Conceptos
e Interpretacion del comunismo libertario
que
la comunidad de bienes, la existencia de una colectividad que atienda
primordialmente a administrar la economía de modo que queden satisfechas las
necesidades de todos sus componentes. Y para que este Comunismo sea
libertario no ha de contener un cúmulo de fuerza o de autoridad que encierre
una amenaza para la libertad individual.
Sabemos
que hay que destruir la organización actual, esto es, el Estado y la propiedad
privada, y que sólo se destruye aquello que se aciertaa sustituir con ventaja.
Más
importante que la exactitud de la definición es la elaboración de los conceptos
sobre diversas cuestiones de detalle que plantea su realización, sobre las cuales
caben más diversidad de pareceres.
Si
bien es cierto que la experimentación será, en última instancia, la que decida
sobre las mejores soluciones, se hace preciso analizar éstas y decidirse
anticipadamente por una determinada.
ESTRUCTURA. -Concebimos
la nueva estructura como una federación de colectividades autónomas. Cuanto más
simples y elementales sean estas
colectividades básicas, tanto más sencillos y fáciles de resolver serán los
problemas y serán más accesibles a las aspiraciones e intereses de los
individuos que las compongan.
A
pesar de tener la Confederación Nacional del Trabajo una estructura idéntica
que podría servir de molde para la sociedad entera, no todos se muestran
conformes con que el Comunismo libertario tenga una estructura sindical,
creyéndose, por lo contrario, que debe dejar paso a formas de organización
distintas. El Sindicato es, por esencia, una entidad productora, y podría serlo
también distribuidora; pero, a su lado, pueden existir otras formas de
colectividad, con intereses más amplios y carácter menos especializado, y, por
lo tanto, más humano. La base de la
organización ha de ser la colectividad entera, en los pequeños núcleos rurales,
compuestos por unas mayorías de campesinos y algunos artesanos o funcionarios.
Constituirán comunas o municipios libres. En pueblos de mayor diversidad y de
actividades menos uniformes, se hacen precisos los Sindicatos, reunidos en
Federación local, cuya organización puede convivir con agrupaciones más
genéricas como agrupaciones de barriada o consejos parciales o totales de la
localidad. Lejos de ser incompatibles ambas formas o núcleos de organización
colectiva, la exclusivamente económica y la política o de interés público, en
mi opinión se complementan, y aun deben coexistir; pues lo exige la
complejidadmisma de la vida moderna.
EL INDIVIDUO Y LA COLECTIVIDAD
.- El instinto de sociabilidad, la necesidad del apoyo mutuo y el
reconocimiento de las ventajas que la asociación reporta, son impulsos
asociativos al lado del sentimiento de solidaridad, para formar las
colectividades y para federarlas entre sí. El anarquismo no admite otra forma
de coacción sobre el individuo que la coacción moral, es decir, el apartamiento
o el desprecio hacia el insolidario o el vano impenitente. Pero, en labios de
muchos, aparece en seguida una frase hecha que expresa una forma de coacción
económica y de justicia social: «El que no trabaja, no come». Toca al Congreso
Nacional manifestar el concepto que la Confederación tiene sobre esta forma de
coacción.
FORMA DE PROPIEDAD.-No puede
ser objeto de discusión el régimen de propiedad de la riqueza y de los útiles
de producción, que será administrada por la colectividad y puesta a disposición
de quienes quieran producir. La supresión de la propiedad privada y del
acaparamiento de riqueza es la garantía imprescindible de la libertad
económica. Pero esta intransigencia con la propiedad privada no puede
extremarse hasta negarla en las cosas de uso personal, ni en lo que es producto
de la actividad personal del individuo. La propiedad usufructaria, no creo que
pueda ser lógicamente negada para los muebles, vestidos y para detalles cuya
posesión no implica un despojo ni una injusticia. Respecto a la propiedad de la
tierra –«La tierra para el que la trabaja»–, es menester distinguir entre la
tierra dedicada a la producción de lo necesario de la que sirve para producir
alimentos o plantas de gusto individual, como los huertos y jardines, o
parcelas de experimentación, sobre las cuales debe respetarse la propiedad
usufructaria.
MODALIDAD DEL TRABAJO. -Lo mismo
que hacemos distingos de la propiedad, hemos de hacerlos del trabajo. La
producción de los artículos de primera necesidad impone una cierta cantidad de
trabajo, que será menester repartir entre los miembros últiles de la
colectividad, estableciendo una jornada, y hasta, en ocasiones, un turno de
trabajo.
El
trabajo colectivo impone el acatamiento de una organización del mismo, y de una
disciplina de producción. Al margen de este trabajo, controlado por la
colectividad, existirá una producción voluntaria, libre, de iniciativa
individual.
¿Puede
servir este trabajo voluntario y de iniciativa para eximir del trabajo de
gestión colectiva?
¿PRODUCCIÓN DIRIGIDA, O LIBRE?
-La condición primera del éxito de un orden social nuevo, es la abundancia, la
superproducción de los artículos de primera necesidad. Ello facilita la
distribución y suprime la causa más esencial de descontento.
Si
la primera preocupación revolucionaria ha de ser mantener la producción en su
volumen actual, la segunda debe ser incrementarla ilimitadamente, hasta lograr
abundancia más real que la que motiva la crisis del capitalismo.
Este
es un problema técnico pero también de organización: de voluntad y de hombres
«capaces de llevar un mensaje a García».
DE CADA UNO, SEGÚN SU APTITUD.
- Entraña esta primera parte de la fórmula, una cuestión de acoplamiento de los
brazos en las actividades productoras, en la que no podrán dejarse a un lado la
disposición y la afición personales de quíenes, por haber ejercido profesiones
parasitarias o antisociales, será preciso acoplar en la nueva forma de
economía.
A CADA UNO, SEGúN SUS NECESIDADES.
- Esta fórmula de la nueva justicia distributiva sólo puede resolverse
equitativamente por la abundancia y haciendo posible que, como en la fuente
pública, cada uno tome lo que precise, según su voluntad; pero habrá que
aproximarse a ella todo lo posible, mediante el racionamiento de aquello que
escasee.
He
aquí donde corresponde ocuparse del procedimiento para sustituir el dinero como
signo de riqueza acumulable. El consumo por vales, empleado uniformemente en
los cortos ensayos realizados en España, es un medio provisional pero engañoso,
al cual debe buscarse una solución mejor, para la que podrían servir de módulo
los pases de ferrocarril o los kilométricos.
INTERCAMBIOS SIN EQUIVALENCIA
.- En el intercambio de productos entre las colectividades, no intervendrá la
medida de su valor, siendo todos equivalentes, en cuanto a productos
necesarios, cualquiera que sea el esfuerzo que requieran y la utilidad que
reporten.
La
noción de valor es extraña a la economía libertaria, por lo cual tampoco es
precisa la medida del mismo, representada por la moneda a la que bien puede
llamarse «manzana de la discordia».
No
creo haber agotado todos los aspectos y particularidades del tema, que será
objeto de deliberación por parte de todos los Sindicatos, para lograr, de la
base a la cima, un acuerdo en la armonía de los distintos criterios que han de
manifestarse.
Hacia
la Interpretación Colectiva del Comunismo Libertario
Hasta
el presente no existen más que interpretaciones individuales, concepciones
particulares del Comunismo libertario. Las diversas concepciones que gozan del
favor del público confederal, no se han tratado de unificar ni de conciliar en
un mismo acuerdo de doctrina. El espíritu anarquista, respetuoso con el
criterio individual y con la misma interpretación de la idea, no tiene gran
empeño en concretar las distintas exposiciones en un programa uniforme.
Prácticamente, podrían convivir todas las interpretaciones, y, de entre ellas,
predominaría la que más ventajas o satisfacciones reuniera. Este sería el medio
preferible de selección.
.
La
libre concurrencia y el ensayo mutuo.
La
uniformidad que nos interesa es la práctica. Es la conseguida en vías de
realización, pues la otra, la realizada de palabra para ser escrita en el
papel, no nos da - como anarquistas y antipolíticos -frío ni calor. Una
interpretación uniforme del Comunismo libertario, tiene valor para la
enunciación de la propaganda, como respuesta a los que a todas horas nos
preguntan por el programa como ejecutoria del buen acuerdo dentro de la C. N.
T. y como medio de propiciar su realización, facilitando los primeros pasos.
Debemos
estar escarmentados por la experiencia histórica, para no poner excesivo calor
en la puntualización escrita, reservando nuestro entusiasmo para la unificación
del movimiento en la realización práctica.
Hasta
ahora, el hombre, conducido por su credulidad política, ha gastado todas sus
fuerzas en escribir en el papel sus derechos y sus aspiraciones, sin haber
logrado la menor reivindicación práctica.
No
obstante lo dicho, la necesidad de unificar las diversas concepciones, llegando
a concretarlas en un programa mínimo, es generalmente sentida entre militantes
de la C. N. T., y es de esperar que llegue a tener culminación en el próximo
congreso nacional, anunciado para fines de mayo.
La
puntualización de un programa mínimo parece tarea fácil, y se procura formarlo
con aquellas aspiraciones que son comunes a todas las diversas
interpretaciones. Los siguientes puntos pueden servir de orientación:
1º Auntonomía
del individuo dentro de la localidad, sin otras
limitaciones que las acordadas en cada momento por la asamblea general.
Autonomía de la localidad, sin otras restricciones que las acordadas, en cada
circunstancia, por los congresos regionales o nacionales.
2º Asociación
obligatoria, so pena de coacción económica, para
la producción y el consumo, dentro de cada localidad, o dentro de cada sindicato,
o agrupación de barriada. Asociación obligatoria de las localidades en la
región y de las regiones en la nación o península, con la misma coacción
económica, a fin de asegurar la economía local y de normalizar la economía
nacional.
3º Federalismo
en las agrupaciones y acatamiento de la voluntad de las mayorías en
todo cuanto es actividad económica: jornada de trabajo,
producciones a aumentar o suprimir, elección de trabajo,
régimen de cultivo de la tierra,
requisitos precisos para ser consumidor, modos
de distribución, etc.; de modo que se hagan compatibles
las características locales con las
necesidades colectivas.
4º Restricción
máxima de la burocracia, por parasitaria y por
esterilizante, procurando que los cargos administrativos no eximan de la
cooperación en la producción.
5º Renunciar
a la administración de justicia, como
tarea que excede las atribuciones humanas, y, cuando sea indispensable,
acomodarla al fallo de la colectividad. No centralizar, tampoco, la función
defensiva de un ejército, sino dar participación en ella a todos los
productores.
El
ejército ha de ser la colectividad entera; y la especialización técnica,
voluntaria y libre.
6º Supresión
de toda clase de privilegios, nivelando
a todos con la misma obligación a producir, con el mismo derecho a disfrutar de
la riqueza común, con el mismo derecho a beneficiarse de la instrucción y de la
cultura, con la misma parte alícuota de poder y con la misma participación en
la responsabilidad social.
7º Amplia
libertad del individuo en cuanto no sea imperativo económico de la colectividad.
Pero esta libertad no dependerá de ningún acuerdo
verbal o escrito, anterior a la revolución o posterior a la
misma, sino del tesón que el propio
individuo ponga en afirmarlo y del
escrúpulo que la colectividad pueda sentir al limitarlo.
8º Abolición
absoluta de toda clase de propiedad privada. El
individuo podrá poseer circunstancialmente o en la vida todo cuanto la
colectividad consienta en otorgarle; y
9.º El
supremo legislador es la colectividad. Todo
acuerdo es válido hasta tanto decidan anularlo quienes lo adopten. Nadie podrá
pisotear el derecho fundamental e inalienable del Individuo a vivir y aser
libre.
Por
este estilo, pudiera ser nuestro programa; pero, lo volvemos a decir, a
nosotros no nos interesa concretarlo, sino realizarlo. Lo de menos es que se
acuerde. Lo esencial es que se cumpla.
Para
afirmar su derecho natural a la vida y a la líbertad, el individuo no necesita
invocar un artículo ni enseñar un papel. Precisa poder esgrimir un arma frente
a quienes se lo discuten. La sociedad no le ampara tampoco condenándolo, sino
impidiendo que nadie haga coto cerrado ni de la tierra ni del saber, ni del
poder ni de la justicia.
ISAAC
PUENTE
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