Querida Angela,
Disculpa que te escriba en castellano, pero mi nivel de alemán
es similar al de un orangután de Borneo en época de apareamiento. Puedes pedir
a tus colegas Zapatero o Rajoy que te traduzcan esta carta. Ambos son
celebrados políglotas, como supongo descubriste en las reuniones del Consejo
Europeo.
Ahora en serio. Uno de los aspectos que poca gente conoce de ti,
es que eres doctora en física. Entre 1978 y 1990 fuiste investigadora en la
prestigiosa Academia de Ciencias de Berlín y publicaste importantes artículos
en el campo de la química cuántica. Supongo que eso ayuda a explicar por qué,
mientras España
recortaba su inversión en ciencia un 35% desde el comienzo de la crisis,
Alemania la aumentaba un 20%.
Angela, te envío esta carta porque cada día estoy más preocupado
de que tu gobierno nos haga un griego a los españoles. Sí, ya sabes, que
vengáis al “rescate” y nos impongáis reformas similares a las que habéis
forzado en Grecia: cambio de la Constitución para que el pago de la deuda tenga
prioridad sobre cualquier gasto social, descenso del salario mínimo un 23%,
recorte de pensiones y gasto sanitario, etc.
Desde que comenzó el “rescate”, el desempleo en Grecia se ha duplicado, el salario
medio ha caído un 30% y se han disparado el número de personas sin hogar y los
suicidios. Bravo, Angela, sois unos fenómenos de la empatía y
la solidaridad humana.
Se dice que España debe hacer recortes porque “nuestro gasto
social es insostenible”. Una y otra vez nos repiten que “hemos vivido por
encima de nuestras posibilidades”.
El problema de esos argumentos es que se desmoronan cuando uno
mira los datos. El gasto
público de Francia corresponde al 56% de su PIB, Portugal 49%,
Grecia 50%, Irlanda 49%, Italia 50%. Incluso los británicos, ¡tan liberales
ellos!, tienen un gasto público del 49% de su PIB. El gasto público en España
es el 43% del PIB, 6 puntos por debajo de la media en la
eurozona. (Fuente: Eurostat, 2011).
Si acabamos intervenidos no será por el exceso de gasto social,
sino por el agujero financiero de nuestros bancos.
A los banqueros les encanta alabar las virtudes del capitalismo.
Permíteme que les recuerde cómo funciona el sistema capitalista, pues parece
que lo han olvidado de repente. Cuando una empresa toma decisiones erróneas o
está mal gestionada, la empresa se va a la quiebra. Nadie obliga a un banco a
conceder un crédito o una hipoteca. Durante el boom, los bancos dieron
hipotecas a mansalva porque creían que era el negocio perfecto. Pero la burbuja
estalló y ahora
nos exigen que compensemos sus pérdidas con dinero público.
Mi tío es charcutero, pero cuando su negocio va mal, él no puede
pedir una inyección financiera del Estado. Resulta que Rodrigo Rato sí puede.
Más irónico aún: los ciudadanos estamos pagando por los excesos de los
banqueros. Te aseguro que los recortes en sanidad pública no afectan demasiado
a Emilio Botín. Nuestro
capitalismo es digno de los Monty Python.
Angela, hasta aquí he sido educado. Pero si no podemos arreglar
esto por las buenas, lo haremos por las malas. Como se os ocurra ponernos la
mano encima, deportaremos inmediatamente a todos los alemanes que se tuestan en
nuestras playas. Ya verás tú cuando esos angelitos se encuentren de vuelta en
Kiel y descubranque el mar Báltico es un poco más fresquito que el
Mediterráneo. Te van a organizar una revolución que ríete tú de ya-sabes-quién.
Como gesto de buena voluntad, te propongo que salgamos juntos a
disfrutar de una noche de música techno por las discotecas de Berlín. Quién
sabe, quizás surge el amor y acabamos retozando al amanecer bajo la cúpula del
Bundestag.
No te preocupes, yo pago los profilácticos.
Dr. Alberto Sicilia.
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