticos catalanes ni los
dirigentes obreros de otros lugares del Estado español querrían sumarse a la
revuelta o ni siquiera justificarla, y promovió la suspensión de las garantías
constitucionales, que duraría hasta el 10 de noviembre de ese año. Antoni Fabra
Ribas, miembro del Comité Central de Huelga, se entrevistó con Antoni Rovira
Virgili, editor de El Pueblo Catalán y miembro del Centro Nacionalista
Republicano, para ver las posibilidades que los nacionalistas de izquierda
encabezaran la revuelta. Hacia el mediodía empezaron a circular por toda
Barcelona consignas de prender fuego los conventos, dadas por varios políticos
radicales (Lorenzo Ardid Bernal, los hermanos Rafael y José Ulled Altemir, Joan
Colominas Maseras, etc.) Y la ciudad se llenó de barricadas y de conventos que
ardían (iglesia parroquial de Sant Pau del Camp, Real Colegio de San Antón de
los escolapios, iglesia de Santa María del Taulat, etc.). Varias armerías
fueron asaltadas durante el día y el gentío también se hizo con fusiles del
somatén. En Gràcia los enfrentamientos armados entre sublevados y el Ejército
durarán hasta al atardecer, cuando la artillería militar se impone. Los
miembros del Comité Central de Huelga se reunieron poco antes de las 14 horas
con el lerrouxista Emiliano Iglesias Ambrosio, a quien pidieron que encabezara
el movimiento y que proclamara la República, pero ningún grupo político no
aceptó hacerse cargo del levantamiento, se trataba de un movimiento totalmente
autónomo y espontáneo. A las 14.30 la comisaría del Poblenou sufrió un primer
ataque y media hora después el franciscano P. Ramon M. Usó fue herido grave
cuando abandonaba la residencia de Sant Gervasi cargado con valores y dinero en
metálico de la comunidad; morirá al día siguiente y será el tercer y último
religioso fallecido durante la semana - la consigna fue en todo momento
respetar la vida de las personas. A las 16.30 tuvo lugar en el Ayuntamiento una
reunión entre el alcalde Joan Coll Pujol y diputados y prohombres de la ciudad
para formar una junta que parlamentar con los rebeldes, pero el republicano
Joan Sol Ortega les convenció de lo absurdo de la el intento. A las 17 horas la
comisaría del Poblenou sufrió un nuevo ataque y una hora después Mn. Ramon Riu,
párroco de Santa María del Taulat, en Poblenou, muere de asfixia y de pavor a
su escondite, su cuerpo fue arrastrado por la calle y profanado. A las 18.45 el
Ayuntamiento se reunió en sesión urgente, donde el concejal radical José Jorge
Vinaixa pidió la constitución de una sesión permanente del consistorio, pero
dos horas después la sesión fue disuelta, por la acción persuasiva de Emiliano
Iglesias. Los intentos de radicales, de socialistas y de nacionalistas de
izquierda para encontrar a alguien que se hiciera cargo de encabezar la
revuelta fueron del todo inútiles. Por la noche la policía desbordada abandonó
las comisarías de los barrios periféricos y se puso en marcha una segunda
oleada de incendios de conventos y de edificios religiosos, de modo que al final
del día quemaban una treintena de edificios, concentrados en la zona del
Audiencia, el Eixample, Gràcia, Sant Andreu, el Clot, Les Corts y Sant Gervasi.
Fuera de Barcelona, durante este segundo día de huelga, se llegó a proclamar
la República y se constituyeron juntas revolucionarias en Sabadell, Granollers,
Mataró y Palafrugell. Mientras tanto, y sin que Cataluña tuviera ninguna
posibilidad de enterarse, en África se libró la decisiva batalla del Barranco
del Lobo, surgida a raíz de un ataque de las inexpertas tropas españolas en la
cordillera del Gurugú, desde la que la guerrilla rifeña dominaba la región, la
internada de las tropas coloniales terminaría desastrosamente y se saldaría con
1.238 bajas por el lado español, 180 mortales, incluyendo el general Gillermo
Pintos Ledesma que mandaba la tropa y que murió de un disparo al cabo disparado
por un francotirador.
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