La Gran Mentira del Comunismo
No es mi pretensión
desmontar de raíz la doctrina marxista, no tengo ni cultura, ni un mínimo
intelecto para ello. Pero si quiero hacer constar que el pensamiento de este
hombre -quizá la influencia más importante en el siglo XX, eso no se puede
negar- tomado como dogma, con sus concepciones mesiánicas y, al mismo tiempo,
clasistas del proletariado -ya que consideraba que debía existir una jerarquía
en el mismo-, estaba abonando el terreno para la existencia de una nueva élite explotadora
y finalmente el mayor de los horrores. Es decir, se puede considerar que Marx,
y posteriormente Lenin adecuándolo a las circunstancias, consideraban que
una brillante vanguardia llevaría a las ignorantes masas al paraíso proletario.
Si algo pretenden
estas líneas es señalar lo obvio, la obviedad de una ideología convertida en
posiblemente el mayor cataclismo político y cultural del siglo XX, en la forma
más perversa de totalitarismo disfrazada de emancipación obrera con el
consentimiento de tantas y tantas personas que se decían comprometidas con la“nación de la clase
obrera” que constituía la URSS, coetáneos del dictador Stalin y por lo
tanto cómplices de la eliminación de multitud de voces disidentes, incluyendo a
l@s anarquistas ucranian@s -quizá de los pocos merecedores del calificativo de
revolucionari@s-.
En los primeros años
de la revolución soviética much@s fueron los que se entusiasmaron con la misma
-gran parte de ell@s quizá de manera honesta, algunos supieron rectificar-, con
esa materialización de los “sueños revolucionarios de la humanidad”, la
sociedad sin clases, sin olvidar eso sí que habría que atravesar primero el
“mal trago” de la dictadura del proletariado, naturalmente la dictadura se
convirtió primero en la de un solo partido y, muy pronto, en la de una sola
persona. Los medios de comunicación europeos no se hacían eco del
absolutismo bolchevique, con la excepción de los anarquistas que estaban al
corriente de lo sucedido en Ucrania y, además, una delegación de CNT efectuó
una visita a la URSS a principios de los años veinte realizando un informe muy
crítico. Hay que mencionar también que dentro de las fuerzas revolucionarias de
oposición al bolchevismo en el mismo seno de la revolución, posteriormente a l@s
anarquistas ucranian@s y a la comuna de Kronstandt, existió la llamada “oposición
obrera” que trato de que los soviets -consejos que funcionaban o deberían
funcionar como órganos de gobiernos locales- llevaran a la autogestión económica
enfrentada a la centralización burocrática y jerarquizada del estado.
Los posteriores
procesos de moscú nunca estuvieron basados en la verdad, es decir divergencias
políticas, sino creando las mentiras más disparatadas, aplicadas incluso a
antigu@s dirigentes bolcheviques caídos en desgracia, acusados de espionaje,
sabotaje o traición de cualquier otra índole. En la mejor tradición proveniente
de la URSS, l@s estalinistas españoles durante la guerra civil emplearon dicha
táctica para acabar con el POUM llegando a publicar un libro relatando las
actividades de espionaje franco-fascistas de ese partido, con un prólogo del
prestigioso escritor católico José Bergamín. A colación de este episodio,
que acabó finalmente con todo conato auténticamente revolucionario en España,
hay que mencionar la actitud de los partidos comunistas europeos como ejecutores
de los designios de Stalin ya que otra de las grandes falacias históricas es la
de negar responsabilidades en tant@s dirigentes comunistas -alabados en este país
gracias a su supuesta lucha antifranquista- así como intelectuales que brindaron
su apoyo al estado soviético cuyos horrores no solo tenían que ser conocidos
sino en muchos casos terroríficamente justificados por tanto pseudorevolucionario
como algo necesario para la construcción del socialismo.
Podemos buscar muchas
semejanzas entre los sistemas totalitarios que han ensombrecido el siglo XX y
una de ellas es la perfección de sus sistemas de espionaje y policiales, hay
que recordar el pacto nazi-soviético que llevo a los partidos comunistas a una
táctica de propaganda anti-burguesa en contra de las democracias occidentales
dejando de lado la expansión nazi que estaba teniendo lugar. Solo con el ataque
sorpresa de Hitler a la URSS en 1941 y la consiguiente entrada del estado
soviético en la Segunda Guerra Mundial, Alemania se convirtió para la
propaganda oficial comunista en un estado agresor fascista. En Francia, el partido
comunista supo venderse muy bien posteriormente como el gran y casi único
partido de la Resistencia. En España ocurriría algo similar en la lucha contra el
régimen franquista y a la muerte del dictador, el partido que lideraba Carrillo
se las arregló para aparecer como el auténtico garante de la democracia de
las masas.
La historia ha
colocado al PCE tan solo parcialmente en su lugar ya que el olvido histórico
toma diferentes formas según los intereses de los que lo traten, sean por parte
de aquellos que quisieron aplastar totalmente la libertad mediante la construcción
del estado totalitario o por éstos que no se sonrojan al afirmar esa estupidez de que
hemos llegado al fin de la historia, que no solo sostienen que la lucha de
clases forma parte ya de otra existencia sino que niegan a tantos hombres y
mujeres que quisieron crear un mundo donde no hubiera cabida para la
injusticia, que no sustituyera una forma de represión y explotación por otra,
como sí hicieron los comunistas.
Soy bastante joven y
me cuesta bastante hablar tan categóricamente de todo esto pero me siento
obligado a señalar a aquellos dirigentes comunistas españoles que se las han
arreglado para pasar a la historia como defensores a ultranza de las libertades.
La realidad fue otra bien distinta. La realidad es que a estas alturas no se puede sostener que
los horrores eran cosa del régimen estalinista con el desconocimiento por parte
de estas figuras. Por cierto, ahora que por tristes caprichos del dios mercado
el asunto de los maquis esta en el candelero hay que hablar de esa terrorífica
historia tan poco divulgada que habla del cansancio de Stalin respecto a los
guerrilleros españoles y su orden de acabar con los mismos dirigida a una
delegación del PCE encabezada por Carrillo
e Ibárruri que acataron su deseo de manera inmediata, llegando incluso
por parte de Carrillo a ordenar la liquidación de las últimas guerrillas5.
La historia se
escribe de manera insultantemente maniquea. Durante la mayor parte del
tumultuoso siglo que acabamos de abandonar, ese siglo dominado por esa pandemia
llamada ideología que, parafraseando a Bakunin, ahoga en cualquier caso el
pensamiento, muchos se resistieron a manifestarse en contra del comunismo ante el
temor de ser tildados de fascistas, cuando en la práctica hay mínimas
diferencias entre estos sistemas totalitarios. Hoy todavía sobrevive gracias a
la perpetuación de la mentira en las mentes de tantos izquierdistas el mito de
la Cuba comunista, esa maravillosa isla tan maltratada por la historia,
atenazada por ese híbrido de dictador bananero y guerrillero
pseudorevolucionario que es Fidel Castro. He tenido ocasión de visitar la isla
en un par de ocasiones y he podido comprobar -es presuntuoso quizá utilizar
este verbo por respeto a tantas personas víctimas del régimen castrista,
emplearé el de intuir- el horror de la mejor tradición estalinista: culto a la
personalidad del líder, estado policial en toda regla, burocracia y
centralización llevadas al límite... escuché relatos estremecedores sobre
torturas y delaciones promovidas por un sistema que ha llevado a la gente a no
tener ninguna esperanza en la mayor parte de los casos, o a alimentarse de la gran
mentira en muchos otros. Hubo también quien me preguntó cómo era posible que se
siguiera teniendo desde fuera esa imagen “amable” de un todo un dictador.
La respuesta hay que
buscarla en esa gran mentira que es el comunismo
José María Fernández
1-Hay quien
sostiene que la auténtica revolución antizarista, democrática y popular se
produjo en febrero de 1917 y lo que ocurrió en octubre en realidad fue un golpe
de estado bolchevique, la situación en los años posteriores con un cruenta
guerra civil y las intervenciones militares extranjera hacían que fuera muy
difícil analizar todo el desarrollo contrarrevolucionario que estaba teniendo
lugar. Las primeras deportaciones tuvieron lugar en 1919. Las primeras víctimas
fueron los socialistas revolucionarios que tenían en sus manos la Duma
(parlamento) tras las primeras elecciones democráticas, muy pronto les
siguieron los nacionalistas demócratas y socialistas, ucranianos, georgianos,
armenios... y, por supuesto, los anarquistas.
2-Términos que me
gustaría pensar que son reconciliables e incluso indisociables, acabando por un
lado con el débil concepto de democracia que tienen los “liberales” actuales y
por otro con el carácter peyorativo que pretenden darle algunos supuest@s
revolucionari@s. Lo criticable a mi parecer es la aplicación práctica y el
lenguaje que nos impone el sistema, no la propia palabra en sí. Si la definición
de democracia es complicada a estas alturas, sin añadirle ningún apelativo
podríamos intentarla como aquel sistema donde l@s individu@s eligen sobre los
asuntos que les atañen con pleno acceso a toda información y cultura, buscando
reducir la delegación política a su mínima expresión. Podemos comprobar que en
la práctica poco tiene que ver con ello, reduciéndose a ese objeto tan
colorista que es una urna y que legitima a determinadas personas -ya tengan uno
u otro collar- a decidir sobre nuestros designios sobre determinado período de
tiempo.
3-Dicha teoría
abogaba por la construcción del socialismo extendida a otros países, idea que
ya se encontraba en Lenin y los primeros dirigentes bolcheviques; la idea del
“socialismo en un solo país” llegaría posteriormente con Stalin.
4-Dicha epopeya
se conoció gracias a los medios anarquistas europeos Fue un importante
movimiento guerrillero y social, en el que dos millones de campesinos
ucranianos se organizaron en colectividades y comunas libres inmediatamente
después de la revolución, la tradición revolucionaria de la región encontró en
la organización libertaria su mejor opción. Dicho movimiento fue ocasionalmente
aliado del ejercito rojo ante la amenaza de los ejércitos blancos;
naturalmente, tenían poco que ver con los bolcheviques que, bajo las ordenes de
Trotski y Lenin y visto el éxito de la gesta makhnovista, comenzaron a
masacrarlos a partir de 1921. De haberse desarrollado este movimiento habría
cambiado la historia de Rusia y, quizá, de la humanidad.
Para conocer en su totalidad los
hechos hay que remitirse al libro de Volin –otro de los promotores de la gesta-
“La Revolución desconocida” (Editorial Proyección, 1977) y una novelización
reciente de Héctor Schujman llamada “La Revolución desconocida. Ukrania
1917-1921, la gesta Makhnovista” (Nossa y Jara Editores, 1999).
5-Este episodio
lo menciona de pasado Carlos Semprún Maura en su libro “Vida y mentira de
Jean-Paul Sartre” y cita unas fuentes tan poco sospechosas como Enrique Líster
y Federico Sánchez (Jorge Semprún).
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